DAAKKA | ESTUDIO DE DUKE
Crucé la puerta de mi estudio y cerré con pestillo tras de mí. Una vez dentro, me quité la ropa y la doblé con cuidado en el armario empotrado mientras volvía a mi forma natural, la de escamas verdosas.
Estiré los músculos, como si hubiera estado enclaustrado dentro de Duke, algo irónico teniendo en cuenta que para escribir este diario siempre usaba esa forma. Me senté frente al ordenador para terminar el arte gráfico de ‘Avalerion’.
Tras los últimos detalles, lo envié a la impresora en A1 y lo recorté con la guillotina. Una vez terminado, lo coloqué con cuidado en el marco y lo observé pensativo antes de colocarlo junto al resto de la serie de los Guardianes.
Avalerion me había guiado en un viaje espiritual para prepararme para los eventos que estaban a punto de comenzar. Gracias a eso, había sabido que parte de mi papel era ayudar a que Sarah volviese a estar con nosotros, y cuanto más avanzaba el tiempo, más sentido le veía a esas visiones, como la Cazadora que aparecía en ellas, Sasha, y la necesidad de que también formara parte de nuestra familia.
Ese viaje me había dado un lugar, un propósito. La familia volvía a estar unida, no como en aquellas visiones, pero aún quedaba lo más difícil, enfrentarnos al caos del combate y a la preparación que todo eso implicaba.
Uno de los puntos clave sería descubrirnos ante Moondale y prácticamente ante Ripper, porque nuestro mensaje sería cortado más allá de las fronteras del Condado. No dejaba de darle vueltas a eso y a mi propósito. Quizá después de tanto tiempo oculto era el momento de apoyar a Sarah cuando más lo necesitaba.
Colgué el cuadro y volví a observarlos todos juntos. En aquél momento teníamos una guía, un destino que lo entrelazaba todo entre nosotros como Daë. Ahora todo caía de nuestra parte, el futuro de muchas personas estaba en juego y el día fatídico cada vez parecía más cercano.
En las últimas semanas habíamos estado cada vez más ocupados con los planes, hasta el punto de apenas poder vernos para nada que no fuesen las reuniones en la ‘Mesa Redonda‘. Amy, los Satellites, las defensas, los puntos clave, el detalle de habilidades de todos a los que nos enfrentábamos, el análisis de los futuros que habíamos visto, Omega, la traición del bando negro, las armas, la protección de nuestros más cercanos….
Sencillamente era demasiado. Un peso que podía minar la moral de cualquiera, por muy motivados que nos tuviera el desastre que habíamos presenciado en dos ocasiones. Di una vuelta durante unos instantes y volví a fijarme en las imágenes de los Guardianes, concretamente en los ‘Antiguos Daë‘.
En aquél entonces tuvimos en nuestras manos nuestro propio futuro y el de muchos otros, decidiendo en algo que nos cambiaría para siempre.
Sarah siguió adelante con su legado en lugar de conseguir el poder de traer a alguien de vuelta de entre los muertos y esa decisión le acarreó depresión y ansiedad que finalmente le hicieron perder la esperanza y entregarse a Z.
Dominic decidió cambiarse a sí mismo en lugar de arrebatar el poder a Rebecca, lo que, para bien o para mal, dio lugar a Omega.
Vincent por otro lado tenía ahora un artefacto muy útil para encontrar portales que nos ayudaría a mover gente en caso de emergencia de Moondale al Pantano del Grendel, pero también podría tener algo que hiciera confesar la verdad a alguien del bando negro para que Z fuese consciente del puñal que tenía ya entre las costillas.
Daniel perdió algo de sí mismo que jamás podrá recordar con tal de conseguir algo que protegería a Sarah en un futuro, pero esa pérdida le minó de tal forma que perdió las fuerzas durante mucho tiempo cuando Sarah tuvo que ir al Palacio. También pudo cambiar el pasado e incluso el futuro según sus deseos.
Cara tuvo en su mano el poder de ver todo aquello que le deparase el futuro, pero decidió dejar a un lado el destino y tomarlo en su propia mano cogiendo el arco.
Mara dejó de ser una vampiresa, pero eso la hizo presa fácil de ‘King’, siendo ahora una licántropa. Eso nos permitió ver de primera mano el poder que tenían ambos bandos.
Diana dejó pasar el poder, de una u otra forma, para proteger a su hija. Yo mismo dejé pasar la oportunidad de tener más poder para no arriesgar mi moralidad, pero no dejaba de preguntarme si podría haber resistido la tentación y en estos momentos tendría más poder para proteger a los demás.
Quién sabe qué habría pasado si hubiéramos elegido otras cosas. En algún lugar del multiverso habría cientos de líneas temporales divergiendo a partir de esa decisión. Pero a nosotros tenía que preocuparnos esta, nuestro pasado, presente y futuro.
Lo importante no era qué habíamos decidido, sino haber tomado esa decisión, haber tomado lugar en cambiar el mundo. Si lo habíamos hecho una vez, podíamos volver a hacerlo, con Daesdi involucrados o sin ellos. Mi deber era recordárselo a todos ellos, así que me puse a ello, pronto cada uno recibiría un mensaje para que no olvidasen lo que habían logrado.
Cuando terminé los envié y me preparé un relajante té verde mientras observaba el también verde césped de la parte trasera de la Nave.
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