Moondale

UN VIGILANTE VIGILANDO

Christopher MacLeod | Universidad de Moondale

TARDE

macleod-1

Después de que Diana colgase el teléfono para ir al baño urgentemente y echarse una merecida siesta, me quedé unos minutos procesando todo lo que acababa de contarme. Quizá parezca una tontería, pero saber que tu ‘suegra’ (una palabra bastante desafortunada porque parecía más un término peyorativo que una relación familiar) tuvo una juventud un poco rebelde jugueteando con la magia y que tuvo un ‘affair’ con el padrino de Diana, que podría ser el padre de Kaylee en lugar de Robert Echolls, terminando todo en una tragedia de proporciones épicas, le añadía mucha sabiduría a Elizabeth cuando aconsejaba a Diana en contra del abuso de la magia, pero también resultaba…raro.

Es decir, la mente humana es increíblemente simplista a veces, todos somos conscientes de que gente a la que conocemos existía antes de que la conociésemos, pero cuesta trabajo imaginárselos, especialmente distintos a como son ahora mismo.

Me alegraba que Diana me hubiese contado lo que acababa de ver, porque era demasiado para procesarlo ella sola, y me alegraba también por Elizabeth, porque era una carga que había llevado en silencio demasiado tiempo, y a veces los secretos se enquistan.

No dejaba de darme miedo ver los paralelismos entre Luke, consumido por la magia y su propia desesperación y celos, y Diana en sus momentos más oscuros. Por suerte, lo de Diana había acabado, Samsara había supuesto el renacer completo de la persona a la que más quería. Ahora la llamaba a veces ‘mi fénix’, y me preguntaba qué podía hacer conmigo alguien capaz de resurgir de sus cenizas, más resplandeciente que nunca, brillando con luz propia. Yo no era más que un estudioso del mundo sobrenatural que fue mordido por no tener la cabeza asentada, no podía compararme a ella, era como estar con una diosa en persona, a veces resultaba sobrecogedor, sobre todo cuando me paraba a pensar en mi edad.

Pero si me paraba a pensarlo, caminaba entre gigantes: Ed era capaz de ver lo que sucedía en cualquier lugar en ese mismo instante y era capaz de llamar a seres sentientes para que le ayudasen; de Sarah pendía el destino de todo el planeta, con dieciocho años ya pendía sobre ella una profecía que auguraba que salvaría el mundo, y según nos había escrito Ed, ahora no era uno si no dos; Daniel controlaba la luz a su antojo, era uno de los últimos miembros de una raza prácticamente perdida, junto con Dom que podía mover las cosas solo con su mente o Logan Villiers que controlaba cualquier energía; Mara había sido capaz de controlar su propia sed de sangre sin ni siquiera alma, y ahora pese a su mortalidad seguía salvando vidas sin dudar ni un segundo; Cara había sobrevivido varias veces a una muerte segura, al propio vacío con una deidad primigenia torturando su mente; Daakka era el último exponente de una raza extinta, unido a los genes de un humano que podía controlar la electricidad a su antojo…eran gigantes, todos y cada uno de ellos.

Y pese a todo, eran mis pequeños gigantes. No podía evitar sentirme como el padre de esa excéntrica familia, aunque los lazos que nos uniesen fuesen otros, y no siempre de sangre. Ellos eran los gigantes, las leyendas caminando sobre la tierra, y mi papel era otro, documentar su paso por la Tierra, y guiarles para que brillasen con toda la fuerza de la que eran capaces, eclipsando la oscuridad latente en la misma tierra, una oscuridad que ahora daba opacidad a todo, amenazando con ahogar las tenues y aisladas luces de esos gigantes.

A veces imperaba la impaciencia para reunirnos, porque éramos más fuertes juntos, pero también porque tras las leyendas, había personas de carne y hueso, personas que echan de menos a los suyos, como pasaba ahora. Pero había que perseverar y continuar con los planes, confiando en que todo saldría bien, pero tratando de controlar todas las variables.

Eso implicaba mantenerse ocupado, a veces demasiado ocupado, porque había demasiadas cosas que tener en cuenta, quizá por eso había decidido que ése era un buen momento para utilizar la página web que Daniel me había preparado, y empezar a anotar toda la información que tenía a mi disposición, todo lo que descubría, todo lo que Sarah me iba pasando, para construir nuestra estrategia y que cada uno de nuestros golpes fuese efectivo.

Estaba añadiendo la información que Sarah me había dado sobre uno de los miembros de Gambit al que llamaban ‘Faust‘, un nigromante, y a juzgar por el apodo y las descripciones de Sarah, uno no muy estable emocionalmente, cuando mi móvil vibró.

Era un mensaje de Dom en la conversación de grupo, había encontrado a Daniel y volvería, después de hacer algo que necesitaba hacer. Una parte de mí se tranquilizó de saber que estaba bien, y la otra se preocupó al pensar qué era eso tan importante que hacer, aunque sabía que tendría que ver con Sarah y con el Palacio, por eso la preocupación terminó siendo más patente.

Según lo que decía Dom, los dos habían tenido visiones, así que eso confirmaba la sospecha de que lo que nos pasaba parecía extenderse a todos los Campeones. Pese al peligro de quedarse parado en cualquier momento, a mí me había resultado útil, y con los demás también de diferente forma, seguramente tenía algo que ver con el regreso de Daniel. Todo parecía indicar que lo que estábamos viendo no era al azar, era por algo que debíamos ver, que debíamos saber.

No sabía si esa situación duraría mucho, al parecer tenía que ver con Louna por lo que decían los que estaban allí, y estaban tratando de arreglarlo, pero tenía que pensar que no sería eternamente, y teniendo en cuenta lo que se avecinaba, no podía desperdiciar una ventaja táctica así, era el momento de darme un paseo. ‘Gambit‘ seguía atrayendo gente, o intentándolo al menos, así que no podía dormirme en los laureles.

Cerré las puertas de la biblioteca y coloqué el cartel que decía que volvería en un momento. En momentos como ese echaba de menos a mis ayudantes, a veces el puesto parecía maldito. Solo esperaba que nadie tuviese una urgencia mientras estaba fuera.

Observé a la gente mientras caminaba por los pasillos sin rumbo fijo. A veces eso hacía que se quedasen mirándome unos segundos antes de saludarme sin tener claro qué clase les daba. Con la cantidad de conocimientos acumulados en la biblioteca y la mitad de esos chicos nunca había pasado por allí. Aunque de hecho, muchos de esos chicos y chicas apenas pasaban por clase, eran los que hacían las fiestas universitarias famosas, y los que hacían también que la Rectora mantuviese una estricta vigilancia en los pasillos de la residencia, porque unos y otros solían «confundirse» de pasillos, lo cual no evitaba que aquellos a los que les gustasen los de su mismo sexo pudieran ponerse las botas. A esas alturas de la vida, dividir las zonas de la residencia parecía ya una tontería, aunque ante hacer eso o no hacer nada, tenía que hacer algo que fuera justificable para la junta.

Durante el primer rato caminando me sentí un poco tonto y frustrado, caminaba en círculos recorriendo los pasillos y la cafetería y las visiones no se disparaban, así que decidí pedir un café para despejarme. Le estaba tendiendo el dinero a la chica que me había atendido, una joven de piel negra y cabeza rapada increíblemente amable, cuando nuestros dedos se rozaron y sentí cómo el mundo empezaba a dar vueltas hasta que la cafetería quedaba atrás.

Pese a que mi mente estaba más preocupada por las explicaciones que tendría que dar al volver a mi cuerpo, el lugar resultaba muy agradable. Era una playa de arena fina, pequeña, una cala a la que no debía ir demasiada gente, teniendo en cuenta que la luz del sol parecía la de una tarde de verano y el lugar estaba vacío, salvo por una persona.

Me fijé bien y vi que era la chica que me había atendido, con no muchos años menos. Iba vestida con un vestido de verano de gasa, de esos que se llevan sobre el bikini, un ‘caftán’. Caminaba por la arena con los pies descalzos, levantando las manos mientras en su rostro se dibujaba una sonrisa, debía estar disfrutando la brisa del mar.

Miró a su alrededor un par de veces y volvió a levantar los brazos y cerró los ojos. Al principio no pasó nada, pero después a su alrededor pareció empezar a formarse una nube de polvo, como si un remolino de viento estuviese moviendo la arena a su alrededor. Entonces la arena empezó a dirigirse hacia un punto concreto, delante de ella. Empezó a caminar, y la arena se condensó bajo sus pies formando escalones que ascendían mientras a su alrededor comenzaban a formarse paredes que crecieron hasta convertirse en un pequeño palacio, con una terraza abierta en la que apareció a muchacha, apoyándose en la barandilla de arena sólida para observar la puesta de sol. Me acerqué lo máximo que pude y vi que la arena estaba perfectamente unida, pero era arena, no arena y agua, simplemente arena.

Un segundo más tarde, fui arrastrado de vuelta al mundo real, y la muchacha me miraba con preocupación. Le quite importancia bromeando acerca de que necesitaba un café urgentemente y fui a sentarme a mi mesa. No era el momento idóneo para acercarme a la chica, pero aprovechando las políticas de la Universidad de solo dar empleo en las estancias de la misma a estudiantes, tenía que estar en la base de datos de alumnos, con nombre y foto. Por suerte nunca olvidaba una cara, aunque ese día no podía imaginarme que tendría tantas que recordar.

Eché el azúcar moreno en el café, una muestra de mi autopromesa de mantenerme en forma para no fatigarme persiguiendo a la pequeña cuando empezase a correr, y revolví con la cucharilla mirando a mi alrededor.

Me llamó la atención una muchacha sentada en una mesa, aunque por la edad parecía una profesora, pero no la conocía, una nueva incorporación seguramente. El caso es que llevaba puesta la capucha de una chaqueta, en interior.

Sentí un tirón en mi cabeza y apoyé las manos en la mesa preparándome para el recuerdo, esperando no despertarme con la frente abierta al chocar contra la taza. La mujer en cuestión, de tez y pelo morenos, estaba en un pequeño apartamento que me recordaba a la zona en la que vivían Dom y Rebecca. Estaba mirándose al espejo, murmurando algo de su entrevista en la Universidad y de que tenía que relajarse, parecía terriblemente alterada. Se miró las manos y al principio no fui consciente de qué fue lo que la asustó tanto, pero más tarde me di cuenta de que ella sí, porque estaba acostumbrada a que le ocurriese. De su piel empezaron a salir púas, como las de un erizo, de una forma que, a juzgar por su cara, debía ser dolorosa. Cuando pareció terminar, estaba completamente cubierta de púas. Abrió los ojos con calma, sabiendo lo que le esperaba, y al ver el reflejo que le devolvía el espejo lloró en silencio.

Volví a mi mesa sin incidentes y observé a la mujer, que apartó la vista cuando nuestras miradas se cruzaron y se tomó apresuradamente su bebida (no podía ver si era un té o un café) antes de marcharse. Ella sería más difícil de encontrar, porque para la lista de profesores tendría que ponerme en contacto con Mercy, por suerte estaba de mi parte.

Salí de nuevo a los pasillos, ahora con algo más de autoconfianza después de las dos nuevas visiones.

Tras un rato caminando, me choqué con un muchacho con gafas que iba cargado de libros mientras miraba algo en el móvil. Los libros cayeron al suelo, muchos dirían que era una suerte que el teléfono no, pero a mí me habrían preocupado más los libros, excepto los de texto, esos no tenían alma, como un cascarón vacío.

No tuve tiempo a agacharme para ayudarle a recoger, porque una visión me asaltó en ese mismo instante. Estaba en un lugar que parecía un laboratorio de ciencias, probablemente de un instituto a juzgar por las pizarras y por la edad del chico con el que me acababa de chocar, unos años más joven.

El muchacho iba ataviado con una bata blanca y unas gafas de protección mientras manipulaba tubos de ensayo y probetas con total soltura, hasta que en un momento determinado, se detuvo y comenzó a pasear en círculos murmurando para sí mismo que le faltaba un catalizador ‘zeolita‘ y la ‘cabasita‘ que tenía allí no servía, necesitaba ‘mordenita‘. Significase lo que significase aquello.

Frunció el ceño y pareció dar con algo. Miró a su alrededor y caminó hasta las dos puertas para cerrarlas. Después miró por las ventanas para comprobar que nadie le observaba y fue hasta uno de los armarios para coger un mineral de color marrón que estaba etiquetado en la caja como ‘cabasita‘. Miró alrededor una vez más y llevó sus manos sobre el mineral. No tardó en aparecer una luz azul blanquecina que iluminó sus manos y cubrió el mineral. Duró unos minutos y después de desvaneció, pero el mineral ya no estaba, o al menos no el mismo de antes. En su lugar había un nuevo mineral con aspecto de cúpula blanquecina con pinchos, como si fuera un hongo visto de lejos, que debía ser la ¿modernita?mordenita‘ a juzgar por la sonrisa del muchacho.

Fui arrastrado de vuelta y vi al muchacho agachado recogiendo sus libros, por suerte no se había dado cuenta de que me había «ido» momentáneamente.

 – [MacLeod]Lo siento.[/MacLeod] – dije agachándome para ayudarle a recoger. – [MacLeod]Soy Christopher MacLeod, bibliotecario y profesor.[/MacLeod] -me presenté tendiéndole la mano mientras sujetaba los libros con la otra.

– [Nicholas]No pasa nada.-[/Nicholas] respondió estrechándome la mano tras recolocarse las gafas. – [Nicholas]Nicholas, estudiante de química.[/Nicholas] – se presentó. Por lo que había observado, debía ser un estudiante de primero, así que apenas llevaba en la Universidad unos meses. Lo de Química no me extrañaba en absoluto teniendo en cuenta la visión, y si me hubiese dicho que se apellidaba ‘Flamel’, tampoco me habría extrañado. Su don debía ser alquimia o algo similar. Recogí el último libro que quedaba por coger y observé su portada ‘Los Cuatro Elementos y los Tres Principios Esenciales: Las Leyes de la Transmutación‘.

– [MacLeod]Encantado de conocerte. ¿Eres nuevo verdad?[/MacLeod] – pregunté mientras le tendía los libros que tenía en mi mano.

– [Nicholas]¿Tanto se nota?-[/Nicholas] preguntó como respuesta mientras se ponía en pie. En sus labios se dibujaba una sonrisa nerviosa.

– [MacLeod]Olfato de profesor.[/MacLeod] – respondí con sinceridad. Después me di cuenta de la ironía de la respuesta y contuve una sonrisa. Necesitaba hablar con ese muchacho, pero en el pasillo había demasiada gente y al no conocerle me arriesgaba a que me tomasen por loco. – [MacLeod]¿Por qué no te pasas por la biblioteca más tarde? Tenemos un par de libros de ese estilo que pueden interesarte.[/MacLeod] – había algunos ejemplares de alquimia en la biblioteca, pero la idea no era ésa, si no aprovechar para decirle lo que estaba a punto de suceder y con suerte, tenerlo de nuestro lado.

– [Nicholas]Vaya, debe de tener una gran colección de libros. No son fáciles de encontrar precisamente.-[/Nicholas] comentó mientras se colocaba bien los libros en el brazo. El chico parecía a partes iguales inocente y curioso, aunque la curiosidad a veces iba reñida con la inocencia, mató al gato como suelen decir, así que no le vendría mal un poco de consejo. – [Nicholas]Si, me pasaré luego, me gustaría verlos.[/Nicholas] – accedió al fin. Tenía que pensar cómo planteárselo todo sin asustarle, pero eso sería tarea de más adelante, lástima que Diana no estuviese, ella era mejor con la gente.

– [MacLeod]La biblioteca de la Universidad de Moondale es muy especial.[/MacLeod] – respondí de forma críptica para reforzar su curiosidad. – [MacLeod]Te veré más tarde entonces.[/MacLeod] – añadí despidiéndome.

Continué mi camino disfrutando de la racha de suerte, si seguía así podríamos formar una defensa en condiciones para proteger a la gente en la refriega, eso era lo único que importaba. La intuición indicaba que había más gente sobrenatural de lo que parecía, y muchos se veían atraídos a Ripper, ya fuese por la Boca del Infierno o por ser un lugar famoso por sus sucesos extraños, donde un o una joven con poderes podía pasar muy desapercibido.

Observé el cielo a través de una de las ventanas de los pasillos y al ver que no llovía decidí dar un paseo por el campus. Allí la gente estaba más desperdigada, pero teniendo en cuenta que su extensión era mayor que la de la Universidad en sí, tenía posibilidades de encontrar a alguien más.

Caminé por las sendas de piedra hasta llegar al terreno de entrenamiento de los Moondale Dragons, justo en el momento en el que uno de esos entrenamientos estaba teniendo lugar.

Mientras observaba los uniformes blanquiazules moviéndose por el terreno pensé en lo mucho que habían perdido respecto a hacía dos temporadas, desde que Daniel, Dom y Ed habían tenido que dejarlo por sus obligaciones no retribuidas ni becadas salvando al mundo. Me acerqué más, confiando en las estadísticas y la intuición de que encontraría a alguien con poderes, físicos seguramente, jugando allí.

Me acerqué hasta las pequeñas gradas, nada comparables a las del campo de verdad, y me senté en una de ellas, observando a los jugadores. La mayoría eran tipos grandotes, otros, muy rápidos pero también con bastante cuerpo, pero había un chaval que me llamó la atención porque era más pequeño que los demás, con una constitución delgada. Iba de frente contra un par de los más grandes y parecía que estaba acabado, pero arrolló a los dos sin despeinarse y continuó hasta anotar un tanto.

Me fijé en el muchacho con más interés y me di cuenta de que me sonaba de pasar por la biblioteca alguna vez. No sabía si había sido fijarme en él o el recuerdo de verle por la biblioteca, pero se desencadenó un nuevo recuerdo.

El chico estaba en un callejón, arrinconado por dos matones con navajas que intentaban asaltarle. En la parte de arriba llevaba solo una camiseta de manga corta que dejaba a la vista sus tatuajes, tanto en los brazos como a ambos lados del cuello. Los asaltantes se siguieron asaltando y al ver que él no quería darles sus cosas, se abalanzaron sobre él. En ese momento, fui testigo de cómo uno de sus tatuajes desaparecía poco a poco, como si estuviera siendo absorbido y sus ojos se teñían del color de la tinta por un instante. Una de las navajas fue directa contra él, pero la paró con un brazo y la sangre ni siquiera corrió. A continuación, golpeó el primer atacante y lo lanzó contra unos cubos de basura y repitió la misma operación para inutilizar al segundo, con una fuerza sobrehumana.

Volví a mi cuerpo agradeciendo no haberme caído por las gradas, justo cuando terminaba el partido y los demás se dirigían al túnel que comunicaba con los vestuarios. Caminé apresuradamente hasta que le localicé y me puse a su altura, cerca de los bidones de agua y bebidas energéticas.

– [MacLeod]Son unos tipos bastante grandes.[/MacLeod] – dije acercándome. A veces era una bendición no tener vergüenza para poder hacer cosas de ese estilo.

– [Joey]Tienen que serlo si quieren entrar en el equipo.-[/Joey] comentó sin mirar mientras se servía agua de uno de los bidones en un vaso de plástico. Me había reconocido, o al menos lo parecía.

– [MacLeod]Aun así te los has quitado de encima como si nada.[/MacLeod] – respondí intentando llevar la conversación a mi terreno muy poco a poco.

– [Joey]La adrenalina.-[/Joey] respondió él bebiendo de su vaso. Sin duda se había acostumbrado a mantener las apariencias.

– [MacLeod]Es raro, juraría que antes tenías un tatuaje en el cuello.[/MacLeod] – comenté después de unos segundos. Lo había visto en la visión, que no parecía de hacía mucho tiempo, pero ahora no estaba y  su poder parecía absorber la tinta para potenciar su fuerza y su resistencia, al menos por lo que había visto.

– [Joey]¿Se refiere a éste?-[/Joey] preguntó bajándose un poco el cuello de la camiseta para enseñar el tatuaje del otro lado. Fijándome en sus tatuajes, vi que algunos habían cambiado, seguramente habían sido absorbidos y se había hecho nuevos, debía dejarse un dineral en tatuajes, o eso o conocía alguien que no le cobraba.

Sonreí de manera visible, me caía bien el chaval, estaba intentando escaparse sin parecer nervioso. – [MacLeod]Me había parecido verlo en el otro lado.[/MacLeod] – insistí tratando de ponerle nervioso y hacer que cometiese un error.

– [Joey]Pues no, siempre ha estado en este lado.-[Joey] comentó con tranquilidad, como si hablase del tiempo.

Observé a mi alrededor intentando dar con algo que hiciese saltar por los aires su tapadera, porque seguramente las palabras no lo conseguirían. Pero se me daba bien improvisar. – [MacLeod]Despiste mío seguramente.[/MacLeod] – me disculpé con una sonrisa. Me giré para irme, sintiendo como su mirada se clavaba en mi espalda y rodeé las gradas hasta llegar a otro de los puestos de agua. Fui hasta las neveras de bebida que todavía no habían recogido y tomé la más llena, tanto que costaba trabajo moverla. Caminé rápidamente de nuevo hasta las gradas y subí hasta la parte más alta resollando por el esfuerzo y maldiciéndome a mí mismo por si no llegaba arriba antes de que se fuese a los vestuarios. Cuando al fin llegué, me asomé y suspiré de alivio al ver que seguía allí. – [MacLeod]Aunque no suelo tener despistes de ese tipo.[/MacLeod] – dije elevando un poco la voz para que mirase hacia arriba. No le di tiempo a hacerse a la idea de qué hacía allí arriba cuando le lancé una de las neveras. Habría podido cargarla si se lo hubiera dicho, pero si añadíamos la gravedad a la ecuación, el peso era mucho mayor, pero no tanto para un sobrehumano. Si no lo era, bueno, se apartaría…esperaba.

El se quedó en el sitio y vi claramente cómo desaparecía uno de sus tatuajes segundos antes de coger la nevera con sus manos y dejarla en el suelo como si nada. – [Joey]¡Está loco!-[/Joey] gritó mirándome.

– [MacLeod]Lo siento.[/MacLeod] – me disculpé desde arriba. Resoplé, me tocaba bajar otra vez las gradas y rodearlas, así que lo hice lo más rápido que pude y llegué al otro lado intentando disimular el cansancio. – [MacLeod]…necesitaba romper tu tapadera. Parece que te falta otro tatuaje.[/MacLeod] – comenté con una sonrisa disfrutando de cada trago de oxígeno. Hacía demasiado que no entrenaba con Sarah y los efectos empezaban a notarse en una ligera curva situada hacia la mitad de mi cuerpo.

– [Joey]Usted no es el típico bibliotecario. ¿Que quiere de mí?-[/Joey] preguntó escrutándome con la mirada. Ahí llegaba uno de los momentos más difíciles, condensar todo lo que sabía en unas pocas palabras, certeras para que no echase a correr o se dirigiese a cualquiera de los otros dos grupos. Bueno, no es que nadie sobrenatural fuese a irse por decisión propia a la Iniciativa, pero podían llevárselo con falsas promesas.

– [MacLeod]¿Querer? Se trata más bien de algo que todos necesitamos, sobrevivir.[/MacLeod] – empecé a explicar. La primera diferencia con el resto estaba en que nuestro grupo, los…¿Moondies? – sí, ese nombre que había puesto Ed venía bien – los Moondies no obligábamos a nadie a hacer nada, tampoco reclutábamos a nadie ni mentíamos, simplemente pedíamos ayuda para salvar a gente inocente. – [MacLeod]Hay más gente como tú, con dones, potenciados los llamamos.[/MacLeod] – comencé a explicar entrando más en la materia. Cuando escuchó la palabra potenciados abrió los ojos y me miró con más interés. – [MacLeod]Pronto habrá problemas, y necesitamos a todos los que podamos para asegurarnos de proteger a los que no pueden protegerse por sí mismos.[/MacLeod] – traté de resumir.

– [Joey]Siempre había pensando que era el único, un bicho raro. ¿Y ahora me esta diciendo que hay todo un mundo hay fuera con habilidades? ¿Protección de qué?- [/Joey] después de la conversación de Oliver y de plantearme las conversaciones con los demás, me esperaba ese tipo de preguntas, pero me había criado aprendiendo lo que necesitaba aprender para guiar a alguien en el mundo sobrenatural, alguien que no tenía por qué saber nada de él, así que tenía un poco de práctica.

– [MacLeod]Imagino que tendrás muchas preguntas, pero este no es el mejor sitio para responderlas.[/MacLeod] – le expliqué. Podía haber oídos curiosos en todas partes, siempre, pero por lo que Sarah había dicho, Z usaba todos sus recursos tanto sobrenaturales como los que tenía por su puesto en  Inteligencia Nacional. – [MacLeod]Nos vemos dentro de un rato en la biblioteca y te explicaré todo lo que quieras saber.[/MacLeod] – le prometí. El asintió y se dirigió pensativo a los vestuarios.

Me quedé unos segundos pensativo, meditando acerca de lo conveniente que habían resultado esas visiones, y no pude evitar pensar en los Grandes Poderes y en su papel en todo eso, puesto que eran conocidos por enviar información así. Resultaba difícil no estar molesto después del engaño de las Pruebas, de los Campeones, pero algo me hacía pensar que Diana no había tenido visiones porque no era bueno para la pequeña, y ellos no se las habían forzado. Si eso era así, estaría muy agradecido.

Me di la vuelta y caminé por el campus observando a los estudiantes disimuladamente, pero no obtuve nuevas visiones por el momento, aunque no me hicieron falta para encontrar unos nuevos potenciales aliados. Por el camino vi a Suzanne, la que habíamos pensado que era una amiga y una aliada, fue entonces cuando tuve la idea, no de volver a pedirle ayuda a ella, si no a la Manada de Canton. En su momento me habían querido con ellos, y aunque podían tener intereses en común con la gente de ‘Gambit’, si convencíamos al alfa, les tendríamos a todos. Pero esa tarea no me tocaba a mí solo, era el momento de llamar a un viejo amigo. Saqué el teléfono y busqué en la agenda a Alexander Fenris.

Comentarios

2 respuestas a «UN VIGILANTE VIGILANDO»

  1. Avatar de Stefy

    Aw, Christopher <3 Siento no haber comentado antes, pero estamos a 1000km de distancia de nuestro lugar habitual (lo digo como si no lo supierais).

    – Diana ha llamado a MacLeod urgentemente para contarle que Elizabeth tiene un pasado bastante diferente al que esperábamos, pero le han dado ganas de hacer pis y de dormir. Pregnancy style xD
    – En realidad, ayuda mucho saber que nadie es perfecto y que todos/as tenemos un pasado, aunque el de Elizabeth sea triste. Eso te hace ver a la gente desde una perspectiva diferente.
    – Ahora no tanto, pero cuando era pequeña me resultaba imposible pensar que hubiera habido vida antes de que existiera. Viva el egocentrismo infantil xDDD
    – Elizabeth y Diana se han quitado un peso de encima. La primera, porque ha estado muchos años soportando un secreto de ese calibre y la segunda, porque los cotilleos hay que compartirlos jajaja
    – La historia de Diana es similar a la de Luke, por eso Moondale es tan épico <3 Me encanta ese párrafo en el que habla de que Diana ha resurgido de sus cenizas más guapa que nunca. Ains, el Christiana es mi ojito derecho #sorrynotsorry
    – Pobre, que se siente viejo. Pues no es por nada, pero Chris Pratt parece más joven que Ryan Gosling.
    ***sigo cuando venga de tomar café***
    ***es posible que el café se me fuera de las manos y acabase siendo una cena xD***
    – Son gigantes, pero son SUS gigantes. Jo, me encanta este hombre y su rol de padre de todos/as.
    – Los Moondies son más fuertes juntos, pero ahora no lo están. Esperemos que pase pronto este sufrimiento.
    – GENIAL MacLeod siendo Dracon con las páginas web.
    – Ahora está haciendo la ficha de Faust. Pobre, no le queda nada que hacer con lo enorme que es Moondale. Esto más que un rol parece un universo.
    – Dom enviando un mensaje a la conversación de grupo poniendo palmas aplaudiendo y confeti. La brotp está más viva que nunca.
    – Las visiones son al azar, salvo que seas Daniel y Dom que como son novios, se ven el uno al otro.
    – MacLeod, el estratega que va a aprovechar las visiones para poder captar gente. Es como si fuera parte de una secta.
    – Como dirá Alph en el próximo comentario: el puesto de ayudante es como el de profesor de DCAO. Debe ser que MacLeod no paga mucho.
    – Vale que las medidas de Mercy no son las mejores, pero dime tú quién controla esa bacanal en ciernes. Debería darle igual porque son mayores de edad y tal, pero…es Mercy xD Btw, echo de menos las interacciones MacLeod/Mercy.
    – La cafetería de la Universidad, que antes era como un personaje más y ya no pinta un carajo. Lupita <333
    – Ohhh qué pasada de visión en la que la chica controla la arena. Ese poder es muy útil para cegar a tu oponente lanzando tierra en los ojos.
    – La chica se ha quedado a cuadros con MacLeod petrificado, menos mal que lo ha atribuido al cansancio.
    Buena idea las fichas con datos de los alumnos/as.
    – JAJAJA le echa azúcar moreno al café para mantenerse en forma. Cosa guapa <3
    – La profesora con capucha en mitad de la cafetería. Muy normal todo, ejem.
    – Pobrecita mía, que le salen púas. Ésta no tiene pinta de simpática.
    – Anda mira, necesita a Mercy para encontrar a la profesora. Jijiji.
    – Oh, qué majete es Nicholas <3 Al pobre se le caen los libros.
    – Nicholas en el laboratorio haciendo como anoche «Francisco Olga» en la cena.
    – Ha creado un mineral nuevo. Vaya pro está hecho.
    – A Mac no le extraña que sea químico con esas habilidades. Éste nos puede venir bien para hacer armaduras.
    – MacLeod parece un tío raro invitando a Nicholas a «mirar libros». Ya, claaaro…
    – El Campus en enorme. Seguro que aparece alguien.
    – Los Moondale Dragons han perdido mucho desde que mis niños no están en el equipo.
    – Pequeño, pero matón. Como debe ser.
    – El poder de este chico le sale caro, porque menuda pasta tiene que gastarte.
    – Este chico no es tan majo como Nicholas y no quiere que MacLeod pregunte.
    – A MacLeod no le engañas enseñando tatuajes que no están en el mismo sitio.
    – Le ha lanzado una nevera XDDD
    – Le falta otro tatuaje. Loco estará, pero mi MacLeod es listo como él solo.
    – Pensaba que era único. Eh…no xD
    – No creo que los GP sean tan buenos como piensas. Si lo son, es que soy una malpensada.
    – OHHH FENRIS VA A POR LA MANADA DE CANTON. HELL YEAH.

    Qué POSTAZO más GENIAL. Mi amor por Christopher MacLeod siempre crece <3

  2. Avatar de Alph Lopez
    Alph Lopez

    Aquí viene Mac a seguir recolectando gente para las filas de los Moondies.
    – Es maravilloso como en todos los post Mac/Diana esta última va al baño siempre en algun momento, Amy le pega bastantes patadas a la vejiga de Diana xD
    – El recien descubierto pasado de Elizabeth le da más trasfondo al personaje, ver a Diana casi consumida por la magia negra le trajeron malos recuerdos y sabios consejos.
    – Mac contento con que Diana le cuente lo que ha visto, ya no tienen secretos, y Mac es sabido en eso de que los secretos se enquistan, bastante se guardo lo de que era lican.
    – Mac alzando a Diana al estatus de Diosa, nada que objetar su señoria.
    – Que bonito lo que dice Mac de sus pequeños gigantes, son sus niños. Pero Mac no es solo el encargado de documentar, Es la piedra angular de todos, y el que va a reunir a la familia.
    – A pesar de la ausencia de Daniel, le ha dejado a Mac algo con lo que trabajar, la web en la que preparar el plan. No es plan de tirar de maquina de escribir o directamente escribir xD Mac es Dracon con la ficha de personajes xD
    – Mac calmandose ahora que Daniel va a volver, pero por otro le preocupa que será eso otro que tiene que hacer, Dom no ha abierto la boca, le llega a decir algo a Mac y a saber lo que hubiese pasado, a la mierda los planes o se hubiesen acelerado intentando ir con Daniel empezando el ataque en el palacio.
    – Me hace gracia lo de que las visiones vengan de Louna y los de alli esten intentando arreglarlo. Blue, chapuzas al rescate xD
    – Mac echa de menos a Rebecca y Mara, ahora tienen que cerrar la biblioteca cuando tiene que salir. El puesto es maldito, como el de defensa contra las artes oscuras xD
    – El vistazo de Mac a los alumnos, me lo imagino mirandolos muy fijamente a ver si le viene algun Flash xD Estos no van a ayudar mucho, salvo a ellos, son los fiesteros. Mac para rector 20…16? xD por una residencia mixta xD
    – Ah, la cafeteria, ¿Recordais cuando Diana trabajaba aqui? Que tiempos aquellos, mola ver que sigue en pie y con sangre nueva xD
    – Mac en lo primero que piensa es en la excusa que tendrá que dar cuando despierte. fácil, si te estas llevando un café será por algo ¿no? xD
    – Mac colandose en recuerdos de Universitarias, veras cuando se entere Diana. Hola, esta chica se marca un Elsa con arena xD
    – Ves, a excusa del cansancio nunca falla xD
    – Otra joven, bueno un poco más mayor, parece una profesora, y lleva una capucha en interior…. uhn, ¿no la iras a hacer puercoespin? xD
    – Que cachondo esta Mac con lo de las visiones, ahora teme abrirse la cabeza contra la mesa xD
    – El apartamento de la mujer le recuerda al de Rebecca y Dom, lo mismo son vecinos, quien sabe.
    – Pues si, le has dado el poder de puas, es bastante efectivo, es otro poder defensivo y que puede hacer bastante daño, sobre todo a vapis que intenten morderle el cuello.
    – Pobrecilla cuando se echa a llorar. Poderes, no todo el mundo esta contento con el suyo.
    – Ah Nicholas, un empollon en ciencias, y fan de los minerales, ha este le han caido palos de abusones fijo.
    – Olfato de profesor, y de lican, y que acabo de verte en una clase de insti xD
    – Mac ganandose al chaval con que tiene libros de su interes. Niños, nunca acepteis caramelos… y libros de desconocidos xDDDD
    – Si, Diana es la consejera, fijo que le suelta un «con nosotros los abusones no se meteran contigo, y si alguno se mete contigo ya me encargo yo de él».
    – Si, la habilidad de Nicholas lo hace también defensivo, aunque también puede ser atacante, pero por su personalidad más lo primero.
    – Si, la boca del infierno, o una de las Unis más baratas del estado tal vez xD
    – Los Moondale Dragon ya no son lo que eran, se le fueron sus jugadores clave y se hundieron. Jo, yo que queria que hubiesen ganado el anillo. Lo que hubiese molado xD
    – Mac, maldito sabueso listo. Supones bien, es lo tipico de que, aqui fijo que me encuentro a alguien haciendo uso de su poder xD
    – Joey parece el tipico tirillas, lo de los tatuajes es como si intentara imponer más, pero guardan algo más profundo. Pum, fuerza de tinta.
    – Mac no se anda por las ramas e intenta sacarle información de lo que ha visto, pero Joey se dedica a dar evasivas o se hace el sueco.
    – Se deja un pastizal, conoce a alguien que se los hace, o tercera opcion, se los hace el mismo xD
    – Mac casi nos mata a Joey, que grande, si no es sobrehumano… bueno, se apartara… ¿verdad? xD
    – Mac esta en baja forma, entre que va a ser padre y hace tiempo que no entrena, le esta saliendo barriguita de tanto café.
    – El momento clave, tiene que explicar bien todo si no quiere que se vaya a uno de los otros dos bandos. A la Iniciativa lo duda, a no ser que vatan con falsas promesas, o te secuestren en mitad de la noche, también son muy dados a eso xD
    – Los Moondies no obligan a nadie, si quieres ayudar, bienvenida es la ayuda. Joey es un ciego en una ciudad de sobrenaturales, o que no ha querido mirar mucho a su alrededor.
    – Los GPs no son tan cabrones como los obligamos a ser xD Mac piensa que si Diana no ha recibido visiones es porque los GP no quieren por si las moscas.
    – Y aqui llegan más aliados, la manada de Canton, Mac va a jugar la baza del, en su momento me querias, demostradme que sois realmente buenos. Y con la ayuda de Alexander, a este no se le puede pedir que se una a una nueva batalla tras los sucesos de la última, pero lo mismo se apunta sin que se lo pidan.
    Postazo. Mola mucho esto de ir metiendo sabia nueva en el team aunque sea temporalmenteo quien sabe si se quedan de recurrentes por aqui xD

Deja una respuesta