[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=3]Daniel Arkkan | Club Silver, Moondale
[color=#000000]Noche perpetua[/SIZE][/color][/font][/b]
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Mientras descansaba para recuperarme de la herida, al menos para sobrevivir un día más, permanecí en la casa de Sarah. Al principio estábamos los dos juntos, algo que me aportaba una paz extraña, hasta entonces desconocida, pero después marchó a encontrarse con Mara y el nigromante, Edward se llamaba, para comunicarles mi parte del plan.
El tiempo que estuve solo en esa casa pareció una eternidad. No debí aguantar demasiado tiempo sentado, descansando, así que me levanté y comencé a dar vueltas por la pequeña sala. La casa debía haber sido digna de ver en su momento, pero ahora solo era polvo, igual que casi toda la ciudad. Podía ponerme perfectamente en la piel de Sarah al ver el lugar en el que te has criado terminar así.
Después de una espera interminable Sarah volvió, y pareció sorprenderse al verme de pie, observando la chimenea. Me paré a observar detenidamente sus preciosos ojos claros, pero ella no tardó en apartar la mirada y colocarse un mechón rubio tras la oreja.
El plan ya había sido comunicado, así que ya solo quedaba esperar juntos a que llegase la noche, y reunirnos en el punto de encuentro con la escolta de la manada que nos acompañaría dentro. No me estaría permitido llevar demasiados, porque generaría desconfianza, y esta era una operación que, por mucho que me pesase, requería discreción. Además de Sarah, que se mantendría a mi lado, conmigo entrarían Boyd Jr, Peter, Erika y Boyd padre, el resto se encargarían de lo guardias del exterior y de la refriega, que prometía ser toda una cruenta batalla.
Para cuando nos quisimos dar cuenta, ya estábamos cruzando las puertas de la que había sido la discoteca de moda de la zona, el Silver.
La razón de elegir el Silver para la reunión de esa noche no estaba clara, pero lo que si estaba claro es que eligiendo ese lugar esperaban reunir a mucha gente y tratar algún tipo de comunicado o decisión formal.
Nadie sabía exactamente de qué se trataba, solo cuchicheos entre vampiros y demonios, siempre los primeros en enterarse. El representante brujo estaba sentado ya en la mesa, esperando mientras tamborileaba los dedos sobre la madera, impaciente, tampoco él sabía de que iba aquello tan importante que había que tratar. Por mi parte tenía mis propias pesquisas: podía tratarse de Mason, que lo hubiesen avistado cerca de allí o hubiese hundido otra región en el mar; y por otra, podía tener algo que ver con las recientes discusiones y el hecho de que la Tregua estuviese empezando a plantearse una escisión, separando a los humanos, aunque fuese en parte, del control.
Observé a Sarah, con la cara cubierta con una máscara blanca, con detalles rojos aquí y allá, una alegoría de la sangre manaría esa noche. Parecía nerviosa, miraba ligeramente hacia todos los lados, quizá sorprendida al ver a toda la gente que se congregaba en el interior, pero pronto muchos de ellos saldrían, no todos podían asistir a esas reuniones. – [b] [i] [color=#4F5360] Tranquila, todo saldrá bien de momento.[/SIZE] [/i] [/b] – le aseguré. Al menos habíamos pasado por los dos primeros anuladores de la puerta, que se habían encargado de analizar a Sarah para comprobar que fuese una licántropa. Se habían detenido demasiado, y por un momento pensé que habían detectado su habilidad natural para el uso de la magia, pero su desganada pose dejaba claro que realizaban el mínimo trabajo, estaban esperando su chute, los licántropos se lo entregarían, pero el de esa noche sería el último, y entonces empezaría todo.
Sarah asintió nerviosa un par de veces seguidas, pero se le notaba que estaba deseando echar a correr. Mientras continuamos avanzando vi como algunos grupos empezaban a salir hacia fuera, la reunión no tardaría en empezar. Me giré hacia Boyd hijo y le hice una señal para que nos separásemos y esperasen la señal, todos excepto Sarah, ella iría conmigo. Unos pocos pasos más adelante nos encontramos con una nueva prueba, Diana, la Cazadora, nos había visto, había sonreído y se había acercado a nosotros.
– [b] [i] [color=#843181] Tápale la cara cuanto quieras, sé de sobra quién es[/color] [/i] [/b].- murmuró al acercarse con una sonrisa perversa.
– [b] [i] [color=#4F5360] No se te ocurra acercarte.[/color] [/i] [/b] – la amenacé, por suerte los problemas entre las razas eran habituales y nadie se extrañaría demasiado de vernos así, pero aún así tenía que andar con cuidado, había demasiado en juego. – [b] [i] [color=#4F5360] Si lo sabes, ¿por qué seguimos aquí?[/color] [/i] [/b] – pregunté intrigado. Había visto lo que íbamos a hacer y por eso había ido directa hacia Christopher, acabando con su vida, ahora sabía que tras la máscara se encontraba su hermana, paralizada sin saber que decirle, pero no nos había descubierto, tramaba algo, seguro.
– [b] [i] [color=#843181] Siempre me han gustado los perros[/color] [/i] [/b].- bromeó mirándome fijamente, sin parpadear.- [b] [i] [color=#843181] Además, a nadie le cae bien «Miss Cara de Caballo»[/color] [/i] [/b]. – añadió. Esa parecía la verdadera razón, la líder de los vampiros de Moondale, esa vampiresa rubia que no llamaba demasiado la atención y no terminaba de explicarme porque había conseguido el control, Megan, la que era además la hermana mayor de Sarah y Diana. Desde que la conocía, la Cazadora siempre había manifestado su odio por su hermana mayor, en parte fácilmente explicable cuando resultó que era Megan la que había atraído a Diana hasta una trampa dónde Alice la convirtió.
Observé fijamente la mesa de los líderes, en el centro se había colocado Megan, y detrás, no demasiado lejos de ella, estaban Alice y Dylan bebiendo algo distraídamente mientras le guardaban las espaldas. Que la Cazadora desease su muerte nos favorecía, pero después de conseguirla no tenía idea de como podría comportarse. Me paré también a observar a los otros representantes: la humana, como siempre despreciable, estaba sentada con la cabeza alta, como si se enorgulleciese de su posición; cerca de ella estaba el brujo, un tipo con el pelo oscuro, largo, y una barba recortada que remarcaba el color oscuro del perfilador que utilizaba en los ojos, tenía un tatuaje de una cruz en el cuello, y solía ir vestido con pantalones de cuero negros y en la parte de arriba solamente una chaqueta de cuero negra, dejando ver los colgantes que llevaba sobre su piel, uno de ellos era el viejo símbolo de Baphomet; luego estaba el demonio, al que nunca había visto en su forma humana, solo en la de demonio, en la que lucía un aspecto intimidante, con la piel de color azul oscuro recorrida por varios surcos que formaban un tatuaje natural, azul eran también sus cuernos y su cola, no sabía más de él, salvo que a veces le llamaban Anderson. Recordaba las cartas con Christopher tratando de buscar puntos débiles de cada uno, que con el tiempo se fueron espaciando más y más, mientras nos conformábamos con estar vivos.
– [b] [i] [color=#4F5360] Lo de Christopher no quedará así.[/color] [/i] [/b] – le recordé a Diana por lo bajo.
– [b] [i] [color=#843181] No te confundas, Capitán América[/color] [/i] [/b].- me espetó clavándome una de sus uñas pintadas de rojo sangre en el pecho.- [b] [i] [color=#843181] McLeod se suicidó[/color] [/i] [/b].- añadió. Me paré a pensar si de verdad pensaba eso para justificarse, si su transformación había retorcido lo que una vez Diana había sentido por Christopher hasta una obsesión extraña, y ahora que lo había matado no sabía qué hacer. Quizá por eso tampoco le importaba lo que fuese a ocurrir esa noche.
– [b] [i] [color=#4F5360] Para no ser un monstruo como tú, estoy seguro de ello.[/color] [/i] [/b] – le aseguré. Christopher había muerto protegiendo la oportunidad de recuperarla, de devolverle su alma. Para mí no era una prioridad en los planes de esa noche, pero Sarah merecía intentarlo, y no podía dejarlo el último deseo de un…amigo.
– [b] [i] [color=#843181] ¿Tengo que recordarte que no soy yo a la que cada mes se le destroza el cuerpo?[/color] [/i] [/b]- me soltó devolviéndome de golpe al mundo real. No conseguiría hacerme sentir un monstruo por eso, sabía perfectamente que era un monstruo, pero por haber colaborado con ellos durante este tiempo, incluso sin quererlo.
– [b] [i] [color=#4F5360] Este mes sí.[/color] [/i] [/b] – repliqué.
– [b] [i] [color=#843181] Tiemblo[/color] [/i] [/b].- dijo a punto de darse la vuelta para ocupar su lugar en la mesa. No se veía a Dominic por ninguna parte, así que esa noche los vampiros estarían representados por las dos hermanas, Megan y Diana.
– [b] [i] [color=#4F5360] Eres la única que puede saberlo con antelación. No tengo duda de cómo acabará esto.[/color] [/i] [/b] – terminé, convencido de que ella misma sabía que esta noche, pasase lo que pasase, nos llevaríamos a la Tregua por delante.
– [b] [i] [color=#843181] Siento decirte, mi peludo cuñado, que llega un punto en el que todo se vuelve negro, así que estamos jodidos, pero no en el buen sentido[/color] [/i] [/b].- dijo justo antes de irse. Me quedé pensando en lo que acababa de decir y traté de permanecer entero, ese no era el mejor lugar para dudas. Tenía que tener confianza, quizá la oscuridad se debía a que ella moriría esa noche y no conseguiríamos devolverle el alma.
Continuamos caminando y llegamos cerca de las mesas. – [b] [i] [color=#4F5360] Quédate cerca.[/color] [/i] [/b] – le pedí a Sarah antes de irme hacia la mesa de los líderes, un poco más adelante.
Me senté en el borde de la mesa, en el extremo opuesto al que Diana se encontraba. Observé la sala, la mesa se había colocado en la pista de baile y casi todas las personas se encontraban apoyadas en las paredes, observando, y creando un vacío a nuestro alrededor.
Miré a Sarah, que debía seguir nerviosa, y le dirigí una mirada de ánimo. Vi pasar por detrás de ella a Boyd padre junto a los otros dos anuladores que complementaban a los dos que se encontraban fuera, los cuatro gemelos anuladores. Eso nos permitiría el uso de magia por parte de Sarah y todos los de fuera, además de algunos artilugios mágicos que los licántropos había recopilado.
Diana me dirigió una sonrisa extraña, sabía lo que estaba a punto de pasar, pero me temía lo que pudiera estar tramando. Megan y el demonio empezaron a hablar, mientras el brujo les escuchaba con mal humor y la humana les miraba embelesada, pero no tuvieron tiempo de hablar demasiado porque pronto se vio un fogonazo y se escuchó seguidamente un estruendo, esa era la señal de que todo había empezado fuera, les deseaba suerte, pero ahora nos tocaba a nosotros.
Las cosas se sucedieron más deprisa de lo que esperaba, y de forma distinta. Los líderes observaron el fogonazo extrañados, porque los anuladores debían haberlo impedido, pero los cuatro estaban ya muertos. Esa era mi señal para lanzarme sobre ellos, pero alguien se me adelantó. Diana se movió rápidamente y con un cuchillo de su cinto cercenó la garganta de Megan, que no tardó en caer inerte sobre la mesa. – [b] [i] [color=#843181] A mí estos polvos no son los que me gustan[/color] [/i] [/b].- dijo sacudiéndose el polvo del vestido, mientras a nuestro alrededor se oían gritos de todo tipo y algunos empezaban a acercarse dispuestos a acabar con ella.
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El demonio y el brujo se pusieron en pie para lanzarse contra ella, pero no contaban con mi intervención. Pese a estar sorprendido por lo que acababa de ocurrir traté de sacar provecho de la situación, saqué las garras y se las clavé en la nuca, cortando la médula espinal de ambos.
– [b] [i] [color=#BB609C]¿C-cómo puedo ayudar?[/SIZE] [/i] [/b]- dijo Sarah acercándose.
– [b] [color=#0E2936] Destruye, defiéndete. [/color] [/b] – escuché decir a Boyd con voz grave, mientras saltaba sobre la humana, que trataba de atacarla por la espalda con una especie de navaja.
Sarah se quedó paralizada, sin saber como reaccionar, no estaba acostumbrada a la lucha, no podía culparla por eso, pero era una de nuestras principales bazas, la principal allí dentro.
– [b] [i] [color=#4F5360] La orbe, rápido.[/color] [/i] [/b] – le indiqué, si había algún momento para hacerlo, era ese, porque Diana estaba luchando contra Alice y por la pinta pronto acabaría con ella.
Sarah sacó la orbe del bolso titubeando y comenzó a preparar el ritual. Mientras lo hacía estaría vulnerable, así que necesitaba protegerla. Pero en ese momento vi a alguien entrar por una de las ventanas de la parte de arriba, probablemente viniendo a través de las escaleras de emergencia mientras nos observaba sonriendo. Conociendo el historial de Dominic con las chicas guapas, no podía arriesgarme, tenía que subir a enfrentarme a él cara a cara, y no podía negar que lo estaba deseando.
– [b] [i] [color=#4F5360] Protegédla y ayudadla. Te necesitamos.[/color] [/i] [/b] – le pedí poniendo mis manos sobre sus hombros para mirarla fijamente. Boyd y Erika asintieron, podía confiar en ellos.
– [b] [color=#8B312E]El cachorro tiene que defenderse por sí mismo, si no lo cuenta significará que solo iba a debilitar a la manada. [/color] [/b] – intervino Peter que en ese momento pasaba por nuestro lado y remataba al brujo, que había sobrevivido, pero paralizado, al corte que yo le había hecho, y desde el suelo había conseguido lanzar varias bolas de fuego que empezaban a propagarse
– [b] [i] [color=#4F5360] Te recuerdo que por el momento sigo al mando.[/color] [/i] [/b] – le amenacé antes de subir las escaleras, listo para enfrentarme a Dominic. – [b] [i] [color=#4F5360] Lo harás bien.[/color] [/i] [/b] – dije a Sarah antes de irme.
No tuve tiempo de mirar atrás y subí rapidamente las escaleras.
– [b] [i] [color=#383A72] Veo que te has traido a alguno de tus amiguitos.[/color] [/i] [/b] – comentó refiriéndose a los miembros de la manada que había podido traer conmigo: Sarah, Boy padre e hijo, Erika, Peter y alguno más que había podido camuflar entre los asistentes, junto con algún brujo de los que Christopher había unido a nuestro bando. En ese momento Boyd hijo, con toda su fuerza, acababa con un vampiro sin dejar de vigilar a Sarah, que estaba empezando a concentrarse en el ritual.
– [b] [i] [color=#4F5360] Tenían ganas de matar chupasangres, y no sería yo quien se lo negase.[/color] [/i] [/b] – respondí mientras nos colocábamos frente a frente. En ese momento, pese a la ceniza de vampiro en el aire, el olor del humo y el de la sangre, percibí un olor conocido, el olor de Mara, que debía estar fuera cuidando a los heridos.
– [b] [i] [color=#383A72] Luego no vengas llorando si pierdes a tus cachorros.-[/color] [/i] [/b] amenazó. Traté de concentrar mi olfato y confirmé mis temores, era el olor de Mara, y no tardé en pecibir la sangre seca en sus manos, debía ser de ella, ese malnacido había asesinado a Mara, condenando también a todos los heridos, y condenándose a sí mismo. -[b] [i] [color=#383A72] Tu también lo hueles ¿verdad? Estaba deliciosa.-[/color] [/i] [/b] soltó sonriendo al fijarse en que había percibido su olor.
– [b] [i] [color=#4F5360] Te mataré lentamente por eso.[/color] [/i] [/b] – le aseguré con las manos crispadas por la transformación inminente.
– [b] [i] [color=#383A72] No te imaginas el tiempo que llevo esperando esto.-[/color] [/i] [/b] me aseguró poniéndose en posición.
– [b] [i] [color=#4F5360] Ya somos dos.[/color] [/i] [/b] – le respondí sintiendo como las garras arañaban mi carne al salir. El dolor ya era familiar, y la ira me alimentaba, así que apenas sentí el cambio y cuando me quise dar cuenta ya era un Glabro. En cuanto me transformé solté u gruñido y salté hacia delante.
Pegué un zarpazo que solo araño el aire y la ropa de Dominic, porque se echó hacia atrás antes de que le golpease.
– [b] [i] [color=#383A72] No está mal. Ahora me toca a mí.-[/color] [/i] [/b] dijo tras mirarse el agujero en la ropa, justo antes de lanzarse contra mí. Era muy rápido, y pese a que conseguí evitar algunos de sus ataques, uno de ellos me impactó directamente en la herida, reabriendo la costra, bajo la cual empezó a manar sangre. Sin detenerme, porque con Dominic no podía bajar la guardia, inicié la transformación en Crinos y sentí la piel abrirse dejando paso al pelo, pero traté de contener el dolor y me lancé contra Dominic.
No conseguí acertarle mientras sentía el dolor de la transformación, pero cuando al fin estuve transformado completamente, sintiendo la presencia del licántropo cerca de mí, me lancé sobre él, rodamos por el suelo y caímos a la planta baja, partiendo la mesa en la que hacía unos minutos estaba sentado.
Mientras me levantaba vi como Dominic se incorporaba riéndose, había visto alguna broma que no conseguía entender, pero no me pararía a preguntarle.
Volví a fijarme en los demás, Diana acababa de partirle el cuello a Alice, y se había fijado en Sarah. Comenzaba a caminar hacia ella, si se acercaba demasiado los licántropos la protegerían, pero acabarían con Diana entre todos. Pero en ese momento Sarah llevó la cabeza hacia atrás y una especie de luz blanquecina salió de la orbe e impactó directamente en Diana, que cayó de rodillas. No tardó en levantarse y mirar alrededor con cara asustada, la mirada de la Cazadora había desaparecido, pero por desgracia necesitaba algunas cosas de la otra Diana para sobrevivir tal como estaba todo ahí dentro.
Dominic había estado observando la escena igual que yo, pero parecía molesto por que le hubiésemos devuelto el alma a Diana, solo yo me interponía entre él y Sarah. Agarré un trozo cercano de la mesa y se lo lancé sin darle tiempo a abalanzarse sobre mí. El trozo le dio de canto y solo trastabilló ligeramente. Fui rapidamente hacia él, esperando cogerle desprevenido.
– [b] [i] [color=#383A72] Ven perrito perrito.-[/color] [/i] [/b] silbó mientras se acercaba con un trozo de madera. -[b] [i] [color=#383A72] Busca.-[/color] [/i] [/b] añadió antes de lanzar un rápido golpe con el palo que me dio en pleno hocico. El dolor en esa parte era dificil de describir, pero incluso para alguien acostumbrado a él, era doloroso. Respondí con un golpe con el brazo derecho que partió la madera, pero Dominic me dio una patada en la herida que hizo que se abriese, y me doblase de dolor mientras gruñía. El vampiro aprovechó para coger un hierro suelto del suelo para golpearme en la espalda varias veces. Sentí los latigazos de dolor y liberé mi instinto, me moví con fuerza y cogí al vampiro por el cuello.
– [b] [i] [color=#383A72] Perro malo.-[/color] [/i] [/b] dijo mientras le apretaba el cuello con fuerza.
– [b] [i] [color=#4F5360] ¿Qué es un murciélago sin alas?[/color] [/i] [/b] – dije con la voz grave de licántropo. Él no respondió, porque la presa que le estaba haciendo sobre el cuello era demasiado fuerte. – [b] [i] [color=#4F5360] Una rata.[/color] [/i] [/b] – seguí dejándome llevar y cerré las fauces entorno a su cuello, arrancando un trozo de su carne al apartarme.
– [b] [i] [color=#383A72] Que irónico…-[/color] [/i] [/b] respondió tapándose la herida con la mano, riéndose como si no se estuviese desangrando, por la ironía de que yo, un licántropo, le mordiese a él, un vampiro.
Me relajé y relegué al licántropo ligeramente, para volver a adoptar la forma Glabro. – [b] [i] [color=#4F5360] Ahora sabrás lo que se siente, otra vez.[/color] [/i] [/b] – respondí refiriéndome a que era la segunda vez que le mordían, la primera para convertirlo, la segunda para matarlo.
Mientras Dominic apoyaba una rodilla en el suelo por la herida, cogí un vaso con alcohol y se lo lancé por encima. Bramó cuando el alcohol entró en contacto con la carne sanguinolienta. Cogí un trozo de la mesa y lo alcé hacia una de las llamas, después me acerqué hacia Dominic y le acerqué la antorcha, cuyo fuego se extendió en contacto con el alcohol, convirtiendo al vampiro en una antorcha humana que pronto sería una masa ennegrecida. Dominic no se quejó mientras ardía, solo…sonrió.
Me giré para mirar como estaban las cosas y vi a Diana y Sarah frente a un demonio que conocía demasiado bien como para no estar preocupado. Cerca de ellas en el suelo estaba el cuerpo de Boyd padre y el de Erika, muertos a manos de ese monstruo conocido solamente como Máscara Negra, me prometí que se lo haría pagar, por boyd, por Erika y por muchos más.
Frente al demonio con rostro de humano apareció una mujer que me recordó a Sarah y a Diana pero mayor, debía ser la famosa madre de ellas dos, que había sido parte de la resistencia. La aparición tenía un aspecto mortecino, con sangre seca en el pelo. En un parpadeo se convirtió en Diana, la Cazadora, que golpeó salvajemente a la nueva Diana y la lanzó contra una pared dónde comenzó a levantarse con dificultad, estaba lidiando dos batallas, la física y la mental contra todo lo que había hecho. La aparición parpadeó de nuevo y se convirtió en un tipo joven que no conocía, tenía aspecto lúgubre y a su lado surgió una segunda aparición, un Christopher con un agujero cubierto de sangre a la altura del corazón, armado con una especie de estoque.
Atacó varias veces a Sarah en el tiempo que tardé en ir hacia ella, mientras que ella intentaba defenderse lanzándole los conjuros que iba pudiendo, pero le dejaba muy poco margen, y por poderosa que fuera no estaba demasiado acostumbrada al combate. Llegué justo a tiempo para interponerme antes de la última estocada y recibirla en su lugar. Sentí como algo frío y triste a la vez atravesase mi cuerpo, como si el estoque estuviese hecho de pena en lugar de miedo. Cuando alcé la vista la aparición cambió, ya no era Christopher, si no yo mismo, con un fulgor oscuro en los ojos que me aterró. La aparición sacó la garra con la que me había atravesado y me lanzó lejos.
Sarah vino hacia mí, y vi como Diana iba hacia el monstruo. Mientras Sarah intentaba aplicarme un ligero hechizo de curación para la herida, lo cual era inútil dado que había perforado un pulmón al entrar como un estoque y había dañado aún más al transformarse en garra. Desvié la mirada hacia Diana, que permanecía inmóvil ante varias apariciones, algunas personas a las que conocía y otras a las que nunca había visto. Sarah le gritó algo que no pudo escuchar, los oídos me silbaban, pero imaginé que sería que corriese o se defendiese.
En lugar de eso Diana se giró, con los ojos cubiertos de lágrimas, y murmuró algo a Sarah que entendí como «Lo siento». En ese momento una de las apariciones, de nuevo la madre de Sarah y Diana, la arrastró hacia un foco de las llamas que el brujo había generado. Sarah gritó, pero fue inútil, Diana ya no estaba, el ritual había sido en vano, igual que la muerte de Christopher para protegerlo. Pero aún quedaba Sarah, podía luchar.
Sarah comenzó a temblar con más fuerza, pero empezó a lanzar hechizos hacia el demonio sin detenerse, si seguía así terminaría exhausta, pero no hizo falta que la detuviese, ella misma lo hizo, o más bien su nueva compañera de viaje, porque los temblores aumentaron a medida que empezaba a contorsionarse y el pelo empezaba a salir, el estrés había lanzado su primera transformación, aunque el influjo de la luna llena también estaba cerca, podía sentirlo como hacía tiempo que no lo sentía, por alguna razón los cielos debían haberse abierto.
Después de transformarse se lanzó hacia el demonio, solo esperaba que consiguiese hacerle pagar lo que había hecho y ella sobreviviese, la manada la cuidaría, o al menos eso creí hasta que vi a Peter frente a un herido Boyd, a punto de matarle, nos había traicionado.
Observé a Sarah golpear al demonio sin detenerse, los animales no conocen el miedo, en especial un licántropo con sed de sangre y empecé a sentir frío. Me eché hacia atrás y vi como el cielo empezaba a oscurecerse y esa oscuridad lo engullía todo.
Lo que no sabía es que esa oscuridad no era mi muerte, si no la de todos, al final tuve claro el motivo de la reunión de la Tregua. En mi último instante de vida tuve un fogonazo de la vida que podría haber tenido con Sarah, las cosas eran muy diferentes para todos.
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