Moondale

UNA PESADA CARGA

XANDER ECHOLLS

TARDE – LA KVASIR

Jane y yo recorrimos con cuidado la nave. Caminábamos despacio, con cautela, tratando de forzar un poder no era mío y no controlaba, para asegurarnos de que no nos tendían una emboscada.

La regla de mantenerse por parejas había funcionado demasiado bien y los pasillos estaban vacíos. De no haber sido por el valle que se vislumbraba a través de las ventanas el aire de nave espacial abandonada me habría puesto los pelos de punta. Pero en aquél momento teníamos problemas más graves.

Habíamos salido para buscar a Elle y Ezra, pero por el camino habíamos escuchado un grito y nos habíamos desviado un poco. Sin embargo al llegar al pasillo de las habitaciones no vimos nada. Quedaba la opción de ir cuarto a cuarto, preguntando, una alternativa que nos exponía demasiado. Estábamos en clara desventaja, prácticamente ninguno tenía poderes a su control o habilidades que le permitieran ayudar. Quizá Ruby, Zahra o Ezra que estaban entrenados y en cuerpos que podían responder. Cole también lo estaba pero Kaylee no tenía musculatura de lucha.

Pensándolo así, tenía todo el sentido del mundo. Anulaban nuestros poderes, sembraban la confusión y nos hacían incapacces de distinguir entre nosotros. Sin el poder de Jane no habríamos llegado a oponer resistencia de ningún tipo.

– [Xander]No va a ser nada fácil. Los pasillos están vacíos. Pueden sorprendernos en cualquier sitio.[/Xander]

– [Jane]Concéntrate en escuchar[/Jane].- dijo ella. Su voz habría sonado más tranquilizadora y habría tenido más eco en mí si no fuera la mía propia.

Aun así, me esforcé, traté de captar esas señales, esos ruidos de fondo, como conversaciones de una mesa cercana que no alcanzas a escuchar. El problema estaba en que había demasiadas conversaciones, demasiadas mesas y al final solo conseguía estar rodeado de un murmullo creciente e indescriptible que me confundía cada vez más.

– [Xander]Hay demasiadas voces.[/Xander]

Sentí cómo posaba sus manos, las mías, en mis hombros, los suyos. No sabía ni siquiera qué decir, porque no me sentía con permisos para hacer nada en su cuerpo, ni siquiera dejarme llevar por lo que sentía por ella.- [Jane]¿A quién quieres escuchar?[/Jane]- preguntó.- [Jane]Imagina que es…un rastro de olor que tienes que seguir[/Jane]. – era una buena sugerencia, a fin de cuentas así funcionaban las esferas Daë, no sería raro que su poder pudiera conducirse así.

Me concentré en Ezra y Elle, eran el objetivo lógico, si nos perdíamos en el problema general, en ese grito, en ir habitación por habitación, estaríamos vulnerables y desunidos. Pensé en mi hermana, en el lazo que nos unía desde el mismo momento en el que la vi al lado de mamá en el hospital. Tan pequeña, tan indefensa, pero con tanta facilidad para llevar la alegría a su alrededor. Entonces lo sentí, solo que no fue a Elle a quien localicé, si no a quien estaba en su cuerpo en ese momento. – [Xander]Tengo a Ezra.[/Xander] – le dije. Su mente estaba opaca, apenas vislumbraba algunas puertas a mi alrededor y ecos de sus pensamientos en ese momento.

De pronto le vi, allí en medio, serio, silente, observando una puerta de pomo oscuro a cuyo alrededor se acumulaba la maleza. En ese instante la puerta estaba parada, pero por lo general algo la golpeaba tratando de abrirla. Otra puerta se abrió a mi lado y entré sin poder evitarlo. Era más joven, estaba malherido, los pocos médicos a los que podíamos consultar me habían dado por muerto, una baja más en aquella guerra eterna. Ella no, Amy no. Nos quedamos solos, sus dientes fueron como dos agujas, pero después se convirtieron en dos cuchillos al rojo vivo, como si hubiese podido sentir la maldición entrando en mi cuerpo. – [Xander]Me están viniendo recuerdos a la cabeza de cuando Amy me transformó…todavía siento el dolor del mordisco….[/Xander] – una voz que no era ninguna de las mías habló para que Jane la escuchase.

– [Jane]Así es. Lo haces mejor que yo. Sigue buscando[/Jane]. – respondió ella. La tenía delante de mí, pero yo estaba en otro lugar. ¿Quién era yo? ¿Xander? ¿Ezra? No podía saberlo, solo era un muchacho que había estado a punto de morir.

Una puerta distinta se abrió, oscura, profunda como una cicatriz. Jane estaba en mitad de una zona cavernosa, como unas alcantarillas, iba enfundada en un traje de cuero con puntas de acero y llevaba el pelo peinado hacia atrás. Parecía más pálida y su pelo aún más oscuro.. En el suelo frente a ella había una figura femenina, delgada, con el rostro mitad lupino volviendo a su forma humana. Jane alargó su mano y la alzó en el aire. No pude moverme. Amy se movía tratando de liberarse pero las fuerzas la abandonaron a medida que Jane absorbía su fuerza vital. Cuando terminó la dejó caer con un sonido sordo. Corrí hacia ellas.

– [Xander]Tú la mataste…tú mataste a Amy.[/Xander] – le dije. La tenía frente a mí, pero su imagen fluctuaba. Tan pronto estaba en su traje de cuero como era un joven alto de cabello rubio ceniza corto, Xander se llamaba.

– [Jane]¿Amy está muerta?[/Jane]- preguntó el chico. Parecía afectado, pero sabía que dentro de ese cuerpo estaba ella, la misma que había visto matar a Amy.

– [Xander]Nos perseguiste…Amy se enfrentó a ti y…la mataste, absorbiste su poder hasta el final…[/Xander] – noté cómo me temblaban las manos, pero al verlas vi que eran más pequeñas de lo que recordaba. Estaba en el cuerpo de la asesina, sí, eso era.

– [Jane]Yo…[/Jane]- ella se quedó en silencio, su cuerpo se sacudía pese a que intentaba controlarlo.

El mundo se dio la vuelta y caí por otra puerta cercana. De nuevo ella, en su traje, pero ahora había otro. Un chico joven de pelo oscuro como ella, también en un traje completo de cuero.

– [Xander]Verónica Preston…tu gemelo Victor y tú erais los perros de presa del Escuadrón V.[/Xander] – me llevé una mano a la cabeza y noté un pelo que no reconocía, pero daba igual, el dolor estaba ahí, como una esquirla ardiente.

Jane, Verónica, temblaba frente a mí. Quizá por haberla descubierto. – [Jane]¿Víctor?[/Jane] – preguntó. Como si la hubiese escuchado, el muchacho iluminó la oscuridad con sus llamas, envolviendo los cuerpos de amigos y conocidos. Sus gritos llenaron mi cabeza una y otra y otra vez.

– [Xander]El pirokinético. Quemó a muchos amigos.[/Xander] – conseguí decir. – [Xander]Erais como nosotros, ¿por qué? ¿por qué lo hacíais?[/Xander] – pregunté agarrándola por los brazos. Me superaba en físico, pero ahora tenía yo su cuerpo, sus poderes. – [Xander]Perseguidos, marcados como animales, viviendo como ratas…[/Xander] – llevábamos tanto tiempo escondiéndonos que no percibía el olor de las alcantarillas, estaba acostumbrado al olor de los restos humanos porque habían hecho que nosotros ya no fuéramos más que criaturas inmundas.

– [Jane]Yo…yo…no[/Jane].- consiguió soltarse y echó a correr. Era rápida, pero mi cuerpo era más menudo y más ágil. Aunque ella estuviera en un cuerpo con constitución de aesir, yo estaba en uno de disir.

¿Pero cómo lo sabía? Cerré la siguiente puerta antes de caer por ella. ¿Cómo sabía que estábamos cambiados? ¿Cómo sabía que era una disir? Me di cuenta de que corría tras ella, pero no era tan ágil como esperaba, ¿cómo podía ser con esa constitución y habiendo sido entrenada para perseguir sobrenaturales? Verónica era más rápida, recordaba ser perseguido por ella. ¿Cómo? No. No era Verónica, era Jane. Jane. ¿Y yo? ¿De qué la conocía? Esa chica no venía de un mundo en guerra como yo…pero….yo no venía de un mundo en guerra, no conocía la guerra. ¿Quién era yo? Yo…Xander…Xander con el que ella había cambiado cuerpos. Xander, su amigo. Xander, el que la amaba desde hacía mucho tiempo.

Tenía que hacer algo, me había metido demasiado de lleno en la cabeza de Ezra y no sabía salir. Así que me concentré y traté de conectar con Elle, pero esta vez de verdad, no solo con quien habitaba su cuerpo. La busqué, la rastreé y la encontré, pero cuando lo hice, me arrepentí al instante. Mi hermana estaba en una especie de jaula en mitad de aquél lugar y gritó para advertirme. Lo siguiente que noté fue un gruñido a mi espalda.

Mi cuerpo, el cuerpo de Jane, corría. De pronto estaba libre de la cárcel en la que me había metido la que olía a plata. Delante de mí corría una presa, solo sabía eso. Pero cada vez era más torpe. Donde la gacela asustada cometía un error, el depredador que ahora era acortaba espacio. Para cuando llegó al pasillo de las habitaciones ya estaba a menos de un metro así que con un saltó caí sobre ella.

Coloqué mis patas sobre sus brazos. Tenía fuerza en ellos, músculos que no serían muy agradables de masticar, pero no sabía usarlos, tenía demasiado miedo a responder.

– [Jane]¡ATRÁS![/Jane] – gritó la presa. Vi una vena palpitar en su cuello y mi instinto me pidió acabar con su resistencia.

Mis fosas nasales se expandieron, reaccionando a lo que estaba a punto de disfrutar. Pero entonces un olor a fresa me llegó. Estaba sobre la presa, pero también sobre mí. Una presencia empezó a hacerse más manifiesta y me arrancó, devolviéndome a la cárcel de plata mientras él tomaba el control y se echaba a un lado.

Me agarré la cabeza, el dolor me atenazaba y me impedía ver bien, pero era el hecho de saber lo que había estado a punto de pasar lo que me hacía temblar estando allí sentado a su lado. – [Xander]Dios Jane, lo siento, lo siento…intenté huir de la mente de Ezra y busqué a Elle…yo…no sé qué ha pasado.[/Xander] – daba igual cuanto buscara, no había palabras que borrasen lo que le había hecho pasar.

– [Jane]No te preocupes.[/Jane]- Jane se incorporó e hizo algo que no habría esperado. Se acercó a mí y me rodeó con los brazos. Un gesto que, aún siendo con mi propio cuerpo, me hizo sentirme un poco mejor.

– [Xander]He estado a punto de morderte…[/Xander] – me lamenté. Sentirla tan cerca me hacía difícil evadirme de mi propio cuerpo. Aquello era confuso cuanto más lo pensaras, así que me dejé llevar, como si en lugar de nuestros cuerpos cambiados los que se estuvieran abrazando fueran nuestros espíritus.

– [Jane]No eras tú[/Jane].

– [Xander]Lo de Omega…no tenías por qué escucharlo.[/Xander] – me disculpé cuando nos separamos. Jane era consciente de la historia general de lo que su versión alterna había hecho en su mundo, pero conocerlo tan al detalle iba a resultarle una carga durante una buena temporada.

– [Jane]Yo no soy ella[/Jane]. – dijo para sí, como si quisiera convencerse.

– [Xander]Lo sé, pero si hubiera controlado esto mejor no tendrías por qué haberlo visto.[/Xander] – no, claro que no era ella. Se había criado de una forma completamente diferente, sin el menor atisbo de amor. Dominic y Rebecca podían haber sido un desastre, pero sí la querían y sus hermanos también.

– [Jane]Da igual. En serio, no te fustigues[/Jane]. – añadió poniéndose en pie.

Me quedé callado y después de observarla unos segundos aparté la mirada y me puse en pie. – [Xander]Será mejor que vayamos al almacén con Ezra y Elle.[/Xander] – dije. Sabía el impacto que tendría en ella ese momento, la conocía mejor de lo que pensaba y podía ponerme en su piel. Así que lo único que podíamos hacer era mantenernos ocupados.

 

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