Moondale

BUENAS MIGAS

January Allard | Cafetería de la Universidad

Januarybanner10

Removí un par de veces la taza de café aún humeante que tenía delante, indecisa. La chica que se había sentado a mi lado (rubia, muy mona) aún no había abierto la boca, y yo no era una persona TAN sociable. Suspiré y me giré, decidida a romper con aquel incómodo silencio.

-[b]Creo que no nos conocemos.[/b]

La chica se giró. La verdad es que ciertamente no la conocía, pero tampoco es que fuera mundialmente reconocida mi buena memoria fotográfica.

-[i]No, creo que no. Soy Sarah, ¿y tú?[/i] -esbozó una sonrisa que traté de responder, incluso sin estar de todo el buen humor que me gustaría.

-[b]January. Puedes llamarme Jan también, lo que prefieras[/b] -hice un gesto, quitándole importancia al asunto-. [b]Y dime, ¿puedo saber qué estudias?[/b] -sonreí para mis adentros; hablar con Sarah evitaría que pensara en la noche del ataque, y eso me venía bien-. [b]Tú tranquila, si algún día nos hacemos amigas descubrirás que soy la persona más cotilla del mundo, espero que no te importe.[/b]

«Muy bien, Jan, la mejor forma de conocer a alguien es demostrar que sufres de una diarrea verbal difícilmente soportable». Hice caso omiso a mi puñetera conciencia, subconsciente o lo que fuera. Qué sabía él de conversaciones con gente normal, ¡JA!

-[i]Me gusta tu nombre, es…muy original [/i]-pareció ponerse un poco nerviosa, pero no supe por qué. Quizás era una de esas personas especialmente tímidas-.[i] Estoy estudiando Periodismo, así que también me gusta saberlo todo[/i]. ->cercó un tanto la silla antes de volver a hablarme-:[i] ¿Tú qué estudias? Ya que somos dos posibles amigas muy cotillas, creo que disfrutaremos preguntándonos cosas.[/i]

Contuve una risa, y también un corte de mangas a mi subconsciente. Al menos no se lo había tomado a mal. De repente, la situación era menos tensa y mucho más llevadera.

-[b]Estudio Literatura. Algunos insisten en que me moriré de hambre, pero supongo que no más que si hubiera conseguido estudiar música[/b] -hice un gesto que ni yo misma podía interpretar por completo, como si de repente hubiera recordado que ella era una persona desconocida que no sabía nada de mí-. [b]Oh, claro, tú no lo sabes… iba a estudiar música, pero al final… aquí estoy, en la universidad. Las escuelas de música son muy caras. ¿Y por qué en Moondale, por cierto?[/b]

¿Por qué en Moondale? Ésa era siempre mi pregunta. Sabía por qué yo había acabado en aquel pequeño infierno, pero ¿el resto del mundo? No entendía qué podía tener de maravilloso aquel pequeño pueblo donde todo el mundo se conocía y cada dos días ocurrieran cosas extrañas. [i]Como que un enorme perro te ataque por la noche y casi te arranque un brazo[/i]. Sí, era un buen ejemplo.

-[i]¿Música? Te envidio. Siempre me hubiese gustado tener talento y paciencia para tocar un instrumento [/i]-hizo una pausa, acercando el café a los labios que fue seguida de una pequeña mueca de asco. Luego, siguió hablando-: [i]Mmm…en realidad, no lo sé[/i]. -Se quedó pensativa unos segundos-. [i]Supongo que porque mis hermanas estaban estudiando en esta Universidad y no quería irme a otro sitio, ¿Y tú por qué estás aquí? [/i]

-[b]Oh, tienes hermanas. Bueno [/b]-alargué la e conscientemente-, [b]es una larga historia. Digamos que mis planes no funcionaron y al final tuve que venir aquí. No es que me haga mucha gracia, pero al menos no estoy lejos de casa.[/b]

-[i]Sí, tengo dos hermanas… [/i]-de repente me dio la sensación de que no le gustaba hablar de ellas. Nota mental: no hablar de ello-. [i]Las cosas nunca salen como una espera, la vida siempre parece tener unos planes distintos a los nuestros…[/i] -suspiró profundamente y se quedó con la mirada perdida, para luego rehacerse y volver a mirarme-. [i]Hablemos de cosas más alegres, ¿te gusta el cine?[/i]

Asentí, pensando en esa absurda tradición que mi madre y yo compartíamos de ver todas las navidades las pelis de James Dean, una detrás de otra, aunque ya nos supiéramos los diálogos de memoria y pudiéramos dibujar los rasgos de James en nuestra mente como si fuera nuestro mejor amigo. Sonreí, pensando que aquella chica y yo podríamos hacer buenas migas.

Comentarios

Deja una respuesta