Russell «Carbon Copy» Haynes |
PALACIO KVINNEBY
TARDE
Era en momentos como este cuando Russell agradecía no tener un gran poder y pertenecer a la alta sociedad de los grupos. Por suerte no era más que el peón blanco, y los peones no tenían porque reinarse, eran los Reyes y Reinas a los que Z había, digamos casi obligado, ha reunirse entre ellos para crear cierta sensación de unidad entre todos. La realidad era otra, a pesar de que todos anhelaban lo mismo los dardos envenenados volaban entre ellos y si las palabras mataran más de uno estaría ya en el otro barrio.
Aunque el rey y la reina gris no parecían malas personas, el peón gris era otro cantar. Nunca sabías por donde te iban a salir sus miembros, pero en el caso de Wall era bastante claro hacía que lado se posicionaba, ya que no se amedrentaba a la hora de recibir ordenes de la reina negra. Del peón negro no sabía gran cosa más allá de que era una vampiresa algo peculiar, ya que en lugar de alimentarse de la sangre de sus victimas lo hacia de su energía, por lo poco que se había encontrado con ella no le parecía mala persona a pesar del bando en el que estaba.
Al contrario de lo que pudiese pensar la gente, a Russell le agradaba su estatus de mensajero, le daba la excusa perfecta para salir del Palacio para disfrutar un poco de los exteriores. Pero ser mensajero no era su único cometido, también se encargaba de encontrar a potenciales, gente con poderes y demás razas que viese que pudieran coexistir con ellos y también anhelaran ese sueño compartido con muchos.
Su poder le ayudaba bastante en eso, Z le había pedido buscar gente en varios sitios y ahora tenía una copia de si mismo casi en todos los continentes. Era un poder bastante útil ya que seguía manteniendo los recuerdos de todas sus copias una vez desaparecían, pero más de una vez no había sido tan agradable, alguna de sus copias en alguna ocasión habían sido heridas o asesinadas por gente a la que se considero unirse como protegidos, y aunque Russell solo puede morir si el verdadero muere, el dolor de una copia si que lo sentiría. Quizás por eso a veces costaba tanto saber si estabas hablando con una copia o con el verdadero.
Aquella tarde no había conseguido dar con nadie, tampoco es que se esforzara mucho, simplemente había salido porque aquel día no podía estar con Soma. Soma poseía varias personalidades y Russell intentaba mantener una relación con ellas, o al menos con dos de ellas. Estaba la versión rebelde y punk que era gris, y la algo más calmada que se relajaba con vasos de vino que era blanca. Luego estaba la versión asesina que era la que había llamado la atención de Z y que por suerte solo parecía salir cuando era necesario para él, esta obviamente es del bando negro. Por último estaba la curiosa, la apasionada por la biología y con la que claramente no tenía ninguna oportunidad. Ese día probablemente estuviera detrás de Briar o la Reina gris.
Para el resto de habitantes del palacio, esta versión de Soma podía tener otro nuevo interés con la recién incorporada Rogue, a la cual emparejaban con Sarah. Pero al contrario de la mayoría Russell sabía la verdad. Él estaba allí aquella noche que Z obligo prácticamente por la fuerza a Sarah unirse a ellos, vio a aquel chico y lo que sentía por ella. Que las dos últimas personas en engrosar las filas de Z se hicieran amigas no era descabellado, pero Russell sabía que había algo que estaban ocultando, aun así no iba a decir nada, aquella joven había conseguido hacer más llevaderos los días de Sarah, y aunque seguía pasando la mayoría del tiempo en su cuarto encerrada con Rogue, las veces que la veía por los pasillos parecía una persona nueva.
Russell regreso al palacio y se acerco hasta las inmediaciones de la sala de estar. Wing estaba sentada en uno de los sofás mientras Vine descansaba su cabeza en el regazo de ella, Wing le rascaba la cabeza pero no apartaba la vista del televisor mirando muy fijamente el programa de cotilleos de la morena esa que siempre iba con escotes. Software se encontraba sentada con las piernas cruzadas en uno de los sillones mirado fijamente a la pantalla de su ordenador, tal vez jugando a algún juego o pirateando la cuenta bancaria de algún ricachón en las islas caimán. Bagheera ocupaba otro de los sillones centrando su atención en un libro.
– [b]¡Estas haciendo trampas!.-[/b] Se escucho a alguien levantar la voz y al girarse encontró a Steel sentado en una de la mesas con Black Market.
– [b][i]Has perdido, tienes que pagar.-[/i][/b] Otra partida de póker que se le estaba yendo de las manos a Black Market, este acerco una mano hasta el brazo de Steel y lo agarro. Black Market podía intercambiar los poderes de las personas pero la mayoría de las veces lo único que quería era sentir la sensación de poder, era un adicto a esa sensación.
– [B]Aparta tus manos de mi.-[/B] Steel se levanto con brusquedad de su asiento y empujo a Black Market que cayo de su silla hacia atrás.
– [Russell]Ya basta Steel.-[/Russell] Russell se interpuso en su camino impidiéndole avanzar más, la atención de la sala se centro en ellos, incluso Software había levantado la vista de su portátil.
– [B]No te metas Carbon, esto no es de tú incumbencia.-[/B] Añadió Steel mientras intentaba quitarle del medio.
– [Russell]No me estoy metiendo, le estoy poniendo fin.-[/Russell] Russell le dio un ligero empujón y le hizo un gesto para que se marchara.
– [b]Eres un necio si piensas que puedes hacer algo contra mi tú solo.-[/b] Steel se crujió los nudillos y se dispuso ha asestarle un golpe a Russell, pero alguien agarro a Steel por el antebrazo desde atrás.
– [Russell]¿Quién dice que este solo?.-[/Russell] Al girarse Steel se encontró con otras cuatro copias de Russell, estos agarraron a Steel por los brazos y lo arrastraron sacándole de la sala de estar. – [Russell]¿Estas bien?.-[/Russell] Añadió mientras ayudaba a Black Market a levantarse del suelo, el cual se estaba frotando la cabeza por detrás.
– [b][i]Creo que tengo una contusión, estoy viendo más de un tú.-[/i][/b] Bromeó mientras levantaba la silla del suelo y se sentaba de nuevo en ella.
– [Russell]Calla y reparte quieres.-[/Russell] Dijo sentándose en otra de las sillas dispuesto a desplumar a Black Market en su propio juego. Probablemente luego le dolerían las costillas o alguna otra parte de su cuerpo, pero era un pequeño precio a pagar por seguir manteniendo el orden en aquel lugar.
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