Moondale

POCOS, PERO FELICES

[align=center][SIZE=3][b]Diana Echolls | Sala Blanca[/b][/SIZE]

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La diferencia entre la vida real y una alucinación provocada por un hechizo es, entre otras cosas, que puedes meter a un puñado de gente en una sala de un blanco impoluto sin que corras el riesgo de que eso acabe más negro que mi conciencia. Luego estaba el hecho de poder jugar con sus mentes como si fueran de tu propiedad, pero eso ya dependía del grado de maldad que tuvieras. Y ahí estábamos nosotros, en una inmensidad blanquísima en la que me daban ganas de escribir como si fueran las puertas de un baño universitario.

No estaba muy segura de qué pretendía sacar de ahí, si lo que quería era separarnos, no lo estaba consiguiendo y si quería hundirnos, no le iba a durar mucho, pero aún así, no dejaba de intentarlo. Primero había sido el turno de un joven McLeod que se daba el lote con mi yo feo (el mal gusto propio de la juventud) y se iba a de excursión a un episodio de ‘Teen Wolf’. Entendía que a él le hubiese parecido, en su momento, algo terrible, porque lo era, pero después de saber que eso no era más que mi antiguo cascarón, no tenía sentido que se siguiese flagelando.

El siguiente fue Dominic, en su etapa de rompe bragas, etapa que todos conocíamos y que básicamente nos la traía al pairo, porque por suerte, nunca le había dado por intentarlo con nadie del grupo (obviemos el día aquel en el que yo no estaba muy fina y quería que me sacara del Silver como en ‘Oficial y caballero’), pero que a Rebecca le sentó como una patada en las narices. Eso sí, el cabreo les duró [i]lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks[/i]. Después le tocó a Sarah, pero como la pobre nunca hace nada malo, se sacó de la manga una idiotez de cuando estaba con el síndrome premenstrual permanentemente y la perdonamos. Y el último, hasta el momento, había sido Daniel, el suyo (junto con el de McLeod) me había parecido uno de los más crueles, pero tenía diecisiete años, ¿quién no había metido la pata a esa edad? Si en mi vida de verdad la había cagado, en la de mi versión rubia la pata no lo sé, pero Los Grandes Poderes se habían encargado de que el equipo de fútbol se la…bueno, prefiero no hablar de eso, porque sólo me faltaban un par de hijos buscándome en el programa de Oprah.

También es cierto que aquella época iba empastillada hasta las cejas por todo lo que había sucedido con McLeod y los sentimientos eran algo que no entendía del todo. De seguir así, iba a acabar como Illya o peor aún, porque ella últimamente estaba relacionándose con el melenas y mi vida sexual era tan efusiva como la de un caracol. Recuerdo haberles respondido con palabras de ánimo, sonreír y sobre todo, fingir que estaba en la habitación cuando, realmente, no me estaba enterando de nada. Quizás por eso recuerdo lo que vimos como anécdotas, supongo que porque no me estaba enterando del todo.

En uno de esos momentos, mientras miraba a un punto fijo que se perdía en el infinito, el Doctor paseó la mirada divertido por lo que estaba ocurriendo, y se detuvo frente a mí, mirándome, como si me estuviera retando. De pronto, fue como un par de trenes colisionasen en mi mente, el de lo que estaba pasando de verdad y el de lo creía que estaba sucediendo. Volví a la realidad y le aguanté la mirada al Doctor, con la espalda tensa. Sabía que iba a sacar algo de la otra Diana, ahora conocida como Siobhan, aquella que era pelirroja, mala, incongruente y cuya vida sexual era un misterio, la que se había enfrentado a su otra hermana (Megan), intentado robar un libro de magia, castigado a un chico en mitad de una clase y a la que le gustaba la magia negra. Le miré con desprecio, pero en realidad, estaba mirando con desprecio a la otra Diana.

– [b] [i] [color=#843181] No te atrevas, déjanos tranquilos. ¡Somos personas distintas![/SIZE] [/i] [/b] – Grité, notando cómo los nervios se empezaban a acumular. No sabía cuánto tiempo llevábamos en aquel espacio infinito, pero para mi organismo, ya había pasado el efecto de la medicación. Sin pensarlo, murmuré ‘flamma’ y conjuré una bola de fuego en mi mano derecha, pensaba lanzársela aunque no sirviese de nada. No iba a dejar que todos vieran lo que había sido, había luchado mucho para dejarlo atrás. Noté cómo alguien me cogía por el brazo y por un momento, antes de mirar, quise pensar que era McLeod, pero cuando me giré vi a Sarah que intentaba tranquilizarme. Al verla, me di cuenta de que iba a cometer un error, el mismo que ya había cometido el día que atacó a Illya.

– [b] [color=#110D8B]Las mismas reglas para todos bruja[/color][/b]. – replicó el Doctor. – [b] [color=#110D8B]μνήμη[/color][/b]

Nuestro alrededor comenzó a difuminarse y pronto aparecimos en casa de mi madre, pero no era exactamente igual que la que ellos conocían, por lo que en ese momento supe que lo que iba a mostrar era lo que más me temía. Avanzamos guiados por una fuerza invisible, como si nuestro alrededor se moviese, hasta que llegamos a mi habitación. En ella, estaba la otra Diana, es decir, Siobhan tumbada sobre la cama bocarriba, con una camiseta negra de The Bangels heredada de mi madre, mientras escuchaba música a todo volumen y se fumaba un cigarrillo. Obvié el hecho de que no llevaba pantalones y ahora mismo, la mitad de los tíos de la habitación le estaban viendo el culo a la difunta Siobhan, pero al menos, no era el mío. Supuse que dada la situación, mi madre entraría por la puerta y el recuerdo empezaría, pero el Doctor, como ya había hecho con Sarah, amplificó los pensamientos de la otra Diana:

i]”El profesor McLeod y mi hermana se acababan de marchar después de una comida…peculiar en la que me di cuenta de que él me miraba más de lo debido.

Últimamente, pensaba más de lo necesario en Christopher y en Helena. Los dos eran demasiado interesantes como para pasarlos por alto. Todavía no sabía el motivo, ni tenía interés en averiguarlo: Era más divertido así.”[/i]

Apreté los puños con rabia, una cosa era torturar a la gente y otra, reírte de ella. Miré a McLeod disimuladamente, bueno en realidad, giré la cabeza y lo miré directamente, esperando encontrarme con su mirada para tranquilizarme, como hacía siempre.- [b] [i] [color=#457238]Deberías hacerle caso en algunas cosas, evidentemente en lo de la demonio esa no…[/color][/i][/b]– Añadió una mueca de desagrado al hablar de ella y yo le acompañé dándome una palmada en la frente, avergonzada como pocas veces había estado.

Siobhan estaba cerrando los ojos mientras daba una profunda calada cuando alguien golpeó la puerta de su habitación con insistencia, respondió un “pasa” algo desganado y entró mi madre, con el grimorio entre la manos.

[QUOTE=Moondale 1.0]
[b] [color=#D7992C] No quiero que me mientas, Diana. No quiero que me digas que este libro no es tuyo porque sé que lo es. Soy tu madre y te conozco, así que mi pregunta no es para qué lo tienes si no por qué[/color] [/b]- Al verla, la otra Diana se incorporó de golpe y apagó el cigarrillo, justo antes de que mi madre se sentase en la cama.

– [b] [i] [color=#843181] Mamá…yo…a ver…em…[/color] [/i] [/b]- Alguien que no la hubiese conocido, podría pensar que estaba avergonzada por lo que había hecho, pero yo, que la conocía como si hubiéramos sido la misma persona, sabía que estaba intentando librarse de ella.

– [b] [color=#D7992C] ¿Sabes lo peligroso que es esto?[/color] [/b]- La interrumpió agitando el. libro.- [b] [color=#D7992C] ¿Sabes lo peligrosa que es la magia negra? ¿Cuántas veces hablamos de lo que conlleva ser bruja? Esto no es juego, aunque a ti te lo parezca. Si la magia «normal» trae consecuencias, imagínate la de este tipo[/color] [/b].- Le habló con seriedad.

– [b] [i] [color=#843181] Déjame que te explique, verás como no es para tanto…[/color] [/i] [/b]- Lo intentó nuevamente.

– [b] [color=#D7992C] Sí lo es. Sí que lo es. ¿Para qué lo usaste? ¿Para castigar a alguien? Porque la mayoría empiezan así: Venganzas y castigos[/color] [/b].- Espetó con desprecio.- [b] [color=#D7992C] ¿Quién te crees tú para castigar a nadie?[/color] [/b]- Estaba muy dolida, pero sobre todo, decepcionada.- [b] [color=#D7992C] Si no eres más que una inconsciente que no es capaz ni de manejar su propio poder. No estás por encima del bien y del mal, no eres nadie para tirar por tierra generaciones de brujas. ¿Me entiendes? Nadie[/color] [/b][/QUOTE]
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Los gritos de mi madre resonaban en el infinito, que pese a lo que pudiera estar mostrándonos el Doctor, seguía habiendo a nuestro alrededor, pero eso no fue lo peor, porque todavía quedaba volver a escuchar mis pensamientos.

[i]”Había llegado el momento de empezar a llorar o la cosa acabaría peor de lo que yo había previsto, así que empecé a pensar en mi padre porque aunque todo el mundo daba por hecho que lo odiaba, siempre era un buen recurso para conseguir unas lágrimas muy creíbles.”[/i]

Aquello era demasiado, pero tenía que aguantar hasta el final del recuerdo, como habían hecho todos. Necesitaba que me perdonasen porque yo misma nunca lo haría. [/SIZE]

[QUOTE=Moondale 1.0]
– [b] [i] [color=#843181] Lo siento, mamá…puedes…destruir el libro si quieres. Sé que lo he hecho mal, soy…soy una tonta. Perdóname[/color] [/i] [/b].- Se tapó las manos con la cara, como si lo sintiese de verdad y empezó a llorar desconsolada.

– [b] [color=#D7992C] Perdona cariño, sé que he sido muy dura, pero tienes que comprender bien todo lo que conlleva ser bruja[/color] [/b].- Posó el libro sobre la cama y fue a darle un abrazo. Cuando se separó, le dijo.- [b] [color=#D7992C] Lo mejor será que dejes el libro aquí para analizarlo detenidamente con la abuela, ¿de acuerdo?[/color] [/b]

Al separarse, mi otro yo asintió y mi madre volvió a abrazarle, momento que aprovechó para murmurar en su oído el hechizo [i]”delere”[/i], que le permitiría borrar el pasado más inmediato, pero que a la larga, traía consecuencias, como por ejemplo, acelerar la degeneración producida en el cerebro por el Alzheimer. Al ver que el hechizo había funcionado, mi otro yo sonrió ampliamente, cogió el libro y lo escondió bajo la cama. – [b] [color=#D7992C] Cariño…¿Qué…qué hago aquí? He venido a algo y se me ha olvidado[/color] [/b].- Se llevó la mano a la frente, muy triste.- [b] [color=#D7992C] Cada día estoy más tonta[/color] [/b].- Se obligó a sonreírle.

– [b] [i] [color=#843181] Tranquila mamá, has venido a decirme no sé qué de la cena. ¿Quieres que te ayude? He pensado que podíamos hacer un bizcocho[/color] [/i] [/b].- Mi otro yo, le tendió la mano y prácticamente, la empujó hasta la puerta.- [b] [color=#D7992C] Creo que falta la harina, así que baja a la cocina que yo me visto y voy a la tienda, ¿vale?[/color] [/b][/QUOTE]

[SIZE=2]El recuerdo terminaba con la otra Diana, es decir, conmigo, apoyada en la puerta, mientras esbozaba una enorme sonrisa. [/SIZE]

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Me di cuenta de que me había quedado sin palabras, como si ese recuerdo se hubiese llevado toda mi alegría. Una cosa era cometer un error a los diecisiete años, ser un rompe bragas, tener un mal día o que te transformasen en licántropo y otra, muy distinta, es hacer el mal deliberadamente a alguien que te quiere. La mano derecha había empezado a temblarme de forma incontrolada, seguramente por falta de la medicación.

– [b] [i] [color=#457238] Todos hemos cometido errores, no eres la misma.[/SIZE] [/i] [/b] – Comenzó McLeod acercándose a mí.

– [b] [i] [color=#843181] Una cosa es un error y otra, borrarle la memoria a tu madre…[/color] [/i] [/b]- Le respondí con hilo de voz, sin dejar de mirar mi mano izquierda, que ahora temblaba también. Me hubiese gustado pedirle que me abrazase, que ya nada tenía importancia, pero no era capaz. Era como si fuese un personaje de dibujos animados y un yunque acabase de caer sobre mí.
[b] [i] [color=#266EAC] ¿Por qué lo hiciste?.-[/color] [/i] [/b] Me preguntó Ed intentando saber más.

Me di cuenta de que no me atrevía a mirarle a la cara, ni a él ni a nadie.-[b] [i] [color=#843181] Castigué a un chico con una ilusión y mi madre…[/color] [/i] [/b]- Mi voz parecía un eco, un recuerdo lejano. Ni siquiera sabía cómo era capaz de mantenerme en pie, porque al temblor de manos se le estaba uniendo el de las piernas.

-[b] [i] [color=#266EAC] Lo descubrió.-[/color] [/i] [/b] Levanté la vista un segundo y vi a Ed mirando al vacío, al lugar en el que antes había estado el recuerdo -[b] [i] [color=#266EAC] Fue un impulso, no querías discutir y optaste por la solución sencilla. Sé que no habrías sido capaz de hacerlo más veces después de aquello, y ahora tampoco lo serías.-[/color] [/i] [/b] Hizo una pausa -[b] [i] [color=#266EAC] Ahora, como mucho, le chamuscas el pelo.-[/color] [/i] [/b] Bromeó intentando que sonriese, pero no era capaz. Él, que conocía a uno de mis otros yo, creía conocerme a mí también, pero en realidad y aunque me doliese reconocerlo, no me conocía en absoluto. Lo que se había visto en ese recuerdo, era sólo la punta del iceberg de la realidad.

– [b] [i] [color=#843181] Fue horrible, yo misma era una persona horrible, porque no me arrepentí después de hacerlo[/color] [/i] [/b].- Suspiré, intentando contener las lágrimas. Si empezaba a llorar, no sabía cuándo podría parar.

– [b] [i] [color=#457238] Estamos contigo.[/color] [/i] [/b] – Al ver cómo McLeod intentaba animarme, mi cuerpo empezó a temblar más. Las lágrimas se agolpaban por salir de mis ojos y estaba a punto de venirme abajo. Habían sido dos meses horribles.

-[b] [i] [color=#266EAC] Ninguno de nosotros tiene su mejor momento en estos recuerdos. No te arrepentiste en aquel momento, pero puedes hacerlo ahora.-[/color] [/i] [/b] Ed también intentaba alentarme.

– [b] [i] [color=#843181] Pero Sarah no me va a perdonar, ni siquiera me habla, igual que…[/color] [/i] [/b]- Me quedé callada. No quería reconocer delante de todos que echaba de menos a McLeod y que debido a su ausencia, había vuelto a necesitar la medicación.

– [b] [i] [color=#4F5360] Claro que te va a perdonar, pero todavía está…confusa. [/color] [/i] [/b] – Vi a Daniel apretándole la mano a Sarah, que ni siquiera me miraba.

– [b] [i] [color=#266EAC] Sarah esta procesándolo, pero al final te acabara perdonando.-[/color] [/i] [/b]Apuntó Ed.

Y Sarah, por fin, me miró.- [b] [i] [color=#BB609C] Si perdoné que fueses una Barbie en mi versión de la historia, creo que puedo perdonar que fueses Wicked en la tuya[/color] [/i] [/b].- Se acercó hasta mí, cuando mi cuerpo temblaba de forma incontrolada y me dio un abrazo con toda su fuerza de Cazadora que hizo que empezase a llorar como nunca había hecho.

Lloraba porque me habían perdonado, aunque yo misma no podría perdonarme, por lo que estábamos sufriendo y porque el arrepentimiento me corroía por dentro, pero sobre todo, lloraba todo lo que no había podido llorar esos dos meses. Me sentía ridícula llorando delante de todos, especialmente por Dominic y de Rebecca, que vivían en su propia burbuja, pero no podía evitarlo, porque cuanto más lo intentaba, más ganas de llorar me daban. Me di cuenta de que llorando, la presión que tenía dentro de mi pecho se iba soltando poco a poco, como si fuera un barco anclado en tierra que se va adentrando en el mar.
[
Y cuando ya no me quedaron lágrimas y la presión en mi pecho era muy pequeña, dejé que Sarah me soltase.- [b] [i] [color=#457238] Espera, lo de que Sarah no te hablaba y tampoco…¿yo soy el tampoco? Pero si yo sí te hablo, paso el día deseando hablar contigo.[/color] [/i] [/b] – Comentó McLeod mientras me limpiaba las lágrimas de la mejilla.

– [b] [i] [color=#843181] Ahora no…ya estoy llorando bastante[/color] [/i] [/b].- Le pedí esbozando una sonrisa.

– [b] [i] [color=#457238] Lo siento, no quería…[/color] [/i] [/b] – Me miró durante un segundo y me di cuenta de que parecía mucho mayor de lo que en realidad era, nunca antes lo había visto así.

Por suerte, estaba allí Sarah que le hizo una seña a Daniel y a Ed para que tirasen de él e hiciesen el típico sándwich Echolls conmigo. Al principio se resistió, pero al final, no le quedó más remedio que unirse, mientras que Illya, Rebecca y Dominic nos miraban riéndose (lo de reírse en Illya es un decir) desde la otra esquina.

Cuando empecé a mutar en Pitufina por falta de oxígeno, me soltaron y McLeod aprovechó para venir hasta mí, a la vez que el resto se reunía para hablar de cuándo aparecería el Doctor y quién sería su próxima víctima. – [b] [i] [color=#457238] Entiendo que no quieras hablar de lo nuestro, y no voy a hacerlo. Sólo quiero que sepas que yo también estaré ahí si me necesitas, igual que los demás.[/color] [/i] [/b] – Me miró como siempre había hecho, como si siguiera sintiendo algo por mí.- [b] [i] [color=#457238] Nada ha cambiado.[/color] [/i] [/b]

– [b] [i] [color=#843181] Gracias…[/color] [/i] [/b]- Respondí sin saber muy bien qué decir.- [b] [i] [color=#843181] Hoy no es mi mejor día, si no, habría hecho un par de bromas, lo prometo[/color] [/i] [/b].- Esbocé una sonrisa triste.

– [b] [i] [color=#457238] Creo que tu hermana ya lo ha resumido, pero sigues siendo la misma para nosotros, lo anterior…queda atrás.[/color] [/i] [/b] – Se explicó. – [b] [i] [color=#457238] Sé que no es uno de mis días más fluidos, normalmente habría dicho “A agua pasada pocas palabras le bastan”.[/color] [/i] [/b]

Ese comentario, hizo que soltase una carcajada.- [b] [i] [color=#843181] No me hagas reír…[/color] [/i] [/b]- Sin pensármelo mucho, le di una patada en el culo. En otros tiempos, le habría dado un manotazo, pero no era el momento más apropiado.- [b] [i] [color=#843181] ¿Qué tal estás tú?[/color] [/i] [/b]

– [b] [i] [color=#457238] Como si acabase de verme matar a alguien y vosotros también lo hubieseis visto.[/color] [/i] [/b] – Si aquello era una broma, que bajasen Los Grandes Poderes y lo vieran.

– [b] [i] [color=#843181] No creo que sea la más indicada para juzgar a nadie que actuaba en defensa propia, en unas circunstancias muy jodidas y que estaba al lado de mi yo feo que no debía ser muy buena influencia[/color] [/i] [/b].- Al darme cuenta de lo que había dicho, rectifiqé- [b] [i] [color=#843181] Olvida eso último, que el discurso me estaba quedando muy bien[/color] [/i] [/b].

– [b] [i] [color=#457238] No estoy muy seguro de la defensa propia, seguramente me habría dado por muerto y se iría.[/color] [/i] [/b] – Me miró fijamente y las piernas volvieron a temblarme, pero esta vez no era por falta de medicación. – [b] [i] [color=#457238] Pero aún así, no se cómo, siempre consigues animarme.[/color] [/i] [/b] – Esbozó una sonrisa que le hizo parecer diez años más joven.

– [b] [i] [color=#843181] Porque eres un viejo verde y mi presencia te anima…en más de un sentido[/color] [/i] [/b].- Comenté entre risas y después, me serené.- [b] [i] [color=#843181] Mi balanza moral no es tan…”adecuada” como la de Sarah, pero en mi opinión, no deberías culparte de aquello. El licántropo os atacó a ti y a tu novia, eras demasiado joven, estabas malherido y acababas de perder a alguien importante, por lo que tus facultades mentales no eran las mejores y mira que las de ahora tampoco son ninguna maravilla[/color] [/i] [/b].

– [b] [i] [color=#457238] No sé si debería animarme u ofenderme, pero me quedaré con lo positivo.[/color] [/i] [/b] – Llevó una de sus manos a mi costado derecho, como siempre hacía cuando éramos pareja e iba a besarme y por tercera vez, las piernas me flojearon. Empezaba a resultar un poco patética. – [b] [i] [color=#457238] Venga, vamos con el resto, tenemos un grupo que mantener unido.[/color] [/i] [/b]

– [b] [i] [color=#843181] ¡Eres un tocón![/color] [/i] [/b] – Lo aparté con un manotazo sin dejar de reírme.- [b] [i] [color=#843181] ¿Adónde crees que van esas manos?[/color] [/i] [/b]

Él me devolvió la sonrisa. – [b] [i] [color=#457238] Bueno, bueno, todo sea porque no me salga ahora esto como recuerdo de meterte mano.[/color] [/i] [/b]- Lo dijo volviendo a mirarme, como si realmente quisiera meterme mano. Y no era el único.

Dejé que McLeod se adelantase para reunirse con el grupo y Sarah me hizo una seña para que le acompañase. Cada día daba gracias al Oráculo Cantarín por haberme cambiado de cuerpo, dándome una cura de humildad y mostrándome el buen camino. Regalándome a una hermana falsa que hacía feliz a mi mejor amigo venido de otra realidad, que era cien millones de veces mejor que la cara de burro de Megan. Bríndame la oportunidad de poder tener unas tetas mejores que disfrutar en compañía de McLeod, porque las dudas sobre mi sexualidad habían quedado disipadas, aunque ahora mi vida sexual fuera inexistente. Haciendo que Sarah y yo estuviéramos más unidas, y que ella, además, fuese feliz al lado de alguien como Daniel. Conociendo mejor a Dominic y a Illya, cuya vida amorosa era mejor que ver [i]Eastenders[/i]. Y sobre todo, dejando atrás a gentuza como Cecil, Liad, January, Ben, Zoë Cooper, Lila Stroker y todos aquellos que pasaron por nuestra vida y no se quedaron.

Porque éramos pocos, pero joder, desde que se habían ido, éramos todavía más felices.

[spoiler]Éste me ha costado todavía más que el de Sarah Y___Y MOONDALE 1.0 ERA UNA BAZOFIAAAA.
Siento que sea laaaaargo, pero es que Diana se enrolla como una persiana. Éste os lo dedico a vosotros :heart:[/spoiler]

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