Edward MacLay | Afueras de Moondale
MAÑANA
Una vez más me encontraba en la salida de Moondale, solo que estaba vez no iba a marcharme. En los últimos meses no había tomado las mejores decisiones precisamente, y por como me acababa de marchar parece que seguía por el mismo camino, pero estaba empeñado en enmendar mis errores. Tras todo lo que me había contado Mara, no podía dejar a Sarah en la estacada, no otra vez después de haberme marchado como me marche.
Solo deseaba que con mi marcha no hubiese fastidiado las cosas con Lucy, que se sintiera incomoda rodeada de gente que no conoce y decidiera volver a Louna. Solo podía esperar que Christopher la ayudara a instalarse, que siguiera recuperando esos trazos de otra vida como me ocurrió a mí, que Diana la aceptara, ambas necesitaban de una hermana más que nunca, y sobretodo, que me perdonara cuando regresara.
Escondido tras la gasolinera de las afueras tanteaba en mi mano el tótem de sangre, aunque prometí no usarlo nunca necesitaba algo que me hiciera entrar entre las filas de Z, dudaba que mi capacidad para localizar a personas fuera suficiente, y seguramente tendrían una docena de brujos, para que contar con uno más. Saque la daga lo que me hizo recordar el enfado de Cara porque yo conseguí dos regalos y a ella no le dejaron llevarse los tres. Tumbe el tótem en el suelo y me hice un ligero corte en la palma de la mano derecha, como si la escuchara en mi cabeza, imagine un comentario de Diana sobre lo emo que era.
Deje caer un par de gotas de sangre en el agujero central del tótem, este comenzó a temblar y poco a poco se fue rompiendo dejando salir un enorme Golem.
Observe esos claros ojos azules, se podía percibir la confusión en ellos, una piel rocosa con una especie de armadura también de roca y unas pequeñas estalactitas de hielo en los hombros como hombreras. Lo recordaba, recordaba quien era.
– [Ed] Ugg’Krah…-[/Ed] Soltó un enorme gruñido, al escuchar el ruido de las bocinas de los camiones. Echo a correr y fui tras él. El imponente Golem choco contra un surtidor de gasolina haciéndolo estallar, la gente de los coches que se encontraban repostando salio corriendo. – [Ed]Para, detente.[/Ed]
Como si no me escuchara siguió golpeando todo a su alrededor, en su mayoría los coches abandonados. La gente se perdía carretera abajo y los coches que pasaban aceleraban el paso en cuanto veían el estado de la gasolinera y el Golem.
Desde el fondo de la carretera algo se acercaba a gran velocidad, daba la sensación de ser un rayo, pero cuando más se acercaba más se notaba que se trataba de una persona, cuando llego donde me encontraba un hombre freno en seco.
– [Duke]¿Necesitas ayuda?[/Duke] – Añadió señalando al Golem. De su cuerpo aun salían chispas estáticas. Llevaba unos pantalones cortos beige, una camiseta suelta, tal vez un número más grande que la recomendada para él, y lo más llamativo, unas sandalias. Chocaba bastante esa velocidad y que llevara sandalias.
– [Ed]La verdad es que no me vendría mal.-[/Ed] Pensé que se trataría de algún reclutador de Z, aunque había algo extraño en su forma de mirarme, como si me conociera. Nos acercamos hasta la carretera donde el Golem había parado el tráfico, había una cola de unos seis coches y la gente permanecía en su interior aterrada.
– [Duke]Voy a intentar alejarlo de la gente.-[/Duke] Añadió el hombre acercándose un poco a él y lanzándole un rayo en el costado, y en mi costado note un ligero calambrazo. Ugg´krah se giro hacía él furioso y se olvido de los coches un momento permitiendo a la gente salir de ellos.
– [Ed]No entiendo porque esta pasando esto. Soy yo, ¿no me recuerdas?.-[/Ed] Le pregunte intentando hacerle entrar en razón. Era un guardián, cuando me marche se quedo allí, en esa especie de realidad perdida en el tiempo, junto al resto de guardianes, no tenía sentido que estuviera aquí. A no ser que aquello fuera una ilusión, que todos fueran proyecciones de los reales y que el que estaba ante mi fuera el real.
Ugg´krah arranco la puerta de un coche y la lanzo contra nosotros. Mi desconocido aliado lanzo unos rayos contra la puerta y paso rozándonos por encima de la cabeza. – [Duke]Parece que no le ha sentado muy bien el encierro.[/Duke]
– [Ed]¿Como…?.-[/Ed] Estaba a punto de preguntarle como sabia eso cuando el grito de una mujer nos alerto, Ugg´krah golpeaba descontrolado el capo del coche haciendo añicos la parte delantera del coche.- [Ed]Eh, ¡ya basta!.-[/Ed] Le grite volviendo a llamar su atención. Me acerque poco a poco a él con las manos levantadas, puede escucharle respirar aceleradamente y notaba como temblaba, no era un monstruo destrozando todo a su paso, simplemente se encontraba confuso, fuera de lugar, había despertado en un mundo que no conocía. – [Ed]Todo esta bien, tranquilo, nadie va a hacerte daño.-[/Ed] Dio un ligero resoplido y pareció calmarse un poco. Observe como posaba su mirada fijamente en mi, justo debajo de mi cara, cuando encontré lo que estaba observando di con mi colgante de campeón.
– [B]Campeón…-[/B] Dijo con una voz gutural. Suspiro algo más tranquilo y se arrodillo ante mi inclinando la cabeza. Recorrí la distancia que nos separaba y pose mi mano, de la cual aun emanaba algo de sangre en su cabeza. Ugg´krah comenzó a desaparecer hasta volver a su estado de tótem, lo recogí del suelo y lo guarde en la bandolera.
Me gire y el hombre de los rayos se encontraba ayudando a una mujer a salir de su coche destrozado. Eche un vistazo a mí alrededor, una gasolinera en llamas y unos cuantos coches para el desguace, todo había ocurrido en escasos minutos, por suerte nadie había salido herido. Cuando Ugg´krah me advirtió del enorme poder mágico del tótem no me imagine que estuviese hablando de si mismo.
El cielo azul, despejado sin una sola nube comenzó a ensombrecerse, docenas de nubes negras se arremolinaron justo encima de nosotros y una enorme tromba de agua cayo sobre nosotros y el lugar del accidente apaciguando las llamas de la gasolinera y los vehículos.
En hombre de los rayos se acerco hasta donde me encontraba, con los brazos cubriendo la cabeza, con un poder como el suyo era normal que no le gustara el agua. Ambos vimos como se iba acercando una mujer poco a poco, de unos treinta y tantos, una mujer que andaba rodeada por el único claro que dejaba pasar las nubes impidiendo que se empara como nosotros, le daba cierto aspecto de divinidad esa luz del sol entre tanta oscuridad en el cielo.
– [Amaya]¿Quién ha provocado esto?[/Amaya]- Nos pregunto a ambos, lo que me hizo dudar que quién me había ayudado fuera un reclutador de Z. Su mirada iba de uno a otro esperando una respuesta.
– [Ed]Es culpa mía.-[/Ed] Sus ojos se posaron en mi y note como la lluvia me golpeaba con más fuerza hasta el punto de hacer daño.
– [Amaya]¿Por qué?[/Amaya]- Me pregunto muy fijamente mientras la lluvia cesaba y las nubes desaparecían del cielo.
– [Ed]Ha sido un accidente. Hace… hace tiempo conseguí cierto objeto mágico, quería ver como era, no pensé… no pensé que se descontrolaría de este modo.-[/Ed] Balbucee nervioso, no era algo que me pasara mucho, salvo con las bromas de Diana, o con la gente que imponía, y claramente esa mujer imponía.
– [Amaya]Una gasolinera en mitad del día no es el mejor sitio para hacer pruebas[/Amaya].- Aunque lo que decía era serio, lo dijo sonriendo, lo que me hizo calmarme, la sebera mirada de hace un momento había desaparecido. – [Amaya]Mi nombre es Amaya, ¿y tú eres…?[/Amaya]
– [Ed]Edward.-[/Ed] Respondí mientras alzaba la mano para saludarla cuando me percate de que aun estaba sangrando. La salude con la izquierda y saque un pañuelo de la bandolera para taponar la herida.
– [Duke]Me llaman Sandalman, pero soy Duke Rivera, para los amigos.[/Duke] – Añadió el hombre rayo saludándonos a ambos, o quizás debería empezar a llamarle Duke, o Sandalman.
– [Amaya]¿Me acompañáis? Me gustaría hablaros de algo en un sitio un poco más tranquilo[/Amaya].- Añadió sonriendo de nuevo, parecía una mujer bastante alegre.- [Amaya]Y no os preocupéis, no soy peligrosa[/Amaya].
Tal vez ella no fuera peligrosa, pero allí donde quería que le acompañáramos seguro que no todos resultaban tan simpáticos como ella.
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