January Allard | Residencia Universitaria Hexe
Miré a mi alrededor. El desorden que reinaba media hora atrás se había desvanecido. La ropa ya estaba perfectamente colocada en el armario, mis libros organizados sobre las estanterías y cada detalle en su lugar. Me dejé caer en la cama, cansada. Adoraba el orden, pero siempre había preferido que fueras otros quienes se encargaran de hacerlo realidad. Suspiré. Ahora sólo tenía que esperar a conocer a mi nueva compañera de habitación, una tal Diana Echolls. Aún recordaba a la del año pasado, desordenada y con la molesta manía de estudiar caminando por la habitación como un gato enjaulado. Daban ganas de arrancarle la melena.
[i]Año nuevo, vida nueva[/i], pensé, optimista. Tal vez fuese cierto. Mi mano derecha se fue rápidamente a la venda de mi brazo izquierdo. Chasqueé la lengua, en un gesto que había convertido en mío cuando aún era una niña. Siempre lo hacía cuando algo me incordiaba y si aquella cosa no era molesta, no sabía qué podía serlo. Lo peor de todo era que cada vez que lo veía, las imágenes se repetían en mi mente, provocándome estremecimientos por todo el cuerpo.
[QUOTE=Flashback | Unos días atrás | Jardines de la Universidad]Miré mi reloj, eran más de las tres de la mañana y yo cruzaba una enorme extensión de césped en dirección a la residencia. Había estado en el Club Silver toda la noche, pero mis amigas insistían en quedarse más y más y a mí los dos chupitos de tequila del principio de la noche ya me habían abandonado. El tipo pegajoso que insistía en meterme entre sus sábanas tampoco ayudaba a que me lo pasara especialmente bien allí. Por eso me había ido.
En aquel momento, en cambio, mientras atravesaba aquel lugar sola, de noche, pensaba que tal vez no hubiera sido tan buena idea. Me abracé a mí misma, mirando hacia el cielo; había luna llena.
-[b]Muy bien, porque eso en las películas no es una mala señal en absoluto, ¿eh, January?[/b]
Acto seguido me reprendí mentalmente por hablar sola. Y por decir tamaña tontería. Por suerte, la vida real no era como las películas.
O sí, porque en las películas ése era el preciso momento en que comenzaban a escucharse ruidos raros justo detrás de la protagonista. Exactamente lo que me estaba ocurriendo a mí. Aceleré el paso, con el corazón latiendo un poco más rápido de lo normal. Los ruidos cada vez se escuchaban más cercanos. Una respiración acelerada, unos pasos extraños… miré hacia atrás en un gesto instintivo, pero sólo me encontré el silencio de una noche bastante clara.
[i]Deja de ser una paranoica, Jan[/i]. Cabeceé y seguí caminando, un poco más rápido para llegar cuanto antes a la residencia. Pero el ruido volvió, esta vez más cerca. Frené en seco, aspirando profundamente y cerrando los ojos. Entonces, un ruido nuevo: un gruñido cerca de mi oreja.[/QUOTE]
[i]No pienses en eso[/i], dijo la voz de mi cabeza, sabiendo que el miedo volvía a atenazarme por dentro. Había empezado a temblar, así que alejé la mirada de la venda y miré hacia la puerta. No parecía que la tal Echolls fuera a venir pronto, así que me levanté, dispuesta a dirigirme al único sitio en el que sabía que habría más gente y que, con un poco de suerte, podría hacer que me olvidara del temor que volvía a tener tan presente: la cafetería.
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