Amy – Artisan

Noche

Tumbada en la cama de aquella habitación de decoración escasa, las primeras notas de ‘Sister Golden Hair’ se dibujaron en mi mente. Echaba de menos una canción de dentro de doscientos años y que puede que en este mundo jamás existiese. Me sentía como cuando estaba enamorada de la idea que me había formado de Leo en mi cabeza, mientras que el de verdad estaba más concentrado en ser una estrella que en ser mi amigo.

Por suerte, el problema había dejado de ser Leo y, aunque el jarrón se había roto y hecho trizas, al menos, habíamos podido pegarlo lo suficiente como para que aguantase. Nunca iba a ser lo mismo, quizás más por mi parte que por la suya, pero habíamos conseguido estar en la misma misión sin discutir.

También estaba lo otro. El botón rojo que decía «no tocar». El museo en el que no se pueden hacer fotos. El cigarrillo en el patio del instituto. El cliché de enamorarte de quien menos te conviene. En mi caso, no era amor. Por si se os ha pasado por la cabeza. Estaba todavía convaleciente de haber hecho el gilipollas durante demasiado tiempo, pero en cualquier otra circunstancia me habría enrollado con Owen.

Era fácil. Si se había enrollado con Dante, coño. Estábamos ante un tío que con dos copas (o sin ellas), se dedicaba a repartir arrumacos y yo estaba falta de ellos. Pero no podía perder de vista que si me acercaba mucho a él, me lo cargaba, por lo que debía alejarme de él.

Tanteé la mesita y cogí el disco entre mis dedos. -[Amy]Menudo marrón…[/Amy]- pensé en voz alta.

– [John]¿A quién escucho?[/John] – una voz cálida, que parecía pertenecer a un hombre, habló a mi oído.

– [Amy]Dime tú primero quién eres[/Amy].- soné más brusca de lo que debería.

– [John]Soy el padre Rowe. Jonathan Rowe. ¿Es usted, Geraldine?[/John] – esbocé una sonrisa socarrona.

– [Amy]No, soy Amy[/Amy]

– [John]No nos conocemos entonces. Encantado.[/John] – su imagen se fue aclarando. Ante mí había un cura de mediana edad, pero llevaba un pendiente de aro dorado en cada oreja y el pelo rizado por los hombros. El tipo de cura que podía caerme bien. – [John]¿Conoce a Geraldine?[/John]

– [Amy]¿La conoces tú?[/Amy]

– [John]Conozco a Geraldine, a Alastair, a Eleanor, a Eldric, a Rlia, incluso a Richard, sí.[/John] – enumeró. – [John]Y conozco a otros más que no están junto a ellos, como creo que es su caso.[/John]

Empecé a reírme a carcajadas y me incorporé hasta estar sentada en el borde de la cama.- [Amy]Nos das el trabajo hecho, John[/Amy].

– [John]El Destino no nos habría puesto en contacto si no necesitara mi ayuda, Amy.[/John]

– [Amy]Es que no encontramos al Daë de este mundo[/Amy].- confesé.

– [John]Curiosa palabra, solo se la había escuchado a ellos.[/John] – se quedó pensativo. – [John]Antes de ayudarla, necesito saber más.[/John]

Me concentré para que mi imagen se aclarase ante él.- [Amy]Dime qué quieres que haga[/Amy].

– [John]Encantado de verla, señorita.[/John] – John mostraba su aspecto de una forma tan nítida que dejaba claro que no tenía nada que esconder. – [John]Pareces buena persona, pero aún no puedo ayudarla si no sé más. Lo que necesito que haga es ser sincera. ¿Qué relación tiene con los Daë que he mencionado?[/John]

– [Amy]Mi grupo está formado[/Amy].- le expliqué.

– [John]Espere…¿son los otros? Eldric dijo que otro grupo les estaba ayudando.[/John]

– [Amy]Creo que sí[/Amy].

– [John]Puedo ayudar si lo necesitan. Algo la ha traído a mí al igual que al resto, esa fuerza me ha puesto en su camino.[/John]

– [Amy]Gracias, John[/Amy].- suspiré con alivio. La misión se estaba eternizando.

– [John]De nada Amy. Cuénteme, ¿qué la aflige?[/John] – cambió de tercio.

– [Amy]No te voy a contar mis penas[/Amy].- chasqueé la lengua.

– [John]Creo que ahora mismo nadie más me necesita. Así que tengo todo el rato para usted.[/John]-me gustó la sonrisa que se dibujó en sus labios. John era un hombre muy guapo, pero no era mi tipo. A mí me gustaban con riesgo de muerte por licantropía. Además, era un cura, carajo.

– [Amy]Tengo un problema[/Amy].- solté.

– [John]Adelante.[/John]- me invitó a hablar.

Y entonces, empecé a contarle todo lo que había pasado con Leo y cómo, cuando creía que era inmune al amor, se había cruzado ante mí…ese. Fue una conversación larga y cuando terminó, nos despedimos, pero yo no podía parar quieta y volví a conectar con otra persona.

– [Amy]Dime que quien está al otro lado de la línea no es otro cura, por favor[/Amy].- bromeé. John era una persona encantadora y no me habría importado hablar más con él.

– [Elliot]¿Cura? No, es mi hermano que quiere ver como estás-estáis[/Elliot].- al ser alguien conocido, la imagen de Elliot se aclaró al instante.

– [Amy]¿Elliot? No sabía que teníamos algún elemento en común. Esta mierda nadie sabe cómo funciona[/Amy].

– [Elliot]A mí me lo vas a decir[/Elliot].- Elliot tenía mala cara, pero eso no era raro en él. Me fijé, asimismo, que iba vestido como si acabara de salir del set de ‘Vikings’.– [Elliot]Es irónico que Owen pueda comunicarse con casi con todo el mundo menos contigo[/Elliot].- al oír eso, me incomodé.

– [Amy]Somos muy distintos[/Amy].

– [Elliot]Nosotros también[/Elliot].- enarqué una ceja y estuvimos unos minutos en silencio.- [Amy]¿Ya habéis conseguido lo que ibais a hacer?[/Amy]- intenté desviar la conversación.

– [Elliot]Sí el Daë ya se ha unido al resto. Estamos intentando dar con otro portal para regresar a la nave[/Elliot].

– [Amy]Vais mejor que nosotros[/Amy].- me mordí el labio inferior.

– [Elliot]Owen dice que como encuentre algo que le lleve allí, va a ayudaros[/Elliot].- el corazón se me aceleró. Owen no podía venir aquí.

– [Amy]Estamos bien. Que no se preocupe[/Amy]. conseguí decir.

– [Elliot]Owen, ese chaqueta de cuero no te va a llevar hasta ella[/Elliot].- me revolví incómoda. [Elliot]Perdona[/Elliot].

– [Amy]A veces me apetece matar a tu hermano[/Amy].- me pasé una mano por el pelo.

– [Elliot]Nunca lo había visto así de…[/Elliot]- el pequeño de los Williams, por suerte, no terminó su frase.

– [Amy]¿De plasta?[/Amy]- puse los ojos en blanco.

– [Elliot]Sí. No, Owen. No hablamos de ti. Suelta la piedra, esto no funciona así[/Elliot].- suspiré al oír eso.

– [Amy]Tened cuidado por ahí e intenta que… no toque nada. Estamos mejor así. Lejos[/Amy].- tragué saliva.- [Amy]Nos vemos en la nave[/Amy].

– [Elliot]No te prometo nada. Cuando se le mete algo en la cabeza…[/Elliot]

– [Amy]Dile que he dicho yo que se quede con vosotros[/Amy].- insistí.

– [Elliot]Dice que está bien. Que va a ir preparando los preparativos de la fiesta[/Elliot].

– [Amy]Nos vemos[/Amy].- y corté la comunicación.

Estaba tan nerviosa que salí de la habitación tras dejar el disco de nuevo en la mesita. Pese a que era muy tarde, James, Vera, Kaylee y Leo estaban sentados frente a la chimenea charlando.

– [Leo]¿Y a alguien llamado John Rowe? Creo que era abad.[/Leo] – escuché decir a mi ex mejor amigo.

James negó con la cabeza y vi que Kaylee parecía inquieta.- [Kaylee]Somos el peor grupo de la historia. No valemos ni para encontrar al Daë[/Kaylee].

– [Amy]Repite ese nombre[/Amy].- atravesé la estancia de dos zancadas y me puse frente a él.

– [Leo]¿John Rowe?[/Leo] – repitió Leo sin dar crédito a mi actitud.

– [Amy]¡ME CAGO EN LA HOSTIA BENDITA![/Amy]

Habíamos encontrado al Daë gracias a sus consejos amorosos.