Jane – Valantis (60s/70s)
Tarde
Cuando empezó a sonar una canción de ‘The Beatles’ no me quedó ninguna duda de que estábamos en los sesenta. Mientras aparcábamos en las afueras de un hotel, las primeras notas de ‘God Only Knows’ de ‘The Beach Boys’ hicieron que Ellie y yo intercambiáramos una mirada. Era una de las canciones de la BSO de ‘Love Actually’, el pastelazo de los primeros 00’s que era el equivalente con dinero a una película de Navidad de InfinityTV.
– [Elle]Siempre que me siento pesimista por cómo está el mundo…[/Elle]- comenzó a decir mi mejor amiga.
– [Jane]Pienso en la zona de llegadas del aeropuerto de Heatrow[/Jane].- continué y nos reímos.
Chloe nos miró enarcando una ceja.- [Chloe]¿Sois conscientes de que esa película es una bazofia machista, clasista y racista?[/Chloe]
– [Idris]Eh, pero Keira Knightley se casaba con un negro[/Idris].- apuntó Idris.- [Idris]Uno muy guapo que se daba un aire a mi padre[/Idris].- y miró a un punto fijo, como si le hablara a una cámara invisible.- [Idris]¿Cómo va a ser racista si había un negro? Eso lo sabe todo el mundo[/Idris].
Tras aparcar y, aprovechando que teníamos la cartera que había robado Chloe, fuimos a comprarnos ropa. Al salir, Elle parecía una hippie, Idris uno de los Jackson 5 y yo una versión de los años 60 de mi madre. Cada día me parecía más a ella, qué cruz.
Chloe, por su parte, no se cambió de ropa, porque según ella, si Idris podía ir de los 70, ella también.
– [Elle]Vaya pintas, Dris. Pareces…[/Elle]- Elle soltó una carcajada. La cinta de flores que llevaba en el pelo le daba un aire angelical.
– [Idris]Lo que parece es que voy de camino a coger el lowrider para ver cómo les va a mis prostis.[/Idris] – confesó.
– [Jane]Esperemos que no[/Jane].- le miré sin poder evitar enarcar una ceja.
– [Idris]Yo propongo ir al barrio del amor libre, a relajarnos un poco.[/Idris] – propuso cuando salimos de la tienda.
La calle era similar al del barrio de los 50, pero había más diversidad, aunque fuera poca. Los discursos de Malcom X y Martin Luther King habían empezado a calar en la población de manera sutil. Las faldas eran más cortas, el tabaco estaba a la orden del día y la sociedad seguía siendo machista y racista, pero se notaba cierto avance.
Era la época del llamado ‘Baby Boom’ y había tantos niños y niñas que me parecía increíble. A partir del año 2000 había empezado a haber menos nacimientos y no fue hasta la década de los 2030 cuando la cosa remontó, porque fue cuando se implantaron las políticas medioambientales que nos salvaron de la extinción ‘in extremis’.
– [Jane]Si pretendes ir a fumar porros, yo no voy[/Jane].- negué con la cabeza.
– [Idris]Me llama más la parte orgías que la de drogas.[/Idris].- volvió a mirar a la cámara invisible. Empecé a pensar que estaba perdiendo la chaveta. – [Idris]Niños y niñas, las drogas son malas.[/Idris]
– [Elle]Parece que la gente de raza negra está mejor que en el barrio anterior[/Elle].- apostilló Elle.
– [Idris]Sigue siendo una época jodida.[/Idris] – convino Dris. – [Idris]A ver, en el disco de mi madre, el esclavo, el vampiro, tenía más pinta de lacónico, muy noventero.[/Idris]
– [Jane]Habrá que seguir avanzando por los barrios, ¿no?[/Jane]
Pero no parecieron escucharme. La noche aún quedaba lejos, pero una discoteca mítica ‘Disco Inferno’ (sí, como la canción de ‘The Trammps’) invitaba a entrar con la música a todo volumen.
– [Chloe]¿Y si bailamos?[/Chloe].- propuso Chloe moviendo las caderas al ritmo.
Idris ni siquiera le respondió, porque sus pies hablaron por él.
El portero nos dejó pasar sin problema y, cuando estuvimos dentro, no tuve duda de que eran los 70. Música disco, bolas colgadas del techo repletas de cristales, luces de colores, pantalones de campana, tabaco y cocaína campando a sus anchas.- [Idris]Aquí sí que saben lo que es una fiesta.[/Idris] – sonrió. – [Idris]A las seis de la tarde un vaso de leche y a dormir.[/Idris] – Dris, Chloe y Elle se fueron a la pista. Esperaba que no se sintieran tentados por la coca.
– [Jane]Eh…¿sabéis que el tabaco es casi más peligroso para los fumadores pasivos?[/Jane]- les intentaba decir mientras ellos me ignoraban al ritmo de Donna Summer. – [Jane]Ellie, ¿estás segura de que eso es un San Francisco sin alcohol?[/Jane]- miré a Chloe, que charlaba con un tío que se estaba haciendo una raya con una tarjeta de crédito.- [Jane]NI SE TE OCURRA[/Jane].- le grité tirando de ella.
– [Chole]Solo un poquito. Dicen que es genial para no perder el ritmo[/Jane].- se quejó.
– [Jane]NO[/Jane].- abrí muchos los ojos.
Esas escenas se repitieron una y otra vez en bucle. Estaba tan harta de la música disco que empezaba a pensar que en el infierno sonaba ese estilo.- [Jane]Idris, ¿es que no vais a dejar de bailar nunca?[/Jane]- espeté molesta con la preocupación saliendo por todos los poros de mi piel.
– [Idris]¿Por qué, hay algo mejor en esta vida?[/Idris] – me fijé en que sus ojos parecían vacíos, sin vida.
Tiré de ellos, pero cada vez llegaba más gente a la discoteca. Hacía calor, la música estaba muy alta y empecé a temer por los tres.-[Jane]Joder[/Jane].- solté agobiada. No me gustaban las aglomeraciones de gente, porque nunca sabía si podía tocar a alguien por error y dejarlo frito.
– [b]Jane….Jane Williams…[/b] – un pensamiento parásito se coló en mi cabeza. Sabía que no era mío, porque era una voz que me llamaba y me impedía pensar con claridad.
– [Jane]Sal de mi cabeza[/Jane].- le pedí de malas formas.
– [b]Estoy en el segundo piso. Ven a verme y te ayudaré a salvar a tus amigos.[/b] – no me fiaba ni un pelo de esa voz. Podía ser cualquier cosa y no tenía casi habilidades defensivas.- [b]No voy a hacerte nada….soy la única oportunidad de salvarlos antes de que todos acaben consumidos en el baile.[/b]
Suspiré y, viendo que mis tres acompañantes parecían estar en una secuela de ‘Danzad, danzad, malditos’, esquivé a la gente y subí las escaleras. El segundo piso denotaba que estábamos en un sitio turbio, porque era un despacho para hacer negocios con una cristalera enorme que daba a la pista de baile. Al fondo de la estancia había un tipo de raza negra, que estaba malherido y en el suelo, un demonio que no supe identificar, muerto o inconsciente.
– [Jane]¿Quién eres y para qué me has traído aquí?[/Jane]- me puse en jarras.
– [b]Sanford, Detective Privado.[/b] – hablaba con dificultad, sujetándose el estómago. – [b]Vine aquí porque este hijo de perra abducía gente para alimentarse, pero la cosa fue mal.[/b] – escupió un poco de sangre. – [b]No sé quién disparó primero…pero ese bastardo ha liberado sus poderes antes de morir. Es capaz de matar a toda la jodida ciudad si no se lo impedimos.[/b]
– [Jane]Yo no puedo hacer nada, lo siento[/Jane].- zanjé el tema.- [Jane]Pero si quieres, puedo llamar a una ambulancia[/Jane].
– [b]Sí que puedes. Con mi «mojo» sí.[/b] – el tipo iba vestido con un pantalón oscuro, jersey de cuello vuelto y una gabardina de cuero. Debí poner cara de circunstancias, porque él continuó hablando.- [b]Mira chiquilla, me estoy muriendo. Si lo hago, esta cosa se irá conmigo a la tumba y es lo único que puede parar ese baile.[/b]
– [Jane]No sé por qué quieres confiarme a mí eso[/Jane].
– [b]El resto del bar y dentro de poco de la ciudad está bailando como desquiciados.[/b] – explicó – [b]Y he visto tu cabeza, sé que mi magia estará en buenas manos.[/b]
– [Jane]No me merezco ese poder.[/Jane]
– [b]¿De qué estás hablando? No has hecho nada malo en tu vida y yo nunca he sido una hermanita de la caridad.[/b] – soltó una carcajada sarcástica. En su posición no era la mejor idea.- [b]Estar peleada con tu mejor amigo no te hace mala persona…al menos en este mundo. No sé en el tuyo.[/b]
Había estado hurgando en mi mente sin mi permiso y si yo cogía su poder, también podría hacerlo.- [b]Piensas demasiado y ya me está costando hacer que no bailes como una loca.[/b] – separó la mano de su estómago y vi la sangre manar. – [b]Mira Jane, ¿puedo llamarte Jane? Es imposible que esto lo cuente. No me vas a matar, solo a recibir mi último deseo.[/b]
– [Jane]No soy una asesina[/Jane].- me pasé la mano por un brazo, preocupada.
– [b]Yo ya voy a morir de todas formas. Aquí la decisión es si todos vais a morir conmigo o tú vas a evitarlo.[/b] – noté cómo la presión caía como una losa sobre mi pecho.
– [Jane]Demasiado le estás pidiendo a una Williams[/Jane].- suspiré.- [Jane]No hemos nacido para la grandeza, sino para ser una decepción para todo el mundo[/Jane].
Mi familia era la peor de todas las que habían formado los Moondies. No era el pesimismo saliendo por mi boca, sino la realidad. La historia de amor de mis padres era del montón, nada que ver con Ed que se acabó casando con la reencarnación la mujer de su vida o Daniel y Sarah, que se hacían mejores el uno al otro. Era obvio lo que unía a mis padres y por eso, cuando Elliot nació con aquella enfermedad, la familia saltó por los aires.
No les culpaba. No todo el mundo debería tener descendencia y ellos eran el ejemplo más claro.
– [b]Eso es una inseguridad que no dejas de repetirte, pero no es verdad.[/b] – me encogí de hombros. Si creía que sabía más que yo misma de mi propia vida por haber hurgado en un puñado de recuerdos: estupendo. – [b]Soy detective, uno de los mejores chiquilla, no un loquero.[/b] – continuó. – [b]Lo harás bien. Seguro[/b]
– [Jane]Gracias[/Jane].- no me apetecía discutir con un moribundo, así que me arrodillé y me quité los guantes. Estuve tentada a apartarme varias veces, pero al final agarré su mano y le miré a los ojos. Lo único que puedes hacer cuando alguien está a punto de irse, es ayudarle a pasar este trance.
El detective aguantó el dolor como pudo. – [b]Tranquila, me estás ahorrando un mal rato.[/b] – me sonrió y al poco, dejó de respirar.
Durante un segundo pensé que no había funcionado y suspiré aliviada por no recibir ese poder, que en el mejor de los casos me haría escuchar cosas horribles, pero al momento, noté cómo un montón de pensamientos entraban en tropel en mi mente. Lo que sentí es parecido a cuando intentaba sintonizar una radio vieja y acababan entrando todas las frecuencias que no te interesaban impidiendo que escucharas lo que querías.
No conseguía descifrar un pensamiento completo, pero tampoco sabía desconectarlo. Me empecé a agobiar.
No encontraba mis pensamientos en mi propia cabeza. Estaba jodida hasta unos niveles que no creía posibles.
Me dejé caer en el suelo, en el extremo opuesto del cadáver del detective y me pasé la mano por la cara. Una vez, dos, tres. Los pensamientos entraban como las enfermedades en el cuerpo del Sr. Burns. Eran tantos que se quedaban atascados. No sabía desconectarlos. Era una maldita inútil. El gen Williams que me impedía ser una persona funcional, también debía tener desconectado el de ser una heroína.
Empecé a llorar. En las historias nadie llora porque todo sale mal y yo lo estaba haciendo. Solo quería irme a mi casa y hornear unos cuantos bizcochos que nadie se comería y tendría que poner en el mostrador del videoclub para que se los llevaran los clientes.
Saqué el disco del bolsillo de la chaqueta de cuadros blancos y negros. Las probabilidades de que funcionase eran escasas, porque las líneas de mi cabeza estaban colapsadas como si fuera el 31 de diciembre a las doce y un minuto de la noche.
Intenté concentrarme, pero era muy difícil.- [b]¿Jane?[/b]- me pareció escuchar a lo lejos. A lo mejor lo estaba soñando.
Entre tantas voces, era difícil encontrar a quien me hablaba.
– [Xander]¿Jane? ¿Eres tú?[/Xander] – se fue aclarando. Era la de Xander. El corazón me latió a velocidad de crucero.
– [Jane]No te veo[/Jane]- me quejé.
– [Xander]Estoy aquí. ¿Qué pasa?[/Xander] – me preguntó. Seguía sin verle, pero sentía que estaba cerca.
– [Jane]Necesito ayuda[/Jane].
– [Xander]Aquí estoy para lo que necesites.[/Xander].- sonreí y la imagen se aclaró. Por fin le veía.
– [Jane]No sé cómo vamos a salir de aquí[/Jane].- resumí.
– [Xander]¿Qué está pasando? Cuéntamelo y te ayudaré. Tranquila.[/Xander] – me hizo gracia verle vestido de vikingo.
– [Jane]Elle, Idris y Chloe están atrapados por un demonio del baile[/Jane]
– [Xander]Mierda…a ver, pensemos. ¿Cómo te has librado tú?[/Xander]
– [Jane]Ahora soy telépata[/Jane]- vi que sus ojos se abrían de par en par al escucharme decirlo.
– [Xander]¿Cómo es…? Bueno, en otro momento. Ahora lo principal. Tienes el poder para ayudarles, con tu mente puedes sacarlos de ese baile.[/Xander] – daba por hecho lo mismo que el detective, pero nada es tan fácil como lo pintan.
– [Jane]No sé usarlo[/Jane].
– [Xander]No pasa nada. Tiene que ser muy difícil, pero si alguien puede, eres tú.[/Xander] – esbozó una media sonrisa.
– [Jane]Eso es fácil decirlo[/Jane].
– [Xander]Ahora mismo lo estás controlando, Jane. Estás aquí, conmigo, si no estarías escuchando todas las voces.[/Xander] – asentí.
– [Jane]Pero no sé si sabré hacerlo cuando dejemos de hablar[/Jane].- me resultaba fácil concentrarme en él, pero no estaba segura de poder hacerlo con el resto.
– [Xander]Jane, yo no estoy haciendo nada, lo estás haciendo tú. Cuando se corte la conexión serás capaz de hacerlo igualmente.[/Xander] – me guiñó un ojo. – [Xander]Confío en ti. No tengo miedo porque sé que Elle no puede estar en mejores manos.[/Xander]
– [Jane]Yo no soy hija de dos heroínas como tú[/Jane].- chasqueé la lengua.
– [Xander]Tienes razón. No eres hija de una heroína. Pero tú si lo eres.[/Xander] – lo decía con convicción.
– [Jane]No lo soy. No he hecho nada bueno en mi vida[/Jane].
– [Xander]Eres buena persona. Te preocupas por todos. Deja que sea eso lo que se ve de ti en lugar de refugiarte.[/Xander] .
– [Jane]Gracias[/Jane].- no podía disimular una sonrisa bobalicona que se había instalado en mi cara.
– [Xander]Seguiré aquí todo el tiempo que necesites.[/Xander]
– [Jane]¿Y si te necesito siempre?[/Jane]- y guardé el disco antes de que pudiera contestar.
Me levanté y bajé las escaleras en dirección a la pista. La fiesta continuaba como la había dejado, pero ahora recibía todos los pensamientos relacionados con el baile de la gente que estaba atrapada.- [Jane]¿Podéis dejar de pensar?[/Jane]- les pedí en un arrebato, por si servía de algo.
Tal y como esperaba, no funcionó. Tomé aire e intenté relajarme. Cerré los ojos e intenté visualizar el interior de mi propia mente. De pronto, me vi sumergida en ella. Mi cabeza era una pequeña pastelería. Era blanca, pequeñita y luminosa. Había unas cuantas mesas para tomar café y disfrutar de los dulces que había. El mostrador no era muy grande, pero estaba a rebosar de tartas, pasteles y cupcakes de todo tipo. Al fondo, en la trastienda, una cocina limpia y ordenada. Olía a bizcochos recién horneados. Era mi versión particular del paraíso.
En la calle, en lugar de la tranquilidad que debía ser habitual, reinaba el caos y no cabía ni un alma.Mi pastelería estaba ubicada en una plaza que parecía haber sufrido un huracán. La estatua de la familia estaba caída. Solo quedaban en pie los tres hijos, pero no por mucho tiempo. Al fondo, el museo dedicado a la amistad parecía estar cerrado por reformas. Un montón de gente bailaba al ritmo de música disco, como si estuvieran poseídos, mientras que un niño y una niña jugaban a ser Connie y Steven de Steven Universe ajenos al resto.
La música provenía de una mesa de DJ rudimentaria en la que había un demonio muy parecido al que estaba en el suelo de la habitación en la que había muerto el detective.
– [Xander]Y cuando seamos mayores, nos casaremos[/Xander].- anunció el pequeño Steve.
– [Jane]Puaj, los amigos no se casan[/Jane]. -la niña arrugó la nariz.
Sin saber muy bien qué estaba haciendo, dejé a los dos pequeños atrás y me abrí paso a empujones entre la multitud. Lo bueno que tenía que no fueran reales es que podía tocar a todo el mundo.
Llegué hasta la mesa del DJ y miré al demonio.- [Jane]Me tienes harta[/Jane].- el demonio sonrió y siguió a lo suyo. Estaba tan enfadada que fui hasta los cables y los sujeté con la mano.- [Jane]O paras o mando tu fiesta a tomar por saco[/Jane].- él se encogió de hombros y, con toda la fuerza que tenía, tiré de ellos. Saltaron un montón de chispas y una onda expansiva hizo que la gente cayera hacia atrás.
Volví a estar fuera de mi mente. El baile había terminado, ya no se escuchaba la música disco y todos los que estaban allí se miraban sin entender nada. Me acerqué a mis amigos.- [Jane]No pienso dejar que entréis en una discoteca JAMÁS[/Jane].- les dije.
El demonio, que bajaba las escaleras sin dejar de bailar una música que solo él oía, me miró con una sonrisa burlona en su cara de color violeta.- [Idris]¿Qué hacemos con él?[/Idris] – preguntó Idris, mientras que en su cabeza pensaba <<no podemos matarlo, pero tampoco dejarlo vivo. ¿Este pantalón me hace el culo gordo? Hablando de culos…>>
– [Jane]¿Hay alguna forma de dejarlo atrapado?[/Jane]- le corté y él me miró sin entender mi ceño fruncido.
– [Chloe]Idris lo congela, lo metemos en una cámara frigorífica y ya estaría[/Chloe].- propuso Chloe. – [Chloe]Ni vivo, ni dando por saco[/Chloe]. <<Estoy agotada. Quiero dormir, quiero dormir, qui->>.
Idris se acercó al demonio y lo congeló. Después, tiramos de él hasta la cámara frigorífica en la que guardaban las alitas picantes que ponían con los cócteles (sí, yo tampoco lo entiendo) y lo dejamos ahí.
– [Elle]Esta decisión no sé si le gustaría a mi madre[/Elle].- Elle parecía triste, pero tampoco es que tuviéramos un abanico de opciones ilimitado. <<Todo puede salir mal>>.
La policía entró en el local provocando un gran estruendo. Llegaban tarde y mal, como siempre.- [Idris]’Ah shit, here we go again'[/Idris].- expresó Idris hastiado.
Decidí no andarme por las ramas y fui hasta uno de los agentes, uno delgado, con gafas y cara de perturbado. <<Menuda cara de amargada se gasta la tipa esta.>>-[Jane]Eh, agente…el Detective…ha muerto[/Jane].-
– [i]¿Sanders? Imposible, ese viejo cabrón es duro.[/i] – respondió guardando el arma. <<Que le jodan>>.
– [Jane]Un demonio…ese que está ahí congelado[/Jane].- señalé a la cámara frigorífica.
<<Al final, a ese negro le ha matado otro engendro como él>>.
Tiré de Elle, Jane e Idris en dirección a la salida aprovechando que la policía estaba buscando a Sanders y al demonio. Cuando estuvimos fuera y bien lejos, confesé lo que tenía tantas ganas de decirles.- [Jane]Ah, ahora soy telépata[/Jane].
<<¿Estás oyendo lo que pienso?>>
– [Jane]Sí, Idris[/Jane].- puse los ojos en blanco.
<<¡Me cago en…!>>
Cambia el gesto serio
ya han caído los imperios
y aunque te haya
prometido resistir
Tarde o temprano
se te rompe entre las manos
y esa sangre nunca salta
del tapiz.
(A Dónde Ir, Viva Suecia)
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