[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Vincent Solo| Templo de los Guardianes, ‘Axis Mundi’| Prueba de Virtud | Parte I de II
[color=#000000]Noche[/SIZE][/color][/b][/font]
La costumbre durante las anteriores pruebas nos había enseñado que, tras separarnos, volveríamos a encontrarnos con otro de los Campeones para ayudarnos en la siguiente prueba, o para ayudarle, pero esta vez era diferente, lo supe en cuanto uno de mis miedos físicos más profundos se manifestó a mi alrededor, en cuanto el pasillo que trataba de atravesar se había convertido en una versión de uno de los búnkeres de Darkonia.
Esta vez no me había transformado en ningún niño asustado, aunque los sentimientos sentimientos oscuros por ese lugar continuaban allí, alterando mi cuerpo para responder a lo que entendía como una amenaza, preparándome para el peligro.
Comencé a cruzar el pasillo de paredes de metal y cemento, iluminados por una tenue luz de emergencia, y durante unos instantes pareció que todo iba bien, me iba animando a mí mismo para cruzar y el lugar parecía desierto, lo que, aunque ligeramente deagradable, resultaba más cómodo que estar rodeado de cadáveres, o de enemigos.
Pero al cabo de un rato las luces pasaron a un rojo que inundó todo el lugar, y la sirena de emergencia no se hizo esperar para sonar, se acercaba un bombardeo o un ataque aéreo de cualquier tipo, con Aihalia nunca se sabía si te iban a bombardear lanzando bombas desde un avión o si habría utilizado una vez más la corrupta magia que habían robado y habían creado algún ser volador sobre el que montarse para lanzar llamaradas. Nunca sabías que esperar en un mundo alterado por una corte de locos con una magia en su poder que no les pertenecía. Robada, como infinitas vidas después.
La primera sacudida hizo parpadear las luces, levantó polvo del techo e hizo temblar mi corazón. Ese lugar, esa conciencia de que mis padres habían muerto como si fueran unos traidores y que yo no tardaría en seguirles, me acompañaba mientras caminaba, aunque no pensara en ello. Pero mi mundo había quedado atrás en el tiempo aunque no en su memoria, por él había hecho todo lo que podía hacer y confiaba en que las cosas hubieran ido a mejor tras mi marcha. Ahora era el turno de salvar ese mundo, y para eso tenía que continuar caminando.
Así que tras un rato en ese pasillo personificación de mi miedo, conseguí llegar a un lugar donde la piedra sustituyó al metal, y las luces de emergencia fueron cambiadas por antorchas. Allí, un joven pálido y delgaducho, de pelo anaranjado y aspecto enfermizo, me esperaba inquieto. Tras él vi una puerta con un grabado más detallado que los anteriores. Era un círculo con varias secciones y símbolos en su interior. Distinguí los doce signos del zodíaco por el horóscopo del periódico, me había vuelto un seguidor: Bill claramente era un Acuario, altruista aunque algo tozudo e impredecible, y escondía su personalidad bajo un aire frívolo, pero debajo había un tipo honesto, de fuerte convicción y enamorado del turquesa. Había mucha sabiduría encerrada en esos «horóscopos».
– [b][color=#736043]No pareces un Guardián.[/SIZE][/b] – dije, como no podía ser de otra forma, con sinceridad, mientras seguía observando la puerta de «Sporodrekinn», fuera lo que fuese eso. Faltaba uno de los símbolos del horóscopo, y dónde debería estar vi un hueco como los anteriores, del tamaño de mi colgante. Así que me tocaba ‘Escorpio’, el veneno y lo aguijones no me apetecían demasiado, aunque según la fecha en la que había nacido, el mes trece de mi hogar, aquí debía ser el famoso ‘Ofiuco’, el decimotercero, la serpiente…definitivamente me quedaba al escorpión.
– [b][i] No puedes pasar por aquí. Esas son las órdenes que me han dado.-[/i][/b] respondió el chico plantándose delante de la puerta. Fruncí el ceño y le observé con detenimiento. El chico parecía debilucho, no entendía cómo podía imponerse sobre mí, pero nunca debes fiarte de las apariencias. La otra pregunta que me rondaba la cabeza era quién le había enviado a ese lugar, definitivamente no parecía parte de las pruebas.
– [b][color=#736043]¿Quién te las ha dado?[/color][/b] – pregunté reflejando las dudas en mis pensamientos. Tanteé la mochila y bajé un poco una de las cremalleras, para coger uno de los katar si era necesario.
– [b][i] Aquél que me ha salvado la vida. No tenéis nada que hacer contra él.-[/i][/b] respondió al instante. Parecía haber un cierto aire de veneración en las palabras de ese muchacho, y eso me hizo ver parte de la persona que era, alguien que necesita que otro le dé sentido a su vida.
– [b][color=#736043]¿El Doctor?[/color][/b] – pregunté. Alguien con poder para traer a los muertos de vuelta y enviarlo al centro de todo…solo podía ser el Doctor, no había nadie tan poderoso, y era lógico pensar que plantase algún tipo de defensa. Eso al menos era una doble buena señal, tenía miedo, y él no podía ir en persona. – [b][color=#736043]Mira, si te ha salvado la vida es porque te necesitaba.[/color][/b] – dije tratando de llegar a la voluntad de ese muchacho, aunque parecía absorbido por lo que le habían dicho que hiciera. Fuera como fuese, no pensaba dejar de avanzar por él, pero si podía conseguirlo hablando, mejor.
– [b][i] Así le llamáis vosotros, yo le llamo Maestro.-[/b][/i] dijo con un deje de reverencia al nombrarle. Doctor, Maestro y Soberano, era el de los muchos nombres. – [b][i] Me necesita para evitar que completeis vuestras pruebas.-[/i][/b] con esas últimas palabras elevó la voz, y cuando digo elevar, me refiero a elevarla mucho, hasta el punto en el que mis oídos dolieron como si hubiese descendido dos kilómetros en dos segundos.
– [b][color=#736043]Maestro suena a que es vuestro dueño.[/color][/b] – repliqué tratando de herir el orgullo del muchacho, si es que tenía alguno, cosa que empezaba a dudar al ver la devoción que parecía sentir. – [b][color=#736043]Lo siento, pero no vas a evitar que siga.[/color][/b] – dije dando un par de pasos adelante. Me llevé una mano al bolsillo y tanteé el colgante.
– [b][i] ¡No vas a pasar!-[/b][/i] gritó de pronto. Su voz me atravesó como si se tratasen de cientos de cuchillas en mi cabeza, y cuando me quise dar cuenta, estaba de rodillas en el suelo, sujetándome los oídos.
– [b][color=#736043]Tu voz…[/color][/b] – dije escuchando un zumbido continuo. Tenía que conseguir pasar, antes de que me destrozase a gritos. – [b][color=#736043]¿De verdad vas a dedicar tu vida a lo que diga un loco?[/color][/b] – pregunté escuchando mi voz en un eco lejano, como si estuviese tras una cascada.
– [b][i] ¡No está loco! Con él al mando el mundo será un lugar mejor.-[/i][/b] respondió, por suerte, utilizando un tono de voz normal. Fui incorporándome mientras hablaba y evalué mis bajas posibilidades de hacerle entrar en razón, el orgullo no daba señales de vida, era una marioneta, pero tenía que seguir intentándolo, era mi mejor posibilidad para acercarme.
– [b][color=#736043]¿No tienes opinión propia chico?[/color][/b] – pregunté tambaleándome mientras avanzaba. No le tenía demasiado lejos, pero tenía que medir cada paso, hacerlo cuando estuviese distraido.
– [b][i] ¿Qué insinuas?-[/i][/b] mi pregunta le molestó, era una buena señal, pero no lo fue que levantase la voz y me invadiese de nuevo el dolor. Noté algo caliente en mis oídos, llevé una mano y vi que había algo de sangre. Como tardase mucho más me destrozaría los tímpanos.
– [b][color=#736043]¿Qué ha sido de ti? ¿Eres así? ¿O simplemente haces lo que te manden?[/color][/b] – pregunté mientras con cada pregunta, con cada envite, me acercaba a él. Estaba muy cerca, un par de pasos más y podría golpearle con la empuñadura del katar, o realizar una maniobra de adormecimiento, solo un par de pasos.
– [b][i] Yo… nadie manda sobre mí, hago lo que quiero hacer. -[/i][/b] empezó a decir. Mi estrategia empezaba a desmoronarse, algo había hecho que ese chico creyese que lo que estaba haciendo lo hacía por sí mismo, quizá su vida estaba en juego, y si era así, luchar contra el instinto de supervivencia de alguien era mucho más difícil, especialmente si no te conoce de nada.
En ese instante vi la caverna teñirse de un tono rojo anaranjado. Miré hacia arriba y vi que a través de un agujero en el techo se estaban filtrando los rayos de la Luna Cantarina que debía seguir coronando el cielo de la Tierra, y que ahora nos llegaba a través de algún portal, parecía un regalo, pero no sabía como usarlo, hasta que miró al muchacho, que se abrazaba a sí mismo y se retorcía entre gritos que le destrozaban y le hacían perder pie. Entonces vio sus fauces asomar, el muchacho era un licántropo.
– [b][i] Ahora si que no tienes nada que hacer.-[/i][/b] exclamó entre dolor y risas, con dificultad debido a sus enormes colmillos.
Aproveché su sensación de seguridad para girar a su alrededor y quedar de espaldas a la puerta.
– [b][color=#736043]¿Los licántropos saben abrir puertas?[/color][/b] – pregunté tras un rato. El muchacho me miró confuso, pero pronto lo entendió, cuando la puerta se abrió a mi espalda y la atravesé antes de que se cerrase entre nosotros. Se escuchó un aullido lastimero al otro lado. Por suerte había podido mantener el colgante en mi mano al introducirlo en la puerta, o lo habría perdido al otro lado.
[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Vincent Solo| Templo de los Guardianes, ‘Axis Mundi’| Prueba de Virtud | Parte II de II
[color=#000000]Noche[/SIZE][/color][/b][/font]
Me giré y observé la sala en la que me encontraba, deseando no haber cometido un gran error al entrar allí sin ningún plan ni tiempo para pensarlo.
El lugar al completo parecía el interior de un templo chino, columnas y paredes rojas con grabados en tonos dorados, verdes, azules y plateados y un suelo de baldosas claras. Pero no había monjes, ni altar, solamente un montón de cojines tirados en el suelo formando una acolchada zona de descanso. Tampoco había nadie, o eso le pareció, hasta que vio a una figura oscura plantada en el centro de la sala, oscura incluso estando iluminada por la luz que entraba por una cúpula con tragaluz.
Me acerqué más y vi que seguía sumido en las sombras, pero podía distinguirle. Era exactamente igual que yo, excepto porque parecía haber sido sacado de una fotografía con una mala gestión de la luz que lo había dejado sumido en la oscuridad. Eso y sus ojos, amarillos brillantes, lo único que brillaba en él.
Tras un instante mirándonos a los ojos, abrí la boca para preguntarle, pero entonces se movió con una velocidad impredecible y me atravesó, o más bien, entró en mí. Durante unos instantes estuve confuso, no sabía como sacar a ese ser de mí, pero al cabo de un instante todo pareció volver a la normalidad, volví a sentirme yo, aunque no sabía que mi peor defecto, el engaño, había entrado en mí.
– [b][i][color=#70757f]Mentiroso…[/SIZE][/i][/b]- susurró una voz tras de mí. Me giré y vi a una bella mujer asiática con rasgos que la hacían ver peligrosa. Vestía solamente un kimono de seda y unos adornos de oro sobre su cabeza enredados alrededor de su pelo formando dos colas de escorpión. La Guardiana de Escorpio.
– [b][color=#736043]Soy incapaz de mentir.[/color][/b] – le respondí, con sinceridad, como habituaba a hacer. La maldición que me habían impuesto los de Aihalia al sumergirme en las ‘Aguas de la Verdad’ impedía que saliese ninguna mentira de mi boca. Aunque eso no significaba que no pudiese guardarme cosas, o dar solo parte de la información, pero eso no pensaba decírselo.
– [b][i][color=#70757f]¿Estás seguro? Hablas como un mentiroso…[/color][/i][/b] – replicó caminando a mi alrededor. Mientras me observaba detalladamente, exhaló un hálito rosáceo por su boca, convirtiéndolo en figuras con las que jugueteaba, un dragón, un panda, un escorpión…
– [b][color=#736043]No puedo hacerlo, lo intenté cuando era más joven.[/color][/b] – le aseguré. Mis primeros tiempos sin poder mentir fueron difíciles, ya no solo por no poder mentir, si no por tener que responder la verdad a lo que me preguntasen. Me metí en muchos problemas, en casa y fuera, pero por suerte no era el único al que le había pasado, casi todos los chicos que no eran de Aihalia pasaban por lo mismo, los otros nacían acostumbrándose a no mentir, y nunca lo echaban en falta, como un perro al que niegas la posibilidad de ladrar.
– [b][i][color=#70757f]Pero puedes ocultar la verdad[/color][/i][/b].- respondió acercándose hacia mí con paso grácil, como si caminar fuese una especie de arte y ella fuese una maestra.
– [b][color=#736043]Yo…hago lo que tengo que hacer.[/color][/b] – dije algo sorprendido. Normalmente estaba acostumbrado a decir ciertas verdades y callarme otras, a masterizar el uso del lenguaje para librarme así de responder toda la verdad, para poder ser un infiltrado, un espía, pero esta vez no tenía verdaderos motivos y aun así, había querido engañarla, algo empezaba a no estar bien.
– [b][i][color=#70757f]¿Siempre lo haces porque el deber te obliga?[/color][/i][/b]- dijo a pocos centímetros de mí, con una de sus manos al lado de mi cabeza, con gesto amenazador. Vi un dragón de aliento rosado girar alrededor de mi cabeza y volver a meterse en su boca.
– [b][color=#736043]Lo intento.[/color][/b] – respondí, quedándome callado al instante. – [b][color=#736043]¿Qué quieres de mí?[/color][/b] – pregunté esperando llegar al fondo de esa prueba, para no volver a cometer un error como en la primera.
– [b][i][color=#70757f]La verdad[/color][/i][/b].- dijo mirándome fijamente a los ojos, que, aunque no lo sabía, centellearon en un amarillo intenso. De su boca salió un aliento verdoso que me rodeo y me paralizó completamente. Intenté coger uno de los katar de la mochila, pero me resultó imposible, todos mis músculos estaban paralizados.
– [b][color=#736043]De mi boca solo saldrá verdad, ¿qué es lo que quieres saber?[/color][/b] – pregunté intrigado e inquieto por la situación, ya no solo estaba preso por mi maldición de la verdad, si no también físicamente, y quería verdad, pero no entendía sobre qué. Me miró con dureza y sentí la uña de su dedo índice izquierdo hundirse en mi corazón como respuesta a mi pregunta, quería verdad absoluta, pero no sabía cuál podía darle.
– [b][color=#736043]No puedo responder si no tengo una pregunta concreta.[/color][/b] – mi problema funcionaba así, si me preguntaban, tenía que responder con la verdad, si decía algo por mí mismo, tenía que ser cierto, por eso no solía hablar sobre mí mismo. Y también estaban las veces en las que los nervios o los cambios de ánimo provocaban arrebatos de sinceridad vergonzosos, como…bueno…en los momentos íntimos.
– [b][i][color=#70757f]No hay pregunta[/color][/i][/b].- respondió con un marcado acento que no me había parado a percibir antes. Su uña seguía clavándose en mi corazón, de donde parecía querer una respuesta, pero no encontraría nada allí que quisiera compartir, la última persona con la que había compartido la verdad de mi corazón había sido mi mujer, y ni siquiera todo porque ella también había sido «bautizada» y entendía lo que era querer guardar cosas para uno mismo.
Me detuve a pensar en lo que estaba en juego y lo que me pedía, y me di cuenta de que una parte de mí quería engañarla, hacerle creer que le estaba diciendo una verdad de corazón, incluso construí en mi mente la historia perfecta, con su dosis de sentimiento y de verdad para resultar creíble, sin contener ninguna mentira, pero recortando verdades. Sentí un brillo en mis ojos y sonreí al haber encontrado la forma de continuar engañándola, manteniendo una parte de mí oculta, y en ese momento, sonriendo por ser capaz de engañar mientras el mundo estaba en peligro, me di cuenta de que lo que había entrado dentro de mí no era más que mi mayor defecto, el engaño, la mentira. En ese instante me decidí a hablar.
– [b][color=#736043]La incapacidad de mentir fue una maldición, y encontrar una forma de luchar contra ella, liberador.[/color][/b] – dije dejando a mi corazón hablar con libertad, sin control, algo que no hacía desde hacía mucho tiempo y que resultaba igualmente liberador. Sentí como algo abandonaba mi cuerpo, una carga oscura y pesada, lo habría atribuido solo a mi alivio de conciencia, a lo agradable que era sincerarse de verdad con alguien, pero la presencia de una figura oscura al lado de la Guardiana que se desvaneció me dejó saber que era el engaño abandonando mi cuerpo. – [b][color=#736043]Por eso guardo celosamente lo que puedo de mí, porque todo lo demás me lo han arrebatado, desde pequeño, y para siempre. Estoy condenado a perder un trozo de mi intimidad con cada pregunta.[/color][/b] – finalicé sintiendo un alivio enorme en mi interior.
– [b][i][color=#70757f]Al final has dicho una verdad de corazón[/color][/i][/b].- respondió la Guardiana, aparentemente satisfecha.
– [b][color=#736043]El mundo merecía que contase la verdad sobre mí.[/color][/b] – dije alzando la cabeza para observarla. Ella exhaló un aliento azulado que me rodeó y me hizo sentir de nuevo los músculos, volvía a poder moverme.
– [b][i][color=#70757f]Te equivocas: al mundo le daba igual, pero tú lo merecías[/color][/i][/b].- dijo caminando delante de mí, con el kimono ondeando a su espalda.
Se detuvo frente a tres columnas que se alzaban del suelo con un cojín rojo y dorado sobre cada una. Sobre cada cojín había un objeto diferente.
[align=center][IMG]http://moondale.whedonverso.com.es/personajes/wp-content/uploads/2014/06/brujulaplanar2.png[/IMG] [IMG]http://moondale.whedonverso.com.es/personajes/wp-content/uploads/2014/06/ring2.png[/IMG] [IMG]http://moondale.whedonverso.com.es/personajes/wp-content/uploads/2014/06/potion2.png[/IMG][/align]
– [b][color=#736043]¿Qué son estos objetos?[/color][/b] – pregunté intrigado, al no obtener ninguna palabra de ella tras un rato.
– [b][i][color=#70757f]Uno será algo para ti, lo demás, nada.[/color][/i][/b]- respondió crípticamente.
– [b][color=#736043]¿Una poción?[/color][/b] – pensé en voz alta mientras observaba el frasco de roca negra con un grabado. – [b][color=#736043]Un anillo, y una ¿brújula?[/color][/b] – dije al observar los otros. – [b][color=#736043]Ahora que lo pienso, no me has dicho tu nombre.[/color][/b] – pregunta para acortar después de observarlos
– [b][i][color=#70757f]Veo que dominas el vocabulario. Soy Sporodrekinn, la Semilla Corrupta, al igual que antes fui la Campeona hechicera Qiu Lanying.[/color][/i][/b].- respondió con una ligera sonrisa. La miré y sentí que había cambiado mientras la observaba, sus ropas eran las mismas, pero su piel parecía menos pálida, sus uñas menos afiladas, sus labios menos rojos, y su pelo estaba suelto, libre cayendo sobre su espalda.
– [b][color=#736043]¿Para qué sirve cada uno?[/color][/b] – dije asombrado por el cambio. Ahora estaba frente a una de las antiguas Campeonas y de alguna manera, impresionaba más así que como Guardiana, porque ella había sido como yo hacía mucho.
Miré los objetos esperando su respuesta, no podía decidir a ciegas.
– [b][i][color=#70757f]La Poción del Embaucador te permitirá mentir…siempre que quieras[/color][/i][/b].- explicó observándome atentamente.
– [b][color=#736043]Resulta tentador, pero creo que he aprendido una lección de todo esto.[/color][/b] – respondí rechanzado esa elección. Mi problema o mi virtud dependiendo del momento sobre todo, era mío y parte de mí, parte de cómo era, no podía cambiar eso.
– [b][i][color=#70757f]El Anillo de Forsetti te permitirá que otros digan la verdad[/color][/i][/b].- continuó brevemente. Me di cuenta de que no añadió ningún detalle de para qué podría servirme, aunque yo lo tenía claro. Saber la verdad que ocultaba cualquiera, todos los criminales confesando sus crímenes, obtener pistas de cualquier parte para resolver mejor un caso, para salvar más vidas. Yo había estado en ese lugar, sabía el miedo que infundiría en los criminales y en los seres oscuros, sabía la ventaja que nos daría, pero precisamente por eso no podía hacerlo, no podía convertirme en alguien como los gobernantes de Aihalia. No estaba en mi mano.
– [b][color=#736043]Negaría a otros lo que a mí me negaron, creo que no, pero esperaré a ver el último objeto.[/color][/b] – en caso de que la brújula fuese algo con un poder terrible, me llevaría el anillo y procuraría guardarlo a buen recaudo, usarlo solo si la situación requería algo como eso, aunque incluso de pensamiento me estaba dando cuenta de que la tentación era demasiada.
– [b][i][color=#70757f]La Brújula Planar detecta portales a otras dimensiones y realidades.[/color] [/i] [/b] – respondió situándose frente al último objeto. Una forma de encontrar caminos entre mundos, muy útil, pero quise escuchar todo lo que tenía que decir, por si conllevaba un ‘pero’ peligroso.- [b][i][color=#70757f]También te permitiría volver aquí[/color][/i][/b]. – añadió. No sabía cuando volvería a estar accesible el ‘Axis Mundi’ teniendo en cuenta que la profecía de Cara nombraba la Luna Cantarina, pero no la habitual, si no ésta, más grande y más rojiza, una Luna de Sangre. Pensé en otros Campeones que necesitasen encontrar una forma de volver aquí, pensé en la capacidad para encontrar una ruta a otros mundos, que parecía tan útil, incluso por un alocado momento pensé en visitar a Seonaidh que parecía tan sola. Después valoré los otros dos objetos y supe lo que tenía que elegir.
– [b][color=#736043]Bien, entonces supongo que elijo la Brújula Planar.[/color][/b] – me decidí definitivamente. Podría resultarme muy útil, si no a mí, a otros.
– [b][i][color=#70757f]¿Estás seguro? Que sepas dónde está algo no implica que puedas acceder a él[/color][/i][/b].- aclaró. Tenía razón en eso, quizá la Brújula me señalase la entrada al Axis Mundi pero no se abriese hasta una nueva Luna de Sangre, o quizá encontrase la puerta a mi mundo pero no pudiese cruzar. Pero aun así, mi decisión estaba tomada.
– [b][color=#736043]Sí. Sigue siendo mejor opción que el resto.[/color][/b] – respondí seguro de mi decisión. Conocer dónde se encontraban esos portales ya era un avance, lo demás se solucionaría en el momento.
– [b][i][color=#70757f]Que así sea[/color][/i][/b].- respondió asintiendo con la cabeza. Las otras dos columnas se hundieron en el suelo con sus objetos y yo tomé en mis manos la Brújula Planar que me podía deparar grandes viajes.
La Campeona, o la Guardiana, no sabía ya como llamarla, movió sus manos creando un humo rosado como el que antes había expulsado por su boca. El humo se movió sobre sí mismo y terminó formando una puerta.
– [b][color=#736043]Es un adiós supongo, gracias.[/color][/b] – dije mirándola fijamente. Tenía muchas dudas rondando mi cabeza, ¿cómo había terminado allí una Campeona? ¿Es que al convertirnos en Campeones tendríamos que ocupar su puesto? ¿Qué era el arma al que teníamos que llegar? ¿Cómo había sido su vida? Pero decidí callarme, todos teníamos secretos que guardar.
– [b][i][color=#70757f]Nos veremos, Semilla de la Verdad[/color][/i][/b].- se despidió con una reverencia. Me paré unos instantes a pensar en mi nuevo título. Definitivamente era mejor que te considerasen alguien que siempre dice la verdad. Vincent Chiwetel Solo, Campeón del Agua y la Naturaleza, Semilla de la Verdad. Me gustaba,
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