[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Daakka| Templo de los Guardianes, ‘Axis Mundi’| Prueba de Virtud | Parte I de II
[color=#000000]Noche[/SIZE][/color][/b][/font]
REVISADO POR DUKE RIVERA A PETICIÓN DE MI BUEN AMIGO DAAKKA
En parte lamenté alejarme de Vincent cuando las luces se apagaron. Había pasado demasiado tiempo volcando en él mis inseguridades y mis frustraciones por no poder estar con Selardi, por el mero hecho de que él sí podía salir al exterior con ella. Pero tras conocerlo un poco más, me sentía culpable por haberme sentido así hacia él durante tanto tiempo, era un buen hombre que había intentado hacer feliz a Selardi, pero que no había congeniado con ella.
Mi problema seguía siendo el mismo, y no tenía nada que ver con él, si no con cómo había nacido. En el fondo, éramos más parecidos de lo que habría pensado, mi piel me hacía diferente, al igual que la suya. Además, superada la barrera de la piel, estaba mi memoria genética, y el hecho de que él tenía que decir siempre la verdad. Siempre seríamos diferentes.
Continué caminando, haciéndome la promesa de hablar con él durante más tiempo cuando saliésemos de allí, pero primero teníamos que salvar el mundo. De pronto todo a mi alrededor pareció cambiar, ya no estaba en un pasillo oscuro y cerrado si no en una calle transitada.
Mi corazón, bueno, corazones, dieron un vuelco al ver que estaba completamente descubierto y la gente empezaba a observarme y señalar.
Hubo miradas, susurros y dedos señalándome hasta que toda la calle observaba cada uno de mis movimientos, como si fuese un monstruo, una atracción de feria. Traté de concentrarme, recordar que estaba en una prueba, veía un arco oscuro al fondo de la calle, un arco que no encajaba y que debía ser el final de esa parte del pasillo, pero para llegar allí tenía que cruzar entre la gente.
En cuanto avancé un par de pasos hacia ellos empezaron los gritos. Algunas personas echaron a correr alejándose, llevándose a sus niños lejos de mí, otras se quedaron. A medida que continuaba caminando, con la cabeza gacha, tratando de controlarme, me lanzaron todo lo que parecían encontrar a mano. Mi piel acorazada hacía que las piedras pequeñas no se notasen demasiado, incluso me protegió bastante de los ladrillos, aunque no pudo hacer nada con el batido que me goteaba por la cabeza. Pero, aunque humillante, lo peor no fue eso, fueron las palabras.
– [b]Monstruo, abominación.[/b]
– [b][i]Vuelve al infierno, demonio.[/i][/b]
– [b]Mirad que feo es. Engendro.[/b]
– [b][i]Cuidado, parece violento.[/i][/b]
Dicen los humanos que con palos y piedras molerán los huesos, pero con palabras no podrán hacer nada, porque no son nada más que palabras, pero a veces las palabras causan mucho más dolor que cualquiera físico. Aun así, traté de concentrarme en la motivación de esa frase y me dije a mí mismo que no romperían mi espíritu.
Una cerveza se estrelló justo contra mi rostro. Con el líquido cayendo por mis cejas vi con dificultad que era Selardi quien me lo había lanzado, y junto a ella estaba toda mi ‘Rakkna’ dispuesta a lanzarme más. Eran los últimos que debía pasar antes de cruzar al otro lado.
Mentiría si dijese que continué adelante a pesar de todo, que no dudé porque sabía que el mundo dependía de mí, porque en el fondo, dudé, mi espíritu se quebró el tiempo suficiente como para detenerme y que una avalancha de objetos e insultos cayesen sobre mí, aunque lo peor era que ellos lo pronunciaban, especialmente, Selardi.
Allí en medio, cubierto con los brazos para protegerme, busqué en mi interior y conseguí encontrar el orgullo y la determinación para seguir adelante. Crucé el umbral y volví al solitario y oscuro pasillo que se abría en una pequeña antesala en la que había una puerta y una persona en el medio.
– [b][i][color=#C2A765]Hola. Creo que no conocemos.[/SIZE][/i][/b] – dije acercándome con cautela. Después de lo que acababa de pasar, mi recelo estaba al máximo, especialmente teniendo en cuenta que en la puerta que estaba detrás de él se podía distinguir un solo hueco para introducir un colgante, el de Capricornio, y que ese tipo frente a mí olía a ceniza y azufre.
– [b][i]Soy Berith, y temo que te interpones entre la felicidad de mi señora y la mía.-[/i][/b] replicó. Al principio dudé pensando si le habría entendido correctamente, mi dominio del idioma no era excelente en aquél momento, pero sí, lo había hecho, lo que no conseguía comprender era qué tenía que ver con su señora y con él.
– [b][i][color=#C2A765]¿Qué quieres…decir?[/color][/i][/b] – dije forzándome a buscar las palabras correctas para conseguir entenderle y que se me entendiera. Dicen que el lenguaje es una barrera para comunicarse, pero si corres el riesgo de enfrascarte en un combate mortal por un malentendido, te das cuenta mucho más rápido de lo cierto que es.
– [b][i] Que debo acabar contigo.-[/i][/b] sentenció sin más explicaciones.
– [b][i][color=#C2A765]Lo siento. Tengo una misión importante.[/color][/i][/b] – aclaré para dejarle claro que no pensaba retroceder. Había llegado hasta ahí por una misión, no podía abandonarla por algo así, y haría lo necesario para apartarle.
– [b][i] Yo también. ¿Por que no te sientas a descansar un rato?-[/i][/b] respondió. Me pregunté a qué se refería con la última pregunta, pero entonces mis piernas empezaron a pesar, como si llevase días caminando, me costaba levantar los brazos y lo único que quería era sentarme un momento en el suelo.
No podía dejarme ir así como así, por lo que accedí a mi memoria genética para intentar entender lo que me estaba pasando. [i]Cansancio. Agotamiento. Astenia. Extenuación. Fatiga crónica. Cansancio anormal, desproporcionado. Sin trabajo excesivo. Fuente: enfermedad. Hipotiroidismo, tuberculosis, cáncer…[/i]
Las páginas web que Illya me había aconsejado que memorizase para cuando me resultase necesario estaban resultando muy útiles, mi pueblo no tenía tal grado de conocimiento de su anatomía, porque utilizaban como remedios las diferentes plantas y compuestos medicinales de la zona sabiendo solo que funcionaban pero no exactamente por qué. Aun así, el hecho de pensar que podía tener cáncer me inquietó.
– [b][i][color=#C2A765]Este cansancio…¿eres tú?[/color][/i][/b] – pregunté para salir de dudas. Era mejor que fuese él y no el cáncer o una tuberculosis. Tenía ganas de meterme en la cama y dormir durante un buen rato, como por las mañanas cuando hacía frío.
– [b][i] Me temo que sí. No esperaba mucho de este nuevo poder. Pero he de reconocer que me empieza a gustar tras ver como un demonio de tu constitucion se arodilla ante mí. -[/i][/b] respondió aliviando mis dudas acerca de las enfermedades. Nota mental: que tengas un síntoma no implica que tengas una de las enfermedades que salen en internet. Era una lección importante.
Para los que estéis leyendo mi historia, en este punto pensaréis que era un demonio bonachón y pacifista que detestaba hacer daño incluso a la más pequeña planta después de mi encuentro con la naturaleza, y eso era cierto en gran medida, pero seguía teniendo sentimientos, seguía teniendo fuerza y seguía siendo un demonio, así que empecé a enfadarme.
– [b][i][color=#C2A765]No puedo dejar que…me pares.[/color][/i][/b] – dije tratando de mantenerme erguido apoyándome en la pared. Sentía las piernas tan agotadas que incluso dolían, y era un dolor diferente a todos los demás, era interno, distribuido por todas las piernas, como si todos los nervios pidiesen un descanso.
– [b][i] Ya lo he hecho. ¿O es que acaso no lo ves? Te he vencido, no puedes hacer nada. -[/i][/b] se jactó el demonio cambiando su pelo rubio por una cresta espinosa de color rojizo, a la vez que su cuerpo se cubría de un tono marrón.
No me gustaba ese demonio, quizá pensase que sus motivos eran razonables y justificados, pero estaba anteponiéndose a la salvación del mundo, y disfrutando de lo que hacía. Así que aproveché la ira que ardía en mi interior para darme fuerzas.
– [b][i][color=#C2A765]Sun Tzu. ‘El arte de la guerra’. Conoce a tu enemigo.[/color][/i][/b] – cité diciendo en voz alta la información que me devolvía mi memoria genética. El aire empezó a cargarse de energía estática que se condensó en un rayo que impactó contra el pecho del demonio.
– [b][i] Cómo… cómo… ¿qué has hecho? -[/i][/b] preguntó observándome. Ahora era él el que estaba arrodillado.
– [b][i][color=#C2A765]Incluso cansado, uno puede hacer cosas.[/color][/i][/b] – dije sintiendo como el vigor volvía a mis extremidades, aunque esa sensación de profundo agotamiento todavía seguía dando vueltas en mi cabeza.
Pasé al lado del demonio y saqué mi colgante.
– [b][i] No, por favor, si pasas habré fracasado para mi señora.-[/i][/b] suplicó.
– [b][i][color=#C2A765]Uno debe hacerlo.[/color][/i][/b] – respondí sin girarme, y coloqué el colgante en su lugar. Uno de nosotros tenía que fracasar, y no iba a ser yo, había demasiado en juego. Las puertas se abrieron y crucé, listo para enfrentarme a la siguiente prueba y volver a reunirme con mi ‘Rakkna’.
[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Daakka| Templo de los Guardianes, ‘Axis Mundi’| Prueba de Virtud | Parte II de II
[color=#000000]Noche[/SIZE][/color][/b][/font]
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REVISADO POR DUKE RIVERA A PETICIÓN DE MI BUEN AMIGO DAAKKA
En cuanto puse un pie al otro lado de la puerta, un ruido ensordecedor me invadió los oídos. El ambiente tenía un tono oscuro, con tonos morados, azules y granates oscuros. Me encontraba en una especie de islote de tierra en mitad de un mar azul, que parecía negro por la oscuridad del cielo, cubierto de nubes tormentosas, como si esa oscuridad en el agua quisiera ocultar los seres tenebrosos que había debajo.
Un rayo centelleó entre las nubes y cayó en el islote, iluminando una figura que no había visto hasta el momento, una figura con mi misma apariencia. Era una figura oscura, totalmente, incluso cuando la luz del relámpago le bañó, excepto por unos ojos brillantes de color rojo sangre.
Mi vista no era la de un depredador nocturno, y eso hacía que me resultara difícil divisarlo en la penumbra. Por eso, cuando me quise dar cuenta estaba frente a mí. Abrí los ojos sorprendido, y la sombría figura metió una mano en mi pecho, y se introdujo totalmente en mi interior produciéndome un terrible escalofrío.
Hinqué la rodilla en el suelo y agarré la tierra entre mis manos, aplastándola con todas mis fuerzas. Algo en mi interior me pedía golpear a lo que me encontrase delante, fuese lo que fuese, como un frenesí sangriento y desesperado que no atiende a razones.
Me puse en pie, sin detenerme a pensar lo que había entrado en mí, tomado posesión de mis emociones. El cielo estalló en una lluvia torrencial y un viento huracanado. No conseguía escuchar nada más que la tormenta y la ira en mi interior crecía cada vez más a medida que recordaba el desprecio de la gente, sus insultos, la humillación. Sentí el aire a mi alrededor y aumenté la presión para formar un rayo disparado hacia el cielo.
No me explicaba esa ira en mi interior, quizá era culpa de contener mi lado más salvaje durante mucho tiempo, pero cuanto más pensaba en ella, más natural la sentía.
El ruido de la tromba de agua cayendo al mar me impedía escuchar nada, y quizás por eso no vi a la figura moverse entre las corrientes de aire. De pronto algo me tiró con fuerza hacia atrás, incluso con mi piel acorazada, sentía como si me hubiese arrollado un camión.
La siguiente vez estuve preparado, vi a un demonio con cola de serpiente marina, cuernos de carnero y cuatro pares de ojos moverse por el aire como si estuviese en mitad de un salto, salvo que era demasiado largo para ser un salto, era como si algo le mantuviese en el aire. Vi como movía sus manos y daba una palmada, y entonces sentí otra vez como una fuerza invisible me golpeaba y me lanzaba hacia atrás.
Lancé un rayo hacia él, pero iba más rápido, volví a lanzar otro y otro, persiguiéndole, pero se sumergió en el agua. Observé el borde y una idea se me cruzó por la mente, con un rayo suficientemente fuerza enviado al agua podría acabar con él si no se encontraba a suficiente profundidad. Cuando saliera a la superficie, si no había muerto ya, recibiría su merecido.
Entonces otra parte de mi mente pareció cruzarse, y la idea no me pareció tan buena. Estaba allí para salvar el mundo, para ayudar a la gente a la que quería, no para matar a nadie. En el tiempo de duda, el Guardián emergió por el otro lado y la fuerza, que parecía un tremendo golpe de sonido, como un trueno, pero sin ruido, me golpeó en la espalda.
Debía pensar algo, algo rápido, porque seguía sintiendo en mi interior la ira y la violencia, y porque los golpes eran tan fuertes que mi cuerpo estaba dolorido. Si seguía así sería capaz de quebrarme como a una nuez.
Tenía que buscar un modo de detenerle sin dejarme llevar por esa ira y violencia desmesuradas que parecían querer apropiarse de mí.
Recibí tres golpes más, mientras observaba su forma de actuar, y entonces se me ocurrió la forma. Me senté en el suelo, en posición de loto, como si me dispusiera a meditar, como Daniel me había enseñado. Sentí cada extremidad de mi cuerpo, cada parte, incluso esa extremidad invisible que me permitía controlar mi habilidad especial, y me centré en ella, la dirigí hacia las palmas de mis manos, que coloqué boca arriba, en las que empezaron a aparecer chispas electricidad contenida. Estaba esforzándome por colocar el mínimo voltaje posible en los rayos y para eso necesitaba todo mi control.
Abrí los ojos y me concentré en el horizonte, vi al Guardián salir del agua y desaté los rayos formando una red eléctrica frente a él que le detuvo en el aire. Con la otra mano, lancé otra red de bajo voltaje y le encerré entre ambas para después bajarle a tierra, contenido con las pequeñas descargas de la red.
Sentí como la ira y la violencia en mi interior se desvanecían mientras que de mi cuerpo salía una humareda de color oscuro, el ser de antes. Me sentía tranquilo, triunfal, aunque no sabía si habría hecho las cosas como se suponía que debían hacerse. Aun así, tenía que arriesgarme, así que ‘solté’ las dos redes que se fueron desintegrando en el aire y cargándolo de estática que se iba dispersando poco a poco.
El demonio que estaba doblado sobre sí mismo en el suelo pareció cambiar mientras le observaba, su cuerpo se volvió ligeramente más pequeño y su larga cola de serpiente marina se dividió en dos piernas escamadas. Cuando se puso en pie totalmente, vi que su piel era de un color cobre rojizo, su cabeza estaba coronada por unos cuernos retorcidos parecidos a los que llevaba antes y seguía poseyendo dos pares de ojos, aunque ahora podía ver su boca, en la que había dos hileras de dientes finos y afilados.
– [b][i][color=#988165]Rakkthathor …[/SIZE][/i][/b]- nombró con voz amenazadora. Lo observé detenidamente, mi memoria genética junto a varias imágenes de miembros de su raza enzarzados, junto a un nombre [i]Chaac[/i]. Eran una raza de demonios rivales de los Rakkthathor, especialmente en la era del Primer Imperio, antes de la Era de la Razón, la era de los chamanes y las mujeres liderando a los nuestros, la era cuyas enseñanzas trataba de seguir ahora, en lugar de las de los Rakkthathor violentos, guerreros sedientos de sangre y gloria. Sentí como sus cuatro ojos me miraban.
– [b][i][color=#C2A765]Lamento si te he herido, Guardián.[/color][/i][/b] – me disculpé. Era lo mínimo que podía hacer para detenerle, seguramente habría recibido alguna descarga estática, pero poco comparado con el dolor de sus «truenos». Esbocé una sonrisa que tuve que disimular al imaginarme a Diana, Sarah y Cara reírse de los «truenos» del Guardián. [i]Pedos.[/i] – reí en mi mente.
– [b][i][color=#988165]Los de tu raza siempre han sido peligrosos, pero tú eres distinto y eso me produce desconcierto[/color][/i][/b].- admitió el Guardián acercándose más. Por el aspecto del resto de su raza que había visto en las imágenes debía ser anciano.
– [b][i][color=#C2A765]Trato de volver a las raíces de los míos y enmendar lo que hicieron, ser un ejemplo.[/color][/i][/b] – confesé intentando mostrar la debida deferencia a un anciano. Era un rival de los míos, no mío.
– [b][i][color=#988165]Es tan encomiable como absurdo[/color][/i][/b].- sentenció. Las generaciones anteriores siempre se aferran más a sus creencias. ¿Sería siempre así para todo el mundo? De todas formas, entendía a lo que se refería el anciano, todos los míos habían muerto, no sería un ejemplo para ellos, pero no era eso lo que buscaba, a ellos solo podía honrarles, por lo mejor que habían sido.
– [b][i][color=#C2A765]Un ejemplo para mí, y una guía para mi ‘Rakkna’ y para la humanidad.[/color][/i][/b] – aclaré. Las creencias primero deben servir para uno mismo, después, para ayudar a los que te rodean, y por último, para ser un ejemplo para todos, un ejemplo de que el mundo puede ser mejor.
El demonio asintió con aparente orgullo, lo que en el fondo, me reconfortó, no había tenido contacto con muchos demonios, excepto Bill Parker. En ese momento la tierra tembló y se formaron tres grietas circulares en el suelo que empezaron a surgir hacia arriba, como tres pedestales. En ellas había tres objetos. – [b][i][color=#988165]Ha llegado el momento de que elijas lo que necesites o…lo que anheles[/color][/i][/b].
[align=center][IMG]http://moondale.whedonverso.com.es/personajes/wp-content/uploads/2014/06/daakkaarmor.png[/IMG] [IMG]http://moondale.whedonverso.com.es/personajes/wp-content/uploads/2014/06/daakkaknow.png[/IMG] [IMG]http://moondale.whedonverso.com.es/personajes/wp-content/uploads/2014/06/potion1.png[/IMG][/align]
– [b][i][color=#C2A765]¿Es parte de prueba, elegir uno?[/color][/i][/b] – pregunté observándolos. Uno de ellos, una chispa de energía flotando en mitad del aire, que cambiaba de color, atraía mi atención por su extraña forma.
– [b][i][color=#988165]Es la recompensa o la condena[/color][/i][/b].- explicó brevemente. Lo entendí al instante, una mala decisión y cambiaría mi destino para mal, quizá afectando a los de los demás.
– [b][i][color=#C2A765]Elegir con cuidado entonces.[/color][/i][/b] – razoné en voz alta. Me fijé en el objeto que tenía más a la izquierda, una robusta armadura completa blanca y dorada. Recordaba ese objeto, lo había visto durante el tiempo que había pasado en éstasis, estaba en algún lugar de las memorias de mi pueblo, así que accedí a ellas y una oleada de imágenes empezó a transmitirse a mi cerebro junto a impresiones, conocimientos, aunque en cuanto el primero de ellos llegó, no necesité más. – [b][i][color=#C2A765]La Armadura del Rey Chamán Akash[/color][/i][/b]. – dije cuando las imágenes terminaron. Akash fue un antiguo Rakkthathor que trajo la «gloria» a mi pueblo creando el Primer Imperio Rakkthathor con sus medidas bélicas y expansionistas. un antiguo Rakkthathor anterior al periodo civilizado chamán que extendió el imperio Rakkthathor. No había necesitado continuar obteniendo más información de mi memoria genética, porque conocía bien su historia, era él quien había inspirado a mi «padre» a poner fin a la «Era de la Razón» y tratar de traer el Segundo Imperio Rakkthathor. Las leyendas decían que la armadura tenía capacidades mágicas, y que aquél que la portase sería un verdadero líder de su pueblo.
– [b][i][color=#988165]Conocimiento[/color][/i][/b].- dijo el demonio observando fijamente la cambiante energía que fluctuaba en el aire.
Me detuve un momento para pensar. Conocimiento era un término muy genérico, podía tratarse de cualquier cosa, incluso un conocimiento peligroso que desease no haber conocido nunca, o que me cambiase. No podía preguntarle qué clase de conocimiento contenía, porque sería pedirle conocimiento por sí mismo, así que traté de cubrir mis dudas de otra forma. – [b][i][color=#C2A765]¿Me resultaría útil a uno o ‘Rakkna’…míos?[/color][/i][/b] – concreté.
– [b][i][color=#988165]Eso sería proporcionarte conocimiento…[/color][/i][/b]- replicó soltando una grave carcajada.
– [b][i][color=#C2A765]Entiendo.[/color][/i][/b] – respondí. Conocimiento, simple y llanamente, era como decirte si querías comer y no te decían si la comida podía ser tu plato favorito, o uno con cicuta. Decidí continuar hacia la última opción antes de decidir nada. Era una copa con un líquido rojizo en su interior del que salía un vapor rosado. Tenía cierta atracción, como si parte de ella me llamase.
– [b][i][color=#988165]Ah…»La Pócima de la Humanidad»[/color][/i][/b]- exclamó el demonio solemnemente.
– [b][i][color=#C2A765]¿Me haría…humano?[/color][/i][/b] – pregunté con un brillo en los ojos y él asintió. Sentía cierta emoción, ilusión podría decirse. Con la humanidad podría salir a la calle junto a Selardi, ir a todo tipo de sitios juntos y quizá, quizá Selardi viese en mí algo más. El futuro que a veces había soñado con ella era ahora posible, podría salir a la calle a cualquier hora, ir a todos esos lugares que quería visitar.
Pero parecía demasiado bueno para ser cierto. – [b][i][color=#C2A765]¿Para siempre?[/color][/i][/b] – pregunté mirándole fijamente a uno de sus pares de ojos.
– [b][i][color=#988165]Efectivamente[/color][/i][/b].- dijo la voz del Guardián devolviéndome al mundo real. Si elegía la humanidad, perdería para siempre lo que era ahora mismo, simplemente cambiaría para poder encajar.
Observé detenidamente las opciones mientras me detenía a pensar. Había escuchado a las Echolls debatir alguna vez sobre un tema parecido, sobre negar quién eres, y ocultarlo llegando a veces a convertirte en algo totalmente diferente, en una máscara que te tortura el resto de tu vida, porque no eres capaz de quitártela, pero sabes que la llevas. Alguna gente para protegerse, otros para encajar, pero en el fondo, para ser feliz no puedes ocultar quien eres. Y no podía hacerlo, aunque sentía cómo el mundo idílico con Selardi se deshacía en pedazos, no podía aceptarlo, tenía que «salir del armario» aceptar lo que era y ser fiel a mí mismo. Elizabeth siempre nos decía eso, hagas lo que hagas, sé siempre fiel a ti mismo.
– [b][i][color=#C2A765]Elijo conocimiento.[/color][/i][/b] – dije con dolor en cada una de mis palabras. Me arrepentiría durante mucho tiempo, podía sentirlo. Cada día que viese a Selardi salir y no pudiese acompañarla, odiaría el momento en el que tomé esta decisión, pero no podía hacer otra cosa.
– [b][i][color=#988165]¿Estás seguro?[/color][/i][/b]- preguntó con sus cuatro ojos escrutando mi rostro al más mínimo detalle.
– [b][i][color=#C2A765]Quizá uno arrepienta luego, pero soy demonio.[/color][/i][/b] – confesé quitándome una pequeña parte de ese peso de encima al decirlo orgulloso. Quería encajar, lo quería con mis dos corazones, y quería aún más poder estar con Selardi sin preocuparme de los sitios a los que no podríamos ir. Pero no podía perderme por el camino, si Selardi me quisiera solo siendo humano nunca pensaría que me querría de verdad, por quién era, y eso no podría soportarlo. Tenía que tomar ya la elección, coger el conocimiento, porque si seguía pensando en Selardi, no podría elegir otra cosa que no fuese humanidad.
El demonio hinchó su pecho y se irguió, orgulloso. – [b][i][color=#988165]Si los de tu raza no llevaran bajo tierra unos cuantos milenios, serías un ejemplo para ellos[/color][/i][/b].- dijo tendiendo su mano para que se la estrechase, al estilo de los humanos.- [b][i][color=#988165]Suerte, «Ojo de la Tormenta» y y que los vaivenes del destino no te cambien[/color][/i][/b]. – respondió como despedida. Volvió a dar una palmada y pareció formarse un arco ondulante en mitad de la nada.
– [b][i][color=#C2A765]Gracias, señor Guardián.[/color][/i][/b] – dije metiendo la mano para tratar de «coger» el conocimiento. En cuanto entré en contacto con la sustancia flotante, sentí como si un rayo atravesase mi cuerpo hasta llegarme al cerebro. Mis ojos se pusieron blancos y me quedé inmóvil durante varios minutos.
– [b][i][color=#988165]El conocimiento está ahora en tu memoria genética. Podrás acceder a él siempre que lo necesites.[/color][/i][/b] – dijo la grave voz del Guardián sacándome del trance. Recordaba la sensación de sobrecarga en mi cuerpo, debía ser todo ese conocimiento grabándose en mi ADN para siempre, formando una biblioteca dentro de mi propio cuerpo cuyos libros tenía pendientes leer.
Sin poder evitarlo, accedí a ella y navegué entre ese mar de nueva información buscando algo en concreto. Las imágenes comenzaron a agolparse en mi mente, impresión tras impresión, hasta que lo supe. El Chaac anciano se llamaba Oriax y había sido uno de los anteriores Campeones que se habían reunido para detener al Señor de la Destrucción Chernobog, pero habían tenido que sacrificarse para utilizar el arma final porque no tenían una pieza que faltaba, ‘El Conducto’. Los Grandes Poderes les habían dado un lugar como nuevos Guardianes de las pruebas, los custodios finales para cuando el arma volviese a ser necesaria. Ahora ya conocía a todos los Guardianes, a todos los Campeones y todas las Pruebas. Ésta había sido la última, menos para una persona. Ya sabía qué era el arma y cómo utilizarla, pero lo peor es que no estaba seguro de querer hacerlo.
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