Moondale

COMO SI TU CUERPO NO FUERA TUYO

[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Christopher McLeod| Templo de los Guardianes, ‘Axis Mundi’| Prueba de la Tierra

[color=#000000]Noche[/SIZE][/color][/b][/font]

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[SIZE=3]

Me sentía más tranquilo caminando junto a Diana tras haber pasado la prueba, pero esa tranquilidad era una quimera, solo se debía a que ella estaba conmigo y no tenía que estar preocupado por lo que le estaría pasando. En el fondo, no había conocido la tranquilidad desde que había experimentado en mi propio ser lo que era ahogarse.

El cuerpo me temblaba, sentía las piernas cansadas y a cada paso me apetecía sentarme a esperar que el mundo dejase de avanzar, que todo se detuviese durante un instante y pudiese procesar todo lo que había pasado, o simplemente, dejar de hacer cualquier cosa.

Por eso en parte el camino fue más silencioso, aunque procuraba sonreír para que Diana se sintiese bien y no se preocupase por mí.

Por desgracia, el pequeño hilo sobre el que caminaba en la cuerda floja, se quebró, cuando escuchamos un ruido a nuestras espaldas. No tuvimos tiempo a reaccionar, miré a Diana, con temor en mis ojos, tanto por ella, como por volver a pasar por lo mismo, y después sentí el impacto frío del agua en el costado izquierdo, antes de que nos arrastrara.

Cerré los ojos y moví las manos con desesperación, tratando de aferrar en ellas algo que no fuese agua, especialmente la mano de Diana, de la que temía separarme, aunque tenía la certeza de que nuestros caminos se separaban. Aquella puerta se había abierto con mi colgante y el suyo, estaba establecido así, y ahora seguramente llegaría frente a otra puerta, donde uno de los demás me esperaría, para ayudarle yo, o él o ella a mí. Aun así, tenía miedo de separarme de ella, casi habíamos muerto los dos, y no me atrevía a dejarla en manos de cualquiera.

No conseguí aferrar nada durante el tiempo en el que fui arrastrado. Muchos dirían que fue una eternidad, especialmente después de lo que acababa de pasarme en el agua, pero todo pasó en un suspiro, y no tardé en sentir un dolor ardiente en un brazo provocado al chocar contra la piedra y rasparme gran parte del antebrazo, que ahora tenía varios cortes sangrantes y la piel con una quemadura muy leve.

Me levanté, aún con el agua por las rodillas, y caminé hasta que el agua quedó atrás. Volvía a estar frente a una puerta con dos ranuras, y al lado estaba Daakka. Me alegraba ver al grandullón, pero echaba de menos a Diana, y en parte esperaba que Daniel o Sarah me esperasen allí, estaba preocupado por ellos. Aunque en el fondo, cualquier acompañante me habría hecho pensar en el resto, lo único que me habría servido es que todos estuviesen allí, excepto Logan quizá.

– [b][i][color=#C2A765]Chris…topher.[/SIZE][/i][/b] – dijo con dificultad para pronunciar mi nombre completo, mientras se acercaba para ayudarme, aunque evitando el agua, porque tanto él como yo podríamos terminar un poco «churruscados». Tanto él como Cara avanzaban rápidamente, pero había cosas complicadas, y mi nombre era una de ellas.

– [b][i][color=#457238]Estoy bien, es solo un rasguño.[/color][/i][/b] – dije al ver que observaba mi brazo magullado. – [b][i][color=#457238]Estuve con Diana, pero el agua nos separó. ¿Y tú?[/color][/i][/b] – pregunté, esperando conocer buenas noticias del paradero de alguno de ellos, aunque si Daakka estaba allí eso significaba que había pasado la prueba junto a quien esuviese con él, y por tanto debía saber tanto como yo mismo de Diana en ese instante. En el fondo, si seguíamos allí es que todos habíamos pasado las pruebas, pero de saber eso a tranquilizarse había un gran abismo.

– [b][i][color=#C2A765]Campeón de la Naturaleza. Bill Parker me…acompañó. Pero separamos.[/color][/i][/b] – dijo pausadamente, como si buscase las palabras adecuadas. En el fondo, conmigo podría haber estado hablando en el idioma de sus ancestros, el que llevaba grabado en su memoria genética, pero prefería esforzarse para aprender el nuestro.

– [b][i][color=#457238]Estará bien, todos. Ya lo verás.[/color][/i][/b] – dije tratando de animarle. Me habría gustado que alguien lo intentase conmigo, pero a veces hay un peso que te toca cargar, a veces no puedes ser el tranquilizado si no el tranquilizador.

– [b][i][color=#C2A765]Son fuertes. Uno ve, uno sabe.[/color][/i][/b] – respondió. Curiosamente si me había proporcionado algo de tranquilidad al demostrar que confiaba en ellos y en sus capacidades para superar estas pruebas. Al fin y al cabo, los Grandes Poderes lo habían hecho también. Nadie dijo que no sería duro, pero se suponía que las superaríamos, solo tenía que creer que todos eran los Campeones, y podía creerlo sin problema de todos ellos. Quizá de mí tenía más dudas, bueno, y de Logan, y de ese Campeón que permanecía en las sombras.

Asentí con la cabeza. – [b][i][color=#457238]¿Listo?[/color][/i][/b] – pregunté. Aún sentía mi cuerpo débil y tembloroso, pero cuanto antes, mejor. Daakka asintió y colocamos nuestros colgantes a la vez.

Esta vez no sentí el reconfortante contacto de la serenidad de la fría agua, ni su fuerza inquebrantable, ni su capacidad para abrirse paso buscando cualquier camino, fuese cual fuese el inconveniente al que se enfrentase, cualidades que se suponía que yo mismo compartía. En su lugar sentí la calidez del hogar, el olor de la hierba, la firmeza de la tierra. Y entonces, la puerta se abrió y pasamos a través de ella.

Al otro lado encontramos una galería amplia, con techos algo bajos, cuyas paredes estaban decoradas con piedras preciosas y minerales finamente labrados. Las puertas se cerraron, y comenzamos a descender por la galería.

Mientras descendíamos por las interminables escaleras me detuve a pensar, Daakka había pasado ya una de sus pruebas y yo también, así que podía ser para cualquiera de los dos, pero sentía algo en ese lugar que me hacía pensar que era para mí. Teniendo en cuenta que nos encontrábamos bajo tierra y Daakka era Campeón del Aire también, no resultaba descabellado pensarlo, aunque nunca se sabía.

Cuando al fin llegamos al final de las interminables escaleras, nos encontramos con una sala enorme, decorada con joyas y metales preciosos hasta resultar cegador. En el centro había una mesa enorme de piedra gris sobre la que había un enorme montón de comida. Capté su olor desde donde me encontraba, y entonces recordé que tenía hambre, pero no pensaba probarla, era una prueba.

Sentado en la mesa, en el extremo más opuesto, había un…enano, y no me refería a alguien pequeño si no a un miembro de la raza de los enanos, que se había ocultado en pasadizos subterráneos ocultos con el auge de la industria, según los libros.

Tenía aspecto de amigable, pero después de enfrentarme a la muerte en mi otra prueba, no me fiaba de nada. – [b][i][color=#848484]Pasad, pasad, los acertijos se resuelven mejor con el estómago lleno.[/color][/i][/b] – nos saludó.

[i]Acertijos.[/i] Pensé mientras observaba como el enano le daba un mordisco a un crujiente muslo de pollo que tenía en la mano, para después dar un trago de su copa de vino, tan apresuradamente y con tanta ansia, que cayó por su gran barba.

El licántropo en mi interior deseó salir y devorar toda esa comida hasta que no quedase nada, aunque le mantuve a raya, no solo se comería la comida, si no también al enano, no iba a dejar que mi lado salvaje decidiese el destino del mundo.

– [b][i][color=#457238]Mi nombre es Christopher McLeod, y él es Daakka. Supongo que eres el Guardián de la prueba.[/color][/i][/b] – dije presentándonos para ir directamente al grano, me desesperaba no saber como se encontraban los demás.

– [b][i][color=#848484] En efecto joven, ni nombre es Bergrisar, hijo de Bardesar. Pasad y sentaos, comed si os apetece…-[/color][/i][/b] dijo el enano con un rápido gesto de su mano que hizo que la cerveza de su pichel se derramase. Cuando reparó en la presencia de Daakka, pegó un salto de su silla y acabó de pie encima de la mesa. El resto de la cerveza del pichel, o hidromiel, quién sabía, se derramó. – [b][i][color=#848484] ¡DRAGÓN! ¿Has traido un dragon a mi hogar?[/color][/i][/b] – exclamó el enano con una mezcla de miedo, recelo e ira.

Hacía mucho que no se documentaba nada sobre los enanos. Algunos libros como [i]’Chasing Dwarfs'[/i] de Elliot Abernathy, que había investigado a lo largo del mundo y se había adentrado en algunos de los viejos túneles que se adentraban en las entrañas de la tierra para buscarlos, sostenían que algo horrible había pasado con la raza de los enanos, quizá siendo diezmados por los demonios. Por mi parte, con algo de la información que tenía del Nuevo Consejo, creía que simplemente habían decidido esconderse muy bien, especialmente teniendo en cuenta los buscadores de mitos que había repartidos por todas partes, y lo recelosos que eran los enanos con sus riquezas y sus hallazgos.

Miré a Daakka instintivamente, y vi que me observaba con cara de extrañado. – [b][i][color=#C2A765]No entiendo.[/color][/i][/b] – dijo mirándome y señalando al enano que no paraba de gesticular y le miraba. – [b][i][color=#C2A765]Idioma.[/color][/i][/b] – aclaró el demonio, que parecía rápido de entendederas. No me había dado cuenta de que el enano debía estar hablando en…bueno, en enano, y mi habilidad lo habia traducido directamente. Normalmente solía darme cuenta de que estaba comprendiendo el significado aunque estuviese en otro idioma, pero ese día tenía la cabeza dividida en muchas partes, una con Diana, una con Sarah, una con Daniel…con cada uno de ellos, con mi familia, y con la Luna. La última era la que más me preocupaba, y la más peligrosa.

– [b][i][color=#457238]Debe estar hablando en enano. No te preocupes, yo me encargo.[/color][/i][/b] – dije a Daakka en mi propio idioma, para respetar el ansia de aprendizaje del demonio. – [b][i][color=#457238]Daakka no es un dragón, es un…er…demonio, pero benévolo.[/color][/i][/b] – dije con cuidado, porque el cambio de dragón a demonio no era muy bueno, el término demonio llevaba demasiados prejuicios. Había cambiado inmediatamente al idioma del enano. Nunca me había detenido a pensar en cómo funcionaba mi capacidad, porque escapaba a mi control, lo hacía por sí sola. Había cosas que simplemente eran así y había que aceptarlas. – [b][i][color=#457238]Gracias por la hospitalidad pero tenemos algo de prisa.[/color][/i][/b] – me disculpé con la mayor cortesía que pude. Por un lado, si era una prueba, no me fiaba de nada, y por otro, era cierto que teníamos prisa, por más de un motivo.

El enano, Bergrisar, que compartía nombre con los gigantes de la montaña nórdicos, se quedó pensativo durante un instante, en el que nos observó con ojos perspicaces. – [b][i][color=#848484]El demonio parece un dragón, aunque es cierto que tiene aspecto humanoide.-[/color][/i][/b] – reflexionó antes de bajarse de la mesa y volver a coger un pichel cargado de espumosa bebida. Una parte de mí tuvo sed, quizá por viejos hábitos poco saludables, o quizá porque lo último que había bebido era, a fin de cuentas, veneno. La infusión de matalobos. -[b][i][color=#848484] ¿Rechazas mi hospitalidad joven? -[/color][/i][/b] preguntó el enano, con cordialidad pero fiereza tras sus palabras. Le había estado observando desde el principio, y me había encontrado con que él, tras la indiferencia y el atracón, no nos había quitado los ojos de encima, especialmente a mí. Tenía la clara intuición de que ésta era mi prueba.

– [b][i][color=#457238]No, claro que no.[/color][/i][/b] – dije sentándome, sin atreverme a desafiarle demasiado, convenía ser cautos. Le hice una seña a Daakka para que hiciese lo propio. El pobre muchacho estaba muerto de hambre, se le notaba por como miraba la comida, pero se contuvo. – [b][i][color=#457238]Lamento la prisa, pero la prueba…[/color][/i][/b] – dije nada más sentarme, volviendo al tema principal. Las cosas iban más apuradas de lo que había previsto. En el tiempo en el que había estado en la otra prueba no había sentido el influjo de la Luna, algo extraño incluso con la infusión, pero seguramente se debía a ese lugar. Ahora sin embargo sentía al animal revolverse en su interior, sentía el olor de cada plato encima de la mesa, y el olor a tierra, piedra y humo del enano. Quién me habría dicho, hacia varios meses, que el día fatídico para afrontar nuestro destino y salvar el mundo, sería en una noche de Luna Llena Cosechera adelantada a su fecha que ocurre una vez cada…bueno, no muy frecuentemente.

– [b][i][color=#848484] Las pruebas pueden esperar, no es que el mundo se vaya a acabar.-[/color][/i][/b] – comentó el enano con calma mientras apuraba el resto de bebida de su jarra y se limpiaba la boca con la barba. Olí lúpulo y miel mientras vaciaba la jarra. – [b][i][color=#848484] Hace mucho que no tengo visita, cuidado con lo que tomáis, ya que no sé en que estado se encuentra.-[/color][/i][/b] aseguró señalando la mesa con la mano. La comida parecía en perfecto estado a juzgar por la pinta, y mi sentido del olfato lo confirmaba, pero después de morir ahogado a manos de una sirena que me había engañado, no quería fiarme demasiado.

– [b][i][color=#457238]La verdad es que no tenemos mucha hambre.[/color][/i][/b] – dije mientras observaba a Daakka y le instaba a no probar nada todavía.- [b][i][color=#457238]Ciertamente el mundo se va a acabar, y quizá sea eso lo que nos ha quitado el hambre. De ahí la prisa.[/color][/i][/b] – dije a continuación dirigiéndome a Bergrisar.

– [b][i][color=#848484] Quizás prefieras algún otro tipo de carne, cruda tal vez, o quizás sois de los que juegan con la comida.-[/color][/i][/b] mis instintos se aceraron en ese instante. Sentí el olor de la carne cruda, con tanta fuerza que pude incluso paladear la sangre. Una parte de mí sintió náuseas, otra lo disfrutó. Al otro lado de la mesa, efectivamente, había un corazón chorreando sangre sobre un plato. No habría sabido decir si era animal, o humano.

Entrecerré los ojos y observé de nuevo al enano. Mis instintos lobunos se estaban disparando y él parecía saber demasiado. – [b][i][color=#457238]Tenemos unos gustos más mundanos.[/color][/i][/b] – comenté tratando de restarle importancia y contenerme. ¿Habría dejado de hacer efecto el matalobos después de varios meses sin tomarlo? No, no podía ser, en ese caso no habría estado como si nada en el lago, esto debía ser otra cosa. – [b][i][color=#457238]Y como ya digo, no tenemos demasiada hambre, el mundo está en peligro, tiene que entender la importancia de eso.[/color][/i][/b] – dije manteniéndome todo lo cordial que me resultó posible, teniendo en cuenta que quería morder y desgarrar. Empecé a tamborilear los dedos de la mano derecha silenciosamente sobre la pierna.

– [b][i][color=#848484] Mundanos decís, nadie en esta sala es del todo humano.-[/color][/i][/b] aseguró. Definitivamente sabía demasiado, pero no me extrañaba si se trataba de un Guardián.

En ese instante vi un destello en una fuente de plata vacía y una pieza terminó de encajar en el puzzle. Miré hacia arriba y el techo estaba descubierto, y dejaba entrarla luz de la enorme luna anaranjada que ocupaba casi todo el hueco del techo. Sentí un sudor frío recorrerme la columna. – [b][i][color=#848484] Una noche preciosa.-[/color][/i][/b] dijo el enano. Si no hubiese un lobo salvaje y sediento de sangre en mi interior, sí, habría definido esa noche como preciosa, y sin duda habría tomado una foto como recuerdo, pero tenía un problema, uno grande, y peludo.

– [b][i][color=#457238]No tengo tiempo para rodeos, necesito pasar la prueba.[/color][/i][/b] – dije metiéndole prisa. El enano empezaba a crisparme los nervios, o quizá era yo mismo, el caso es que me sentía tenso, a punto de saltar, [i]a punto de desgarrar esa carne, nunca había probado enano.[/i] – [b][i][color=#457238]Lo siento, pero tenemos mucha prisa, cada vez más.[/color][/i][/b] – dije concentránome con todas mis fuerzas.

– [b][i][color=#848484] ¿Y si esta fuese tu prueba? ¿Que harías?-[/color][/i][/b] preguntó el enano con unos profundos ojos grises que parecían escrutar mi corazón, todo mi ser. Durante un instante no supe que responder.

[i]Devorarte.[/i]

– [b][i][color=#457238]Controlarme y continuar avanzando.[/color][/i][/b] – dije finalmente, cuando la lógica imperó. Sentí un dolor intenso y conocido en un punto de la columna, cuya forma trataba de alterarse. Agarré una copa y traté de mantener el dolor a raya.

– [b][i][color=#848484] Estás muy callado, dragón. ¿Y tú, tú qué haríais?- [/color][/i][/b] preguntó, esperando pacientemente a que yo le tradujese. El enano parecía querer que perdiese el control, pero quizá eso era lo que debía evitar.

– [b][i][color=#457238]Daakka, pregunta que qué harías tú en mi lugar.[/color][/i][/b] – dije señalando con dificultad la enorme luna anaranjada que hasta entonces había permanecido escondida, sobre el Condado de Ripper, pero no donde nos encontrábamos, ese lugar era algo distinto, hacía mucho que no estaban en la Tierra siquiera, pero la Luna seguía ahí.

– [b][i][color=#C2A765]Soy quien elijo ser, no quien elige mi naturaleza.[/color][/i][/b] – aseguró el demonio mirándome fijamente para darme apoyo. A veces seguía pareciendo pequeño, igual que Cara, pero los dos tenían mucha vida detrás, en el caso de Daakka, muchas generaciones en la cabeza.

– [b][i][color=#457238]Dice que es quien elige ser, no quien marca su naturaleza. Al igual que yo no dejaré que un astro celeste me controle y me vuelva peligroso para todos a los que aprecio.[/color][/i][/b] – dije defendiendo mi postura ante Bergrisar. Por Diana había aceptado no tomar más matalobos para contenerlo, pero de ahí a aceptarlo…eran cosas muy distintas.

– [b][i][color=#848484] ¿Acaso creéis que a mí no me gustaría ser un poco más alto? Soy lo que soy. Esto no es cosa de naturaleza, está en vosotros. Sois vosotros. -[/color][/i][/b] replicó poniéndose en pie para tenernos frente a frente. Él era un enano, era fácil aceptar su naturaleza, era consciente de sus actos, los controlaba, yo no había nacido así, se me había impuesto, como una maldición, un recuerdo permanente de mis errores.

Me detuve un momento a pensar, había algo en mi interior que pedía a gritos libertad. – [b][i][color=#457238]No hay una parte de mí que desee matar gente.[/color][/i][/b] – mentí. Sí la había, el licántropo quería, lo disfrutaba, y bajo su influjo, yo también. No podía dejar libre algo así.

– [b][i][color=#848484] No te estoy pidiendo eso.-[/color][/i][/b] respondió el enano. La prueba estaba enfocándose hacia algo que no me gustaba nada.

El hechizo de la Luna era fuerte, sentí ese ansia de libertad que me abrumaba, y que el licántropo y yo compartíamos. Una parte de mí, la parte humana y consciente, estaba continuamente lidiando con preocupaciones, responsabilidades y cargas, y esa parte deseaba dejarse ir, correr libre por el bosque, sintiendo la suave brisa nocturna, el olor de la hierba, esquivar los árboles en una carrera veloz sin nada en lo que pensar, sin nada que nos atase. Lo que más me asustaba del licántropo era que teníamos cosas en común, pero me alejaba totalmente de lo que tuviese que ver con algo capaz de matar sin pestañear, había visto lo que uno de ellos había hecho a Siobhan, había matado a una con mis propias manos y había sido marcado por ella. Además, ése era el peor momento, con todo lo que estaba ocurriendo. – [b][i][color=#457238]Si me dejo ir, no sé cuando volveré, necesito estar despierto, necesito estar al mando.[/color][/i][/b] – expliqué. Los demás podían estar en peligro, tenía unas pruebas que pasar, que no sabía cuantas serían, y no podía dejar esa carga a nadie más, tenía que estar pendiente de todos, tenía que controlarlo todo, para asegurarme de que saliese bien, de que todos volviésemos a salvo.

– [b][i][color=#848484] Hablas como si tu cuerpo no fuera tuyo, como si lo compartieras con alguien más. ¡Qué equivocado estás! Él es tú y tú eres él, sois uno. -[/color][/i][/b] sentenció el enano. Miré a Daakka mientras sentía como mi espalda se arqueaba. Correr libre por un bosque, la brisa nocturna, sin preocupaciones, perder el control…

– [b][i][color=#457238]No es parte de mí.[/color][/i][/b] – renegué alejando esos pensamientos. No podía tener nada que ver con él, no sería un asesino. Volví a mirar a Daakka, si me transformaba, algo que parecía cada vez más evidente, quizá él podría contenerme, era fuerte y con sus descargas podría conmigo, podía confiar en él, no me defraudaría, pero aun así, resultaba difícil dejarse ir, confiarse a otro.

– [b][i][color=#848484] Para que luego hablen de la cabezonería de los enanos.-[/color][/i][/b] replicó con un resoplido, segundos antes de cruzarse de brazos y observarme.

Miré a Bergrisar, al enano, y el dolor de mis huesos partiéndose y de los fibras musculares rompiéndose, se transformaron en ira. Todo era culpa suya, por hacer que me transformarse, si no me hubiese retenido.

Sentí mis dientes crecer atravesando la encía y pensé en cómo lo soportarían los bebés. No sabría decir si grité o no, porque estaba demasiado concentrado en el dolor. Siempre dolía como la primera vez, siempre, quizá porque la transformación liberaba un paliativo para el dolor que hacía olvidarlo.

Cuando mi cara se quebró y comenzó a alargarse, desaparecí, y el lobo tomó mi lugar. Me sentí libre.

[hr]

El lobo de oscuro pelaje marrón olfateó el aire. Había una jugosa presa frente a él, aunque parecía dura, como comer una roca. Al otro lado había otra presa, pero también parecía dura, como un cangrejo.

Saltó sobre la mesa y agarró entre sus fauces el corazón sangrante, devorándolo en un par de dentelladas, mientras lo disfrutaba, aún caliente.

Caminó por la mesa a cuatro patas, tirando platos, copas, picheles y fuentes, alejándose de las dos presas de piel dura. Solo quería correr, correr hasta caer agotado y dormir bajo la luz de la luna y las estrellas, en una cama de verde hierba cubierta de rocío nocturno, con la brisa fresca meciendo su pelaje.

Pero algo faltaba en ese cuadro, faltaba pimienta, y lavanda. Faltaba la loba pelirroja, pero a ella solo podía tenerla con el carcelero. Así era libre, pero no tenía manada, echaba de menos al resto de los suyos, y algo en su interior le decía que le necesitaban.

Olió a manzana verde y eucalipto y sintió como algo pesado caía sobre él y le inmovilizaba. Se movió a ambos lados, pero parte de él también deseaba volver, sentía que su manada estaba en peligro, tendría que disfrutar de la libertad más tarde. El licántropo se quedó quieto y el demonio, al sentir que no se debatía, evitó liberar la descarga que tenía preparada.

En su lugar, se apartó, mientras veía con sus ojos como empezaba a cambiar, a convertirse de nuevo en Christopher McLeod, aunque más cómodo, porque no llevaba ropa.

[hr]

Al despertar no recordaba apenas nada, pero enseguida empezaron los retazos de lo que había ocurrido, la transformación, la sensación de libertad y la del deber con la manada. En ese momento me sentí más ligado al licántropo que nunca, ambos habíamos caminado en los zapatos del otro, y eso nos había acercado, aunque creía que ambos continuábamos teniendo recelos mutuos.

– [b][i][color=#848484] A veces hay que abrazar nuestra naturaleza aunque no nos guste. Es una parte de nosotros, recuérdalo joven.-[/color][/i][/b] dijo el Guardián con una sonrisa. En ese instante mi colgante se iluminó una vez más, esta vez con un tono verdoso, y sentí que era la última vez que se iluminaba, me sentí completo. A la serenidad, tenacidad y paciencia del agua y el frío sentí sumarse la fuerza y resistencia de la tierra, su protección sobre todo lo que en ella habita. Me sentí conectado a mi naturaleza, a ambas. Frío y Tierra, Vigilante y Licántropo.

Asentía agradecido, Bergrisar me había enseñado una gran lección, y echaría de menos no volver a verle, no conseguir un poco más de la sabiduría que escondían sus ojos.

Hice un gesto a Daakka como agradecimiento por ayudarme cuando me había transformado y nos giramos para irnos, pero el enano se acercó corriendo como pudo.

-[b][i][color=#848484] Tomad, para el viaje.-[/color][/i][/b] dijo, y nos tendió una serie de panes rígidos que parecían ‘lembas’. Una vez terminada la prueba, mi estómago y mi lobo gruñeron pidiendo algo, y le di un mordisco que pareció empezar a recuperar mis fuerzas. Cuando me di cuenta, había devorado el trozo que había cogido, y Daakka ya llevaba dos y se estaba comiendo una zanca de pollo que había cogido de la mesa.

Hay cosas de nuestra naturaleza contra las que no podíamos luchar, un enano llamado Bergrisar me había enseñado eso, nunca lo olvidaría. Me sentía completo, pero me faltaba algo, Diana, y el resto de mi manada. Era hora de ir en su busca.
[/color]

[spoiler]Gracias a Alph por mover a Bergrisar ^^[/spoiler]

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