Cecil Alexei Anwalt | Subterraneo 3
Sabía que estaba débil y, sin tener que pararme a pensar mucho, sabía que no estaba en mi casa desde hacía tiempo.
Aunque realmente, no sabía desde cuándo.
Tanto mi cuerpo como mi mente se sentían adormecidos, atontados. Me era complicado pensar y al mismo tiempo moverme, por lo que no me molesté en hacerlo, al menos durante un rato. Dejar pasar el tiempo suficiente como para asumir que tenía que moverme, que tenía que ponerme en pie y aceptar lo que estaba ocurriendo. Abrí los ojos aunque una vez más, volví a cerrarlos.
– ¿Qué demonios está ocurriendo?
Me quedé pensativo, callado, tirado en el suelo. Dejé caer un leve suspiro de resignación. No iba a conseguir nada quedándome tumbado. Una vez que me encontraba de pie, pude darme cuenta de que mi ropa de calle había sido sustituida por un pijama de color blanco, acompañado con un número en la parte superior del corazón. A la izquierda de la cama había una gran cristalera, la cual me dejaba ver un largo pasillo y otras celdas que se encontraban ocupadas, por solo una persona, al igual que lo que me ocurría a mí. Aunque aquí dentro, en mi celda, había un compartimento más pequeño al que sí tenía acceso. En él había una ducha, un lavabo y un inodoro, además de otro pijama blanco y una toalla.
– Si salgo de esta, odiaré este color durante una larga temporada.
Me palpé el cuerpo, los brazos y me estremecí. Me dolían ambos, daba igual donde tocase, tuviese moratones o no, por lo que la respuesta era sencilla, aunque asimilarlo no lo era. No quería ni imaginarme lo que me habían estado haciendo, aunque no era necesario hacerlo.
Cada persona que se encontraba allí tenía algo [i]especial[/i], algo que les diferenciaba del resto. Realmente ignoraba el qué, no lo sabía con exactitud, simplemente lo sentía. Quizás por eso estábamos todos en esta situación. Quizás por eso nos tenían encerrados en jaulas, como si fuéramos animales de laboratorio con los que experimentar, sacar sangre hasta quedarnos secos o inyectarnos sustancias de [i]vete tú a saber qué son[/i]. Quizás exagerase, pero viendo el panorama, prefería eso que quedarme corto.
Me acerqué a la ducha, abriendo el grifo y quitándome aquella ropa que me incomodaba tanto. Hubiera preferido que fuese una ducha calentita, de esas que te dejan el cuerpo como nuevo ante un día duro, pero debo admitir que el hecho de que estuviera más fría que caliente consiguió algo. Espabilarme. Aunque todavía me sentía atontado y con ganas de dormir un siglo o dos, podía pensar con más claridad.
Y el hecho era que, aunque estuviese con todas mis fuerzas, las posibilidades de que pudiese escapar vivo con magia eran bastante reducidas. Quien quiera que preparase esa jaula, la había preparado bien.
– ¿Hola? … – pregunté al aire, rezando que aquel que se encontrase cerca de mi celda pudiese escucharme. Quizás, de esa manera, podría sobrellevar esto mejor.
[spoiler]Mi primer post .___. espero que esté todo bien, pero si teng que modificar algo, decidmelo y lo cambio rápido rápido <_<[/spoiler]
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