Jane – ‘Hannibal’s
Mediodía
Era el día de nuestro cumpleaños y como regalo, mi padre, además de su tradicional estuche de colonia, nos había invitado a comer al ‘Hannibal’s’. No voy a decir que estuviese muy emocionada por la idea, porque sería mentir como una bellaca, pero a mi papi le encantaba aquel sitio porque le recordaba cuando todavía éramos una familia y bueno, las patatas con tres salsas estaban ricas, aunque el sitio se hubiera pasado de moda antes de estarlo siquiera.
Fuimos en el viejo coche familiar, que tenía el aire acondicionado roto y cuando estábamos allí, entre cabezas de ciervo disecadas, manteles de cuadros y mesas de madera, nos dijo que había invitado a alguien. Por instinto, agarré la cruz que llevaba al cuello, no porque le estuviera pidiendo a la Virgen que mi padre no se hubiera agarrado a un clavo ardiendo, sino para calmar mis nervios. Lo que no esperaba era encontrarme a mi madre allí. Cuando la vi aparecer con un pichi de cuadros del siglo I A.C, que parecía una maldita copia del mío, le estaba dando un sorbo de la Coca Cola Zero y empecé a atragantarme. Por suerte, Elliot me dio un codazo y recordé cómo se respiraba.- [Jane]¿Qué haces aquí?[/Jane]- pregunté, pero no estaba en mi cuerpo. Jane estaba fuera y observaba la escena haciendo comentarios sarcásticos.- [Jane]¿Qué hace ella aquí?[/Jane]- hacía mucho calor en ese sitio. ¿Por qué nadie estaba sudando como yo?
– [Dom]Yo la he invitado para celebrarlo en familia. Es vuestro cumpleaños[/Owen].- mi padre, que llevaba una camisa de manga corta apretada y horrible, lo dijo como algo obvio, como si todos los años que habían estado separados hubiesen sido una alucinación colectiva. Yo era la única que tenía calor, pero me estaba asfixiando.
– [Jane]¿En qué universo crees que esto es lo que yo quiero?[/Jane]- me giré hacia Owen, que estaba a mi lado y no sabía a qué lado mirar.- [Jane]¿Tú lo sabías?[/Jane]
– [Owen]Estoy tan sorprendido como tú[/Owen].- me lo creí. Mi mellizo no sabía mentir.
– [Rebecca]Si molesto, no tengo problema en irme[/Rebecca].- intervino mi madre haciendo de reina del drama y apreté los puños.
– [Dom]Tonterías[/Dom].- mi padre golpeó el banco de madera para que se sentase.- [Dom]Jane, es solo una comida[/Dom].
– [Jane]La comida de nuestro cumpleaños[/Jane].- recalqué el «nuestro» y cuando el camarero vino a tomar nota de la comida, hice una pausa para no parecer maleducada.- [Jane]¿A qué viene esto ahora?[/Jane]- volví al ataque.
[Rebecca]Nos estamos dando una segunda oportunidad[/Rebecca].- mi madre, que se había sentado frente a mí, habló en un tono carente de emoción. Así era ella, todo amor y alegría.
– [Owen]Sí. Venga ya. ¿Cual de los dos se está muriendo?[/Owen].- preguntó Owen dando un sorbo a su té y busqué con la mirada a Elliot, pero estaba pasando de nosotros.
– [Jane]¿PERO VOSOTROS PENSÁIS EN ALGUIEN ALGUNA VEZ?[/Jane]- me puse en pie. Lo bueno del ‘Hannibal’s’ es que había tal bullicio que nadie se estaba enterando de nada.
– [Rebecca]Te estás pasando, Jane[/Rebecca].- mi madre me fulminó con la mirada y yo no cedí ni un ápice.
– [Jane]No, los que os pasáis sois vosotros[/Jane].- les señalé. El camarero llegaba con la comida (hamburguesa con patatas para todos) y se quedó parado.- [Jane]Sois lo peor que nos podría haber pasado en esta vida[/Jane].- cogí mi bolso y eché a andar en dirección a la casa de mi madre. Me importaba una mierda que el restaurante estuviera a las afueras y tuviese que caminar una eternidad, porque el cabreo me ayudaba a no cansarme.
Mientras andaba, pensé en cuántas veces más la vida me lo pondría un poco más difícil: un poder que me impedía tocar a los demás, un enfado de años con mi hermano, un problema sin solucionar con mi mejor amigo, la enfermedad de mi hermano pequeño y, por si fuera poco, mis padres eran un desastre. Aunque no era lo que quería, las lágrimas empezaron a salir solas, pero en lugar de sentir alivio, tenía un nudo en la garganta como si alguien me estuviese estrangulando d e forma constante.- [Owen]Jane, espera[/Owen].- escuché a mi espalda y me giré. Owen venía corriendo con una bolsa en la mano.-[Owen]Son como críos, no te enfades[/Owen].- comentó resoplando por el esfuerzo. Asentí, me limpié las lágrimas y cuando recobró el aliento, volvimos a andar. No era el mejor camino del mundo, porque había bastante tráfico y la acera era del tamaño de una persona, pero él no se quejó.- [Jane]A mí que no me hablen[/Jane].- solté ofendida
– [Owen]Vale, se lo diré a los dos. Pero que no te amarguen el día por eso[/Owen].- sacó una hamburguesa de la bolsa para él y otra para mí.
– [Jane]Gracias[/Jane].- le di un mordisco y volvimos a casa.
Jane – Casa de los Williams
Tarde
Mis padres y Elliot volvieron sobre las cuatro, pero no tardamos mucho en quedarnos los tres solos. La fiesta empezaba a las ocho, porque queríamos que todavía hiciera sol para poder para poder bañarnos. Se suponía que teníamos tiempo de sobra para preparar la comida, la bebida y la música. Con lo que no contábamos era con tener que limpiar la piscina, que estaba tan sucia que el suelo parecía gris, porque a mi madre le había parecido innecesario contratar a un limpiador profesional.- [Jane]Cuando sea millonaria, tendré una piscina con auto limpieza[/Jane].- me quejé frotando con el estropajo. Me había puesto unos pantalones viejos y una camiseta de Owen de la época del instituto.
– [Owen]Esto parece un jodido pantano[/Owen].- al escucharle hablar así, mientras fregaba el suelo de la picina, me dieron ganas de darle una pasada con el estropajo por la boca, pero me aguanté.
– [Jane]Dile a tu novio que venga a ayudar[/Jane].- propuse mirándome las uñas, cuyo esmalte rojo ya se había descascarillado por no usar guantes.
– [Owen]Esta ocupado en el taller arreglando la vespa[/Owen].- le restó importancia. Llevaba un bañador blanco con flores hawaianas en azul y unas gafas de espejo del mismo color. Era el guapo de la familia, por si no lo habéis notado.
– [Jane]Istí iquipidi in il tillir irriglindi li vispi[/Jane].- me burlé.
– [Owen]Para la próxima tiro un saco de cloro y nos ahorramos limpieza[/Owen].- propuso.
– [Elliot]Entonces nos quedamos sin piscina[/Elliot].- le recordó mi hermano pequeño, con unos vaqueros cortos y una camiseta de Star Wars, sin dejar de apuntar con la manguera para que la suciedad saliera de una vez.
– [Jane]Podíamos haberle dicho a papá que nos ayudase[/Jane].- suspiré secándome el sudor de la frente. Hacía un día de un bochorno terrible, pero el sol, ese que tanta falta nos habría hecho, no se dignaba a aparecer. Maldito tiempo de Moondale.
– [Owen]Lo que si podríamos haber hecho es invitar a los demás[/Owen].- terció mi mellizo tan hasta el culo como los demás.- [Owen]Si la van a usar todos: que arrimen el hombro[/Owen].
– [Jane]Habrá que ver quiénes son los que están en tu lista[/Jane].- noté cómo un montón de mariposas revoloteaban en mi estómago. ¿Qué me estaba pasando?
– [Owen]Ya sabes: Elle, Amy, Lexie…[/Owen]- omitió algunos nombres. Con toda seguridad, los de la gente que me caía regular. Y el de ÉL
– [Elliot]¿Por que son todo chicas?[/Elliot]- preguntó Elliot, recogiendo la manguera. La piscina no estaba como los chorros del oro, pero estaba pasable.
– [Jane]Podéis decírselo a Vera y a Dante[/Jane].- tercié. «Y a Xander» dijo una vocecita en mi cabeza.
– [Owen]Xander no está ocupado ahora mismo. Podría pedirle que nos eche una mano[/Owen].- me encogí de hombros creyendo que mi hermano tenía telepatía y me encogí de hombros. La inseguridad respecto a ese tema me hacía actuar como si no me doliese que Xander se hubiese tenido que ir a Merelia porque no era capaz de tratarle bien.
– [Elliot]Eh, no nos dejes aquí solos[/Elliot].- Elliot se quejó viendo que se iba a buscar el móvil. Como no llegaba, recogimos los trastos y empezamos a llenar la piscina.- [Elliot]JJ, aquí pone que hay que esperar seis horas para bañarnos[/Elliot].- comentó leyendo las instrucciones del cloro.
– [Jane]La hora del baño tendrá que ser a las doce[/Jane].- respondí con pesar viendo cómo le echaba y vi que Owen volvía.
– [Owen]Bueno. Le he insistido bastante, pero parece que también esta ocupado. Tendremos que seguir nosotros solos[/Owen].- todavía quedaba comida que preparar, bebidas que enfriar y lo más importante, revisar la selección de música que había hecho Owen en la que iba a ser nuestra playlist compartida.
– [Jane]Ocupadísimo[/Jane].- espeté con sorna. Ocupada estaba yo que no era capaz de centrarme para terminar el TFC (trabajo de fin de carrera) y la convocatoria extraordinaria era en julio. Si no aprobaba, tendría que presentarlo de nuevo en diciembre y seguir trabajando en el videoclub, porque no todo el mundo era como Greta Gabler, que era autodidacta, sin estudios y ahora, millonaria. Meritocracia de los cojones.
– [Elliot]Ya que estás fuera, podrías traernos algo de beber[/Elliot].- le pidió.- [Elliot]Bebidas no alcohólicas[/Elliot].- puse los ojos en blanco al escuchar al enano ser tan puntilloso. Cuando Owen volvió adentro en dirección a la cocina, el pequeño de la casa, me miró.- [Elliot]Recuerda. Cuando juguemos al Munchkin: tú y yo contra él.[/Elliot]
– [Jane]Luego se pone dramático y empieza a decir que lo que más quiere en esta vida le hace sufrir[/Jane].- apunté con mordacidad.
– [Elliot]Y que se hermano pequeño le ha traicionado[/Elliot].- y los dos nos reímos. A veces, tenía la sensación de que no llegaba a conectar del todo con Elliot. Supongo que era por la diferencia de edad y eso hacía que siempre le tratara como si tuviera cinco años.
– [Owen]¿Que conspiráis?[/Owen]- el aludido volvió con una jarra de limonada y unos vasos sobre una bandeja.
– [Jane]Elliot me estaba contando lo enamorado que está de Vera[/Jane].- le saqué la lengua y él se puso como un tomate. En realidad, esperaba que Elliot nunca se enamorase de su mejor amiga, porque siempre acababa como el Rosario de la Aurora.-[Elliot]No… no es verdad.[/Elliot]- echó a correr en dirección a la manguera y me empapó.
– [Jane]Oye, que no quiero parecer Miss Camiseta Mojada[/Jane].- me quejé y me defendí tirándole hojas.
– [Owen]Miss camiseta mojada…[/Owen]- a saber en qué carajo estaba pensando mi mellizo.
– [Jane]Moja a al dramas también[/Jane].- me quejé escurriendo la parte baja de la camiseta- [Jane]Lo va a vivir[/Jane].
– [Elliot]Lo siento. Estabas empezando a humear.[/Elliot]- se defendió después de apuntar el chorro contra él.
– [Owen]Oh enano. La has cagado.[/Owen]- fue a por él, le quitó la manguera y le echó agua. Después, empezó una carrera por el borde la piscina que no me gustaba ni un pelo.- [Jane]Os vais a caer: no corráis por el borde de la piscina[/Jane].- les pedí y no me hicieron ni caso.- [Jane]Esto va a acabar con alguien en el ambulatorio[/Jane].- mi preocupación iba en aumento.
– [Owen]Bueno, acabemos con esto y montemos una fiesta.[/Owen]- terció Owen al ver que yo seguía cada vez más preocupada.
– [Jane]Tú y las fiestas[/Jane].- negué con la cabeza al ver que paraban, pero en realidad, estaba aliviada. Si Elliot se caía, nunca sabíamos si había sido grave o no, por lo que siempre acabábamos llamando a Mara.
– [Owen]Ti y lis fistis[/Owen].- me imitó.
– [Jane]Le voy a decir a Dante que la tienes del tamaño de un cacahuete[/Jane].- le amenacé.- [Jane]Y a Amy[/Jane]. – al escuchar eso, se alió con Elliot y acabaron atacándome con cosquillas.
Y aunque no podía parar de reír, el vacío seguía estando ahí. Estaba otra vez en el punto de partida.
Yo te busco,
en el mundo que me ahoga,
que me abraza y que me olvida,
en la prisa de la gente,
a la vuelta de la esquina,
y tú te escapas como el pez de las orillas
como el día de la noche
siempre cerca y no se miran,
nunca se miran…
Y yo quisiera,
encontrarnos cara a cara,
retomar desde la herida,
atravernos desde cero,
sin reservas ni mentiras,
y entregarse sin temores,
a la luz de un nuevo día,
siempre en busca de ilusiones,
por la huella de la vida.
(En el punto de partida, Rocío Jurado).
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