DANTE VILLIERS
CASA DE ED Y LUCY
Mamá se ha empeñado en que me ponga a escribir como los demás, ha reñido y todo a papá por decir que es una chorrada. Yo quería ir con papá a arreglar la moto que va a ser para mí cuando sea mayor, pero por culpa de la magia ahora estoy en el cuerpo de mamá aquí con todos los demás. Encima he pillado a alguno mirándome las tetas, cuando vuelva a mi cuerpo se van a enterar.
Al menos también tengo alas, pero no controlo bien el cuerpo de mamá y me caí, así que mamá no me deja volar mientras lleve su cara. Esto es un aburrimiento. Bueno, al menos esto de escribir no está tan mal.
Me desperté hace un rato de una mini siesta, no se duerme bien siendo mayor. Salí fuera a ver las cabras pero no estaban. A quien sí encontré fue a Amy.
– [Dante]¿Qué haces?[/Dante] – le pregunté. Amy era la mayor y era bastante guapa. En el cuerpo de su madre estaba cañón.
— [Amy]Si estuviera en mi cuerpo, estaría corriendo por el bosque. [/Amy] — explicó con…eso que te pasa cuando echas de menos algo, no sé como se dice. Miraba un bosque que quedaba más allá del terreno de la granja.
Me encogí de hombros y miré la hora, ya quedaba poco para volver a nuestro cuerpo. Echaba de menos la correa de mi reloj de Thor. – [Dante]A mi no me dejan volar.[/Dante] – me quejé. Era un rollo, cuando estaba en la ciudad no podía volar porque me veían y me podía chocar y ahora no podía volar porque era mi madre. Tenía ganas de ser mayor y hacer lo que me diera la gana. – [Dante]Esto es un rollo. Quiero mi cuerpo.[/Dante] – añadí. Quería que mi madre volviera a ser mi madre y hacerme mayor para poder ir volando donde fuera o montando en la moto como mi padre. Sí, vale, volvería para ver a mi madre y eso pero el resto del tiempo vería mundo. Miré para ver si Amy se estaba riendo de verme sonreír mirando al cielo, pero no, seguía mirando el bosque concentrada. – [Dante]¿Nos echarán la bronca si nos besamos?[/Dante] – no era mi boca pero algo hay que hacer para no aburrirse.
— [Amy]Lo dudo.[/Amy]— replicó. Seguro que a mi padre le hacía gracia cuando se lo contase.
– [Dante]Pues podemos hacerlo.[/Dante] – sugerí, encogiéndome de hombros como si me diera igual. No era mi primer beso pero sí el primero con una madre maciza.
— [Amy]Pues vale.[/Amy]— replicó como si le diera todo igual. Se giró hacia mí y me froté las manos en mi cabeza, como el Sr. Burns.
– [Dante]Pero no me toques las tetas, es raro.[/Dante] – aclaré. Ya había tenido que pegarme con alguno por hacer bromas de mi madre, al resto les sirvió de advertencia. Mamá era famosa por todo eso del ‘Ángel de Moondale‘ aunque la gente no se creía de verdad que las alas le funcionaban, pensaban que solo era famosa. Alguna vez nos había parado alguna gente mayor por la calle y le había dicho ‘gracias‘ por un discurso o algo que hizo cuando la guerra, no sé qué era, una vez también le habían dicho algo feo y discutió con papá por ello.
Estábamos uno delante del otro, cada vez más cerca. Me fijé en sus labios. Entonces ella se apartó.— [Amy] Ni tu tus sueños, chato.[/Amy] – sentenció. Me enfadé un poco, mamá siempre decía que tenía que controlar los arrebatos así que lo intenté.
– [Dante]Pues vale, yo iba a hacer lo mismo. Pero no he tenío tiempo.[/Dante] – me defendí. El colegio me había enseñado a estar siempre preparado y defendido. Es comer o que te coman. – [Dante]Ya me buscarás[/Dante] – respondí, con ganas de irme.
— [Amy]No eres mi tipo, pajarraco.[/Amy]— dijo alzando una ceja, cruzada de brazos.
– [Dante]A mi tampoco me gusta el pelo.[/Dante] – me burlé. Tampoco la había visto mucho de loba, pero sabía que cuando despertaban estaban desnudos, así que eso molaba. Creo.
— [Amy]Gallina.[/Amy] – nadie me llamaba gallina. Luego me di cuenta de que era por lo de las alas.
– [Dante]¿Te lanzo un hueso?[/Dante] – pregunté, girándome en lugar de irme. Amy era graciosa, ella también pasaba de todo.
— [Amy]Coc, coc.[/Amy]— respondió, imitando a un pollo. Yo levanté una pierna contra una pared e hice el ruido ‘Psssshssshhhs‘. — [Amy]Eso son los machos, cerebro de alpiste.[/Amy]— soltó una risotada.
– [Dante]Pues vale.[/Dante] – me encogí de hombros y dejé la imitación, pero le saqué la lengua. Entonces vi que Mike estaba por ahí, debajo de un árbol, solo, con un libro de esos suyos. – [Dante]¿Qué hace Mike ahí solo?[/Dante] – le pregunté. El tío era muy solitario, siempre por ahí con los libros y eso. Tampoco lo entendía mucho, en el cole hay muchos gilipollas pero aquí éramos los de siempre.
— [Amy]Sacarse la carrera de medicina con nueve años.[/Amy]— comentó con una sonrisa. Parecía orgullosa. Estudiar estaba sobrevalorado, era aburrido. Yo prefería trabajar con las manos.
– [Dante]Tiene pinta de aburrido. Voy a ver si quiere hacer algo.[/Dante] – le dije.
— [Amy]Espera, pollito.[/Amy]— tiró de mí y me plantó un beso en los labios. Me sentí raro, no sé, cosas que no tenía claras. Hubiera preferido ese beso en mi cuerpo pero una maciza me acababa de besar, así que no pensaba quejarme. — [Amy]Las tetas no te las toco porque no son tuyas.[/Amy] – sentenció, echándose hacia atrás.
– [Dante]Si fueran mías seguro que me las tocabas.[/Dante] – le repliqué, sacándole la lengua. Me parece que no tenía muchos puntos para conseguir tocar las de su madre.
—[Amy] Pos claro, pero no pienso tocarle las tetas a tu madre sin su permiso.[/Amy]— me guiñó un ojo. Entonces a Amy le gustaban los chicos y las chicas. Me pareció bastante guay y me paré a pensar que nunca lo había pensado. Como papá siempre hablaba de chicas, no sabía que te podían gustar también los chicos.
Caminé pensativo hasta donde estaba Mike, que no levantó la mirada del libro. – [Dante]Eh, tío, ¿qué haces aquí solo?[/Dante] – pregunté. Parecía muy concentrao y la verdad es que el sol y la brisa que había allí eran agradables. Y el silencio.
– [Michael]Hola…[/Michael]- saludó, aunque después se puso a mirar para ver si se lo había dicho a otro. – [Michael]No tengo patatas fritas, así que…[/Michael] – añadió. Me hizo gracia que pensara que venía a gorronearle.
– [Dante]Ya hombre, hoy no vengo a pedirte patatas. Ya sé que eres un roñica.[/Dante] – bromeé. Me reí, pero él no. – [Dante]¿No te aburres?[/Dante] – pregunté. Tenía que sacarle yo las palabras.
– [Michael]No.[/Michael] – replicó, encogiéndose de hombros. Hoy a todo el mundo parecía que le importaba un carajo hablar conmigo. Entonces me acordé que el padre de Mike no podía mentir, así que igual él ahora tampoco. Siempre me pareció guay eso de no mentir, podía tenerlo toda la gente.
– [Dante]Venga tío, siento haberte dicho roñica. ¿Me perdonas?[/Dante] – dije. Todo el mundo me tomaba por un matón, pero era mentira, lo que pasa que el resto de niños no podían saberlo o se meterían conmigo y con Cole.
– [Michael]Sí, pero…no te voy a dar patatas.[/Michael]- se sacó una fiambrera y empezó a comer unas patatas fritar un poco raras, eran verde claro y tenían forma rara.
– [Dante]Vale. [/Dante] – respondí, escuchando cómo crugían. – [Dante]¿No te aburres aquí solo?[/Dante] – pregunté. Un pájaro se posó en la rama del árbol, tenía las plumas de color negro salvo las del pecho, que eran blancas.
Mike negó con la cabeza. Lo curioso es que parecía convencido.- [Michael]A veces…me gusta estar solo.[/Michael]- dijo, comiéndose otra patata.
– [Dante]Mi madre quiere que empiece a escribir.[/Dante] – comenté, sacando el diario que llevaba en el bolsillo de la sudadera. Todos teníamos uno, nos lo regalaron a la vez. – [Dante]¿Te molesta si me quedo?[/Dante] – pregunté, sentándome con la espalda apoyada en el árbol. La verdad es que se estaba bien.
– [Michael]En absoluto.[/Michael]- respondió. Parecía un viejo a veces, igual que la hermana de Amy.- [Michael]Si…te gusta escribir…el diario es una buena opción.[/Michael]- debía ser la vez que más tiempo me había hablado.
– [Dante]¿Tú no lo has empezado?[/Dante] – le pregunté. Ya debía llevar tres o cuatro diarios el tío.
– [Michael]Estoy esperando…quiero tener una buena historia que contar.[/Michael]- respondió. Me quedé callado, era una idea guay.
– [Dante]Ya, yo a ver qué cuento.[/Dante] – dije alzando la vista al cielo despejado.
– [Michael]Cuenta…cómo es volar.[/Michael]- me propuso. Me giré para mirarle.- [Michael]Es un buen inicio para una historia.[/Michael]- me tendió la fiambrera y esperé un poco antes de cogerle una patata, por si la quitaba cuando fuera a hacerlo. No lo hizo y me comí una, al principio puse cara de asco porque me esperaba una patata frita y eso era otra cosa. Luego Mike me lo explicó, su mamá le había hecho ‘snax de manzana’. No estaban mal.
Sonreí y eché la cabeza hacia trás mientras pensaba. – [Dante]Me gusta la idea.[/Dante] – dije, y me puse a escribir. Pero como he empezado mal, voy a escribir ahora el inicio. Bueno, después de merendar.
Volar es algo difícil de explicar. Una vez en internet leí que era el poder que todos querían tener, que era el sueño de la humanidad. Bueno, no me extraña. Cuando vuelas, eres solo tú, el viento y tus ganas de ir a donde quieras ir. Allí no hay que fingir, no tienes que ser otra persona, porque da igual, puedes ser completamente libre, disfrutar y reír mientras el viento frío te da en la cara. Volando, soy solo Dante.
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