Cara Elle| La Nave
MADRUGADA
Elizabeth me había obligado a ir a que unos médicos me arrancasen una muela de juicios porque decía que no me iba a salir nunca y me dolía mucho, pero ahora era peor, porque no podía comer carne, ni morder a Daakka, ni tampoco hablar con normalidad, además de que dolía y me apetecía arrancarme la boca de un tirón. Supongo que se llamaba de juicios porque te daban ganas de asesinar antes, durante y después de que te la quitasen.
Los médicos me habían arrancado la muela y se la habían quedado para hacerse un collar (¿por qué se la habían quedado si no?), así que no podía dormir por las noches por culpa del dolor y los putos que encima picaban. Además, tenía mucha hambre, porque no podía comer nada más que purés y yogures. Iba a odiar los purés y los yogures más de los que ya los odiaba, porque si tenía dientes era para comer carne, no para que me los arrancasen unos médicos locos que tuvieron que sujetarme entre cuatro o cinco porque no paraba de gritarles insultos y de moverme como si estuviera poseída.
Habían pasado dos días desde el robo de mi muela, pero me desperté a media noche y, como no podía dormir ni hacer nada interesante, decidí vestirme y ir a la Nave a buscar a Duke, porque me gustaba hablar con él. Ni siquiera desperté a Daakka para decírselo, porque seguro que me regañaba. Bastante raro era despertarse en mitad de la noche para ir a ver a alguien que es un poco tu novio.
Las perras estaban durmiendo en los sofás y no levantaron la cabeza al verme, así que salí de casa y fui con una bicicleta vieja que chirriaba hasta la Nave.– [Cara]¿Du..ke?[/Cara]- pregunté abriendo la puerta, que había robado del cuenco en el que estaban todas las llaves del mundo. Supongo que os podéis imaginar que no hablaba tan bien como se lee aquí.
Fui hasta mi despacho y cogí la llave de la sala en la que estaba Duke, que se suponía que no debía utilizar, pero también se suponía que tus muelas son tuyas y no de los médicos ladrones. Después de dejar la bici por ahí tirada, subí las escaleras y abrí la puerta de su sala.-[Cara]Si Duke no dice nada, Cara mira en su ordenador[/Cara].- cerré la puerta y empecé a mirar las paredes recubiertas de imágenes extrañas, que estaban colgadas como si fueran cuadros sin marco.
Frente a la ventana había un escritorio y una silla con un ordenador portátil viejo y sin manzana, además de una máquina de cortar, impresoras y cosas raras que no sabía para qué servían. Volví a fijarme en esas imágenes y no eran tan extrañas, porque reconocí al tío que tenía muchas manos (Oghma) y a la loca del pelo rojo (Perenelle), pero había más…estaban todos, incluso vi a Diana saliendo de las llamas, como si fuera un fénix.
Me dio un poco de miedo ver a los Guardianes dibujados por alguien que no los había visto, así que encendí el ordenador y empecé a rebuscar en él, porque no estaba protegido con contraseña. Estuve durante horas viendo dibujos raros de más cosas que él no había vivido: un dibujo mío con el arco que todavía no sabía usar porque Daniel se había ido, demonios de la raza de Daakka y Ed rodeado de un montón de bolitas de luz, entre otros. Estaba tan enfadada que tuve miedo de que me reventaran los putos, pero me quedé dormida sobre el teclado y, cuando el sol se colaba un poco por las ventanas negrotempladas, escuché la puerta abrirse.
Abrí los ojos y grité.- [Cara]¡Duke, Cara te ha pillado![/Cara]- me llevé la mano al lado izquierdo de la cara, que dolía y me fijé en que frente a mí estaba Daakka y fue un poco como en las películas, porque el corazón empezó a latirme raro.- [Cara]¿Daakka?[/Cara]- pregunté con voz más suave.
– [Daakka]Selardi…venía a ver a Duke…[/Daakka] – me explicó titubeando. Quería decirle muchas cosas, entre ellas, cómo había llegado hasta aquí sin que le vieran.
– [Cara]¿Daakka conoce a Duke?[/Cara]- me puse en pie y caminé hasta él estirándome como hacían Éowyn y Freya. Lo bueno, es que ahora me dolía todo el cuerpo además de la muela.
– [Daakka]Trabajamos juntos. Duke es amigo.[/Daakka] – me explicó escuetamente y fruncí el ceño.- [Cara]Duke es malo, tiene cosas en su ordenador de los Guardianes[/Cara].- bajé la voz temiendo que apareciera, porque ya era era de día.
En la cara de Daakka apareció una expresión extraña.- [Daakka]Duke no es malo. Intenta dibujar lo que hay en mi cabeza.[/Daakka] – movía las manos mucho. – [Daakka]Para vender y ayudar a todos.[/Daakka] – y cada vez las movía más, parecía que estaba bailando La Macarena.
Me quedé callada, mirando el dibujo de Dominic y Rebecca, que no podían tocarse, separados por un muro invisible que controlaba un tipo que parecía un demonio. Tenía un nudo en la garganta que no sabía explicar, algo raro estaba pasando.- [Cara]¿Y cómo se conocen Duke y Daakka?[/Cara]- solté finalmente.
Daakka dio un par de pasos hasta donde estaba, pero me eché hacia atrás.- [Daakka]Echaba de menos a Selardi. Vine y Duke vio.[/Daakka] – soltó como si llevase un peso encima.
– [Cara]Si Daakka dice que es bueno, Cara le cree[/Cara].- miré a Daakka y sonreí un poco, a pesar de que me tiraban los putos.- [Cara]¿Quieres que le esperemos juntos?[/Cara]- propuse hablándole un poco lejos porque no había podido lavarme los dientes y seguro que me olía mal la boca. Volví a mirar la pared y vi a Daakka diminuto, prácticamente aplastado por una chancla. No entendí ese dibujo.
– [Daakka]Y….Selardi…uh…[/Daakka] – empezó a decir mientras miraba embobada un dibujo de Diana cabalgando sobre la montura de un lobo de pelaje castaño. Eran ella y Christopher. También estaban Daniel y Sarah, pero ella estaba encerrada en lo alto de una torre y Daniel, subido a un pequeño taburete.
Daakka abrió sin permiso un cajón del escritorio y sacó un periódico de hacía unos cuantos días. Me llamó para que fuera hasta donde estaba y me lo tendió como si eso lo explicase todo. Leí la noticia una vez, luego dos, luego tres y luego cuatro. La entendía, pero no quería entenderla.
– [Cara]Duke…es Daakka?[/Cara]- pregunté con seriedad. Más enfadada de lo que había estado en mi vida, que no era muy larga.
Ante mis ojos, la apariencia de Daakka se transformó y dio paso a Duke, que llevaba la misma ropa que Daakka, pero no le quedaba bien, porque no era él. – [Duke]Quería contártelo, pero tenía miedo, Selardi. Miedo a que te enfadases conmigo.[/Duke] – me miró con tristeza, pero eran los ojos de Duke y no los de Daakka, no tenía derecho a llamarme Selardi.
– [Cara]¿Quién más lo sabe?[/Cara]- pregunté llevándome la mano a la cara, que cada vez me dolía más.
– [Duke]Christopher y Diana…[/Duke] – me explicó con lentitud, como si tuviera miedo de que me enfadase más, pero ya era tarde. – [Duke]…y Rebecca, me descubrió cuando intentaba ayudaros con Christopher.[/Duke]- solté el periódico de mala manera contra el escritorio.
– [Cara]Y no…no has tenido tiempo de contárselo a Cara Elle[/Cara].- noté cómo tenía ganas de llorar, porque me dolía la muela, pero también porque estaba ante un mentiroso que eran dos mentirosos.- [Cara]Me has mentido como Duke y como Daakka. Confiaba en ti o en vosotros…[/Cara].- le miré enfadada pensando en todo el tiempo que había pasado con uno y con el otro pensando que eran dos personas distintas. Eso hacía que me sintiese tonta y estuviese todavía más enfadada.- [Cara]No se te ocurra seguir a Cara Elle. Ya no somos amigos[/Cara].- le dije apretando los puños y me di la vuelta para coger la bicicleta vieja que me llevase de nuevo a casa.
– [Duke]Selardi, espera…yo…[/Duke] – empezó a decir como Duke, pero él no tenía derecho a decir esa palabra y Daakka tampoco, así que cerré la puerta de un golpe y me fui de allí.
El dolor de la muela era menor que el de la traición.
FIN DEL CAPÍTULO
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