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[s]Diana Echolls[/s] Elphaba Thropp| [s]Club Silver[/s] Lugar desconocido

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Elphaba no daba crédito a lo que sus ojos veían cuando por fin se dio cuenta de que no estaba en Oz, su ciudad. Lo cierto, es que nunca se había sentido especialmente cómoda allí, gracias en parte al trato que le daban todos sus vecinos, pero de ahí a querer aparecer de golpe en un lugar completamente desconocido…había una diferencia.

Echó un vistazo rápido a su alrededor, como solía hacer para analizar todo lo que la rodeaba y pudo ver que había seres que hacían que su piel verde y sus dientes afilados pareciesen una nimiedad. ¡A algunas de esas criaturas incluso les faltaban miembros del cuerpo! Ni siquiera se estremeció, no tenía miedo, además como amante que era de la Biología respetaba a todas las criaturas que habitaban cualquier tierra, incluso esa, por extraña que le pareciese.

Sin previo aviso, un pensamiento cruzó su mente en ese preciso momento: ¿Y si aquella era su verdadera tierra? ¿Y si aquel lugar extraño plagado de seres y criaturas abominables era el lugar del que realmente procedía? ¿No era acaso más difícil creer que fuera hija de una pareja de [i] Munchkins[/i] cualquiera? A cualquier otra persona ante tal situación se le habría dibujado una sonrisa de felicidad en la cara, pero ella no era cualquier persona: Era Elphaba Thropp, la bruja mala del Oeste, apodo que dicho sea de paso, le encantaba.

Pese a que no sentía especial simpatía por la raza humana, optó por seguir a dos de ellos que parecían alejarse de la multitud, además era probable que supieran dónde se encontraban. Los seguía a una distancia prudencial, observando todos y cada uno de sus movimientos, sin olvidarse del resto de los allí presentes. En más de una ocasión tuvo que agacharse porque hechizos lanzados por brujas novatas pasaban por encima de su sombrero poniendo en peligro su integridad física.

– [b]Menuda pérdida de tiempo[/b].- Murmuró entre dientes. Nunca le había gustado la magia ni todo lo que representaba, ni siquiera se le daba demasiado bien, aunque dejaba creer a los pueblerinos de Oz que era terriblemente buena y que con sólo chasquear los dedos podía acabar con ellos.

Los dos desconocidos a los que seguía entraron a una sala en la que había artilugios extraños y cuando por fin dejaron de hablar irrumpió en ella y dijo con voz alta y clara.- [b]Vais a decirme qué está pasando aquí y quiero las explicaciones ahora.[/b]

[i]Una revolución[/i].- Respondió el enmascarado.-[i]Lo extraño es que tú, que pareces ser una de ellos, no sepas lo que está ocurriendo[/i].- La rubia no dijo nada, cosa que Elphaba agradeció profundamente: Demasiadas estupideces escuchaba ya a lo largo de su vida diaria.
– [b]¿Deduces que soy una de ellos por el color de mi piel?[/b]- Preguntó ligeramente ofendida.
– [i]Exacto[/i].- Obtuvo por respuesta.
– [b]Entonces tú también puedes ser uno de ellos[/b].- Lo fulminó con la mirada- [b]A lo mejor te avergüenzas tanto de tu aspecto que decides cubrirte por eso.[/b]
– [i]Hay un rostro bajo esta máscara pero no soy yo. Ese rostro no me representa más que los músculos y los huesos que hay debajo y desde luego, no soy uno de ellos pero con gusto lo sería para poder ayudarles en esta revolución [/i].- Su voz era melódica, como si estuviese recitando un poema. Entonces Elphaba miró hacia su máscara y pensó en que quizá debajo se escondía una persona que había sufrido tanto (o más) que ella.
– [b]¿Acaso sabes por qué luchan estas gentes? [/b]- Arqueó una ceja.
– [i]No a ciencia cierta, pero sí tengo una ligera idea: La libertad Se ha tomado unas vacaciones y ha llegado el momento de sacarla de su letargo, [/i].- Lo dijo con tanto sentimiento que a la malvada bruja del Oeste se le erizó el vello-
– [b]Si es así pueden contar conmigo [/b].-Podía notar la emoción en cada poro de su piel.-[b] Llevo toda mi vida luchando por la libertad, la igualdad y el respeto. Conceptos que los habitantes de mi mundo parecen haber olvidado. [/b]
– [i]Me alegra encontrar a alguien con unos ideales tan bien arraigados [/i].- Entonces tuvo la sensación de que el hombre tras la máscara sonreía de verdad.
– [b]Lo mismo digo [/b]- Respondió satisfecha.

Por primera vez en mucho tiempo, Elphaba había encontrado a una persona que luchaba por lo mismo que ella y aunque estuviese acompañado por aquella incómoda rubia que los observaba con sus ojos azules a punto de salírsele de las órbitas supo que era un buen comienzo. Quizás ese nuevo mundo le deparase algo bueno, una vida en la que no tendría que avergonzarse de su aspecto y en la que nadie la miraría con temor. Pero ahora era el momento de unirse a la revolución, de luchar por todo lo que de verdad valía la pena, ya habría tiempo para disfrutar.

[spoiler]
Las acciones y reacciones de V. han sido redactadas por Dracon[/spoiler]

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