Moondale

PARA QUE ESPERAR CUANDO TIENES EL MUNDO EN TUS MANOS

[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=3]Logan Villiers | Moondale

[color=#81BEF7]MaÑana[/SIZE][/color][/font][/b]

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Mi primer acto nada más despertarme fue saltar por los aires el despertador, literalmente. Busqué a tientas el móvil y me llevé una mano a la cara para despejarme cuando vi la hora, hacía apenas tres horas que me había acostado, mi humor no estaba en su mejor momento.

Me levanté de la cama y me dirigí a la nevera para tomar un reconstituyente con altas dosis de lúpulo y cebada. El primer trago le devolvió la frescura tanto a mi irritada garganta como a mi cabeza. La noche anterior me había encontrado con Natalie y a juzgar por los arañazos que tenía en la espalda debíamos habérnoslo pasado bien.

Cuando me estaba acomodando en el sofá volví a pensar en el despertador y en la razón por la que estaba puesto a esa hora. Al cabo de un rato me di cuenta, era el día de la «misión» de rescate. Dudé durante un par de minutos si iría o me quedaría sentado en el sofá tranquilamente, después ir al bar, quizá buscar a Natalie de nuevo o con suerte toparme con Illya. Por desgracia, tenía un alquiler que pagar, y aunque podría tomar cualquier casa a la fuerza, me gustaba tener un pequeño refugio dónde nadie me molestase. Así que me duché, cogí la primera ropa que encontré y salí del piso hacia el punto de encuentro, aún no estaba demasiado despierto, pero eso bastaría para el trabajo que nos habían encargado, ni siquiera me hacía falta nadie más, aunque no había conseguido hacer que lo comprendiesen, luego era yo el cabezota cuando eran ellos quienes no veían lo obvio.

Cuando salí a la calle los primeros rayos de sol se filtraron a través de las nubes y me bañaron con su efecto revitalizante, recargando mis reservas de energía y dándole a mi cuerpo todo lo que necesitaba para seguir funcionando perfectamente, era una máquina bien engrasada.

Me subí en la moto, la revolcioné para que se despertase igual que yo había tenido que hacer y salí a toda velocidad hacia el punto de encuentro. No tardé demasiado en llegar, pero el camino me sirvió para terminar de recargarme. Ya me sentía de nuevo con fuerzas suficientes como para alegrarme de haber tomado la decisión de venir, solo con el cansancio se me podía haber pasado por la cabeza no aprovechar una situación como esta para encargarme de unos cuantos comandos.

Cuando llegué, la pelirroja, Olivia y el otro tipo, el tal Lincoln, estaban esperando, junto a un tipo alto con pinta de serio, un tal Bill según ponía en el dossier y una auténtica belleza de pelo castaño y con pinta de malas pulgas. La observé durante un rato y llegué a la conclusión de que la foto no le hacía justicia, había tenido razón cuando les dije que me gustaba esa elección. La chica me observó con una mirada de desprecio que consideré todo un reto, no pude evitar sonreír y guiñarle un ojo cuando me bajé de la moto.

– [b] [i] [color=#232627] Bueno, ¿cuando empieza la fiesta?[/SIZE] [/i] [/b] – pregunté, ansioso por entrar a la famosa Inciativa. Supuestamente, según habían dicho estos tipos, habían tratado de llevarme allí dentro varias veces, y me habían mantenido vigilado, pero si alguna vez les vi seguirme, debí tomarlos por policías o federales. La Iniciativa pareía tener problemas con los sobrehumanos, seguramente complejo de inferioridad al sentirse abrumados por algo que les supera, tan cortos de miras como «el viejo», y se habían dedicado a capturarnos y experimentar con nosotros, sin importarles si intentaban ser pacíficos o eran unos grandísimos cabrones. Así que ahora iba a entrar con mi propio pie para darles una pequeña lección, aunque se me había olvidado comentarles eso a los demás. Era más divertido llevarlo en secreto por el momento.

– [b] [color=#7C8D61]Llegas tarde.[/color] [/b] – dijo la pelirroja, con cara de pocos amigos. No era muy fan de la autoridad, de hecho no la soportaba, pero a ella le sentaba muy bien, así que decidí permitírselo.

– [b] [i] [color=#232627] Soy un hombre ocupado.[/color] [/i] [/b] – respondí. Estuve a punto de aprovechar el momento para ver si tenía posibilidades con ella, pero percibí una energía que me hizo cambiar de idea. – [b] [i] [color=#232627] Parece que ha venido a vernos un pequeño amigo.[/color] [/i] [/b] – añadí con una sonrisa. La pelirroja me miró extrañada y señalé su barriga con la cabeza, dónde había sentido una fuente de calor que solo podía significar una cosa.

– [b] [color=#2B3807] ¿Sabes de qué esta hablando?[/color] [/b] – le preguntó el otro tipo, con una mezcla de sentimientos que iban desde sorpresa hasta alegría, pasando por ciertas ganas de pegarme. Era algo que me solía pasar.

– [b] [color=#7C8D61]No sé a que te refieres[/color] [/b].- respondió evitando mirarnos de una forma ligeramente más vulnerable de lo que aparentaba con su seria forma de ser.

– [b] [i] [color=#232627] Wow, siento chafar la sorpresa. Estás embarazada pelirroja, imagino que de poco. Enhorabuena.[/color] [/i] [/b] – le respondí. Volví a fijarme en la energía y lo confirmé, estaba embarazada, así que asentí para reafirmar lo que había dicho. Vigilé su rostro para ver como se tomaba la noticia, al ver que sonreía brevemente antes de volver a concentrarse en lo que estaba haciendo me quedé tranquilo, el mundo estaba lleno de personas que no merecían ser padres. Yo por mi parte estaba deseando poblar el mundo de pequeños aesir, desde que aquél viejo demonio me había dicho lo que era y que quedaban pocos como yo me quedó claro que tenía que encargarme de que la cosa cambiase.

– [b] [color=#2B3807] Liv ¿Es eso cierto?[/color] [/b] – preguntó sin confiar del todo en lo que ya había dicho dos veces.

– [b] [color=#7C8D61]¿Tú qué crees?[/color] [/b]- respondió ella con una ligera sonrisa. Él sonrió, se acercó a ella y le dio un beso por sorpresa, seguido de un abrazo, aunque no sabía si se alegraba porque fuese suyo, porque pensase que fuese a serlo o simplemente por ella, decidí dejarlo al misterio y no intentarlo con la pelirroja, me quedaba con la tía dura.

– [b] [color=#7C8D61]Creo que será mejor que nos centremos en la misión que tenéis que llevar a cabo[/color] [/b].- carraspeó intentando parecer más serena de lo que estaba. Su calor corporal había aumentado, especialmente en la zona de la cara, estaba a punto de ruborizarse y por eso trataba de disimular.

Después nos quedamos esperando a los que faltaban, aunque se suponía que solo faltaba el tipo que tenía la capacidad de meternos allí dentro de forma «sigilosa». Miré el reloj, el tipo que faltaba llegaba bastante tarde y uno de mis reconocidos defectos era mi falta de paciencia, para qué esperar cuando tienes el mundo en tus manos. Estaba deseando entrar allí y arrasar con todo lo que se me pusiera por delante.

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