Antoni ‘Toni’ Esposito – Residencia Universitaria ‘Fenris’
Noche
Quedaban todavía unas semanas para volver a la rutina, pero ya estaba establecido en la residencia. Cualquier cosa era mejor que volver a casa y enfrentarme a la mirada inquisidora de mi padre. Cuando eres el único hijo de un inmigrante italiano que levantó un emporio de restaurantes en todo Ripper con sus propias manos, te lo piensas dos veces antes de vivir bajo su techo.
Había conseguido que me enviaran a una Universidad pública en lugar de a un centro ultra religioso gracias a mi madre, que por una vez y sin que sirviera de precedente, se había puesto de mi parte. Supongo que saber que UCM estaba financiada por otro magnate de los negocios hacía que confiaran en ella. O quizás era que ya habían perdido la esperanza de que volviera «al buen camino».
¿Que a qué «buen camino» me refiero? Pues a que soy gay. Ya está, ya lo he dicho. No me gustan las etiquetas y reniego del colectivo, porque no me representan, pero me gustan los hombres. Detesto la pluma, el fenómeno drag, el «Orgullo Gay» y todas esas mierdas. No idolatro a divas, no me gusta el cine de Almodóvar y si viera a Meryl Streep por la calle, no creo que la reconociera.
Sé que dentro de mí hay algo que no funciona bien. «Dios odia a los gays» me repetían mis profesores una y otra vez. Todas las noches rezo para ser normal, pero cada mañana, al levantarme, sigo siendo el mismo. Supongo que por eso sigo intentando quedar con chicas. Soy consciente de que soy un tío guapo. No soy Marlon Brando ni Brad Pitt, pero tengo los ojos verdes, el pelo moreno y una cara más o menos agraciada.
A las chicas les gusta mi aire misterioso y reservado. Si supieran que, en realidad, estoy aterrorizado y deseando que se alejen de mí, no intentarían sonreírme.
En eso estaba pensando cuando me di cuenta de que llegaba tarde a «la cita». Aquel día me puse un pantalón beige y un jersey de pico azul marino. Laura, por su parte, llevaba un vestido negro de topos blancos. Estaba guapa, pero su belleza me resultaba algo extraño. Tenía la piel tostada por el sol, el cabello oscuro y los ojos a juego. Era «bonita» objetivamente hablando, pero solo de pensar en intimar con ella, sentía lo mismo que si lo estuviera haciendo con una fregona.
– [Laura]Toni[/Laura].- me saludó con timidez y se colocó el pelo detrás de la oreja. Me estaba esperando en la puerta de la residencia, que continuaba medio vacía porque el curso no había empezado y solo vivíamos aquí los parias de nuestras respectivas familias.
– [Toni]Estás…muy…bien[/Toni].- conseguí articular. Estaba tan nervioso que tenía ganas de vomitar.
– [Laura]Gracias, pero ya lo sabía[/Laura].- se rió y me dejó un poco descolocado.- [Laura]Relájate, que tienes cara de estar a punto de desmayarte[/Laura].- me puso la mano en el hombro y di un salto hacia atrás. ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué me comportaba como un animalito asustado?
– [Toni]Estoy…un poco nervioso[/Toni].- admití y ella me cogió de la mano para tirar de mí.
– [Laura]¿Me tienes miedo, señor Esposito?[/Laura]- preguntó enarcando una ceja y noté cómo un escalofrío recorría todo mi cuerpo.
– [Toni]N-n…sí[/Toni].- concedí.
– [Laura]Solo vamos a ir al cine a ver «Mamma Mia 2″[/Laura].- me miró un poco confusa. No había conseguido dar un paso.
– [Toni]N…no puedo, Laura. Es que no…no puedo[/Toni].- las manos me temblaban tanto que parecían de otra persona.
– [Laura]¿No puedes venir al cine?[/Laura]- preguntó con los brazos en jarras.
– [Toni]No[/Toni].- y eché a correr en dirección a mi habitación.
Laura no fue detrás de mí y no podía culparla por ello. Se quedó bajo la luz de una farola mirándome con cara de espanto y no podía juzgarla.
Encontré la llave de mi dormitorio de milagro y fui a rastras al baño. Cuando estuve frente a la taza, vomité y lloré hasta que me quedé sin lágrimas.
«Dios odia a los gays».
«Y yo me odio a mí mismo».
Laura – Multicines de Moondale
Noche
Antoni me había dejado tirada. El buenorro de la cafetería al que había sorprendido leyendo «Bajo la misma estrella» y al que, automáticamente, había tenido que invitar al cine a ver «Mamma Mia 2» porque era una persona de bien y de eso no había duda, me había dejado tirada como a una colilla. Maldita suerte la mía.
Y mira que nada podía ser más perfecto que cuando me acerqué a él con mi café en la mano (yo iba estupenda, divina, apoteósica con una sudadera de «Sexo en Nueva York» que ponía «Soltera y fabulosa») y le dije «¿Vale?» a lo que él me respondió «Vale». «A lo mejor vale es nuestro para siempre» le solté en un arrebato y él me devolvió la sonrisa. Luego estuvimos hablando y decidimos quedar para ir al cine, pero se ve que teníamos diferentes planes o quizás le había dado una diarrea descomunal, vete tú a saber.
Decidí no quedarme debajo de aquella farola a dar pena y caminé muy digna hasta los multicines con mis dos entradas. Quedaba poco más de media hora para que empezase la película, así que saqué el móvil y llamé a Henry.– [Henry]Laura, ¿va todo bien?[/Henry]- me sentí un poco culpable cuando escuché su voz. Henry siempre estaba ahí pasara lo que pasara.
– [Laura]Me acaban de plantar[/Laura].- bufé molesta. En la isla no me habría pasado, porque era la hija de ‘The Soul’. Echaba de menos mi casa.
– [Henry]¿Habías… quedado con alguien?[/Henry]. – parecía sorprendido.
– [Laura]Con un tío bueno de la biblioteca[/Laura].- le expliqué de forma sintética.
– [Henry]Bueno… él se lo pierde[/Henry].- suspiró.- [Henry]¿Necesitas que vaya?[/Henry]
Cuando le escuché decir eso, sonreí.- [Laura]No puedes salir de La Escuela[/Laura].- recordé- [Laura]Y yo tengo dos entradas para «Mamma Mia 2″[/Laura].
– [Henry]Puedo aparecer en los baños del cine. Nadie se fijará en mí en una sala a oscuras[/Henry].-me propuso.
– [Laura]¿Harías eso por mí?[/Laura]- pregunté ilusionada.
– [Henry]Por supuesto. De hecho, ya estoy allí[/Henry].- subí las escaleras de la entrada a toda prisa y fui hasta los baños. La película llevaba ya unas semanas en cartel y no había mucha gente, además, tampoco tenía nada de raro que una chica esperara a su acompañante en la puerta del baño.
Henry salió del baño de mujeres un poco colorado.- [Henry]Puerta equivocada[/Henry].- llevaba unos vaqueros y una camisa en tonos grises. Estaba muy guapo.
Al verle, fui corriendo a abrazarle.- [Laura]Gracias[/Laura].
– [Henry]No hay de qué[/Henry].- comentó cuando nos separamos.- [Henry]Necesitaba estirar las piernas[/Henry].
– [Laura]El tío ese ha huido de mí[/Laura].- suspiré
– [Henry]No le gustarán los…[/Henry].- miró la entrada que le tendí.- [Henry]…musicales.[/Henry]
– [Laura]Supongo, porque soy más guapa que él[/Laura].- le resté importancia.- [Laura]¿Coca Cola o Pepsi?[/Laura]- pregunté mientras nos acercábamos al mostrador.- [Laura]Y yo voy a pedir un perrito, porque no he cenado[/Laura].
– [Henry]La más guapa del mundo[/Henry].- me miró y aparté la vista.- [Henry]La duda ofende: Pepsi[/Henry].- contuve un escalofrío. No soportaba los sabores de esas dos bebidas.
– [Laura]Te empiezan a afectar los teletransportes al gusto[/Laura].- sonreí pagando lo de los dos. Para mí un perrito y un refresco de fresa y para él, una Pepsi. Al fin y al cabo, ese gesto merecía que me estirase.
– [Henry]O el vivir con un tipo que me saca dos cabezas y es el doble que yo[/Henry].- cogió la bandeja con nuestros vasos reutilizables y mi perrito envuelto en papel de cera de abeja.
– [Laura]¿Te gusta?[/Laura]- le pregunté riendo mientras entrábamos en la sala.
– [Henry]¿Qué? No[/Henry].- se me quedó mirando y se hizo el silencio. El cerebro de Henry era inescrutable a veces.
– [Laura]Pero alguien te tendrá que gustar[/Laura].- le miré dándole un bocado a mi perrito. La intención no era que pareciese que me insinuaba, que conste.
-[Henry]Calla, que empieza la peli.[/Henry]- me riñó y las luces se apagaron.
Cuando terminé el perrito, coloqué mi cabeza sobre Henry y me dormí.
Siempre he odiado los musicales.
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