[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=3]Christopher McLeod | Universidad de Moondale. Biblioteca. Su despacho
[color=#81BEF7]MaÑana[/SIZE][/color][/font][/b]
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Dejé a Rebecca y a Illya para encargarse de la biblioteca y pasé detrás del mostrador de recepción para abrir la puerta de mi despacho y dedicarme un momento a poner en orden mis ideas.
Mientras me servía un café, esta vez un café de verdad, no una infusión de color lavanda camuflada en un termo, me paré a pensar en los últimos que habia que terminar de adaptar desde que habíamos salido por segunda vez, en mi caso tercera, de la Iniciativa.
En las tres semanas que habían transcurrido desde que salimos, con tantas victorias como derrotas, pero al menos vivos, habíamos estado en un ambiente tenso, pese a que la actividad sobrenatural se limitaba a las patrullas, en las que ultimamente habían caído sobretodo vampiros, unos cuantos de hecho.
El Doctor seguía sin dar señales de vida, lo cual podría ser tranquilizador por una parte, pero por otra podía significar que estaba tramando algo y volver en cualquier momento para sorprendernos, así que era imposible bajar la guardia salvo cuando la rutina diaria impedía pensar en nada más salvo lo que estabas haciendo en ese momento.
Por suerte los Búhos ya se habían puesto en contacto con nosotros por mediación de Vincent, para decirnos que tanto la chica como Doyle estaban plenamente recuperados de las secuelas que les había causado la máquina que habían utilizado para extraer recuerdos de Doyle utilizando la habilidad telepática de Charlotte. Solo faltaba quedar con ellos para hablar con Doyle, pero para eso prefería hablar antes con los demás, así que iba a aprovechar que no reuniríamos para la pausa de media mañana para hablarlo con ellos. Doyle podía darnos información vital del Doctor, por poca que fuese, nos acercaría más a conocerle y averiguar sus puntos débiles, como explotarlos ya sería diferente.
Por otro lado teníamos también, aunque la verdad es que recaía sobretodo en la pobre Elizabeth ya que los demás no teníamos demasiado tiempo, la educación de Daakka y Cara, una para recordar lo que una vez había debido saber y había olvidado por todo lo que le había ocurrido, y el otro para acostumbrarse al lenguaje y a las formas humanas. La verdad es que me daba pena que tuviesen que pasar tanto tiempo metidos en casa, pero era peligroso para ellos aún, aunque quizá esa noche pudieran acompañarnos, dependiendo de lo que fuese a hacer el grupo, no quería encadenarles a una vigilancia permanente cuando me transformaba, tendrían mejores cosas que hacer.
También estaba la Iniciativa, de la que habíamos salido a salvo, asestando un gran golpe al destruir su sistema principal, que tardarían en recuperar aunque tuviesen copias, y al llevarnos a Saunders, que ahora cooperaba con los Búhos tanto en sus objetivos contra la Iniciativa, como con en la búsqueda de una posible cura para Rebecca.
Y por último estaba yo mismo, y en lo que me convertiría esa noche. Al día siguiente era luna llena, lo que implicaba que pasaría las tres próximas noches transformándome en licántropo. Desde el regreso de las vacaciones solo había tenido que pasar una vez por las transformaciones, poco antes de volver a la Iniciativa, y lo habíamos solucionado con un conjuro que me mantenía encerrado, como el que usaron en Gales, pero las transformaciones eran impredecibles y las apariciones de nuestros enemigos también, así que necesitaba encontrar un lugar dónde encerrarme.
Di un trago y giré en la silla poniéndome de cara hacia la ventana para despejarme mirando aunque fuese la hierba de la parte trasera, pero lo que vi fue, varios metros más allá, en la ventana de enfrente, a Diana, paseando por delante de la cristalera mientras hacía como si bajase una escalera imaginaria, después me sacaba la lengua y tras comprobar que nadie la veía, por suerte nuestra fumadora profesora de literatura clásica no estaba en la ventana, se pegó al cristal bromeando mientras señalaba hacia sus pechos, si lo que pretendía era hacerme reír, que estaba claro que lo era, lo había conseguido, porque me resultó imposible contener la risa.
Me giré de nuevo, esta vez para coger el teléfono, y marqué su extensión. Mientras el teléfono sonaba volví a mirar hacia ella y vi como hacía aspavientos y señalaba en dirección al teléfono, comediante como ella sola.
– [b] [i] [color=#457238] Buenos días miss mimo.[/SIZE] [/i] [/b] – la saludé aún con una sonrisa en los labios.
– [b] [i] [color=#843181] Ha llamado usted a la línea caliente de la Universidad…[/color] [/i] [/b]- contestó tratando de poner una voz masculina cuando no se estaba riendo y se notaba su verdadera voz.
– [b] [i] [color=#457238] Creo que me equivoqué, estaba llamando a la que está más buena de la Universidad.[/color] [/i] [/b] – le repliqué. Por muy seria que fuese la situación o muy malo que fuese el día, Diana conseguía hacerte sonreír y además también que bromeases con ella.
– [b] [i] [color=#843181] Pues ha llamado usted al teléfono de Paco Jones, ¿no le da vergüenza?[/color] [/i] [/b]- respondió haciéndose la ofendida y claramente aguantándose la risa.
– [b] [i] [color=#457238] Tengo tantos trabajos que no me cabe la vergüenza.[/color] [/i] [/b] – le respondí. En el de bibliotecario no veías a mucha gente, en el de Vigilante conocías gente de todo tipo, pero no tratabas con demasiada, pero en el de profesor veías a gente incluso más rara y tenías que tratar con todos y cada uno, y dar clase sin mostrar nervios porque era como presentarte ante un grupo de pirañas con una herida abierta. Por suerte mis clases se limitaban a un par de asignaturas optativas de historia cuyas plazas no pudo cubrir nadie y a la clase de Demonología que había conseguido mantener, porque al menos a ella asistían todos nuestros amigos y algún estudiante más, como el escéptico Joss Whedon, que no sabía porque seguía yendo, y en parte era un pequeño premio de la rectora por la ayuda que había prestado en la rehabilitación de la Universidad después de las bajas que había habido en Moondale, tanto de profesores como de estudiantes. Por suerte ahora gracias al grupo las muertes habían disminuido hasta las normales en una ciudad normal, aunque ni Moondale, ni en general el condado de Ripper, lo eran. – [b] [i] [color=#457238] ¿Qué tal llevas la mañana?[/color] [/i] [/b] – pregunté, mucho más animado que antes de hablar con ella.
– [b] [i] [color=#843181] Aburridísima, hoy sólo me cuentan problemas estudiantiles, ¿qué ha pasado con el sexo, las drogas y el rock and roll?[/color] [/i] [/b]- se quejó negando con la cabeza. Aburrida y todo, siempre estaba increíblemente guapa, especialmente cuando el sol se reflejaba en su pelo mostrando destellos rojizos, y cuando sonreía.
– [b] [i] [color=#457238] Lo tuyo…[/color] [/i] [/b] – le respondí bromeando. – [b] [i] [color=#457238] Luego van a venir los demás para la pausa del «café».[/color] [/i] [/b] – le expliqué para que viniese.
– [b] [i] [color=#843181] ¿Estás insinuando algo? Mira que yo soy una persona muy formal[/color] [/i] [/b].- me respondió bromeando.
– [b] [i] [color=#457238] Ven tomarte un descanso mujer.[/color] [/i] [/b] – le pedí aunque sabía que no haría falta y estaría allí llegado el momento. – [b] [i] [color=#457238] Ah, tengo una noticia, Rebecca es mi nueva ayudante, Illya le ha cedido el puesto, puso una excusa pero es porque sabe que lo necesitaba.[/color] [/i] [/b] – le expliqué al recordarlo. Pese a ser una vampiresa, Illya aún poseía muchas cosas de cuando era humana, quizá amplificadas como su vocación por la sanación de las personas que le permitía mantenerse a raya, pero la relación con sus emociones se había cortado.
A un vampiro le resultaba difícil o casi imposible «sentir» en pleno sentido de la palabra, quedan ecos del sentimiento, pero no el sentimiento en sí. En el caso de Illya, en base a la motivación que le permitía contenerse, tenía recuerdos de los sentimientos, no conseguía conectarse con ellos, y a veces tampoco entenderlos, por eso se recluía a pensar, pero al menos le permitía intentar hacer lo correcto, aunque no supiese muy bien la razón.
En el caso de Rebecca, había hecho lo correcto, había visto que lo necesitaba, porque dependía de las becas de estudios y el dinero que le mandaba su tío, y decidió cederle el puesto en la biblioteca pese a que a ella siempre le había encantado, porque estaba sola con los libros la mayor parte del tiempo. Ella misma no conseguía entender, por su condición, la importancia de lo que había hecho, lo que significaba un gesto así hacia otra persona, y lo justificaba en su trabajo en el bar de Lorne. La verdad era simple, era una buena persona, antes de convertirse y después, por eso había ayudado a una amiga cuando lo necesitaba sin pedir ningún tipo de crédito. No podía más que sentirme orgulloso por todos y cada uno de los miembros de nuestra peculiar familia, desde la parte que se había quedado en Escocia hasta Elizabeth, pasando por Dominic, Rebecca, Ed, Kaylee, Daakka, Cara, Daniel, Sarah y Diana, incluso las perras, sobrenaturales y no sobrenaturales.
– [b] [i] [color=#843181] ¿Tengo que empezar a ponerme celosa? Tus nuevas ayudantes están más buenas que yo[/color] [/i] [/b].- me preguntó quejándose en broma. Sabía que por muchas veces que le dijese lo guapa que era, no se lo creería, por muchas bromas que hiciese respecto a su antiguo «cuerpo», era algo que parecía común a las mujeres, o al menos a las que no son unas creídas. Por suerte en el grupo no había ninguna, ya no.
– [b] [i] [color=#457238] Solo tengo ojos para ti.[/color] [/i] [/b] – le respondí con una sonrisa. Escuché un quejido al otro lado del teléfono y me preocupé. Me fui al punto de la ventana más a la izquierda y desde ahí pude ver a Diana con la cabeza apoyada en las manos. – [b] [i] [color=#457238] ¿Diana?[/color] [/i] [/b] – pregunté, sabía lo que era, sabía que no le haría nada porque los Grandes Poderes la habían reestructurado para evitar que algo le ocurriese, pero aún así no podía evitar preocuparme.
Al poco vi como su cuerpo se relajaba y por el teléfono escuché como la respiración iba más lenta.- [b] [i] [color=#843181] He visto cómo Ann se adentraba en un bosque con un grupo de gente[/color] [/i] [/b]. – explicó rápidamente nada más acercarse al teléfono. Ann, se había separado del grupo desde la noche en la que un agente de la Iniciativa se hizo pasar por mí, que a duras penas nos saludaba al cruzarse nuestros caminos en los pasillos, ¿por qué nos enviarían una visión de ella en ese momento? Pero fuese sobre quien fuese la visión, sin duda debía ser importante, tenía que descifrarla, al igual que la que Sarah había tenido la noche que salimos de la Iniciativa en la que nos veía a todos en una cueva, junto a un tal Hiroshi Sato que habían conocido la noche que me transformé en la Universidad y Logan, el asesino.
– [b] [i] [color=#457238] Si has tenido una visión será importante, tendremos que echarle un ojo.[/color] [/i] [/b] – dije dándole vueltas, tratando de encontrar una forma de descifrarlo. Era frustrante, para alguien que es capaz de entender inmediatamente cualquier tipo de idiomas, el hecho de no ser capaz de descifrar otro tipo de misterios.
– [b] [i] [color=#843181] Sólo se me ocurre que pueda estar relacionado con otra cosa, los Grandes Poderes no nos molestarían por Ann, al menos no ahora que hace meses que no hablamos con ella[/color] [/i] [/b].- replicó, práctica. Había dos opciones, que la visión tuviese que ver con que ella estuviese en peligro y tuviésemos que salvarla, o lo que Diana decía, que fuese algo más, era difícil saberlo, pero la época en la que nos encontrábamos daba algunas pistas, que podían tener algo que ver o no.
– [b] [i] [color=#457238] Si había más gente alrededor ahí está la pista. En eso y en que mañana es luna llena.[/color] [/i] [/b] – añadí, aunque sabía que ella era plenamente consciente de lo que me pasaría esa noche, solo esperaba que no se culpase porque pensase que me había obligado a dejar las infusiones de matalobos y transformarme, cuando no era así, lo único que había conseguido era que dejase de matarme. Me había quedado claro que evitarlo no era la solución, tenía que lidiar con ello, tanto con la transformación, como con los recuerdos de la licántropa muerta, por mis propias manos, junto al cuerpo de Siobhan.
– [b] [i] [color=#843181] Licántropos[/color] [/i] [/b].- escuché a Diana suspirar con preocupación. Me descolocó momentáneamente al estar pensando justamente en eso en ese momento, pero después lo entendí, el grupo de personas que estaba con ellos en el bosque eran licántropos, Diana me lo estaba confirmando.- [b] [i] [color=#843181] Ann me caía bien, pero la loba que tenía dentro, no[/color] [/i] [/b].- añadió.
– [b] [i] [color=#457238] En más de un sentido, sí.[/color] [/i] [/b] – reconocí entendiendo que no se refería solo a la licántropa en sí, si no a esa faceta de sí misma a la que solía llamar en las redes sociales su modo «loba mala», ahí es dónde vimos cosas de ella que no veíamos al principio en persona pero que luego empezaron a notarse en algunas cosas, como en la forma en la que había tratado a Ed, y que evidentemente nos dolía y nos molestaba. – [b] [i] [color=#457238] Una manada explica muchas cosas.[/color] [/i] [/b] – medité mirando hacia el frente, a ningún punto en concreto, mientras pensaba, retrayéndome a varios meses atrás, concretamente a la época en la que el licántropo presionaba con más fuerza para salir, hasta que el Doctor lo liberó. Esa energía del licántropo podía deberse a que había sentido a la manada, y yo mismo les había escuchado aullidos más de una noche, pero los atribuí a uno o dos licántropos, no una manada al completo, eso podía ser más peligroso, sobretodo dependiendo de sus intenciones.
– [b] [i] [color=#843181] No creo que quieran nada de ti, ¿verdad?[/color] [/i] [/b] – preguntó seria, adivinando mis pensamientos de nuevo.
– [b] [i] [color=#457238] Aunque lo quisieran no lo van a conseguir.[/color] [/i] [/b] – repliqué con sinceridad. Había licántropos que adoraban su condición, no simplemente aceptarla y tratar de llegar a un equilibrio en el que no hagas daño a nadie, como Oz y el maestro que les enseñó, o el propio Fenris que había pasado una temporada con ellos según él mismo nos había confesado. Esos licántropos se rendían plenamente a los instintos del licántropo interior y potenciaban esa agresividad con la suya propia, dejándose llevar por un frenesí de sangre.
Al no escuchar a Diana decir nada, decidí alejarme de mis pensamientos hacia ese tipo de personas, y traté de tranquilizarla, porque sabía que en lo referente a mí, y a los que quería, tenía un punto débil que la hacía incluso incapaz de bromear para lidiar con sus preocupaciones.
– [b] [i] [color=#457238] Estaré bien, en caso de que pasase algo, no podría tener mejores guardianes.[/color] [/i] [/b] – repliqué tratando de tranquilizarla. Aunque los licántropos tratasen de reclutarme por la fuerza, o de matarme, no podía estar rodeado de gente mejor para protegerme, una Cazadora, Elegida además, dos aesires, un brujo, una bruja, una vampiresa, un demonio milenario y una chica capaz de provocar dolor solo con tocar a alguien, muchos se lo pensarían dos veces antes de lanzarse contra ellos, aunque eso mismo me daba que pensar, si en la oscuridad que acechaba en el mundo no habría tramas planeadas contra nosotros para evitar un enfrentamiento directo, resultaba preocupante pensarlo. – [b] [i] [color=#457238] Te quiero ¿vale? Es casi la hora, ven y estamos juntos un rato antes de que lleguen todos.[/color] [/i] [/b] – añadí a continuación, en parte para seguir intentando que se animase y dejase de preocuparse y en parte porque necesitaba tenerla cerca para despejarme de mis propias preocupaciones.
No escuché ninguna respuesta, solo los pitidos del teléfono al colgar al otro lado, miré por la ventana y ya no se veía a Diana en ninguna parte. En un par de minutos entró por la puerta de mi despacho y me abrazó, resultaba difícil describir lo mucho que me había reconfortado el simple hecho de estar en contacto con ella. – [b] [i] [color=#843181] Como te hagan algo, les corto las pelotas[/color] [/i] [/b].- me susurró al oído, haciendo que sonriese por la forma en la que lo había dicho.
– [b] [i] [color=#457238] Anotado.[/color] [/i] [/b] – respondí aún sonriendo sin dejar de abrazarla. – [b] [i] [color=#457238] Tenemos que hablar de lo de esta noche cuando vengan todos.[/color] [/i] [/b] – expliqué para compartir mis pensamientos con ella.
– [b] [i] [color=#843181] Te he comprado un hueso[/color] [/i] [/b].- bromeó mirándome sonriente. Fruncí el ceño al mirarla pero no conseguí evitar sonreir. – [b] [i] [color=#843181] Perro malo[/color] [/i] [/b].- replicó frotándome la mano en la nariz mientras se carcajeaba.
– [b] [i] [color=#457238] Tienes chistes para rato.[/color] [/i] [/b] – repliqué segundos antes de darle un corto eso. – [b] [i] [color=#457238] Iremos con el resto, tenemos una vida muy ajetreada.[/color] [/i] [/b] – añadí antes de darle un beso, esta vez más largo, que pareció absorber todas las preocupaciones, y casi el mundo que nos rodeaba.
Cuando nos separamos Diana asintió y salimos de la biblioteca. Iba a ser difícil hablar con los demás sobre mi transformación esa noche sin que su amistad y su lealtad les arrastrase a acompañarme, especialmente teniendo en cuenta la visión de Diana. Pero tenía que intentar que no perdiesen más tiempo de su vida por mí, bastantes preocupaciones tenían ya.
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