Moondale

LOS POMOS DE LA PUERTA DE CASA EN INVIERNO

[b]Suzanne Sommerville | Campus & Residencia |
{Con Ed, Harmony & Sarah}[/b][/align]

annsommerville

No hace frío, casi. Bueno, vale, estamos a quince de enero y al aire libre. Pero el frío que pueda hacer aquí no es nada comparado con el frío que hace en casa por estas fechas. De todas formas, cuelo las manos en los bolsillos de mi chaqueta y enredo los dedos en el llavero, que está gélido al tacto y me recuerda a los pomos de la puerta de mi casa en invierno. Se me hace raro, la verdad, no haber estado con [b]Caroline[/b] estas [b]Navidades[/b], aunque seguramente a ella se le haga más raro aún no haber estado conmigo, decorando el árbol juntas, como siempre desde que aprendió a andar. Pero es por su bien, por el de todos, en realidad, y me lo repetiré una y otra vez, hasta que logre auto-convencerme.

Miro hacia el estrado, donde la nueva rectora está dando el discurso de inauguración, e intento captar palabra a palabra todo lo que dice, pero me falla la concentración. Ahora mismo tengo demasiadas cosas en la cabeza como para poder prestar atención. Demasiada información de golpe, y supongo que necesito tiempo para contemplar el conjunto con perspectiva.

Me giro ligeramente, y miro a [b]Ed[/b] de soslayo. No puedo evitar que se me escape una ligera sonrisa, y preguntarme cómo puede ser capaz de prestar atención a lo que dice la nueva rectora (he de reconocer que yo aún estoy medio dormida, a todo esto), o cómo puede… bueno, como puede con todo, en realidad.

[b][align=center]Flashback | Mañana del 15 de Enero | Desde la Residencia hasta la Inauguración | {con Ed}[/align][/b]
[QUOTE]No recuerdo que estaba soñando hace tres segundos, pero estoy segura de que era algo relacionado con mi hermana peleando con la niña de [i]El Exorcista[/i] a una guerra de globos de agua. Esbozo una sonrisa perezosa cuando noto como me aparta el pelo de la cara y me acaricia la mejilla en el proceso.

—[b]Ann[/b]. Despierta—me susurra.

Me revuelvo ligeramente, y abro un ojo primero, después el otro y vuelvo a cerrarlos. No tengo claro en qué momento me he quedado dormida abrazada a [b]Ed[/b], pero, la verdad, podría seguir durmiendo unas doce horas usándolo como almohada. Arrugo la nariz y me incorporo ligeramente, notando su brazo al mi alrededor. Le sonrío, aún medio dormida.

—[b][i]Buenos días, Ed[/i][/b]—le digo, antes de volver a acomodarme medio encima de él.

—Buenos días. Siento haberte despertado, pero tenemos la presentación de la nueva Rectora en… una hora—me dice.

Suelto un ligero suspiro y me incorporo, quitándome de encima de él a la vez. Perezosamente, me froto los ojos con los nudillos, intentando ponerme de una vez en funcionamiento.

—[b][i]Sí, deberíamos…[/i][/b]—miro mi reloj—[b][i]… ir tirando[/i][/b]—añado, conteniendo un bostezo. Acabo de caer en la cuenta de algo. Frunzo ligeramente el ceño y ladeo la cabeza—[b][i]No me digas que me he quedado dormida encima de ti[/i][/b]—esbozo una sonrisa bastante tímida, y es increíble como esa parte de mí sólo sale cuando él está cerca. Ahora es cuando me pregunto cómo he sido capaz de dormir pegada a él saltándome mis propias normas de seguridad para mantener a la gente a mi alrededor a salvo de un posible arranque lobuno. En mi defensa he de decir que no recuerdo el momento en que me quedé dormida—[b][i]lo siento[/i][/b]—añado.

—No… no importa. He dormido bien—sonríe tímidamente—Quiero decir… yo también me quedé dormido—añade, abriendo la puerta del cuarto, mientras yo me afano por ponerme la cazadora y mantenerme despierta a la vez.

—[b][i]Ya…[/i][/b]—sonrío y me pongo de puntillas para darle un beso en la mejilla—[b][i]… es que ver pelis a altas horas de la madrugada puede tener consecuencias como esta[/i][/b]—susurro. Y lo raro es que no nos hubiese pasado antes, cuando llevamos casi un mes viendo pelis juntos—[b][i]Yo… debería ir tirando, que si no encuentro mi ducha y/o dos litros de café no habrá quién me aguante en todo el día[/i][/b]—le digo, mientras mi sonrisa se vuelve ligeramente traviesa.

[b]Ed[/b] recoge su abrigo y su bandolera, y me pregunta:

—¿Quieres que te acompañe?

—[b][i]¿A la ducha?[/i][/b]—pregunto, con una risita. A una parte de mí no le parece tan descabellado, pero… pero—[b][i]Es broma[/i][/b]—aclaro, sonriente—[b][i]pero si quieres venir a desayunar conmigo[/i][/b]—me encojo de hombros—[b][i]no voy a oponerme[/i][/b]—añado.

—Ahm…—veo como se sonroja, y eso hace que mi sonrisa se enternezca—Me encantaría. Esto… quiero decir—hace una breve pausa—Me encantaría ir a desayunar contigo.

Lo agarro de la mano y tiro ligeramente de él, como haría una niña pequeña (hay algo en él que me hace sentir como una niña, y no es algo que me desagrade en absoluto).

—[b][i]Vale, pues entonces vamos a desayunar, y ya me ducho luego[/i][/b]-me encojo de hombros, tirando de él hacia el exterior de la Residencia.

Fuera hace un pelín de frío a estas horas, así que cuelo la mano con la que no agarro la mano de [b]Ed [/b]en el bolsillo. Mi madre me decía siempre que se me caerían los dedos por no usar guantes, pero nunca me han gustado las prendas de ropa que me tapan los dedos: es como si me privasen del sentido de tacto, y no me gusta esa sensación.

Entrar en la cafetería es como abrir la puerta de un horno, y el contraste me hace sentir un escalofrío. Lentamente suelto la mano de [b]Ed[/b], cuando él me dice que va a pedir y que me vaya a sentar. En estos momentos soy consciente de lo mucho que me ha tenido que arrastrar hasta aquí, porque acercarme a una de las mesas del fondo me cuesta la vida (en serio, debo hacer apunte mental de no volver a dormir sólo… ¿seis horas?, porque aunque han sido las seis horas mejor dormidas de los últimos tiempos, ahora parezco un zombie, vamos, fijo). Me dejo caer en la silla y apoyo la cabeza contra la pared, peleando para mantener los ojos abiertos. La gran mayoría de los animales canadienses hibernan, creo que deberían dejarme hacerlo a mí también.

Abro un ojo cuando noto que [b]Ed[/b] está a mi lado, y no puedo evitar sonreír. Huelo el café, y es casi como si ya estuviese un poco más despierta; y mi sonrisa se llena de entusiasmo cuando deja la bandeja sobre la mesa y veo los cruasanes de chocolate, o, como diría mi madre y su perfeccionismo importado de la [i]vieille[/i] France, [i]croissants au chocolat[/i].

—[b][i]Cruasanes de chocolate[/i][/b]—entrecierro los ojos y lo miro, como si desconfiase de él, antes de soltar una pequeña risita—[b][i]¡me encantan![/i][/b]—aseguro, cogiendo uno.

—Lo sé—me dice, sentándose en la silla al lado mía.

Le doy un par de vueltas al azucarillo entre los dedos. [b]Ed[/b] sabe cosas de mí, cosas que yo no le he contado, y lo de los cruasanes ([i]sí, mamá, croissants[/i]) no es más que una de esas pequeñas cosas que hacen que estar con él sea tan… especial.

—[b][i]¿Y qué más sabes de mí?[/i][/b]—pregunto, con una pequeña sonrisa.

—Veamos… sé que tu comida favorita es la lasaña de espinacas—[i]bingo[/i]—que tu color favorito es el verde—[i]bingo otra vez[/i]—que no te gustan los gatos—[i]bien, pero eso es todo desde que… he sido… transformada[/i]—que tu canción favorita es la que bailamos en el tricumpleaños—[i]bien otra vez, pero esa creo que te la he dicho yo[/i]—y que la persona más querida en tu vida es tu hermana…—añade, dándole un sorbo a su café.

Asiento con la cabeza, impresionada. Ha hecho un pleno, y no hay mucha gente capaz de hacer un pleno, porque… ¿el color verde? Normalmente no llevo ropa de ese color.

—[b][i]¡Pleno![/i][/b]—le digo, con una risita—[b][i]Y… ¿cómo sabes todo eso?[/i][/b]—frunzo levemente el ceño—[b][i]No recuerdo haberte contado todo eso y…[/i][/b]—suspiro levemente, dándole un sorbo a mi café—[b][i]… la otra explicación no soy capaz de entenderla[/i][/b]—reconozco, mordiéndome levemente el labio inferior. La verdad, no acabo de entender lo que pasó en el cumple de [b]Diana[/b], [b]January[/b] y [b]Daniel[/b]… al final, vaya. Puede que sea una friki de [i]Harry Potter[/i] de toda la vida, pero… en lo tocante a esto, soy una completa muggle.

—Magia—bromea—Sino, cómo crees que sabría todo eso—añade, y soy plenamente consciente de que nos estamos desviando del tema.

Sonrío ligeramente y niego con la cabeza. No quiero sacar el tema, porque no entiendo ni la mitad, y aún no sé cómo me siento al respecto… ni nada.

—[b][i]Estaba allí…[/i][/b]—digo con suavidad, encogiéndome de hombros—[b][i]Y aunque no tengo claro nada de lo que he visto… tú… ¿me conocías de antes? ¿de otro sitio?[/i][/b]—soy plenamente consciente de lo mucho que tengo que estar sonando a loca en estos momentos.

—Esperaba no tener que contarte esto, no al menos tan pronto…—suspira y agacha la cabeza. Automáticamente me muerdo el labio inferior… parece tan… tan… vulnerable—Es difícil de explicar, y no creo que puedas llegar a asimilarlo—yo tampoco, y sí, me estoy empezando a asustar—digamos, que te conozco de otra vida.

¿Otra vida? ¿Cómo las religiones orientales y las reencarnaciones? Mi madre solía decir que yo en otra vida había sido bailarina de un sultán en [b]Persia[/b]; pero creo que no es eso a lo que se refiere [b]Ed[/b].

—[b][i]¿De otra vida?…[/i][/b]—frunzo ligeramente el ceño, intentando entenderlo—[b][i]… voy a pensar que es un poco como el giratiempo en Harry Potter y que puede haber varios de nosotros en diferentes sitios y diferentes momentos[/i][/b]—sonrío. Estoy segura de que no es así, pero para intentar entenderlo me sirve, aunque, siendo honesta, nunca entendí del todo lo del giratiempo—[b][i]¿y… cómo era yo en esa vida? ¿cómo era todo en esa vida?[/i][/b]

—Eras exactamente igual. Allí también te ayudé con ‘ese problemilla’—me mira—y… las cosas, eran diferentes.

—[b][i]¿Diferentes?[/i][/b]—no tengo claro si quiero saber qué era diferente; pero [b]Ed[/b] me conoce lo suficiente como para saber que no me gusta decir la palabra… que empieza por L en voz alta—P[b][i]or favor, dime que no era… morena[/i][/b]—susurro, como si ser morena fuese lo peor del mundo (cuando mis preciosísima [b]Sylver[/b] es morena), intentando quitarle hierro al asunto.

—No…—sonríe—también eras rubia.

—[b][i]Vale, no sabes el peso que me has quitado de encima[/i][/b]—acaricio su mano y sonrío—[b][i]Supongo que llegados a este punto… no me voy a asustar por nada que me digas… así que, cuéntame lo que sea[/i][/b]—susurro—[b][i]en serio.[/i][/b]

No, no voy a asustarme, porque si no me asusté cuando me dijo que era una chica-lobo (bueno, vale, sí, me asusté, pero aquí sigo), dudo que haya nada lo suficientemente… horrible como para que me asuste.

—Está bien. Vengo…—suspira y toma aire—vengo de una realidad paralela a esta.

Es instintivo, antes incluso de intentar asimilarlo, miro al techo de la cafetería como si estuviese intentando encontrar allí la puerta a esa otra realidad. Una realidad paralela… realidades distintas y reales. Me aferro a la filosofía platónica, porque si estudiando filosofía aún no me he vuelto loca, bueno… es por algo.

—[b][i]Vaya…[/i][/b]—susurro, sobrecogida—[b][i]… ¿y… cómo… cómo has llegado aquí?[/i][/b]—me froto levemente la frente con la mano que no está entrelazada con la de [b]Ed[/b]—[b][i]¿Es eso lo que vimos cuando… cuando… en el cumple?[/i][/b]—pregunto.

Mira también hacia arriba, como intentando discernir qué estaba mirando yo.

—No, lo que visteis eran partes de mis recuerdos, no sé si recordarás una de las puertas que os mostré; en ella salía bailando contigo… bueno, con la otra [b]Ann[/b]—hace una pausa y da un sorbo a su café—Si buscas una puerta a mi mundo no la hay, no física, al menos; los [b]Grandes Poderes[/b] me enviaron aquí.

Asiento con la cabeza, dándole un trago a mi café. Ahora mismo necesitaría tequila, pero estamos a plena mañana. Y debo poner en mi lista de asuntos pendientes mi recién descubierto problema con el tequila.

—[b][i]Es que…[/i][/b]—niego con la cabeza, sin saber realmente cómo explicarme—[b][i]… es como en los cuentos que le contaba a mi hermana[/i][/b]—sonrío, sin poder evitarlo, al pensar en [b]Caroline[/b]—[b][i]Es un mundo que está ahí aunque no podamos verlo[/i][/b]—suspiro, intentando aclararme ligeramente—[b][i]Entonces… ¿la Ann de tus recuerdos y yo… no somos la misma?[/i][/b]—pregunto, un tanto confusa—[b][i]y… ¿ella sabe que yo existo?[/i][/b]

—No. Os parecéis físicamente, pero no sois la misma persona—hace una pausa, y de pronto, noto (y no tengo muy claro cómo) que se pone triste—No. Ella no sabe que tú existes.

Entrelazo mis dedos con los suyos, y aprieto ligeramente su mano. No me gusta que se ponga triste; no se merece estar triste.

—[b][i]Pues jo, sería interesante conocerla[/i][/b]—susurro, más para mí misma—[b][i]aunque a lo mejor podría resultarle traumático, porque ella no sabe que existo[/i][/b]—razono, en voz baja, como razonaba de pequeña jugando con mis [b]Barbies[/b]—[b][i]Espero que la ‘otra yo’ y tú fueseis amigos[/i][/b]—digo luego, sonriendo ligeramente.

Porque si mi ‘otra yo’ no es amiga de [b][i]Ed[/i][/b], definitivamente, es tonta.

—Sí, buenos amigos—dice, con una leve sonrisa.

La verdad, empiezo a creer que mi mente clausura los momentos que me asustan para que no pueda recordarlos, y las cosas que no logro entender son archivadas cerca de ellos, porque los recuerdos de cuando entramos en la mente de [b]Ed[/b] los tengo confusos, y no logro entenderlos del todo. Pero creo recordar que a la ‘otra yo’ le había pasado algo…

—[b][i]No tienes por qué decírmelo si no quieres, pero… a mi ‘otra yo’… ¿le pasó algo malo, verdad?[/i][/b]—respiro hondo, y me sorprendo de lo que me cuesta decirlo en voz alta—[b][i]algo que tiene que ver con… con lo que es, con lo que soy[/i][/b]—hago una pausa, porque no entiendo del todo lo que estoy diciendo—[b][i]si no quieres contármelo lo entenderé…[/i][/b]—susurro—[b][i]esto tiene que ser increíblemente complicado para ti[/i][/b]—añado, estirándome ligeramente para darle un suave beso en la mejilla.

Tiene que ser increíblemente complicado encontrarse con la gente que dejó en su realidad, y que no lo recordemos. Y yo no soy capaz de entender si la ‘otra yo’ era amiga de [b]Ed[/b], por qué yo no lo conocí hasta hace unas semanas.

—Si dijera que no te lo voy a contar sabrías que es verdad lo que estás pensando—dice, asintiendo ligeramente con la cabeza—Sí, le pasó algo malo; en realidad… a todos los que conocía.

Me giro hacia [b]Ed[/b], y me muerdo el labio inferior para intentar contener unas estúpidas ganas de llorar que me han entrado. Le acaricio suavemente la mejilla con la mano que no tengo entrelazada con la suya, y después lo suelto para darle un abrazo fuerte, fuerte (seguramente porque yo también necesito un abrazo en este momento y no tengo claro por qué). Pero me duele, de una forma que no soy capaz de entender, que [b]Ed[/b] haya tenido que pasar por eso. Y me enfada, me enfada con el [b]Karma[/b], supongo, porque de lo contrario no sé a quién tengo que echarle la culpa de esto.

Me separo ligeramente de él y lo miro, intentando componer una sonrisa para no echarme a llorar.

—[b][i]Eres… eres… increíble[/i][/b]—susurro; increíble, porque yo no me habría levantado de cama con la depresión, porque me habría hundido como ya me hundí, porque llevo muy mal lo de perder a mi gente—[b][i]y aunque no sirva de mucho, porque… porque seguramente no soy capaz de comprender la magnitud de todo eso[/i][/b]—vuelvo a abrazarlo con fuerza—[b][i]pase lo que pase, si me necesitas, estoy aquí.[/i][/b]

—Me basta con que estés—me dice.

—[b][i]Pues voy a estar, te lo prometo[/i][/b]—susurro, separándome ligeramente de él. Sonrío, intentando alejar de mí las ganas de llorar—[b][i]Además, no me va a pasar nada malo esta vez. Tengo un casco increíble que me regaló Fenris, ¿recuerdas?[/i][/b]—añado, mientras mi sonrisa se vuelve un poco gamberra.

—Sí—sonríe, un poco más animado—y una gruesa cazadora de cuero.

—[b][i]Algún día te llevaré a dar una vuelta en moto[/i][/b]—digo, con una sonrisa, pero intentando que suene un poquito a amenaza—[b][i]pero tienes que prometerme que no vas a ponerte triste[/i][/b]—añado, componiendo un puchero (cuando mi hermana hace pucheros no soy capaz de decirle que no a nada).

—Está bien. Te prometo que nunca más me volverás a ver triste.

Asiento con la cabeza. Aunque que yo no lo vea triste no significa que no vaya a estarlo. Pero bueno, tengo mi sexto sentido lupino para enterarme de si está triste e intentar ponerle remedio. Esbozo una ligera sonrisa y miro el reloj.

—[b][i]Creo que deberíamos ir tirando a la presentación[/i][/b]—digo, con suavidad—[b][i]Porque, no sé, no creo que vayan a darnos unos azotes por llegar tarde, pero… tampoco es plan[/i][/b]—digo, riendo suavemente.

Asiente con la cabeza y se ríe.  Conforme nos levantamos y nos vamos hacia la puerta, vuelvo a agarrarlo de la mano. Prefiero no pensar en por qué lo hago. Aunque creo que tiene que ver con que me siento bien al hacerlo. Porque [b]Ed[/b] tiene las manos calentitas y me gusta esa sensación.

[i]¡Buenos días, mundo! ¡Por fin estoy despierta![/i][/QUOTE]

Suspiro profundamente, intentando alejar de mí los pensamientos en relación a todo lo que [b]Ed[/b] me contó hace un rato, porque intentar lidiar con ello seguramente signifique derrumbarme. Y no voy a derrumbarme ahora, en mitad del campus y delante de él (y de más gente, pero el resto de la gente no me preocupa tanto). Porque no quiero que piense que me he puesto mal (en realidad no me he puesto mal), es sólo que yo necesito pelearme conmigo misma, enfadarme, llorar, razonar… hasta poder llegar a un punto en el que acepto lo que sea.

Capto que la nueva rectora, [b]Mercy… ¿Sheppard?[/b], dice algo sobre el equipo de animadoras. La [b]Ann[/b] de hace un par de meses habría puesto el grito en el cielo y habría ido corriendo a buscar a [b]Tami Taylor[/b] para anotarse. A esta [b]Ann[/b] de ahora, a mí, vaya, esas cosas ya no me parecen tan… importantes.

Conforme la gente se va dispersando a nuestro alrededor, me giro en redondo, intentando divisar un tablón de anuncios, como aquel del fondo. Me vuelvo hacia [b]Ed[/b] de nuevo.

—[b][i]Espérame… dos minutos[/i][/b]—digo, con una sonrisa—[b][i]voy a pelearme con todos esos que se están amontonando delante del tablón para ver si descubro quién será mi compañera de cuarto[/i][/b]—me río ligeramente—[b][i]durante este curso[/i][/b]—me pongo de puntillas, apoyándome en sus brazos, y le doy un leve beso en la mejilla, antes de alejarme corriendo. Es un beso de ‘no me eches de menos’ en el idioma de los besos.

Me cuelo entre dos tíos que tienen la complexión física de un armario, esquivo a tres chicos de aspecto un tanto friki, que me hacen sonreír, y esquivo a dos que parecen animadoras (vestidas a conjunto) hasta situarme justo delante de la lista.

Justo en ese momento, ocurren dos cosas a la vez. Una chica morena y alta, de aspecto imponente, se coloca a mi lado. Y mi [i]wolfdar[/i], o lo que sea… se activa. Me enderezo completamente, y olisqueo el aire, instintivamente, sin saber realmente qué estoy haciendo. Y de alguna forma que se escapa a mi comprensión, de una forma que, estoy segura, tiene que ver con mi… condición de ‘hija de la luna’, estoy segura de que es… como yo.

Me echo a temblar, ligeramente, porque no sé cómo actuar. Nunca había estado cerca de uno antes, salvo [b]January[/b] y [b]Fenris[/b]. Y no sé qué hacer. Porque estoy casi segura de que ella me ha detectado también. Y… ¿y si no es consciente de lo que le pasa? ¿y si no tiene su condición bajo control? Para mí ser… lo que soy no es malo. No del todo, al menos. Ser lo que soy y estar fuera de control, eso sí me aterra.

Esbozo una sonrisa enorme y me giro hacia ella.

—[b][i]¡Hola! ¿Eres nueva por aquí?[/i][/b]—pregunto, fingiendo estar increíblemente entusiasmada. Metiéndome en mi caparazón de animadora.

La chica me mira, dándose por aludida.

—En realidad no lo soy, aunque tampoco soy la persona más popular del mundo, quizás por eso no me conozcas—dice, con una pequeña sonrisa (y tiene una sonrisa muy bonita, debo añadir).

Anoto mentalmente el dato de que lleva tiempo por aquí, y agito la cabeza, como quitándole importancia a lo de no ser popular. Llevo dos años sin ser animadora, llevo toda una vida sin sentirme como tal. Y ahora mismo me siento como una loca histérica más que como una animadora.

—[b][i]Ya, si yo tampoco soy lo que se dice la reina de la fiesta[/i][/b]—digo, sonriente—[b][i]pero si hubiese visto unos zapatos tan chulos como los tuyos me habría fijado antes[/i][/b]—o si me hubiese dado cuenta antes de que había otra chica… como nosotras por aquí, seguramente me habría acercado antes.

La chica se mira los zapatos y después vuelve a mirarme.

—Pues ni me acuerdo de dónde me los compré, si no, te lo diría—arruga ligeramente la nariz, como intentando hacer memoria—De hecho, creo que fueron un regalo—añade.

—[b][i]Nah, no te preocupes[/i][/b]—digo, manteniendo mi sonrisa de animadora siniestra, mientras agito una mano, como quitándole importancia, mientras cuelo la otra en el bolsillo trasero de mis vaqueros (al final va a resultar que si no le doy la mano a [b]Ed[/b] se me congela)—[b][i]¿Y… cómo te llamas?[/i][/b]—pregunto, medio encogiéndome de hombros—[b][i]Por cierto, creo que deberíamos apartarnos un pelín de aquí, que estamos entorpeciendo a la gente[/i][/b]—añado, viendo como las dos chicas que están detrás de nosotras, vestidas a conjunto, nos asesinan con la mirada, y dando yo misma un par de pasos hacia fuera de la cola que se está montando en el tablón.

La chica me sigue fuera del mogollón de gente.

—[b]Harmony[/b], encantada—y no se me escapa que va a tenderme la mano pero se lo piensa mejor y se cruza de brazos. Pobrecilla. Seguramente la estoy asustando o algo…—¿Y tú, cómo te llamas?

Le dedico una sonrisa (mucho más parecida a mi sonrisa de siempre que a mi sonrisa de animadora escapada de un psiquiátrico).

—[b][i]Un placer, Harmony[/i][/b]—digo, dándole dos besos (soy demasiado efusiva, ya me lo decía mi madre con frecuencia)—[b][i]Yo me llamo Suzanne, pero todo el mundo me llama Ann[/i][/b]—añado, medio encogiéndome de hombros—[b][i]Y… cuéntame[/i][/b]—vuelvo a colarme las manos en los bolsillos, mientras pego una patadita a una pequeña piedra que había por el suelo—[b][i]¿qué estudias?[/i][/b]

Me mira, un tanto perpleja al principio. Acto seguido, sacude ligeramente la cabeza, y reacciona.

—Estudio periodismo—dice. Vale. [b]Harmony[/b], estudiante de Periodismo—¿y tú, qué estudias?—añade.

—[b][i]Yo soy una friki[/i][/b]—y lo seguiré diciendo siempre que me pregunten qué estudio; porque al fin y al cabo, sólo los frikis se meten en dos carreras a la vez—[b][i]y estudio filosofía E historia[/i][/b]-sonrío ligeramente. Estoy segura de que mi fachada de animadora acaba de irse a la porra—[b][i]y antes de que lo preguntes, no, no tengo por costumbre contarle mi vida a la gente que no conozco[/i][/b]—añado, soltando una ligera risita—[b][i]pero como ya te he dicho, me han gustado tus zapatos y…[/i][/b]—me encojo de hombros—[b][i]… he pensado que tal vez sería interesante conocerte[/i][/b]—añado.

[i]Y cuando volvamos a encontrarnos, te pediré una disculpa por haberme comportado como una histérica contigo.[/i]

Se ríe ligeramente ante mi explicación.

—Pues menos mal que no tienes costumbre, porque nunca sabes lo que puedes encontrarte por ahí, por mucho que tengan zapatos bonitos—bromea—aunque te prometo que yo no soy una de las personas que van incluidas en ese grupo.

Suelto un suspiro. Sí,[b] Moondale[/b] está lleno de locos psicópatas. El vampiro con pintas de chulo-piscina que me mordió e intentó llevárseme a la cama, los locos que nos secuestraron, yo en luna llena…

—[b][i]Bueno, en lo que a mí respecta, también puedo prometerte que no soy una loca psicótica[/i][/b]—la mayor parte del tiempo, vaya—[b][i]por mucho que hable con la gente a la que no conozco de nada[/i][/b]—me río—[b][i]¿te apetecería quedar en algún momento para… tomar un café y hablar de zapatos?[/i][/b]—propongo con una sonrisa.

Y seguramente lleve refuerzos a nuestra cita para hablar de zapatos, porque aún no soy capaz de ayudarme a mí misma, como para intentar ayudar a nadie. Pero estoy casi segura de que [b]Ed[/b] no podrá pegas para ayudarme, bueno, ayudarnos.

[b]Harmony[/b] asiente con la cabeza, escuchándome, y acto seguido, se queda en silencio unos segundos.

—Bueno… está bien, sí, podríamos quedar algún día para tomar algo—dice, sonriente—me vendrá bien conocer a gente nueva que no es una psicópata—bromea.

—[b]No es que los psicópatas abunden por aquí[/b]—No, qué va—[b]Pero por si acaso, mantente alejadas de los callejones oscuros[/b]—digo, con una sonrisa, llevándome una mano a la zona del cuello donde el vampiro ese me mordió.

—Es bueno saberlo—responde.

—[b][i]Sí…[/i][/b]—sonrío. Y debería irme ya, porque la chica esta me parece súper maja, y eso, pero [b]Ed[/b] está esperándome y no es plan abandonarlo así por las buenas—[b][i]… Bueno, Harmony, ha sido un placer hablar contigo[/i][/b]—digo, haciendo una ligera inclinación de cabeza. Saco el móvil del bolsillo trasero de mis vaqueros—[b][i]¿Me das tu número para llamarte y quedar?[/i][/b]—pregunto, con una leve sonrisa, tendiéndole el móvil.

Coge el móvil y apunta el número.

—Te lo he guardado como [b]Harm[/b], puedes llamarme así—dice, tendiéndome el teléfono, con una sonrisa. Asiento con la cabeza, sonriendo, mientras ella mira su reloj y me vuelve a mirar—Yo me tengo que ir ya he quedado, pero espero tu llamada—dice, antes de hacerme un gesto de despedida, sonriendo, girarse e irse.

Me quedo quieta unos segundos, viendo como se pierde entre el gentío. El corazón aún me va a mil por hora, y hasta hace unos segundos no era consciente de ello. Me siento un poco como una acosadora, y otro poco como una pequeña psicópata. Si alguien me hiciese a mí lo que yo acabo de hacerle a [b]Harmony[/b]… me liaría a bolsazos, mínimo.

Pero bueno, mientras vuelvo junto a [b]Ed[/b], decido que cuando quede con ella, le pediré disculpas por haberme acercado a ella de este plan. Intento alegrar el semblante, porque no quiero que [b]Ed[/b] piense que estoy mal o algo; así que opto por explicárselo antes de nada.

—[b][i]Pues… va a ser que al final no me fijé en quién es mi compañera…[/i][/b]—digo, a modo de re-saludo.

Me mira, arqueando una ceja.

—¿No estaba la lista?

—[b][i]No, no, sí que estaba… supongo[/i][/b]—respiro hondo, intentando mantener la calma. ¿Y si asusté a [b]Harmony[/b]?—[b][i]Acabo de tener un ‘encuentro en la tercera fase’[/i][/b]—hago las comillas con los dedos—[b][i]… creo que acabo de encontrarme con una chica… una chica… una chica como yo[/i][/b]—no me gusta decirlo en voz alta.

[b]Ed[/b] mira hacia el lugar donde unos instantes atrás estaba yo.

—¿Te lo ha insinuado ella o lo has notado?—me pregunta.

—[b][i]Lo he… lo he notado[/i][/b]—digo, un tanto confusa—[b][i]De hecho, me comporté como una maldita animadora psicótica sólo para intentar… averiguar sus datos[/i][/b]—respiro hondo—[b][i]para preguntarle a McLeod si sabe algo de ella, y si está… controlada.[/i][/b]

—No está mal, [b]Ann[/b]—dice, con una tranquilizadora sonrisa—[b]Christopher[/b] estará ocupado ahora mismo con la nueva Rectora. Intentaremos contárselo más tarde.

Asiento con la cabeza y vuelvo a darle la mano, con una pequeña sonrisa.

—[b][i]Ha sido raro, ¿sabes? me refiero… saber que era una… chica como yo sin… sin que nadie me lo dijese[/i][/b]—suspiro—[b][i]Pero… no sé, empiezo a pensar que, tal vez, pueda vivir con ello[/i][/b]—añado, con una pequeña sonrisa.

[b]Ed[/b] es la única persona con la que soy capaz de hablar de esto y sentirme cómoda. Porque, por ejemplo, con [b]Sylver[/b] y [b]Diana[/b] puedo hacer bromas sobre lo loba que soy, pero no soy capaz de hablarlo… en serio. Y con [b]January[/b]… nunca he tocado el tema.

—Acabarás acostumbrándote, créeme. Yo no puedo detectar otros… ya sabes—otros como yo. Lo entiendo sin que me lo diga—Pero si a otros brujos.

—[b][i]Supongo que cada uno puede reconocer a ‘los suyos’[/i][/b]—digo, riendo suavemente—[b][i]Si te sirve de consuelo, yo no puedo reconocer a nadie tampoco, salvo a… Harmony. Se llama Harmony[/i][/b]—añado—[b][i]Y tenía unos zapatos bonitos[/i][/b]—suspiro, antes de echarme a reír—[b][i]Esto ha sido muy de animadora[/i][/b]—añado, casi más para mí misma.

Conforme entramos en la [b]Residencia[/b], veo que las puertas de los dormitorios ahora tienen nombres de sus propietarios, y veo mi caja, llena hasta los topes con mis libros, mis cojines y mis cosas aparcada al lado de una puerta, que tiene mi nombre en ella.

—[b][i]Vale… creo que esta es mi puerta[/i][/b]—digo, señalándola con un gesto de la cabeza, mientras me suelto de su mano—[b][i]Así que… creo que tendremos que despedirnos por ahora[/i][/b]—añado, puntualizando el ‘por ahora’—[b][i]Aunque seguramente estás deseando librarte de mí[/i][/b]—esbozo una sonrisa maliciosa.

—Para nada, es agradable pasar el rato contigo—sonríe.

—[b][i]Podría decir lo mismo de ti[/i][/b]—susurro, antes de ponerme de puntillas y abrazarlo—[b][i]Nos vemos luego…[/i][/b]—susurro, antes de separarme de él.

—Hasta luego.

Me giro hacia la puerta, conforme [b]Ed[/b] se aleja, y llamo suavemente con los nudillos antes de entrar.

—[b][i]Hola… [/i][/b]—susurro en voz baja, al entrar. Entonces me encuentro con una figura familiar: rubia, chiquitina, de forma abrazable…—[b][i]¿Sarah? ¡No me digas que vas a ser mi compañera![/i][/b]—digo, sonriendo entusiasmada.

—¡Sorpresa!—dice [b]Sarah[/b], dando saltitos, y viene corriendo a abrazarse a mí.

La abrazo y la levanto ligeramente en el aire, sin esfuerzo aparente; esta chica es una pluma.

—[b][i]Jo, qué guay ir con alguien a quien conozco[/i][/b]—digo, volviendo a dejarla en el suelo—[b][i]Prometo ser buena[/i][/b]—añado, con una sonrisa ligeramente traviesa.

—¿Sabes quiénes están también juntos?—mueve las cejas con rapidez y se ríe.

—[b][i]No me digas que Diana y McLeod, porque podría ser muy fan[/i][/b]—digo, riendo. Porque se quieren y yo lo huelo cada vez que estoy en la misma habitación que ellos; y quiero que estén juntos y sean felices, sobre todo—[b][i]Hum… aunque algo me dice que a la Rectora no le haría gracia[/i][/b]—añado, con una risita—[b][i]soy muy mala para las adivinanzas… así que… dime tú.[/i][/b]

—No me hagas recordar lo de [b]Diana[/b] y [b]McLeod[/b], porque él es mi vigilante y ella mi hermana. No quiero imaginármelos haciendo ya sabes qué—pone cara de asco. Y yo arrugo la nariz. Tampoco me apetece imaginarme a mi amiga con [b]McLeod[/b], por muy buenos que estén ambos—[b]Daniel[/b] y [b]Ed[/b] también son compañeros de habitación.

Por algún motivo que desconozco, esa información me gusta. Sí, me gusta mucho. Alzo una ceja, componiendo un gesto de niña traviesa.

—[b][i]Uuuuuuuuy[/i][/b]—suelto una risita, antes de apartarme el flequillo de delante de los ojos, y doy un paso hacia el interior de la habitación—[b][i]pues está muy bien, ¿sabes? Así cuando Daniel y tú queráis hacer… maratón de series, de abrazos… o lo que sea[/i][/b]—sonrío. [b]Sarah[/b] y [b]Daniel[/b] son algo así como las dos personas más monas que conozco—[b][i]tendré a alguien que me adopte[/i][/b]—añado, mordiéndome el labio inferior, conteniendo una sonrisa—[b][i]Jo, va a ser guay, y además, ya estoy acostumbrada a ‘vivir’[/i][/b]—hago las comillas con los dedos—[b][i]contigo.[/i][/b]

—Tuvimos tiempo de practicar en [b]Navidad[/b], aunque ahora será menos divertido porque no hay regalos—se cruza de brazos como una niña pequeña enfurruñada, y tengo que contener el impulso de achucharla de nuevo. Se le escapa una sonrisa—Lo pasaremos genial.

—[b][i]¡Por supuesto que lo pasaremos genial![/i][/b]—asiento con la cabeza, y me asomo ligeramente de la habitación para tirar de una de las solapas de la caja que había fuera, con mis cosas. Una vez tengo la caja medio dentro, me quito el bolso y lo dejo encima de la caja—[b][i]Te informo de que aquí dentro hay como dos toneladas de libros y una colección de cojines[/i][/b]—señalo la esquina del cojín morado que asoma—[b][i]así que dime qué cama quieres y así me quedo la otra, y puedo ordenar TODO lo que traigo antes de hacerme vieja[/i][/b]—me río—[b][i]Es una manía que tengo, siempre viajo con mi biblioteca a cuestas.[/i][/b]

—¿Tú preferías la de al lado de la ventana o era [b]Sylver[/b]?—pregunta, rascándose la cabeza—Yo me quedo con la otra—se encoje de hombros y señala sus propias cajas, como dándome a entender que somos iguales—Con todos tus cojines me sentiré como en casa, porque mi madre es la mayor fan de los cojines del mundo.

—[b][i]Me quedo la del lado de la ventana, entonces[/i][/b]—me encojo de hombros—[b][i]Por raro que suene, cuando no puedo dormir, me gusta mirar la luna[/i][/b]—me río, enderezándome del todo, y llevándome una mano a la espalda y la otra a la frente—[b][i]No sé por qué me da la sensación de que se me olvida algo importante que hacer.[/i][/b]

[b]Sarah[/b] cierra la puerta, y se me acerca, para hablarme en voz baja.

—Esta noche es cuando tenemos que ir al bar de [b]Lorne[/b]—me dice.

Asiento con la cabeza.

—[b][i]Cierto… es que tengo un poco borroso todo lo relativo a… bueno, ya sabes[/i][/b]—me encojo de hombros y miro el reloj—[b][i]aún hay tiempo[/i][/b]—suspiro—[b][i]De todas formas, yo no sé dónde es… así que… ¿puedo ir contigo?[/i][/b]—pregunto, con una pequeña sonrisa—[b][i]Si tienes planes con Daniel, o lo que sea… me busco la vida, eh[/i][/b]—añado, con una sonrisa más amplia.

—¿Quieres que vayamos a comer juntas?—me propone [b]Sarah[/b]—Porque me muero de hambre—compone un puchero, y ahora mismo casi creo tener delante de mí a una versión ‘en mayor’ de [b]Caroline[/b]—Podemos llamar a [b]Jan[/b], pasar la tarde juntas y luego ir al bar de [b]Lorne[/b], ¿te apetece? Un día sólo para chicas—añade.

Asiento con la cabeza entusiasmada.

—[b][i]Por supuesto, Sarah, me encantaría[/i][/b]-digo, sonriendo. Espero que mis novias no consideren que les estoy poniendo los cuernos con [b]Sarah[/b] y [b]Jan[/b]. Que hay [b]Ann[/b] para todas—[b][i]Si quieres, vamos ya[/i][/b]—me echo el bolso al hombro y le hago un saludo militar.

Ella asiente con la cabeza y se engancha a mi brazo, sacándome de la habitación. El día, hasta ahora, ha demostrado ser un día raro, pero genial, porque estar con [b]Ed[/b] es sinónimo de sentirme bien… y si voy a pasar la tarde con [b]Jan[/b] y [b]Sarah[/b], el día no puede más que mejorar.
[spoiler]Y después de un parto difícil, aquí tenéis el pequeño resultado (que de pequeño no tiene nada xD) Ed ha sido movido por Alphie, Harm por Isil y Sarah por Stef <3.
Ha sido un placer ‘presentar’ a Harmony en Moondale, y como siempre, me ha encantado rolear con vosotros <3
Siento las dimensiones (espero que no se os haga muy pesado) es que Ann cuando está con Ed se pone tontorrona, no puedo evitarlo xDDD Pero bueno, es también un poco para compensar esta semana que voy a estar ausente :3
Y eso, que espero que os haya gustado <3[/spoiler]

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