[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=3]Daniel Arkkan | Sala blanca
[color=black]Noche[/SIZE][/color][/font][/b]
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Mi odio por el Doctor iba creciendo a medida que veía como destrozaba a todos y cada uno enseñándonos algunos de nuestros más terribles recuerdos, cosas que deseábamos ocultar porque habían quedado atrás y nos avergonzábamos de haber sido así.
Pero a medida que crecía mi odio por el Doctor, crecía también mi amistad por los demás. Cada vez que veía cómo los demás, en vez de pensar diferente sobre esa persona, se sobreponían y la ayudaban confiaba más en ellos, porque demostraban que eran capaces de soportar ver nuestro lado oscuro sin dejar de ser nuestros amigos.
Aun así, esa confianza se vino abajo cuando llegó mi turno, pensaba que conmigo sería diferente, que lo que había hecho había sido mucho peor que lo de los demás. Me sentí algo aliviado cuando sentí la mano de Sarah aferrando la mía, pero cuando la miré y ella me devolvió una cálida mirada, temí que no volviese a mirarme así cuando viese lo que estaba a punto de ver.
En un principio pensé que sacaría mi etapa más oscura, pero cuando vi el hogar de los McLeod, algo distinto a como estaba la última vez que lo habíamos visto, supe que había decidido empezar por el principio de mi «edad oscura», lo que me hizo temer que con mostrar un recuerdo no se daría por vencido.
Vi a mi antiguo yo, uno algo más inocente, pero también más lleno de rabia, sufrimiento y frustación, algo que, como bien habrían sabido en el mundo de Star Wars, es el camino al lado oscuro. Recordaba perfectamente esa tarde, porque la había estado repasando de arriba a abajo durante los siguientes años.
Desde el principio en el instituto no me fue bien, igual que no me habían ido bien los últimos cursos del colegio en cuanto a socialización. Tras la muerte de mis padres mi timidez se acentuó y me volví retraído, casi antisocial, prácticamente solo hablaba con Christopher, Zack y muy poco con Paul, que poco tiempo después de llegar yo se fue de casa de los McLeod, y más tarde con la sobrina del vecino, Rebecca. Al no estar interesado en relacionarme con los demás, empecé a ser motivo de burlas, pero la cosa se acentuó en el instituto, especialmente lo llevé peor cuando Christopher se marchó a recorrer mundo. Aunque en el instituto conocía a algunas personas más, muchas otras seguían con su cruzada personal contra mí, como si les molestase que no me interesase en absoluto su sistema social basado en la popularidad.
Esa mañana, concretamente, un chico habló mal de Rebecca riéndose de lo que les había pasado a sus padres, me enfadé y lo sujeté del cuello contra la pared hasta que tiraron de mí. Cuando llegué a casa de los McLeod evité la comida para no ver la cara de decepción, o peor aún, de lástima, en la cara de ninguno de ellos y me encerré en la habitación. Recordaba darle vueltas a todo en ese momento, al recuerdo de mis padres, al hecho de que había perdido los nervios y había dado un disgusto a la familia que me había acogido desde el principio. Con todo aquello en mente se me pasó por la cabeza irme y así, según mi razonamiento en ese momento, evitarles problemas a los McLeod, eliminaría sus preocupaciones, me libraría de la gente del instituto y podría dedicarme a dar caza al Kurgan. El plan parecía perfecto, aunque cada vez que pensaba en irme sentía una punzada en el estómago que me hacía echarme atrás, sabía que los echaría de menos, pero sería mejor para ellos, o al menos trataba de convencerme de eso.
Cuando todavía seguía pensando en ello, alguien llamó a la puerta. A regañadientes le dije que pasase y me estudió con la mirada.
– [b] [color=#74651D]No te voy a preguntar que ha pasado porque mamá ya me lo ha contado, ni te voy a preguntar la razón, porque todo el mundo puede perder los nervios, especialmente pasando por lo que tu has pasado. Lo que sí te voy a preguntar es si volverías a hacerlo o has aprendido algo de esto.[/SIZE] [/b] – dijo al fin.
– [b] [i] [color=#4F5360] Ya sé que no estuvo bien, pero no debió hablar de ellos. [/color] [/i] [/b] – dije algo serio. Sabía que con lo que había estado pensando y que todavía tenía reciente lo que había dicho aquél sobre mis padres, me había tomado la conversación con enfado.
– [b] [color=#74651D]Ya lo hemos hablado antes, no puedes seguir echándote la culpa de lo que pasó, eras un crío.[/color] [/b] – añadió mirándome fijamente. No lo soporté y evité mirarle.
– [b] [i] [color=#4F5360] También soy un aesir, puedo curar y herir, si hubiese estado entrenado podría haber hecho algo. Si estuviese ahora cara a cara con ese demonio… [/color] [/i] [/b] – empecé a decir sintiendo como el odio y la ira invadían mi voz, pero Arthur me interrumpió.
– [b] [color=#74651D]¡Que ni se te pase por la cabeza![/color] [/b] – respondió. – [b] [color=#74651D]Escúchame, tus padres murieron para salvarte, si ellos no pudieron con él, no malgastes la vida que te consiguieron intentándolo tú. No hay forma de que salieses con vida.[/color] [/b] – añadió después.
– [b] [i] [color=#4F5360] No eres nadie para decirme qué hacer. [/color] [/i] [/b] – dije mirándole. Cerré los ojos intentando no ver la escena, porque me avergonzaba profundamente. Todavía seguía arrepintiéndome de lo que dije ese día y de cómo actué después, pero revivirlo me estaba resultando asfixiante. Recordaba la cara que había puesto Arthur en ese momento, estaba dolido, muy dolido.
– [b] [color=#74651D]No lo hagas, sabes que eres de esta familia, no te alejes de nosotros para estar libre en tu búsqueda.[/color] [/b] –
dijo con calma pero también con pesar en su voz, como si se le hubiesen echado años encima. Por la siguiente frase pagué durante años, y esperaba recordarla siempre para avergonzarme y seguir pagando.
– [b] [i] [color=#4F5360] Yo no tengo familia. [/color] [/i] [/b] – en ese momento, Delia, que había venido a intentar calmarnos a los dos, llegó y lo escuchó todo. Vi el dolor en su gesto y como se fue para que no la viésemos llorar. Arthur fue tras ella después de dirigirme una mirada de desaprobación.
Lo siguiente lo recordaba confuso, pero verlo me refrescó la memoria. Cerré la puerta, cogí una mochila deportiva negra que tenía en una esquina con la ropa que usaba cuando entrenaba con Arthur y antes también con Christopher, y metí en ella la ropa que pude, después cogí la mochila de clase y la llené de lo que consideré necesario. Por último, me fui al baúl donde guardaba la vieja chaqueta de cuero de mi padre, sus katanas y la lágrima de Freya y lo repartí todo entre las dos mochilas, excepto la chaqueta, que me la puse. Dirigí una última mirada a la habitación y me escapé por la ventana.
Sentí cómo la pena me embargaba mientras recordaba como había abandonado el que durante mucho tiempo había sido mi hogar, y siempre lo sería. El recuerdo se esfumó, aunque sabía cómo seguía, me alejaba y me alejaba, el teléfono sonaba sin parar, pero no lo cogía…y así hasta que me aislé totalmente de ellos, excepto por Christopher, con el que más tarde retomé el contacto porque utilizó un teléfono falso y después no cesó hasta que consiguió que le cogiese el teléfono cuando me llamase, aunque lo que no consiguió es que volviese.
Recordaba también que la tarde en la que me fui era una de mediados de noviembre. Pronto llegó la Navidad, y mentiría si dijese que la primera Navidad que pasé completamente solo fue la peor, todas y cada una habían sido la peor. La realidad superaba mil veces a la ficción, y cada Navidad solo fue igual de desoladora, peor aún que la primera Navidad sin mis padres, porque al menos tenía a los McLeod, desde Arthur y Delia hasta Charisma, pasando por Christopher, Zack y más tarde Stephanie, pero ahora los había abandonado y me había quedado como merecía, solo.
Ese fue el inicio de mis peores años.
Sarah, aprovechando que me tenía sujeto de la mano me llevó un poco más alejado de los demás.- [b] [i] [color=#BB609C]¿Estás bien? [/color] [/i] [/b]- preguntó preocupada.
– [b] [i] [color=#4F5360] Estoy. Ya has visto una de las razones por las que digo que no te merezco. [/color] [/i] [/b] – le dije con sinceridad sin evitar poder esbozar lo que Sarah llamaría una «cara de perro apaleado». Tenía miedo de que viese que todo este tiempo le había dicho la verdad, que no la merecía, y me dejase.
– [b] [i] [color=#BB609C]No digas tonterías [/color] [/i] [/b].- me dijo hablando con seriedad.- [b] [i] [color=#BB609C]Tenías diecisiete años, ¿crees que eres el único que ha metido la pata con esa edad? [/color] [/i] [/b] – añadió intentando quitarle hierro al asunto.
– [b] [i] [color=#4F5360] Tan al fondo quizá sí. [/color] [/i] [/b] – añadí. Me sentía aliviado de que no pensase mal de mí, o al menos no lo parecía, pero no debía estar aliviado, no podía estarlo haciendo lo que había hecho.
– [b] [i] [color=#BB609C]No te tortures por eso [/color] [/i] [/b].- dijo mientras me pasaba la mano por la parte trasera de la cabeza con cariño.- [b] [i] [color=#BB609C]En parte, gracias a eso, te has convertido en la persona que eres ahora mismo [/color] [/i] [/b].- añadió con una sonrisa. A nadie en el mundo debería extrarle que quisiese a esa mujer más que a mi propia vida, porque era lo más valioso que había tenido nunca y esperaba tener suerte y que nunca se diese cuenta de que valía más de lo que yo merecía. Me acerqué a ella y le di un beso en los labios hasta que me apartó con suavidad, ya que con fuerza me habría dejado moratones, porque le daba vergüenza que nos viesen besarnos.
– [b] [i] [color=#843181]Buscaos un hotel, si no mojo yo, aquí no moja ni Dios [/color] [/i] [/b].- intervino Diana, conociendo como conocía a mi amiga y cuñada, eso significaba que para ella, lo que había visto no tenía importancia. Le dirigí una sonrisa y me volví hacia Sarah.
– [b] [i] [color=#4F5360] Te quiero. [/color] [/i] [/b] – un par de palabras nunca reflejarían cuanto la quería de verdad, pero necesitaba alguna forma de hacérselo ver. Ojalá algún día pudiese ver de verdad cuanto la amaba, porque si alguien merecía que otra persona la quisiese más que a nada, era ella.
Vi a Sarah sonreír sin poder contenerse y bajar la vista algo avergonzada al estar los demás cerca, y en el caso de Diana, pendientes de cada detalle. Al verla sonreír me dio un vuelco el estómago y la carga que llevaba a hombros se vació un poco.- [b] [i] [color=#BB609C]Yo también te quiero [/color] [/i] [/b].- me susurró al oído mientras me abrazaba y me daba un beso en la mejilla cuya calidez sentí durante un rato pese a estar en una especie de Nada. Después volvimos junto a los demás, bastante más aliviado porque si hubiera perdido a Sarah me habría venido abajo y no me habría recuperado, pero nervioso y temeroso ante lo que dirían los demás.
– [b] [i] [color=#383A72] Entiendo por qué te marchaste. Si hubiese tenido la mitad de tu coraje, hubiese hecho lo mismo. [/color] [/i] [/b] – dijo Dominic. Dom podía ponerse fácilmente en mi lugar, porque también había perdido a sus padres, los aesir teníamos una especie de imán para las desgracias en el mundo de lo sobrenatural, era por eso que, el hecho de que alguien que tenía una posición tan parecida a la mía me dijese eso, me hacía sentirme algo aliviado, aunque seguía sintiéndome culpable por lo que había hecho y lo que había dicho. Le dirigí una leve sonrisa y asentí a modo de agradecimiento.
– [b] [i] [color=#266EAC] Perder a unos padres es lo más duro del mundo. No soy quién para reprocharte esa decisión. [/color] [/i] [/b] – dijo Ed tratando de rebajar mi carga. También le agradecí el apoyo. Me alegraba mucho haber encontrado amigos como él y como Dominic después de la gente con la que me había topado a lo largo de la vida.
– [b] [i] [color=#457238] Lo pasado, pasado está, sabes que ellos no te lo tienen en cuenta, y yo tampoco. [/color] [/i] [/b] – dijo McLeod tratando de tranquilizarme un poco más. Añadió una leve sonrisa, porque aún cargaba con lo que había revivido de su propio pasado y con el hecho de estar separado de Diana.
– [b] [i] [color=#843181]Eras joven, cometiste un error, pero lo has superado, has pedido perdón y ahora sólo te falta la aureola para ser un ángel [/color] [/i] [/b].- intervino después Diana.- [b] [i] [color=#843181]Sigues siendo mi cuñado favorito [/color] [/i] [/b].- dijo tras una pausa. Miró a Ed y le miró como si le estuviese regañando.- [b] [i] [color=#843181]No puedes ser mi mejor amigo venido de otra realidad y mi mejor cuñado, no seas abusón [/color] [/i] [/b]. – bromeó. Desde luego ella era la mejor cuñada que podría soñar, sin desmerecer a Kaylee por supuesto. El apoyo que todos me estaban dando no lo olvidaría nunca.
– [b] [i] [color=#4F5360] Gracias cuñada, gracias a todos. [/color] [/i] [/b] – dije emocionado antes de hacer una pausa en la que pensé cómo decir lo que estaba pensando en ese momento. No era algo que solucionase mi pasado o lo borrase, porque siempre estaría ahí, ni siquiera me haría sentirme mejor con los McLeod, porque con ellos tenía que volver a hablar más adelante, pero sí me dejaría dejarles claras algunas cosas. – [b] [i] [color=#4F5360] Me equivoqué, tenía una familia entonces y sé que siempre la tendré. Por si vuelvo a equivocarme, quiero que sepáis que vosotros también sois mi familia. [/color] [/i] [/b] – les dije con sinceridad, todos ellos, Elizabeth, Kaylee, incluso Lorne aunque como primo lejano, fashion y verde, eran familia para mí. Vi como Diana dirigía una mirada hacia Christopher en uno de los pocos momentos en los que él no la estaba mirando, ambos se echaban de menos, ojalá volviesen juntos pronto. Sarah se acercó a mí y le pasé la mano por encima de los hombros para acercarla a mí con cariño.
– [b] [i] [color=#EE5159]No soy…la más indicada para hablar…pero…la familia… [/color] [/i] [/b]- empezó Illya antes de quedarse callada de nuevo, como si no supiese exactamente como continuar. Analicé durante un instante lo que había dicho, y unido a lo que había observado de ella, creía que trataba de decir que la familia siempre está ahí para apoyarte.
– [b] [i] [color=#4F5360] Gracias Ills. Lo mismo digo. [/color] [/i] [/b] – respondí con una sonrisa. Me hacía feliz contar con el apoyo de todos, y también me había gustado saber que Illya nos consideraba también familia, porque no era una persona fácil de «leer».
Gracias a ellos estaba a punto de cerrar una gran brecha en mi vida, de cerrar un capítulo que me unía directamente con un tipo de persona que no quería volver a ser, ahora mi vida era mucho mejor, tenía más que perder, pero también mucho que ganar.
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