Lexie – Casa de los Williams
Tarde – Noche
Lo peor de tener una discapacidad, sin entrar en lo obvio, que es tenerla, porque, joder, a nadie le gusta estar como una tapia o no poder andar, es que te miren con pena. La pena está sobrevalorada, porque en realidad, es una sensación fea. Siento ser yo la que os lo diga, pero sentir pena nunca ha ayudado a nadie. «Qué pena, con lo guapa que es y tiene que llevar un audífono». Uno: mi belleza es más que obvia e independiente del audífono. Dos: si no lo llevara no te escucharía decir gilipolleces y mira, casi que mejor.
Nací con una discapacidad auditiva unilateral que me ha costado asumir, pero una vez que lo he hecho, ser sorda (o casi sorda) no me define. Por suerte, hoy en día esto tiene remedio. Así que cuando Noah me invitó a la fiesta de sus amigos, que también eran los de la encantadora-hasta-el-extremo Elle, dije que sí como Allie y no como Lexie. Sí, todavía estábamos así.
Resumiendo: cuando llegó el día, me puse mis mejores galas choniles, esperé a que pasara el Noah-exprés y preparé dos tarjetas regalo de Infinizon por valor de $100 cada una (una, que es muy espléndida con el dinero de papi).
Una vez llegué allí, no me costó integrarme: todos eran muy agradables, la música no me molestaba y la carne parecía en buen estado. Hacía un día de bochorno insoportable, porque el clima de Moondale era tan agradable como hacerte los pelos del c…moño con unas pinzas de depilar oxidadas y los mellizos habían contratado a alguien tan inepto que no había dejado pasar las seis horas mínimas para que el cloro no haga que te pique la almeja, pero bueno, se agradecía el esfuerzo y que hubiera comida y bebida como para que viniesen otros diez grupos más.- [Idris]Ey, chica, ¿puedes ayudarme? Creo que un mapache se está comiendo la comida.[/Idris] – escuché decir a Idris mientras me comía la segunda hamburguesa con extra de salsa.
– [Lexie]Mala suerte[/Lexie].- me encogí de hombros y chupé la salsa que se escapaba de la hamburguesa. Esperaba que Noah no me estuviera viendo o acabaría…literalmente.
– [Idris]Oye, ¿no crees que Noah debería llamar a Lexie a ver si se encuentra mejor del virus?[/Idris] – alzó una ceja y dije una sarta de palabrotas que no voy a reproducir por si alguna vez tengo hijos. Pese a eso, como lo conocía, me comí lo que quedaba de hamburguesa de una sentada, me llevé la copa que estaba bebiendo y tiré de él hasta un lugar apartado.- [Lexie]¿Quién te ha dado vela en este entierro?[/Lexie]- le clavé la uña de gel en el pecho.
– [Idris]Un tipo llamado Idris, muy majo, te caería bien, un tío de puñetera madre.[/Idris] – me replicó.
– [Lexie]No me toques las palmas, Idris[/Lexie].- no dije esto, sino algo peor.
– [Idris]No vas a estar huyendo toda tu vida, Alexandra.[/Idris] – chasquéo los dedos como si se hubiera criado en El Bronx y no fuera el pijo con chinos y polo de marca que tenía delante.
– [Lexie]Puedo hacer lo que quiera[/Lexie].- le recordé.
– [Idris]Es un país libre…a ratos. Eh, tengo una idea, ¿por qué no le presentas también a Alessa y a Alex a ver si tiene un problema con la raza? O un fetiche.[/Idris] – Idris volvió a la carga. Por suerte, en la parte delantera de la casa no había nadie que pudiera escucharnos.
– [Lexie]No tienes ni puta idea de nada[/Lexie].- suspiré.
– [Idris]Vamos a ver Lexie, te quiere, a ti, a la cara que tenías antes de aprender a cambiar al resto del equipo.[/Idris] – me señaló – [Idris]¿Qué problema hay?[/Idris]
– [Lexie]Pero, ¿y tú por qué te metes?[/Lexie].- me apetecía empujarle.
– [Idris]Porque te quiero y me preocupo por ti.[/Idris]- cuando dijo esto, se me quitaron las ganas de hacerlo.
– [Lexie]Y porque eres un Mariliendre del carajo[/Lexie].- le insulté a lo Lounie.
– [Idris]Sí, Idris Mariliendre Solo Novak. Maridris para los amigos, o Liendris.[/Idris]
– [Lexie]Déjame hacer las cosas a mi manera[/Lexie].- le pedí.- [Lexie]Por favor[/Lexie].
– [Idris]¿Qué has hecho los últimos años?[/Idris] – me preguntó. – [Idris]Te quiere, a ti, por cómo eres. Y como no os liéis pronto, Ellie ya me ha dicho que si no tiene éxito conmigo lo intentará contigo. Así no, chica, caca.[/Idris]
– [Lexie]No quiero que esté con alguien que cuando entra en la ducha no le oye[/Lexie].- a lo mejor no tengo tan asumida mi discapacidad como quiero vender.
– [Idris]Tú no querrás, pero me da que él sí.[/Idris] – terció.
– [Lexie]No quiero que esté conmigo por pena[/Lexie].- agaché la cabeza. ¿Sabéis lo que es el silencio? Uno de mis oídos no lo sabe y eso acojona.
– [Idris]¿Por pena?[/Idris] – negó con la cabeza. – [Idris]Vale, mira, vamos a jugar a tu estilo. Intenta seducirlo con Lexie, si cae pasa, si no, te toca descubrir las cartas, chica.[/Idris]
– [Lexie]A veces te mataría[/Lexie].- me pasé una mano por el cuello.- [Lexie]Puede que le diga a mi padre que contrate a un sicario[/Lexie].- sonreí.
– [Idris]Ja, buena suerte, soy su favorito.[/Idris] – me guiñó un ojo y se fue en dirección a la fiesta. – [Idris]Noah, que se te escapa la muchacha.[/Idris] – alzó una mano y Noah, que estaba mirando por si nos pasaba algo, se puso como un tomate y volvió a hablar con Owen.
Cuando Idris me dejó sola, decidí pensar en lo que me había dicho antes de volver a intentar arrastrar a Noah a bailar. Lo que no esperaba era ver aparecer a Kaylee MacLeod en pleno ataque de ansiedad.- [Lexie]Eh, esta zona es la mía[/Lexie].- le dije. Ella no me había visto, porque estaba demasiado concentrada en sus propios síntomas.
– [Kaylee]Tranquila, si yo me voy a casa[/Kaylee].- se tocaba el pelo de manera compulsiva.
– [Lexie]Pero si no nos hemos comido ni la tarta[/Lexie].- comenté con una sonrisa.- [Lexie]Aquí en el pueblo tenéis tartas, ¿no?[/Lexie]
– [Kaylee]No, Owen va a sacar ahora un carnero y lo va a degollar[/Kaylee].- puso los ojos en blanco y me reí. La máscara de la Queen Bee del instituto había caído hacía mucho. Lo sabía gracias a Noah, que la había perdonado, pero yo aún no había podido comprobarlo.
Nos quedamos en silencio y observé su ropa: un vestido amarillo de cuello de bebé y unos zapatos planos. Iba mona, pero le faltaba garra.- [Lexie]O paras de hacer eso o saldrás volando[/Lexie].- Kaylee ya no solo se tocaba el pelo, sino los labios de manera alternativa. Así era imposible no tener ansiedad.
– [Kaylee]¿El qué?[/Kaylee] – me preguntó sin escucharme.
– [Lexie]Los gestos esos que haces en bucle[/Lexie].- le tendí la copa de ginebra rosa que ya estaba calentorra.- [Lexie]Toma, da un trago de esta mierda. La sordera no se pega.[/Lexie]
– [Kaylee]No bebo, gracias y además, me quiero ir a mi casa[/Kaylee].- repitió como una autómata y le quise dar dos tortas. En Louna nos gustaba arreglar las cosas a navajazos más de lo debido y eso pasaba factura.
– [Lexie]Eso ya me lo has dicho y aún estás aquí[/Lexie]- al ver que nadie se iba a beber el brebaje calentuzo, vertí el contenido sobre una planta y dejé la copa por ahí para recogerla después.- [Lexie]¿Alguien te ha hecho algo?[/Lexie]- me acerqué a ella.
– [Kaylee]Solo me quiero ir a casa[/Kaylee].- agachó la cabeza y sentí un arrebato de compasión. Lo del instituto había quedado muy atrás.- [Kaylee]Aquí hay mucha gente.[/Kaylee]
– [Lexie]Bueno, mucha mucha… tampoco[/Lexie].- sonreí y le puse las manos en los hombros.- [Lexie]Hay más gente en casa de mis padres un día normal que aquí[/Lexie].
– [Kaylee]No le caigo bien a nadie[/Kaylee].- me miró. Tenía los ojos llorosos, pero se estaba aguantando las ganas.- [Kaylee]No lo hice bien y ahora nadie me aguanta.[/Kaylee]- en parte, tenía razón.
– [Lexie]A mí me caes bien[/Lexie].- la obligué a mirarme.- [Lexie]Bueno, regular. Tampoco nos vengamos arriba[/Lexie].- me reí.
– [Kaylee]No me conoces[/Kaylee].- frunció el ceño.
– [Lexie]Más a mi favor[/Lexie].- aparté las manos de sus hombros.
– [Kaylee]No puedo borrar lo que hice[/Kaylee].- una lágrima rebelde recorrió su mejilla y ella se la limpió con rapidez.
– [Lexie]Ni yo puedo escuchar el puto despertador por las mañanas si estoy con la oreja chunga para arriba, pero es lo que hay, chica[/Lexie]- Noah me había regalado un despertador que imitaba la luz solar para que no molestase a todo el barrio.
Kaylee seguía en su bucle de ansiedad, por lo que decidí sacar el móvil y enviarle un mensaje a Noah, que no tardó ni medio segundo en materializarse a nuestro lado.- [Kaylee]¿Y esto?[/Kaylee]
– [Noah]Eh, ¿qué tal Kay? No sabía que ya habías venido.[/Noah] – Noah se rascó detrás de la cabeza al vernos juntas. Ese día se había puesto unos vaqueros que le hacían culazo y una camisa de cuadros de lo más estilosa.
– [Kaylee]Me voy ya[/Kaylee].- la pelirroja era una bola de nervios.
– [Lexie]Te he llamado porque le está dando el jari[/Lexie].- me di cuenta después de que había usado la misma jerga que Lexie Reed, pero ya era tarde.
– [Noah]Kay, ¿por qué no te quedas un poco? Aquí solo estamos los tres.[/Noah] – intentó animarla.
– [Kaylee]Es que no me encuentro bien[/Kaylee].- era como un disco rayado.
– [Noah]Seguramente sea un ataque de ansiedad.[/Noah] – Noah, raudo y veloz (ja), apareció al poco con una botella de agua fría, chocolate negro y una bolsa de patatas. Ella le dio las gracias, comió chocolate y bebió agua, pero seguía igual. La que no estaba igual era yo, que cuando Noah se ponía en modo adorable acababa con ganas de tirarme encima de él.
– [Noah]Kay, con la ansiedad no puedes echar a correr, es peor para ti.[/Noah] – no podía asegurarlo, pero eso sonaba a que se acababa de leer un par de libros sobre el tema.
Viendo que Kaylee no iba a parar, volví a ponerme frente a ella.- [Lexie]Dime un sitio en el que quieras estar[/Lexie].
– [Kaylee]En Endless[/Kaylee].- evitaba el contacto visual conmigo.
– [Lexie]Un sitio de verdad[/Lexie].- la volví a sujetar por los hombros. A veces, parecía poseída por mi madre.
– [Kaylee]En Escocia, en casa de mis abuelos[/Kaylee].- admitió finalmente.- [Kaylee]Mi abuelo no puede viajar ya[/Kaylee].
– [Noah]¿Os importa acabar mojadas?[/Noah] – nos preguntó Noah con una amplia sonrisa.
– [Kaylee]No me pienso acostar con vosotros[/Kaylee].- Kaylee, por primera vez en toda la noche, sonrió.
– [Lexie]Yo no puedo ir, Noah[/Lexie].- mentí, señalándome el oído. Quería que Noah la llevase e hiciese algo por ella para que viera que él no le guardaba ningún rencor. No era mi momento.
– [Kaylee]No lo decía en…[/Kaylee]- empezó a decir la pelirroja, pero no pudo terminar, porque él la cogió en volandas y, cuando se quiso dar cuenta, estaría frente a la casa de sus abuelos.
Durante la media hora que estuve sola, volví a pensar en lo que me había dicho Idris, pero era mejor dando consejos que llevándolos en práctica.- [Lexie]¿Se han asustado mucho sus abuelos?[/Lexie]- le pregunté a Noah cuando apareció. El tío hasta se había cambiado de ropa.
– [Noah]Estaban más preocupados en alegrarse por verla.[/Noah] – me sonrió.
– [Lexie]Pues ya hemos hecho la buena obra del día[/Lexie].- le guiñé un ojo.
– [Noah]Tengo que hablar con Lexie. Tuvieron problemas y podría ayudarle si ella le dice algo.[/Noah]- empezó a decir y le chisté.
– [Lexie]Deja de pensar en esa y ven, que te voy a enseñar cómo se perrea en Louna[/Lexie].- alargué la mano y me lo llevé al lado de la improvisada cabina de la DJ, que era la otra cumpleañera.
Tenía que decirle la verdad, pero aún no había llegado el momento. «Consejos vendo y para mí no tengo», que habría dicho mi madre.
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