Hiroshi Sato | Barrow (Alaska)
NOCHE
Necesitaba descansar si quería salir de allí con vida, pero fui incapaz de pegar ojo, solo conseguí sumirme en las preocupaciones de mis pensamientos y el terror que provocaba aquella ciudad. Intenté buscar algo de comida en aquella cafetería para racionar la que ya tenía, pero no había nada más allá de sangre. Lo que me dejo bastante claro que esos vampiros llevaban bastante tiempo aquí.
Así que opte por cocer una nueva bolsa de arroz en el hornillo portátil que llevaba. Intente calentarme un poco con el calor que desprendía, a pesar de los guantes notaba dolor en los nudillos y los dedos a consecuencia del frío, era como si me estuviesen cortando. Recargadas parcialmente las energías, guarde el hornillo y enrolle el saco de dormir. Salí al exterior por la zona trasera de la cafetería, debía evitar las zonas abiertas de la calle, así que me movería por las callejuelas que separaban las casas.
Las luces se encontraban apagadas en todas las casas, podía significar que no había nadie en ellas, pero un vampiro no necesita luz para ver, tras esos ventanales podían esconderse vampiros observandome, esperando el momento oportuno para abalanzarse sobre mi, y cuando lo hicieran seria demasiado tarde para reaccionar a tiempo. Así que yo también debía moverme entre las sombras.
Busque la posición más elevada de la ciudad, antes de marcharme debía buscar ese camión, según la nota, el último cargamento había llegado hace dos días, tal vez aun no los habían movido, con un poco de suerte seguirían allí encerrados. Conseguí divisar un camión no muy lejos de dentro me encontraba y un poco más al norte, una plataforma petrolífera, era el único edificio de la ciudad que parecía albergar vida, o en este caso no vida, vampiros.
Me acerque hasta el camión con cautela y mentalizarme con lo que podía encontrarme. Un contenedor vacío, lleno de cadáveres, o lleno de vampiros que se lanzarían contra mi nada más abrir las puertas. Encendí la linterna que llevaba al hombro y abrí de golpe las puertas dando rápidamente dos pasos hacia atrás. Pasee la linterna por el contenedor, pegados a la pared del fondo había un par de personas, temblaban por el frío, pero también por el miedo.
– [Hiro] Tranquilos, no voy a haceros daño.-[/Hiro] Añadí mientras subía al contenedor con las manos en alto en señal de rendición. Había dos hombre y dos mujeres de mediana edad, un hombre un poco más mayor con barba prominente y una joven de con el pelo ligeramente corto.
– [B] ¡Atras!.-[/B] Grito el hombre más mayor mientras golpeaba al aire con un tablón de madera.
– [Hiro] No soy como ellos, podéis marcharos.-[/Hiro] Les eche un vistazo más detenidamente y no llevaban ropas precisamente adecuadas para este clima, si salían de aquí probablemente no llegarían muy lejos. – [Hiro] ¿Alguno de vosotros sabe conducir un camión?.-[/Hiro] Pregunte mientras se miraban extrañados.
El hombre más mayor bajo la tabla de madera. – [B] Yo se.-[/B] el hombre dio un paso al frente aun ligeramente dubitativo. – [b] ¿De verdad no estas con esos animales?.[b]
– [Hiro] No.-[/Hiro] Añadí mientras bajaba del contenedor. Era curioso como se había referido a ellos como animales, probablemente pensaran que eran unos locos que se dedicaban a comer gente, cuando la realidad era mucho más sobrenatural. -[Hiro] Saque a esta gente de aquí.[/Hiro]
– [B] Espera, ¿Que vas a hacer?.-[/B] El hombre bajo de un salto y se quedo inmóvil frotándose los brazos.
– [Hiro] Voy a ponerle fin a esto.-[/Hiro] Me encamine hacia la plataforma petrolífera y tas un par de minutos escuche como el camión arrancaba y el ruido del motor era cada vez más distante.
Me escondí tras una hilera de coches aparcados frente a la plataforma. Esta ciudad antes se dedicaba a extraer petroleo y quien sabe si que ocurrió, quizás acabaron extrayendo todo y se marcharon, o los vampiros llegaron y se apropiaron de ella.
Escuche como la nieve se hundía a mí espalda, eran pisadas y alguien se acercaba hacia mi. Agarre el mango de la daga y me gire con rapidez sobresaltando a la joven que hasta hace un momento estaba en el camión. – [Hiro] No deberías estar aquí.[/Hiro]
– [B] Mis padres están ahí dentro.-[/B] Añadió temblando mientras se abrazaba a si misma. Le hice un gesto para que se acercará y se agachara tras el coche. Abrí la mochila y saque una pequeña bolsa, tras abrirla la estire y se la coloque por encima de la cabeza, se trataba de una manta térmica. – [Hiro] Ten, con esto entraras un poco en calor.[/Hiro]
– [B] Gracias.-[/B] Por suerte no había sol que hiciera reflejar el dorado de la manta, la cual hacia resaltar sus ojos. -[B] Soy Dorothy.[/B]
– [Hiro] Estas muy lejos de Kansas ¿no?.-[/Hiro] Le pregunte mientras me miraba extrañada, quizás no era el mejor momento para bromas. – [Hiro] El Mago de Oz… da igual. Yo soy Hiroshi.[/Hiro]
– [B]Y bien. ¿Cual es el plan?.-[/B] Pregunto mientras le daba un ligero apretón de manos y me fije en los cortes del frío. Me quite los guantes que llevaba y se los di.
– [Hiro] Bueno, suelo improvisar durante la marcha.-[/Hiro] Un ruido metálico de la plataforma nos sobresalto, se trataba de un ascensor ascendiendo, y en el, el mal que había escapado del infierno.
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