[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Sarah Echolls| Templo de los Guardianes, ‘Axis Mundi’| Prueba de [s]Virtud[/s] Paciencia | Parte I de II
[color=#000000]Noche[/SIZE][/color][/b][/font]
Me dolía todo el cuerpo y no me apetecía seguir avanzando. Sabía que no era solamente una cuestión física, porque me recuperaba a mayor velocidad que el resto por mi condición de Cazadora, pero mentalmente no podía más. Estas pruebas estaban resultando una auténtica tortura a nivel psicológico, porque el final no llegaba nunca y no sabía a qué más me iba a tocar enfrentarme o si estaría a la altura de las circunstancias.
Las antorchas se apagaron y MacLeod me dejó sola, sin su ayuda y su siempre sabio consejo. La oscuridad me recordó a Chernobog, a cómo había consumido su cuerpo para después engañarme y apropiarse del mío, relegándome a un cajón de mi cerebro, tal como debía sentirse Illya. Parpadeé un par de veces para acostumbrarme a la oscuridad y tomé airé con fuerza, intentando calmarme, pero estaba perdiendo el control: los oídos me zumbaban y notaba que me faltaba el aire. Además, el pasillo empezaba a estrecharse y no sabía si era que estaba perdiendo el norte o era real, pero cuanto más nerviosa me ponía, más agobiada estaba por la galería menguante.
Me eché a un lado y toqué la pared, que tembló con mi contacto y empezó a desprenderse como si estuviera formada de arena, en lugar de ser de roca, como estaba segura de que había sido hasta que todo quedó a oscuras. La pared siguió deshaciéndose entre mis dedos hasta que me aparté y me decidí a avanzar, ignorando la presión en los oídos. A cada paso que daba, el túnel se estrechaba, por la tierra no dejaba de desprenderse de las paredes, pero seguí avanzando. Tropecé un par de veces, porque no se veía nada, pero continué sin detenerme, porque si lo hacía, mandaría estas pruebas eternas al infierno.
De pronto, algo me impidió seguir caminando. Extendí las manos hacia delante y palpé hasta que me cercioré de que frente a mí había una montaña de tierra, que estaba taponando la salida de la galería con [i]casi[/i] total seguridad (porque no se veía un carajo). Maldije un par de veces y golpeé con fuerza la tierra, porque parecía que cada vez que encontraba la salida, algo tenía que interponerse en mi camino, pero no dejé que esto me detuviese y empecé a escarbar en la tierra, deseando salir. La luz entró por el pequeño agujero que había abierto con las manos, así que me lo tomé como una señal y seguí escarbando, clavando las uñas en la tierra, hasta que el agujero fue lo bastante grande para poder pasar. Al poco, estuve al otro lado, pero no estaba preparada para encontrarme con la persona a la que vi.
Las antorchas estaban encendidas y detrás de mí sólo había un pasillo de piedra exactamente igual que todos los demás, pero yo estaba cubierta de tierra y sudorosa, así que o tenía una imaginación desbordante o me había tocado enfrentarme a un retazo de uno de mis miedos más arraigados, que por mucho que creyese superado, siempre volvía a atacarme. Me sacudí los pantalones y caminé hasta mi destino sin mirar al engendro que estaba frente a la puerta ornamentada con, lo que parecían, marcas de garras. Como cabría esperar, sólo había un hueco para colocar el colgante, así que estaba ahí para joder, como solía hacer antes de que el Nido de Alice se ocupase de él.- [b]¿Ya no te apetece reclutarme?[/b] – Me preguntó con sorna y quise estrangularle con mis propias manos.
Recordé aquel día en el parque en el que me abordó para conocer mis intenciones y, dado que tenía la inteligencia de una ameba, hablé con él e incluso fui simpática. Saqué el colgante que estaba a buen recaudo debajo de mi camisa de hilo blanca, que ya era marrón y procedí a colocarlo en el hueco sobre el que ponía algo que entendería únicamente MacLeod, pero el tipejo éste se plantó delante de mí, con la misma cazadora de cuero raída que debía llevar el día que lo vomitaron y se tornó en un demonio tan alto como él, pero blanco y peludo, como un Yeti en miniatura.- [b]Me parece que lo de pasar no va a ser posible.[/b] – Gruñó y volvió a su forma humana, que era igual, pero sin pelo blanco.
– [b][i][color=#BB609C]¿Y quién va a impedírmelo?[/SIZE][/i][/b]- Le miré de arriba abajo, cruzándome de brazos.
– [b]Pensé que estaba claro. No es nada personal.[/b] – Él me devolvió la mirada. Seguía teniendo el mismo pelo grasiento y las uñas mordidas. Era como si el tiempo se hubiese congelado en el día del encuentro del parque o mejor aún, en la fiesta en la que se creía mejor que cualquiera de nosotros.
Estaba tan cansada, que puse mi mano en su hombro y lo hice a un lado, porque por muy demonio que fuera, en ese preciso instante no era más que un humano no muy alto (y que lo diga yo, tiene mérito).- [b][i][color=#BB609C]Esto tampoco es personal, pero me apetecía hacerlo[/color][/i][/b].
No tuve tiempo de colocar el colgante, porque algo cambió.- [b]Sabes que es culpa vuestra lo que me pasó.[/b] – Esta vez me miró a los ojos y, aunque seguía resultándome un engreído y un insoportable, decidí escucharle. Hasta las ratas se merecían su minuto de gloria. – [b]Queríais que me uniera a vosotros y después me dejasteis de lado cuando desaparecí.[/b] – En parte (y sólo en parte), tenía razón o así empezaba a creerlo. El mentiroso de pelo grasiento estaba diciendo una verdad…a medias.
– [b][i][color=#BB609C]Creíamos que jugabas a dos bandas[/color][/i][/b].- Confesé con una punzada de culpabilidad. Sabía que tanto Diana como Daniel habían intentado averiguar sus intenciones, pero al final nos habían dado un chivatazo: Ben y Alice se…rozaban de vez en cuando y…bueno, la cuestión es que la engañaba a ella, nos engañaba a nosotros y se creía muy listo, pero por listo acabó con el cuello abierto y ahora estaba aquí, seguramente trabajando para el Doctor.
– [b]Era mentira, Alice quiso vengarse, yo solo quería ayudaros.[/b] – Nunca me había fijado en que tenía los ojos azules y parecían lanzar destellos no muy naturales.
[i]Destellos…blanquecinos…[/i]- A pesar de que lo que me estaba contando tenía algún sentido, había cosas que no encajaban: ¿Por qué me lo estaba diciendo ahora? Eso para empezar.- [b][i][color=#BB609C]¿Y por qué parecía lo contrario?[/color][/i][/b]-
– [b]Porque…era todo una trampa para librarse de mí.[/b] – En la cabeza de Benjamin McBeth todo giraba en torno a él, pero en la vida real no era más que un medio demonio cualquiera hijo de un taxista, que al parecer tenía un tío que era medianamente peligroso (todo esto gracias a MacLeod que es como la Wikipedia, pero sin fallos).
Sacudí la cabeza un par de veces y me fijé en que se había llevado un dedo a la sien, como si tuviera una jaqueca enorme, a la par que me miraba fijamente. Todo era parte del mismo truco, uno no muy bueno, por muy tonta que fueras según él.- [b][i][color=#BB609C]Bueno, ahora ya no podemos hacer nada para solucionarlo[/color][/i][/b].- Me encogí de hombros y jugueteé con el colgante, sólo me faltaba explotar una pompa de chicle para que me dieran el premio a la Cazadora cortita de año. Si eso era lo que pensaba de mí, eso iba a tener.
– [b]He vuelto a vivir, puedes ayudarme a salir, sólo tienes que quedarte aquí. No pases.[/b] – Al escucharle, me eché a reír. Este tío ya no es que pensase que era tonta, es que directamente creía que era gilipollas profunda.
– [b][i][color=#BB609C]Estás totalmente convencido de que soy tonta, ¿verdad?[/color][/i][/b]- Le pregunté pasándome la mano por la frente.
– [b]Creísteis en mí una vez, no parecía difícil engañaros ni a ti ni a la pelirroja ni al rubio.[/b] – Se le escapó la risa y no tuve más remedio que pasar a su lado para colocar el colgante por tercera vez.- – [b]El Soberano decía que sería fácil engañaros, conociéndoos no lo dudé.[/b] – La risa se transformó en una mueca de suficiencia. Ya había tenido bastante de ese payaso.
Él intentó detenerme, pero puse la mano izquierda en su frente para frenar su avance, mientras me guardaba el colgante y la puerta se abría. Benjamin McBeth, el supuesto demonio que había venido a Moondale a saber más sobre la Cazadora, no era más que un pelele del Doctor. Al final, no era tan listo. Me di la vuelta con parsimonia, sin dejar que me tocase, únicamente con la mano en su frente.- [b][i][color=#BB609C]¿Sabes? En momentos como éste me gusta la teoría de que no somos más que personajes de un rol. Piénsalo: a lo mejor no eres un enano que va de listo, sino que eres producto de la imaginación de una veinteañera aburrida que te dejó plantado para irse a otro rol que seguro que también dejó a medias[/color][/i][/b].- Me sacudí las manos y le arreé una patada en sus partes íntimas que hizo que se doblara de dolor.
Después de eso, la puerta se cerró, dejándome como última imagen a medio demonio a punto de llorar.
[spoiler]La otra parte, en cuanto acabe. Éste para ir abriendo boca y saldando deudas xDD[/spoiler]
[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Sarah Echolls| Templo de los Guardianes, ‘Axis Mundi’| Prueba de Virtud | Parte II de II
[color=#000000]Noche[/SIZE][/color][/b][/font]
Ante mí se extendía una sabana africana en todo su esplendor. A diferencia de la hora que esperaba que fuera en el exterior, debía ser mediodía y hacía un calor abrasador. La escasa vegetación eran una especie de hierbas secas que me llegaban hasta los tobillos y un par de árboles diseminados que no sabría distinguir porque no soy experta en botánica. Avancé a través del campo de hierba seca un par de pasos y algo empezó a tirar de mí desde abajo. Di un salto y el corazón se me desbocó, pero cuando miré no había nada. Intenté seguir caminando, pero volví a notar que me sujetaban por las piernas y esta vez, no pude hacer nada, porque lo que hubiera ahí era más fuerte que yo. Pataleé como pude y al final me vi tirada en el suelo, arrastrada por la sombra de una chica de cabello rubio, ojos azules y piel clara plagada de pecas. Parpadeé un par de veces y la chica dejó de ser pecosa y de barbilla redondeada para una sombra de mí misma, con los ojos amarillentos y la mirada perdida.- [b][i][color=#BB609C]¡Suéltame![/SIZE][/i][/b]- Me movía con brusquedad, pero al final, sus manos tocaron mi cara y nada pude hacer para que acabara atravesándome, como si fuese la versión terrorífica de Casper.
Confusa, me puse en pie y seguí caminando. No estaba segura de que estuviese a la altura de las pruebas, ni siquiera sabía cómo había llegado hasta allí, porque era una inútil y lo había demostrado dándole oportunidades a gente como Ben, Jan, Cecil y Liad. A lo mejor Ben tenía razón y era tonta, no en vano el corazón se me había parado hacía un rato y seguramente, cualquier otra habría manejado la situación de mil mejores formas. Era una Cazadora más, que tarde o temprano acabaría muriéndose y esta vez de verdad, sin una enviada de Los Grandes Poderes que flirtease con MacLeod y me dijese que morir era parte de una prueba y que podía irme a casa a ver una serie con Daniel. No quería morir, no había llegado al primer cuarto de siglo de mi vida y se suponía que debía vivir mucho más, pero no, tenía que ser la maldita Cazadora y vale, en los días buenos podía soportarlo, porque tenía un grupo de gente que me apoyaba, pero éste era un día malo y me estaba ahogando entre tantos miedos y responsabilidades.
A lo lejos vi a un felino pasearse con majestuosidad por sus dominios, que eran unas rocas de altura considerable, pero a medida que me fui acercando me di cuenta de que debía ser una feliántropa, puesto que tenía rasgos humanos y leoninos en una mezcla bella, pero aterradora. Era delgada, no muy alta y de profundos ojos azules, que quedaban prácticamente cubiertos por una corona de plumas y pieles. Iba vestida con unas pieles que le cubrían lo indispensable, aunque el resto estaba cubierto de pelo. Al verme, se le erizó el vello del lomo.- [b][i][color=#b6628d]Cazadora, Elegida. Vengo a probar tu valía.[/color][/i][/b]- Dio un grácil salto, se apoyó con las patadas delanteras en las que llevaba unos brazaletes plateados y se colocó frente a mí a mí. – [b][i][color=#b6628d]A enfrentar tu poder.[/color][/i][/b]- Remató con voz grave, que casi parecía un rugido.
La observé detenidamente y admití la derrota antes de que ocurriera el combate.- [b][i][color=#BB609C]No sé si estoy preparada para esto[/color][/i][/b].- Era imposible que pudiera detener a una Guardiana feliántropa. ¿Quién pensaba que era, Terminator?
– [b][i][color=#b6628d]Entonces caerás.[/color][/i][/b] – Sentenció clavándome las garras en el brazo. Me llevé la mano al brazo izquierdo y taponé la herida, que escocía como mil demonios. Seguía sin entender qué pretendían que hiciera contra ella, que era visiblemente más rápida y poderosa que yo. Es que no podía, no valía la pena ni siquiera que lo intentase, porque de todas formas ya había perdido.
La Guardiana seguía en posición de combate, esperándome.- [b][i][color=#b6628d]¿Tienes miedo?[/color][/i][/b] – Me enseñó los dientes y apoyó una mano en el suelo.
– [b][i][color=#BB609C]No es eso[/color][/i][/b].- Le expliqué como pude, contrariada.
– [b][i][color=#b6628d]Entonces, ¿qué es? ¿Te crees demasiado buena para luchar conmigo?[/color][/i][/b] – Me golpeó el otro brazo, haciéndome una herida idéntica. Ojalá hubiera sido fuerte para darle su merecido, pero no lo era.
– [b][i][color=#BB609C]No quiero fallar esta prueba…quiero hacer las cosas bien, pero tengo demasiada presión….es como si no pudiera pensar con claridad[/color][/i][/b].- No sabía lo que era vivir con esa certeza de que vas a meter la pata y el mundo se va a ir a tomar viento fresco por tu culpa.
– [b][i][color=#b6628d]No confías en ti misma, y eso te llevará al destino de toda Cazadora.[/color][/i][/b] – Se puso a dos patas y me miró, amenazadora.
– [b][i][color=#BB609C]No quiero morir tan pronto. Bueno, en realidad, si pudiera elegir me gustaría no morirme nunca[/color][/i][/b].- Si no atacaba a la Guardiana, iba a morir, pero ninguna de las pruebas había supuesto un combate, ni siquiera la de Chernobog.- [b][i][color=#BB609C]Se puede vivir con inseguridad y con miedo, puedo seguir siendo Cazadora aunque a veces crea que no[/color][/i][/b].- Me puse en posición de ataque, con una pierna y un brazo adelantados.
– [b][i][color=#b6628d]¿Por qué no confías en tu juicio entonces?[/color][/i][/b] – Al escuchar lo que me decía, me fijé en su postura. Para rugir y enseñar los dientes, colocaba los brazaletes metálicos en el suelo. Algo no encajaba.
– [b][i][color=#BB609C]No quiero equivocarme…[/color][/i][/b]- Siseé. Si lo hacía, habría condenado a la humanidad, Tenía demasiados miedos, no era capaz de pensar con claridad. Me sentía como si me estuvieran atando de pies y manos, fracasando.
Alcé la vista a las imponentes rocas e intenté despejar la mente. Si esos brazaletes hacían rugir y enseñar los dientes a la Guardiana, no podían significar nada bueno. Debía seguir mi instinto, a pesar de que los miedos me dijesen lo contrario.- [b][i][color=#b6628d]¿Qué es lo mejor que tienes, Elegida?[/color][/i][/b] – Interrumpió mis pensamientos.
Le hice una seña para que me dejara pensar y tomé aire, dejando que el miedo fuera desapareciendo.- [b][i][color=#BB609C]Que sé cuándo alguien necesita ayuda[/color][/i][/b].- Fui hasta donde se encontraba la Guardiana y toqué los brazaletes, que parecieron emitir una descarga eléctrica de leve intensidad con mi contacto. Eso sólo podía significar que mi instinto estaba en lo cierto, por lo que seguí presionando en dirección contraria hasta que se abrieron para caer al suelo, que estaba ahora cubierto de un negro antinatural, con un sonido metálico.
Al verse liberada, la feliántropa enseñó los dientes, pero esta vez para mostrar una enorme sonrisa. Su rostro felino dio paso a una chica unos años mayor que Diana, de enormes ojos verdes y labios carnosos, que llevaba una media melena castaña que parecía cortada por ella misma. – [b][i][color=#b6628d]¡Me has liberado![/color][/i][/b] – Me enseñó las heridas que tenía en las muñecas. – [b][i][color=#b6628d]Eres una Campeona, sin dudarlo. Por cierto, mi nombre es Rlia[/color][/i][/b]
– [b][i][color=#BB609C]Gracias…y encantada, Rlia. Soy Sarah[/color][/i][/b].- Bajé la vista, un poco avergonzada por no haberla liberado antes por culpa de mis propios miedos.- [b][i][color=#BB609C]No ha sido nada fácil saber lo que querías[/color][/i][/b].
– [b][i][color=#b6628d]Gracias a ti, guapa. A ver si lo próximo lo adivinas igual de bien.[/color][/i][/b] – Me guiñó el ojo y de la propia tierra surgieron tres pilares formados de la misma roca que estaba a escasos metros de nuestra posición.
La Guardiana, caminó hasta ellos con andares sensuales, como si estuviera intentando…que se el culo se le moviera de forma exagerada.- [b][i][color=#BB609C]¿Hay alguno que sea mortal o que me convierta en una supervillana?[/color][/i][/b]- Tercié pensando en lo que habría dicho Diana cuyas preferencias estaban menos definidos que los míos.- [b][i][color=#BB609C]Es para elegir ése, claro[/color][/i][/b].- Sonreí.
[b][i][color=#b6628d]¿Por dónde quieres empezar?[/color][/i][/b] – Abrió las manos y me fijé en que las pieles le quedaban enormes, tanto que si se descuidaba dejaría a la vista toda su anatomía, que prefería que mantuviera en secreto. – [b][i][color=#b6628d]Vaya, no pensé que lo diría en voz alta.[/color][/i][/b]
Carraspeé un tanto incómoda. No estaba acostumbrada a que alguien intentase flirtear conmigo. Mi única relación había sido con Daniel y no tenía intenciones de cambiar eso.- [b][i][color=#BB609C]Me fío de tu criterio[/color][/i][/b].- Hice un gesto con la cabeza y posé mi mirada en los tres pedestales, pero uno de ellos estaba vacío, aunque no tardó en revelarse el por qué.
[align=center][IMG]http://moondale.whedonverso.com.es/personajes/wp-content/uploads/2014/06/brazaletesanulacion.png[/IMG][/align]
– [b][i][color=#b6628d]Todos eran míos así que siempre ganas un recuerdo mío.[/color][/i][/b] – Sonrió ampliamente y recogió los brazaletes del suelo para colocarlos en el primer pedestal, el que estaba vacío. – [b][i][color=#b6628d]Éstos eran un «regalo» de mi gente. Absorben tu esencia sobrenatural dejándote…como un aburrido humano. Por suerte no me las consiguieron poner.[/color][/i][/b] – Arrugó la nariz y me concentré en lo que había dicho.
[i]Lo que había dicho[/i] significaba muchas cosas, que habrían resultado especialmente interesantes para mi yo de hacía dos años, el que le dijo a Bill que era un demonio y echó a correr como una desquiciada por la cafetería, pero ahora mismo no parecía una opción factible. Había aprendido a base de tortas, algunas físicas y otras mentales, tortas que en ocasiones habían sido más bien soberanas palizas, que habían derribado todo lo que conocía, pero ser Cazadora era parte de mí y no podía ni quería cambiarlo.- [b][i][color=#BB609C]Dejaría de ser la Elegida, pero Daniel, mis amigos y mi familia seguirían en peligro[/color][/i][/b].- Sentencié negando con la cabeza.
– [b][i][color=#b6628d]Esta cosa tan bonita se llama ‘Piel de Fafnir’. [/color][/i][/b] – Me fijé en el tercer pedestal, sobre el que reposaba, lo que parecía una cota de malla…compuesta de escamas.
[align=center][IMG]http://moondale.whedonverso.com.es/personajes/wp-content/uploads/2014/06/sarahscale.png[/IMG][/align]
– [b][i][color=#b6628d]Es una prenda compuesta con escamas de dragón y creo que bastante magia, porque toma la forma de cualquier prenda que desees[/color][/i][/b].- Continuó al ver que la observaba detenidamente, sin poder evitar tocarla. Era rugosa, pero de tacto agradable y las terminaciones de las escamas eran puntiagudas.- [b][i][color=#BB609C]Nunca me había imaginado con una…armadura[/color][/i][/b].- Me encogí de hombros. Confusa.
– [b][i][color=#b6628d]A mí siempre me protegió, incluso cuando no llevaba nada más.[/color][/i][/b] – Se atusó el pelo y me miró. – [b][i][color=#b6628d]Y el azul combina con tus ojos.[/color][/i][/b]
Noté cómo se me subían los colores.- [b][i][color=#BB609C]¿Estás ligado conmigo?[/color][/i][/b]
– [b][i][color=#b6628d]Eh…puede ser, es posible, ¿tengo posibilidades? Si es que no, no.[/color][/i][/b] – Abrí los ojos exageradamente.
– [b][i][color=#BB609C]Eh…no te lo tomes a mal y de verdad, me siento muy halagada…pero…estoy enamorada de otra persona[/color][/i][/b].- Finalicé como pude, deseando que se me cayera una roca en la cabeza.
–
– [b][i][color=#b6628d]Mmm…bueno te dejaré pensarlo, mientras tanto queda uno.[/color][/i][/b] – Señaló el pedestal central. – [b][i][color=#b6628d]Ésta cosita se llama ‘Corazón de Isthar’ y puede traer a cualquiera de vuelta a la vida, cualquiera que ames.[/color][/i][/b] – Un escalofrío me recorrió la columna vertebral. La miré y no me pareció más que una estaca de cristal que brillaba de una forma extraña. Mejor así.
[align=center][IMG]http://moondale.whedonverso.com.es/personajes/wp-content/uploads/2014/06/cristal.png[/IMG][/align]
– [b][i][color=#BB609C]¿Y eso no es…contraproducente?[/color][/i][/b]- Medité en voz alta. ¿Por qué me estaban ofrenciendo eso? Había superado la muerte de mi abuelo y algún día tendría que superar la de la abuela Hilda o la de mi madre, pero formaba parte de la vida, por horrible que fuera.
– [b][i][color=#b6628d]Imagina que pierdes a alguien a quien quieres, y puedes traerlo de vuelta.[/color][/i][/b] – Puso sus manos sobre las mías y los ojos le brillaron. – [b][i][color=#b6628d]Aunque ya sabes lo que dicen de jugar con la muerte.[/color][/i][/b]
– [b][i][color=#BB609C]¿Y si esa persona…prefiere…estar muerta? Sé que suena a locura, pero…[/color] [/i] [/b] – No es que sonase a locura, es que seguramente lo era.
– [b][i][color=#b6628d]Pues se lo arrebatarás.[/color][/i][/b] – Separó sus manos de las mías.
– [b][i][color=#BB609C]¿Hablas desde la experiencia?[/color][/i][/b]- Escruté su rostro, intentando saber si iba a decir la verdad o no, aunque visto lo bien que me había ido siempre, seguro que la pifiaba.
– [b][i][color=#b6628d]Sí, ella…no quería volver. Y las cosas no volvieron a ser iguales. [/color][/i][/b] – Murmuró con tristeza, sin un ápice de la jovialidad que había mostrado desde que había dejado ser un felino. – [b][i][color=#b6628d]Bueno, basta de tristes pasados, toca elegir guapa Cazadora.[/color][/i][/b]
Anduve hasta los pedestales y me detuve frente a ellos. Los brazaletes no eran una opción realista, porque aunque me liberasen de mis obligaciones como Cazadora, el Doctor y las amenazas que vinieran no se detendrían ante eso, además estaba el hecho de la nueva Elegida que estaría recibiendo su legado en ese preciso instante y que quizás, sólo quizás, necesitase mi ayuda. Por otro lado, “El Corazón de Ishtar” suponía una tentación, porque si perdía a alguien, sería temporal, pero una vez que lo utilizase, me arrepentiría toda la vida por no poder repetir su encantamiento. Eso si salía bien, porque si salía mal prefería no pensarlo.- [b][i][color=#BB609C]Sé que me voy a arrepentir, pero lo más sensato es que elija la ‘Piel de Fafnir'[/color][/i][/b].- Suspiré apesadumbrada.
– [b][i][color=#b6628d]¡Buena elección![/color][/i][/b] – Exclamó con alegría. – [b][i][color=#b6628d]Además, seguro que todavía huele a mí.[/color][/i][/b] – Me susurró acercándose a mi oído.
Me acerqué hasta la cota de malla y la cogí entre las manos, observando cómo los otros dos pedestales se hundían en la tierra. La cota de malla, al sentir mi contacto, esta vez como su nueva poseedora, empezó a entrelazarse entre mis manos hasta que formó dos brazaletes de color azul.- [b][i][color=#BB609C]Vale, es…impresionante[/color][/i][/b].- Admití.- [b][i][color=#BB609C]Y gracias[/color][/i][/b].- Dije de corazón y me quedé mirándola, sin saber si darle un abrazo, dos besos o marcharme sin más.
– [b][i][color=#b6628d]No me las des todavía, falta una prueba, una que demostrará tu valor.[/color][/i][/b] – Parecía seria nuevamente, pero duró una milésima de segundo, lo que tardó en volver a sonreír. – [b][i][color=#b6628d]Tienes que besarme. No es nada personal, cosas de las pruebas…[/color][/i][/b]
Solté una carcajada y fui hasta ella. Le di un abrazo y después, un breve beso en la mejilla.- [b][i][color=#BB609C]Tengo la sensación de que habríamos sido amigas[/color][/i][/b].- Apostillé al separarnos.
– [b][i][color=#b6628d]¿Sólo?….bueno, vale.[/color][/i][/b] – Parecía contrariada. – [b][i][color=#b6628d]Ten mucho cuidado, Guardiana del Orden, vienen tiempos difíciles.[/color][/i][/b] – Me sujetó nuevamente de las manos para decirlo. Parecía algo importante.
Una vez mis manos volvieron a su posición habitual (es decir, sin ser tocadas por ella), detrás de mí se formó un arco de piedra.- [b][i][color=#BB609C]Nos vemos[/color][/i][/b].- Me despedí encaminándome hacia él.
– [b][i][color=#b6628d]Piensa en mí…[/color][/i][/b] – Y me lanzó un beso.
No pude evitar reírme con ganas. [/color]
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