[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=3]Diarios [s]de Destino[/s] del Doctor | Sala blanca
[color=#000000]Noche[/SIZE][/color][/font][/b]
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El Doctor observó la imagen de su propio yo, encogido, asustado y sin una pizca de raciocinio, como si en vez de las pesadillas de esa muchacha se tratasen de las suyas propias. Con un gesto de la mano y un susurro ocultó las ocho proyecciones en las que veía los miedos por los que pasaba el resto de los ‘Campeones’ y se encontró cara a cara con sus propios ‘Campeones’, sus ‘Adalides’, o, como le gustaba llamarlos, sus ‘Perdedores’.
Vio la sonrisa de satisfacción en la mirada de algunos y deseó mostrarles ese lugar en persona, pero debía contenerse, les necesitaba para la batalla final porque ese lugar no le permitiría acceder para impedir el paso a la Cazadora y sus amigos.
– [b] [color=#110D8B]¿Encontráis algo divertido?[/SIZE][/b] – les preguntó. El rostro de algunos cambió rápidamente, mientras que otros, otra especialmente, le miraron con gesto de prepotencia. [i]Qué gentecilla tan divertida.[/i] – pensó el Maestro. – [b] [color=#110D8B]Pues yo sí, vamos a reírnos todos juntos.[/color][/b] – aclaró sonriente antes de susurrar algo en un idioma que nadie conocía, pero que les hizo saber al instante lo que estaban a punto de ver.
Las pantallas cambiaron y en una de ellas se mostró una casa opulenta, salida de algún libro cutre o de la casa de alguna rica de rancio abolengo. En la pantalla se podía ver claramente a uno de los presentes, Cecil Anwalt, conversando con unas personas, hasta que la escena le llevó a una sala dónde esas personas se desenmascararon como vampiros y empezaron todo el rito/orgía de morderse entre sí. Entonces Cecil abrió los ojos cómicamente y se quedó paralizado. Luego la escena saltó y le mostró rodeado de un aluvión de vampiros, estaba a punto de morir cuando los Moondies aparecieron.
– [b] [color=#110D8B]Vaya, mira por dónde, uno de vosotros, hemofóbico y aparentemente con miedo a salir malparado de un triángulo amoroso porque ya le pasó una vez y le eligieron a él, aunque también dijo que no. Nervios del directo.[/color][/b] – bromeó el Doctor mirando a Cecil.
– [b] [color=#3B7B6E] No tenéis ni idea de las cosas por las que he pasado, ya he vivido esto antes y…[/color] [/b] – comenzó a protestar hasta que se dio cuenta de lo que estaba diciendo. – [b] [color=#3B7B6E] No necesitamos ver esto, ¿verdad?[/color] [/b] – preguntó como si los demás le prestasen atención.
– [b] [color=#110D8B]En realidad sí, ahora sí.[/color][/b] – comenzó a explicar, profundamente divertido ahora que había encontrado una forma de dirigir lo que había sentido al verse de nuevo en aquél lugar. – [b] [color=#110D8B]Todos ellos han pasado por pruebas para ser elegidos, pruebas que la mayoría de vosotros pasasteis y fallasteis.[/color][/b] – Lila Stroker abrió la boca para decir algo y antes de que se viese el hueco del incisivo que le faltaba, el Doctor la silenció. – [b] [color=#110D8B]Pudisteis salir vivos de la prueba pero eso no quiere decir que pasaseis, además en tu caso era una versión descafeinada del demonio del miedo, un descendiente atolondrado con complejo de Saw.[/color][/b] – sentenció el Doctor con desprecio. Esa mujer era detestable para cualquiera, pero era una maestra del subterfugio, y eso le venía muy bien, además, le divertía ver como se apoyaba en el resto y los pelaba a todos por detrás. – [b] [color=#110D8B]Como decía, fallasteis, pero ahora yo soy el que tiene que elegir a catorce de vosotros.[/color][/b] – comentó haciendo una seña hacia ellos. – [b] [color=#110D8B]Así que me viene bien refrescar la memoria.[/color][/b]
La imagen cambió y en lugar de mostrar a Cecil pasó a mostrar a la «bruja» que había intentado interrumpirle antes. La escena parecía un bosque sacado de ‘El Proyecto de la Bruja de Blair’, mientras que hablaba con una niña que nadie sabía quien era ni qué pintaba allí. Un poco después se aclaró, aparentemente, y en un alarde de originalidad en cuanto a miedos, estaba en la época de la quema de brujas, aunque la gente parecía tardar bastante en quemarla en sí teniendo en cuenta su actitud soberbia y la ropa con la que iba vestida. Fijándose en las diferencias de ropa, indicaba que, o bien el diablillo del miedo era un fan de los westerns en los que salían vaqueros con Rolex, o ella tenía un miedo un poco extraño para el día de hoy y una baja capacidad de percepción, o una alta ingenuidad, para darse cuenta de las diferencias.
– [b] [color=#110D8B]Colonos pirómanos desplazados en el tiempo, una niña misteriosa perdida en un bosque que debería tener más miedo que tú y…ya está. El demonio del miedo no lo pondría tan fácil, y seguramente el lugar al que vayáis tampoco.[/color][/b] – sentenció el Doctor, no obstante, ella era una de las que había elegido, por lo que ya había remarcado antes, su habilidad para el subterfugio, es decir, una facilidad innata para la traición, unida a un egoísmo enorme y una capacidad sobrehumana para hacerse odiar. Eso podía venirle muy bien.
La pantalla cambió y mostró a una mujer delgada con un aspecto bastante…extraño. Estaba encerrada en una especie de sala circular con tierra hasta las rodillas. – [b] [color=#110D8B]El tuyo es un poco aburrido.[/color][/b] – dijo dirigiéndose a la demonio Samael. – [b] [color=#110D8B]Muy Saw todo, dolor, grima, gore…en fin.[/color][/b] – resumió el Doctor. La demonio era otra de las elegidas, pero sobretodo por descarte, de toda la gentuza sin escrúpulos que se habían cruzado los Moondies, no era de las peores, bueno sí, de las peores sí, pero no de las menos…útiles.
La pantalla volvió a cambiar y mostró un paraje helado, para después centrarse en un tipo bajito que se caía al lago helado al ceder el hielo que tenía bajo sus pies, y no conseguía volver a subir. – [b] [color=#110D8B]Brr, que frío solo de verlo, no me extraña que tengas ese carácter.[/color][/b] – aseguró. Después la escena continuó hasta mostrarle preso y torturado por un viejo enemigo, su tío al parecer, que se había liado con su madre, y no iba muy desencaminado con la hermana, con la que él también tenía un rollo extraño. – [b] [color=#110D8B]Ahogarse y el incesto, mucho incesto. Pero tu prueba fue más difícil.[/color][/b] – resumió el Doctor. Benjamin McBeth hinchó el pecho orgulloso, lo que consiguió que el Doctor sonriese. – [b] [color=#110D8B]Conseguiste salir cuando el resto se liberaron del influjo del demonio del miedo, pero en realidad estabas atrapado, indefenso ante tus miedos.[/color][/b] – le recordó el Maestro. – [b] [color=#110D8B]¿Qué pasará si ese lugar te muestra a tu tío y tu hermana montándoselo en una piscina? ¿Te quedarás helado?[/color][/b] – se mofó consciente de que no tenían las cualidades que los Grandes Poderes buscaban, pero si poseían muchas de las que él necesitaba, solo le hacía falta potenciarles un poco, con algo de magia aquí y allá incluso el menos hábil podría apañárselas el tiemp suficiente.
Lo siguiente en mostrarse fue un joven de pelo rubio encerrado en una sala inundada de agua. Al cabo de un rato escuchando algo que le daba instrucciones desde algún lugar, se sumergió bajo el agua y el diablillo se debió ir a ver Saw de nuevo porque metió la mano en un bote con ácido que milagrosamente no se extendió al resto del agua matándole en el acto, solo le dejó la mano en carne viva pero con la fuerza suficiente como para sacar una llave y salir. – [b] [color=#110D8B]Más agua…[/color][/b] – se lamentó el Soberano, empezaba a darse cuenta del lamentable equipo que llevaba, pero eran simples peones en un juego, y al Doctor le encantaban los juegos de mesa.
La última imagen en mostratse fue la de un joven pelirrojo, de piel clara y bastante escuálido, que se miraba en un espejo que comenzaba a controlarle hasta que se transformaba en licántropo. Un licántropo con miedo a que el licántropo le controlase…novedoso.
– [b] [color=#110D8B]Así que tengo que elegir quienes seréis mis…’Defensores’. Lamento enfadarme, pero odio tener que elegir a quienes puedo salvar y a quienes no.[/color][/b] – mintió el Maestro fingiendo una mirada apenada. – [b] [color=#110D8B]Me enfado porque necesito que lo hagáis bien, necesito que me ayudéis a ayudaros.[/color][/b] – pidió tratando de simular el máximo altruismo del que era capaz.
– [b] [color=#696280] Nadie podrá conmigo, y los señores del inframundo le recompensarán.[/color][/b] – viejos demonios resentidos sin más peso en el mundo sobrenatural que el de su ego debiéndole una, no le resultaba demasiado tentador. De todas formas la elegiría, quizá el aburrimiento y sopor que transmitía consiguiesen dormir a algún ‘Campeón’.
– [b] [color=#8A3C3C]Se me da bien la estrategia, y la lucha. Y…[/color] [/b] – el Maestro le detuvo antes de que siguiese exponiendo sus bondades y múltiples talentos.
– [b] [color=#110D8B]Ya he tomado una decisión.[/color][/b] – explicó el Doctor aparentando pena. – [b] [color=#110D8B]Lila Stroker.[/color][/b] – la bruja esbozó una sonrisa a la que le faltaba un diente, hinchada de orgullo. – [b] [color=#110D8B]Berias, Benjamin, Samael y Hela.[/color][/b] – añadió a continuación. Los cuatro demonios avanzaron, aunque el hombre más joven se quedó observando a la vampiresa rubia. Le resultaba muy graciosa la soberbia con la que caminó la demonio Hela, aunque no le extrañaba habiéndose puesto el apodo de la diosa de la muerte nórdica. – [b] [color=#110D8B]Ebony, únete a tu joven romance.[/color][/b] – se burló el Doctor. – [b] [color=#110D8B]Cecil y Liad.[/color][/b] – añadió mientras pensaba en Epi y Blas. – [b] [color=#110D8B]A ver…Margaret…eso hacen nueve.[/color][/b] – al final el número parecía alargarse y entraría hasta el más inútil. – [b] [color=#110D8B]Ephram y los gemelos «aesir».[/color][/b] – sumó otros dos a la lista. – [b] [color=#110D8B]Cassie y Kaliyah.[/color][/b] – ambas avanzaron. – [b] [color=#110D8B]Y por último…[/color][/b] – añadió disfrutando de la intriga en la cara del resto. Todavía quedaba por allí el del nombre en femenino, el licántropo arquitecto, la reina de un mundo impronunciable, el motorista sin cabeza… Hubiera sido muy divertido llevarlos a todos, pero tenía más gracia ver los uno contra uno. – [b] [color=#110D8B]Mario Santos.[/color][/b] – los poderes habían intentado encauzar su camino dándole algunas percepciones del futuro, y se habían confundido, pero ese error podía beneficiarle. – [b] [color=#110D8B]Ah y…la…el Segador…pero tendremos que hacerte algún apaño.[/color][/b] – la sombra oscura que se arrastraba por la zona avanzó hasta el grupo.
– [b] [color=#A33783]Eso son quince, puedes salvar a otro.[/color] [/b] – protestó la reina con aspecto masculino.
– [b] [color=#110D8B]Catorce, más alguien en el exterior, no son mis normas, yo os salvaría a todos, pero…[/color][/b] – sentenció el Doctor.
Observó una vez más a los que quedaban, mientras empezaban a desvanecerse, algunos bajo la mirada satisfecha y aliviada del resto. Ya eran bastantes, ahora solo faltaba hacerles algunos remiendos. Con un susurro, volvieron a mostrarse los miedos de los ocho posibles campeones que restaban. Se quedó observando, divertido, pero evitando mirar aquella en la que el vacío lo ocupaba todo.
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