Moondale

SI TENEMOS QUE MORIR, MORIREMOS

[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=3]Mara Novak | Universidad de Moondale

[color=#black]Noche perpetua[/SIZE][/color][/font][/b]

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Me arrepentí una y mil veces de haber vuelto al hospital a cubrir mi rastro después de haber robado los analgésicos para Daniel, pero necesitaba analgésicos para mí y también material de primeros auxilios que llevar encima. Nunca se sabía cuándo aparecería alguien que necesitase mi ayuda y tenía que aprovechar la única ventaja que tenía trabajar en el hospital: Poder robar lo necesario, siempre y cuando no me descubriesen, aunque en mitad de la Apocalipsis la gente tenía cosas más importantes de las que preocuparse.

Cada vez estaba más cansada, el corazón me latía a toda velocidad y me costaba respirar, pero no paré de correr hasta que estuve en el aparcamiento del hospital. Una vez allí, me metí en el coche, cerré los seguros y metí la llave en el contacto. No pude evitar echar un par de vistazos al asiento trasero por si había forzado la cerradura de alguna manera para intentar atacarme por la espalda. Aunque hubiese dicho que no pensaba morderme mientras oliese a Daniel, las promesas de un vampiro tenían poco valor. Cuando me aseguré de que no había nadie, respiré profundamente un par de veces, intentando calmarme y no pude evitar pararme a pensar en Dominic, en cómo era la primera vez que nos encontramos en la Resistencia. [/SIZE]

[QUOTE=**FLASHBACK*** La Resistencia, hace tiempo]
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– [b] [i] [color=#457238]Dom, ésta es Mara. Es médico, creo que nos será de mucha ayuda[/SIZE] [/i] [/b].- Nos presentó McLeod, mientras yo intentaba disimular las ganas que tenía de esconderme en alguna parte para que no me hablase nadie. Nunca me había gustado la gente, ni siquiera la simpática.

– [b] [i] [color=#383A72] Soy Dominic, encantado. Aunque todos me llaman Dom[/color] [/i] [/b].- Me estrechó la mano con confianza y esbozó una sonrisa de ligón acostumbrado a triunfar con el sexo opuesto, cosa que no me extrañaba, porque aunque no era para desmayarse, era el tipo de chico que le gustaba a algún tipo de chicas. No a mí, claro. El amor, el romanticismo e incluso el sexo, eran cuestiones que no tenían cabida en mi vida.

– [b] [i] [color=#EE5159]Encantada…de conocerte, Dominic[/color] [/i] [/b].- Nos quedamos unos segundos con la mano estrechada sin saber muy bien qué hacer. Él parecía que se estaba divirtiendo, pero a mí me incomodaba no saber qué era lo siguiente políticamente correcto que debía hacer.

– [b] [i] [color=#457238]Anda déjala, que la vas a asustar[/color] [/i] [/b].- Le apremió McLeod sonriendo mientras le ponía una mano en la espalda.

– [b] [i] [color=#EE5159]Yo…eh…voy a…eh…[/color] [/i] [/b]- Titubeé andando de espaldas hasta que estuve lejos de su posición, evitando que se notase que me había puesto nerviosa.[/color] [/QUOTE]

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La gasolina era un bien preciado, pero los médicos teníamos cierto estatus, proporcionado por La Tregua, que nos daba un número muy limitado de litros de gasolina a la semana, por lo que como iba caminando a diario al trabajo, podía utilizar mi transporte para moverme por la ciudad, siempre y cuando evitase cierto tipo de barrios, en los que me habrían violado y después, asesinado. Lo primero por placer y lo segundo, para vender el coche y la gasolina al mejor postor.

Me acomodé en el asiento, tomé una pastilla a palo seco para paliar el dolor de espalda, que con la carrera se había acrecentado y arranqué el coche dispuesta a reunirme con McLeod, con el que había quedado en la biblioteca. La Resistencia no era más que un eco de lo que había sido en su momento, pero si nos rendíamos, estábamos muertos.

No tardé mucho en llegar a la Universidad, así que aparqué el coche lo más resguardado posible de las miradas indiscretas y avancé hacia la biblioteca con una sensación extraña. En parte era por culpa de Dominic. Temía que apareciese, más que por el hecho de afrontar la muerte (cuando te dedicas a la medicina, se convierte en una compañera de viaje), porque me aterrorizaba la idea de acabar convertida en un vampiro, un monstruo sin alma que se dedicaba a asesinar gente para saciar sus instintos más oscuros. No había nada en el mundo más alejado a un médico que ama su profesión.

Cuando estuve frente a la biblioteca, tragué saliva un par de veces, nerviosa por algo que ni yo misma era capaz de saber, hasta que me atreví a girar el pomo de la puerta, que estaba cerrada, algo inusual en McLeod

La escena que se dibujó frente a mis ojos era dantesca: El cuerpo sin vida de McLeod coronaba el centro de la estancia y a su lado, un letrero escrito con su sangre indicaba que no era casual. Pese a estar tapado por una chaqueta, se veía el charco de sangre coagulada y reseca a su alrededor, confirmando que se había apuñalado en el corazón con una espada que estaba a poca distancia.

– [b] [i] [color=#BB609C]Ha sido Diana[/SIZE] [/i] [/b].- Me dijo Sarah Echolls, la hija de Elizabeth, mientras avanzaba hasta el cuerpo sin vida de McLeod para medirle, en vano, el pulso.- [b] [i] [color=#BB609C]Ed estaba conmigo y se marchado, ahora no sé qué hacer[/color] [/i] [/b].- Le escuché decir cuando aparté la chaqueta.

– [b] [i] [color=#EE5159]Ya no podemos hacer nada…sólo darle un entierro digno.[/color] [/i] [/b] – Musité al comprobar que, efectivamente, estaba muerto. No servía de nada llamar a una ambulancia, porque dada la escasez de combustible sólo se movían cuando había posibilidades de que la persona sobreviviese y en este caso, no las había. Por tanto, se limitarían a recoger el cadáver y lo tirarían a una fosa común.

– [b] [i] [color=#BB609C]Pero si lo enterramos…[/color] [/i] [/b]- La frase quedó en el aire. Sabía que se refería a que si le enterrábamos, significaría que estaba muerto de verdad.

– [b] [i] [color=#EE5159]Déjalo ir.[/color] [/i] [/b] – Suspiré, colocando la chaqueta nuevamente.
– [b] [i] [color=#BB609C]N-no he tenido tiempo de pedirle perdón[/color] [/i] [/b].- Titubeó evidentemente nerviosa.

Le dediqué una mirada larga. Podía haber hecho muchas cosas por la Resistencia, pero siempre había sido demasiado cobarde y ahora ya era tarde. No se lo reprochaba, pero comprendía su frustración. Siempre es peor saber que no has hecho lo suficiente que cuando tienes la certeza de que has hecho todo lo posible.- [b] [i] [color=#EE5159]Lo sabía…la mejor forma que tenemos para honrarle es evitar que termine en una fosa común[/color] [/i] [/b]

La hermana de Diana se quedó en silencio unos segundos, observando el cuerpo sin vida de Christopher.- [b] [i] [color=#BB609C]¿Me ayudarías?[/color] [/i] [/b]- Me preguntó y asentí casi sin pensarlo. Christopher era mi amigo, uno de los pocos que había tenido jamás.- [b] [i] [color=#BB609C]Gracias[/color] [/i] [/b].- Susurró

Al verla tan compungida, hice un gesto quitándole importancia. La mala conciencia era la peor de las compañeras, así que para no hacerla sentir peor, fui hasta el cuerpo de McLeod, pensando cómo dos chicas de estatura ridícula podrían cargar con un hombre de más de un metro ochenta sin dejar un rastro de sangre por toda la Universidad.

– [b] [i] [color=#BB609C]¿No está en una posición…extraña?[/color] [/i] [/b]- Me interrumpió Sarah y miré nuevamente el cuerpo de Christopher. Todavía no se apreciaban en su cuerpo los síntomas más acentuados del rigor mortis, por lo que debía llevar muerto menos de tres horas, pero por lo demás no parecía que hubiese nada raro, aunque… – [b] [i] [color=#EE5159]Parece que señala…allí.[/color] [/i] [/b] – Seguí con la mirada la dirección a la apuntaba la mano de McLeod, sin lugar a dudas parecía que nos estuviera diciendo que miráramos hacia la mesa de recepción.

– [b] [i] [color=#BB609C]Sólo es la mesa de recepción[/color] [/i] [/b].- Comentó Sarah de pasada, avanzando hasta la mesa.

Me puse en pie y miré también a la mesa. No había nada raro, a excepción de una pequeña caja.- [b] [i] [color=#EE5159]Eso…no suele estar ahí.[/color] [/i] [/b] – No se veía demasiado bien por culpa de la oscuridad del exterior y la escasa iluminación que nos llegaba «gracias» a La Tregua.

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Sarah se quedó mirando la caja sin atrever a acercarse. Desde luego, no se parecía en nada a su madre.- [b] [i] [color=#BB609C]¿Será una trampa? Diana…[/SIZE] [/i] [/b]- Al escucharle, negué con la cabeza.

– [b] [i] [color=#EE5159]Reconozco esa caja…la trajo un día, pero no me dijo qué contenía[/color] [/i] [/b].- Le expliqué haciendo memoria.

La chica tragó saliva un par de veces y al final, se atrevió a abrirla. No sé qué pensaba que podía haber dentro de una caja de ese tamaño.-[b] [i] [color=#BB609C]Espero que tengas razón[/color] [/i] [/b].- Hizo una pausa y levantó una esfera traslúcida.- [b] [i] [color=#BB609C]Es una orbe de Thesulah[/color] [/i] [/b].

– [b] [i] [color=#EE5159]Acabaron con…todas[/color] [/i] [/b] – Apunté, acercándome para observala.

– [b] [i] [color=#BB609C]Era para Diana[/color] [/i] [/b].- Concluyó en voz alta.

– [b] [i] [color=#EE5159]¿Sabes…hacerlo?[/color] [/i] [/b] – Me refería al ritual, obviamente.

– [b] [i] [color=#BB609C]La teoría más o menos la conozco, pero no soy lo bastante poderosa[/color] [/i] [/b].- Dudaba de tantas cosas, que no me extrañaba que nunca hubiese ayudado a su madre y a su hermana.

– [b] [i] [color=#EE5159]Christopher no…pensaba eso[/color] [/i] [/b].- Recodé que Christopher confiaba en su potencial, aunque no lograba saber por qué.

– [b] [i] [color=#BB609C]Christopher veía siempre lo mejor de las personas[/color] [/i] [/b].- Sostuvo la orbe unos segundos más en la mano e intentó colocarla en la caja, pero la detuve cerrando la caja.

– [b] [i] [color=#EE5159]Quizá…los demás veamos siempre lo peor.[/color] [/i] [/b] – Finalicé, intentando encontrar las palabras adecuadas como haría mi padre.

Sarah esbozó algo parecido a una sonrisa y guardó la orbe en un bolso raído que llevaba consigo. Fue entonces cuando decidimos tapar el cuerpo de McLeod con la chaqueta que ya llevaba y la mía, para poder transportarlo hasta el prado que había detrás de la Universidad. En realidad, ponerle la chaqueta no tenía ningún sentido, porque seguía sabiéndose que era un cadáver, pero era la única forma que teníamos de mostrar nuestros respetos.

Haciendo un esfuerzo sobrehumano, Sarah y yo levantamos el cadáver y lo llevamos hasta el jardín trasero, en un trayecto que se nos hizo interminable y que no me apetece relatar porque por mucho que estés acostumbrada a la muerte, nadie está preparado para perder a alguien cercano y menos, de esa forma.

Lo peor llegó cuando estuvimos fuera, ya con la pala del conserje en nuestro poder (ese conserje que hacía años que no pasaba por la Universidad) y tuvimos que ponernos a cavar por turnos una fosa para que McLeod descansase en paz. Tenía que ser lo bastante profunda para que no levantase sospechas y tampoco podíamos dejar un montículo de tierra encima por la misma razón.

Cavar no es tan fácil como aparece en las películas. Acabé cubierta de tierra y dolorida, la espalda cada vez me molestaba más, pero no podía parar. Para colmo de males, comenzó a llover, una llovizna ligera que nos estaba calando hasta los huesos y que acrecentaba el frío que sentía por culpa de que mi chaqueta cubría ahora el cuerpo inerte de McLeod. Pero por fin, tras una última palada, acabamos.- [b] [i] [color=#EE5159]Yo soy la resurrección y la vida: El que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente.[/color] [/i] [/b] – Recité con la pequeña cruz plateada, que me colgaba del cuello, entre las manos.

– [b] [i] [color=#BB609C]¿Crees en Dios, pese a todo lo que está pasando?[/color] [/i] [/b]- Me preguntó Sarah al verme recitar el salmo del oficio de los entierros.

– [b] [i] [color=#EE5159]No es Dios quien trajo la oscuridad, pero sí el que les repele[/color] [/i] [/b].- Comenté de pasada. No esperaba que comprendiese mi fe, porque ni siquiera yo misma la entendía, pero si existía el Mal, debía existir el Bien para que hubiese un equilibrio.

La hija de Elizabeth asintió, mirándome.- [b] [i] [color=#BB609C]Mara, creo que lo mejor sería…que…incinerásemos el cadáver. Es-es horrible, pero…si Diana volviese…o si intentasen profanar el cadáver[/color] [/i] [/b].- Aunque hubiésemos abierto una fosa de un tamaño considerable, no se podía dejar un cadáver reciente en mitad de una Universidad porque no tardaría en descomponerse.

– [b] [i] [color=#EE5159]Adelante.[/color] [/i] [/b] – Le hice una seña.

– [b] [i] [color=#BB609C]Espero…que si tu Dios está viendo esto, sepa
perdonarme[/color] [/i] [/b].- Afirmó dudosa.- [b] [i] [color=#BB609C]¡Flamma![/color] [/i] [/b]- Conjuró una pequeña bola de fuego que apareció flotando justo encima de su mano. Una bola de fuego que resplandecía como si no fuera real.

– [b] [i] [color=#EE5159]Obra a través de tu mano…sólo estás ayudando a un amigo.[/color] [/i] [/b] – Repetí lo que mi madre habría dicho sin saber lo que siginificaba.

Salí de la fosa con la pala en la mano y con ayuda de Sarah (que sólo tenía una mano libre), empujamos el cadáver a su interior, que hizo un ruido sordo al golpear la tierra. Una vez estuvo dentro, Sarah conjuró varias bolas de fuego que fueron impactando sobre el cuerpo, ya sin vida, de Christopher. Pese a la lluvia, el fuego mágico no tardó en empezar a consumir el cuerpo de McLeod y ambas, apartamos la vista, porque aunque seas médico y estés acostumbrada a la muerte, nadie te prepara para esto.- [b] [i] [color=#EE5159]El plan no puede irse con él[/color] [/i] [/b].- Suspiré, observando nuevamente cómo el cadáver se consumía más rápido de lo normal.

– [b] [i] [color=#BB609C]Ya, pero…no llegó a contarme nada[/color] [/i] [/b]- Bajó la vista apenada.

– [b] [i] [color=#EE5159]Dejó cosas escritas y…me contó algo[/color] [/i] [/b].- Le recordé, llevándome las manos a los brazos para evitar el frío. A lo mejor una camiseta negra de tirantes no era la mejor opción para llevar debajo de la chaqueta.

La hija de Elizabeth se quedó en silencio, dudando una vez más y gracias al silencio que reinaba, escuché cómo alguien se acercaba hasta nosotros. Instintivamente, agarré la pala con fuerza. Si era Dominic, pensaba estacarle, me daba igual que hubiésemos sido amigos. Lo que no me esperaba era encontrarme con Oliver Kent, un chico algo más joven que yo al que había visto alguna vez en la biblioteca hablando con McLeod.- [b] [color=#2B3807]¿E…el profesor McLeod?[/color] [/b] – Dijo a modo de saludo, visiblemente mojado por la llovizna, mientras observaba el cadáver de Christopher.- [b] [color=#2B3807]Yo…fui a la biblioteca y vi…la sangre.[/color] [/b]

– [b] [i] [color=#BB609C]N-no hemos sido nosotras[/color] [/i] [/b].- Aclaró Sarah a la defensiva.

– [b] [color=#2B3807]¿Vampiros?[/color] [/b] – Preguntó hablándole a Sarah pero mirándome a mí.

– [b] [i] [color=#BB609C]La que era mi hermana[/color] [/i] [/b].- Susurró visiblemente compungida.

– [b] [color=#2B3807]Quería decirle que iba a unirme, pasara lo que pasara.[/color] [/b] – Recordó con un hilo de voz. – [b] [color=#2B3807]Fui a verle antes y me dijo que era aún muy joven, pero lo pensé…quiero hacer algo.[/color] [/b]

– [b] [i] [color=#BB609C]Mara conoce el plan[/color] [/i] [/b].- Me señaló con un gesto con la cabeza.

– [b] [color=#2B3807]Quiero hacerlo, estaré listo[/color] [/b].- Expuso sin dejar de mirarme y yo le devolví la mirada. Era demasiado joven y no había sufrido tanto como los demás, pero tenía entusiasmo y ganas de ayudarnos. A lo mejor, era lo que necesitaba la Resistencia.- [b] [i] [color=#EE5159]Ahora no es el momento…deberíamos descansar. Dentro de ocho horas nos veremos…en la biblioteca[/color] [/i] [/b].- Cogí la pala y empecé a tiritar violentamente. No sabía si era culpa del frío, la pena o el cansancio, quizás era una mezcla de todo, pero tenía que ser fuerte, porque después de enterrar el cuerpo tenía que ir a la biblioteca para limpiar la sangre. Nadie investigaría el asesinato, pero aún así, no quería que si algún día volvían las cosas a la normalidad, se encontrasen la sangre de Christopher.

Noté cómo alguien cubría mis hombros con una chaqueta, miré a mi lado y vi a Oliver, que extendía la mano para que le diese la pala.- [b] [i] [color=#EE5159]Gracias, pero…puedo sola…no te preocupes[/color] [/i] [/b].- Intentaba no derrumbarme, pero eran demasiadas emociones para un solo día.

Oliver, que estaba en manga corta, esbozó una sonrisa triste y escuché cómo un sonido metálico precedía a la visión de su cuerpo recubierto de acero. Al verle, le di la pala y me puse bien la chaqueta, que me quedaba enorme, pero olía francamente bien. Había argumentos que eran irrefutables.

Le dije a Sarah que se fuera, porque se le notaba visiblemente afectada y dejé a Oliver esperar a que el cadáver se consumiese del todo para poder enterrarlo debidamente, así que me fui al interior de la biblioteca a limpiar la sangre del suelo y una vez estuve dentro, con la puerta cerrada y la seguridad de que nadie me veía, ya con el estropajo entre las manos, cubierto por la sangre reseca de McLeod, empecé a llorar con tanta intensidad que no escuché cómo se abría la puerta y alguien entraba.

– [b] [color=#2B3807]Deja que te ayude.[/color] [/b] – Me susurró cerca del oído sujetando el estropajo con la mano. Incluso en mitad del Apocalipsis, quedaba un hueco para la esperanza, tanto para la Resistencia como para mí.

[align=center] Si tenemos que morir, moriremos. Todos los hombres mueren, Jon Nieve. Pero antes vamos a vivir.[/align]

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