Moondale

DEVORADA POR LA OSCURIDAD. TERCERA PARTE

[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=3]Diarios de Destino | Moondale

[color=#black]Noche perpetua[/SIZE][/color][/font][/b]

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La noche comenzó a caer sobre Moondale, pero nadie podía apenas diferenciar ya el día de la noche, la oscuridad cubría el cielo permanentemente.

Aún así, toda la ciudad recordaría esa noche, porque estaba a punto de liberarse una lucha épica entre el bien y el mal, para liberar a la ciudad de la opresión de la Tregua.

Edward MacLay marchó en silencio, caminando solo por las vacías calles, en dirección al que una vez había sido un lugar de reunión para divertirse, pero ahora lo era solo para diversión de demonios y vampiros, el Silver.

Echó un vistazo a las callejuelas mientras pasaba, y a medida que se acercaba al Silver empezó a atisbar más siluetas cercanas. Algunos estaban apoyados en una pared, hablando distraídamente, o al menos aparentando que lo hacían, en realidad eran licántropos, y estaban esperando que él llegase para dar el pistoletazo de salida.

Tras un rato caminando vio el edificio del Silver, cuyas letras de neón se habían ido cayendo con el tiempo y la falta de cuidados, y ahora solo podía leerse Sivr. Quizá era mejor así, para no recordar otros tiempos mejores.

En una esquina cercana dos hombres y una mujer hablaban entre ellos. Llevaban ropas oscuras y cualquiera los habría tomado por vampiros siguiendo la estética tradicional de películas y novelas, pero en realidad eran brujos. Se fijó bien en su atuendo y percibió un pequeño símbolo de color verde oscuro con forma de ojo en algún punto de su ropa, representaban a los brujos con los que McLeod había contactado en secreto. Le miraron y les hizo una seña para indicarles que era el momento de empezar.

Continuó avanzando hacia el Silver mientras ellos hacían lo mismo, fumando y hablando tranquilamente, como si fuesen de camino a una mera reunión. A medida que avanzaban empezaron a aparecer más personas, algunos tenían el aspecto inconfundible de licántropos, mientras que otros eran demonios, de ellos no podían estar seguros, Christopher McLeod no les había especificado en ningún momento que hubiese demonios adheridos al plan, por el momento todos eran enemigos, igual que los vampiros.

Frente al Silver había apostados al menos media docena de vampiros, demonios, brujos y licántropos, algunos patrullandos y otros parados frente a la puerta.

Edward se quedó observando como un par de licántropos con la marca del ojo avanzaban hacia la puerta y se acercaban hacia un par de brujos gemelos, ambos calvos y con aspecto mortecino, eran los anuladores, los que impedían el uso de magia en la zona en caso de conflicto. Hablaron con ellos en voz baja mientras algunos vampiros y demonios les dirigían miradas, estaba claro que dentro de la Tregua había dos, o incluso tres bandos.

Mantuvo la vista fija en los dos licántropos. Se separaron ligeramente de la puerta junto a los dos brujos y formaron un círculo cerrado, aunque se pudo ver como los licántropos les entregaban un paquete. Después se separaron y observó a los brujos sacar una especie de cristales del paquete y metérselos rápidamente en la boca. Pudo observar un ligero destello en sus ojos justo antes de que echasen la cabeza hacia atrás y pusiesen los ojos en blanco. Tardaron poco más de un minuto en volver a adoptar su pose de antes, guardarse el paquete y volver hacia la puerta.

Edward se mantuvo apartado de la vista de los guardias y esperó. Diez minutos después le llegó la señal de que el plan iba correctamente, los guardias empezaron a elevar la voz y mirar hacia los dos brujos adictos de antes. Nariz, boca y ojos les sangraban profusamente, tiñendo su pálida piel de rojo, mientras ellos gesticulaban incapaces de actuar, hasta que finalmente se desplomaron. Había llegado el momento, pronto se reencontraría con una vieja compañera de camino, la muerte. Miró hacia el cielo y conjuro una bola de energía que lanzó en dirección al Silver, se detuvo hacia la altura del segundo piso y explotó luminosa y sonoramente, la señal estaba enviada, pronto empezaría la refriega en el interior, pero eso quedaba en manos de Sarah y ese tal Daniel y sus licántropos.

Tras el estallido Edward se colocó en una posición estrategica y observó como los dos licántropos de antes se abalanzaban sobre un par de vampiros y les destrozaban con sus garras. Al otro lado una llamarada llamó su atención, el trio de brujos había hecho arder a otros dos vampiros. Le llegaron sonidos de la refriega por todas partes, brujos contra demonios, vampiros contra licántropos, brujos contra brujos…Él por su parte no se quedó atrás y recurrió a una magia que hacía tiempo que no utilizaba, conjuro un rayo en una mano que impacto en un demonio, aparentemente resistente a la electricidad, pero no a su segundo ataque, una bola de fuego cargada de recuerdos hacia su amiga Diana que lo tiró hacia atrás.

Un demonio cercano hacia el que acababa de derribar se acercó hasta él con una velocidad pasmosa, pero a mitad de camino se hundió en el suelo hasta verse de él solo una cabeza inerte. Segundos después surgió del suelo el culpable, un tipo latino vestido con ropa oscura al que no conocía, pero al que agradecía la ayuda, todavía tenía que llevarse algunas cosas por delante.

Mientras continuaba luchando sentía la refriega a su alrededor, pudo atisbar a un tipo grandote con la piel recubierta de metal arrancando de cuajo la cabeza de un vampiro, a una chica medio transformada en licántropo atrapar a dos vampiros en una planta enredadera enorme, a otro dividirse a sí mismo para atacar conjuntamente a un demonio bastante grande, e incluso a un chico que debía tener su edad o algunos años menos, resucitando a un compañero caído.

Pero el otro bando no se quedaba atrás, uno de ellos materializó una gigantesca araña que aterrorizó y devoró a su oponente mientras que otro recibía varias cuchilladas que rebotaban en su piel mientras asfixiaba a un brujo con sus manos.

Al cabo de unos minutos escuchó también disparos y observó de reojo, una mujer pelirroja vestida con traje apuntaba y acababa con la vida de un brujo mientras que a su lado un hombre le cubría las espaldas y remataba a un demonio.

La balanza parecía equilibrarse a su favor, pero la lucha estaba muy lejos de acabar y las cosas aún podían cambiar radicalmente.[/SIZE]

[spoiler]Ya está el ambiente listo para Alph XD[/spoiler]

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