[align=center][b][SIZE=5]Liad | Iniciativa Awaken destrozada[/SIZE][/b]
No sabía cómo había llegado allí. De hecho, no entendía muy bien lo que estaba ocurriendo. Antes estaba a salvo, cómodo y calentito en el ático de la casa de las Echolls. Tapado con una agradable mantita, sentado en un sofá con un libro en las manos y a una pequeña Freya en su camita, delante de mí, mirándome con sus ojitos, moviendo el rabo para que la dijera algo. Aquel lugar se había esfumado por completo. Había desaparecido la seguridad de mis anteriores casas, la tranquilidad que ofrecía lo anterior, la esperanza de que tarde o temprano, podría ver el sol y que todo lo malo se escondería. Había desaparecido todo lo bueno. Había perdido [i]la luz[/i].
¿Qué había ocurrido realmente? ¿Habían entrado en la casa, dañado a la mami Echolls y me habían llevado con ellos? ¿Por qué no me había despertado con todo aquello? ¿Y por qué me había dormido? Ignoraba todo aquello, pero la verdad, ya daba igual. Me habían llevado con ellos y volvía a estar en mi propio exilio y jaula particular. Nadie se daría cuenta, a nadie le importaría y no habrían aparecido a tiempo para evitar todo esto. Quizás Elizabeth estuviera muerta, quizás Freya también. O quizás estaría sola, llorando, esperando que alguien llegase para ayudar.
Pero, ¿qué podía esperar? Yo no era como ellos, no podía hacer nada de lo que ellos hacían. No podía correr tan rápido o levantar el doble de mi peso. Tampoco podía hacer el primer conjuro que se me pasase por la cabeza. Yo era alguien prescindible, una molestia, alguien que estaba allí, con el que se reían de vez en cuando, entre patrulla y patrulla, pero que simplemente era una distracción.
Cerré los ojos, deseando poder morirme. Quería quedarme allí y volverme a dormir. Quería desaparecer, dejar de ser alguien cuya existencia no tenía razón. Y así lo hice. Dejé de luchar, dejé de tener ganas de todo, de encontrar respuestas, de vivir nuevas experiencia. Durante unos segundos, dejé de vivir. No me moví, tampoco miré al frente y mucho menos abrí los ojos. Notaba los cables en mi cuerpo, entrando dentro de este, consiguiendo que, con el simple hecho de saber que los tenía, me estremeciese y quisiese cubrirme por completo, ignorando esos detalles.
Sobresaltado, abrí los ojos, únicamente cuando un pequeño resplandor iluminó todo aquel mar de sombras. Por un momento, me había olvidado que tenía aquella molesta máscara, consiguiendo que me entrasen ganas de toser, de quitármela y de respirar por mis propios medios. Noté la presión, la molestia de tenerla puesta y las ganas de mí cuerpo por trabajar sin ayuda alguna. Guardé todo el aire que pude. Me quité la máscara y aunque todavía estaba el tubo, también lo saque de ahí. Una vez que mi rostro se encontró más liberado, guardé el aire restante y, con la máscara en mano, me acerqué al cristal, intentando salir de allí.
Estaba metido en una sustancia un tanto gelatinosa, no era agua pero tampoco se alejaba mucho de esta. Si no llego encontrarme en algo así, hubiese estado templando desde el momento en que había abierto los ojos. Los cables comenzaron a comenzaron a tensarse. Pero por un momento, sólo por ese momento, mi cuerpo y mi mente ignoraron el dolor, ignoraron el miedo o el malestar que podía sentir con todo aquello para conseguir únicamente una cosa.
Salir de allí.
Golpeé el cristal una vez y después otra. Al principio no sucedía nada, pero luego el cristal comenzó a agrietarse hasta que finalmente, fue destruido. El tanque comenzó a vaciarse y mientras más lo hacía, más me acercaba al suelo yo. El dolor se hacía más evidente, mi cuerpo temblaba con violencia y lo único que me tenía sujeto eran todos aquellos cables. Palpe con mis manos aquellos que tenía más cercano, soltando un grito o una mueca con disgusto cuando salía el cable. Las heridas me escocían, notando cómo la sangre salía de forma lenta. Mi respiración se aceleraba al notarlo, pero no podía pararme, no señor. Si lo hacía, luego sería peor, mucho peor. Ahora un poco más libre, continué la misma operación con la espalda, esta vez soltando un leve grito, terminando tirado en el suelo.
– [b][i]¿Qué… demonios… pasa?[/i][/b] – mascullé por lo bajo, intentando levantarme.
¿Acaso todo aquello había sido un sueño? ¿Me había quedado donde había comenzado todo por primera vez? ¿Había sido obra de mi mente? ¿Todos y cada uno de ellos habían sido eso, un simple sueño? Si así fuera, ¿por qué me sentía así de raro? ¿Por qué tenía la sensación de que en todo esto había algo muy extraño que impedía que me creyera todo esto, por muy real que fuese?
– [b][i]Eso es.[/i][/b] – murmuré, todavía temblando, intentando sacar todas las fuerzas necesarias para levantarme. –[b][i]Esto… no… es real.[/i][/b]
Y así es, seguro, era esa la clave. Quería sentarme, buscar algún sitio donde poder descansar y que se me pasase aquel mal cuerpo, pero no podía quedarme aquí. Miré a mi alrededor, encontré una bata de laboratorio, anteriormente blanca, pero ahora algo rota y enrojecida. Sentir algo de ropa en contacto con mi piel consiguió que notase aún más las marcas y heridas que tenía, pero al mismo tiempo un poco de tranquilidad me otorgó. El panorama que me encontraba en las instalaciones era lamentable.
La otra vez me lo había encontrado todo oscuro, con las luces de emergencia y pudiendo más o menos encontrar un camino. Ahora, la oscuridad era más profunda y mientras más me movía, más notaba marcas de garras, tanto en las paredes como el suelo. Había algo en todo aquello que me mosqueaba bastante.
No tuve que pensar mucho para ponerme a andar, ya que allí atrás no encontraría nada que me sirviese. Iba con lentitud, pero no escuchaba nada que sonase excepcionalmente amenazante. El camino lo recordaba sin ni siquiera tener que estar muy concentrado. Lo había recorrido muchas veces, no sólo la otra vez, sino en mis propios sueños.
Finalmente, cuando atravesé la puerta y vi lo que tenía delante, la respuesta estaba ante mis ojos.
La megafonía debía de estar estropeada, debía de ir mal. Porque por los altavoces que aún se encontraban en pie, sonaba una melodía que ojalá, no la hubiera escuchado allí.
– [b][i]Gracias. Después de esto, no creo que pueda escuchar nada de Beethoven.[/i][/b]
[spoiler]Espero que os guste y eso[/spoiler]
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.