Moondale

CIEGO, SORDO Y PERDIDO

ELLIOT WILLIAMS

MOONDALE

 

Me quede ensimismado observando el cielo en medio de la calle. El color era más azul de lo normal, como si se tratara de un decorado de atrezo. Cuando volvía centrarme una marabunta de gente se aproximaba por ambos extremos de la calle, mi cuerpo se movía por inercia entre los golpes de la gente que no sentía.

Intente moverme hacia el lateral de la calle para ir pegado a los escaparates locales. Según avanzaba me pareció ver una sombra cernirse sobre mí a través de las cristaleras a lo que me gire sobresaltado. La gente que pasaba por mi lado me miraba extrañada, como si fuera un bicho raro.

Intente centrarme, ni siquiera recordaba hacia donde iba. ¿A casa de Tina, la escuela legado, a clase?. No veía a Vera por ningún lado, además tenía la sensación de que ya habíamos terminado las clases. Busque la bandolera en mi costado y saque los auriculares para escuchar algo de música y silenciar los murmullos que mi alrededor.

Cuando empezó la primera canción note un zumbido, la música sonaba cada vez más bajo y el volumen estaba a tope. Baje los auriculares alrededor del cuello pensando que se habían estropeado, al fin y al cabo tenían ya sus años y eran heredados de Owen. Pero no eran solo los auriculares, el claxon de un coche sonó apagado, como si estuviera estropeado. Y los ladridos de un perro sonaban ahogados.

Los murmullos de la gente que tanto miedo y ansiedad me daban sonaban cada vez más débiles. Acelere el paso sin recordar aun hacia donde iba. Notaba los ojos vidriosos, como si estuviera apunto de llorar, pero tras frotarme los ojos con las manos no tenía restos de agua en ellas.

Pare en un puesto de comida callejera pero no me llegaba ningún olor desde el carrito. Pedí un perrito y mi escuche mi voz apagada, como si estuviera bajo el agua. Tras pagar y echar bastante mostaza el sabor del primero bocado su fue diluyendo. Cuando termine de comerlo el último bocado no sabía a nada.

Empezaba a encontrarme mal, notaba como me costaba respirar y lo único que quería hacer era marcharme a casa. Me apoye en la pared para ayudarme a caminar. Nada de esto podía estar pasando, no podía ser real, mi peor pesadilla se estaba cumpliendo, estaba perdiendo el resto de mis sentidos.

Entre en un callejón y tropecé con un cubo de basura cayendo al suelo. Me arrastre buscando la pared hasta desistir y caer de espaldas al suelo. Los murmullos y el ruedo de los coches sonaban cada vez más apagados, distantes, hasta llegar a un simple zumbido, un hormigueo en mis oídos.

Estaba jadeando, creo. El cielo seguía teniendo un color inusual a pesar de que la vista me fallaba. Me iba a quedar allí tirado, mis sentidos se iban a acabar consumiendo hasta desaparecer. Eche un último vistazo a mi alrededor, en la pared del callejón había un grafiti enorme de lo que parecía ser una nave espacial. Escuche un aullido distante, junto a mi paso un lobo de pelaje plateado. Al echar la cabeza hacia atrás junto a él había una llama de fuego azul.

 

 

 

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