Dominic Williams | Su apartamento, barrio residencial del oeste
MAÑANA
Había pasado una semana desde el regreso por sorpresa de Rebecca, en su ausencia era incapaz de dormir preocupado de lo que podría ocurrirle allí dentro, con ella de nuevo a mi lado temía cerrar los ojos y que al abrirlos no estuviera. No sé qué sería de mí sin ella, era una parte importante de mi vida, tan importante como el respirar para seguir existiendo.
Observe como dormía a mi lado, pero no en plan depravado como el vampiro ese que brillaba, ¿o era ese tal Grey? No tengo ni idea, no leo esa clase de libros. Ya no llevaba el look punk gamberro con el que se presento, de por si Rebecca tiene un aspecto fuerte, pero con esa pintas parecía más dura, salvaje, apasionada, como puede comprobar aquella misma noche, aunque es probable que todo aquello se debiese a nuestro tiempo separados.
– [Rebecca]Hola[/Rebecca].- Dijo sacándome de mis pensamientos mientras abría un par de veces los ojos desperezándose y se acercaba un poco más hasta mi.
– [Dom]Buenos días. ¿Qué tal has dormido?.-[/Dom] Le pregunto besándole por encima de la nariz lo que hizo que la arrugara en un gesto bastante gracioso.
– [Rebecca]Roncas[/Rebecca].- Añadió frunciendo el ceño.- [Rebecca]¿Y tú?[/Rebecca]
– [Dom]No ronco, respiro fuerte.-[/Dom] Me defendí. Por lo general las personas con sobrepeso eran las que roncaban, pero yo era todo musculo, o en su mayor parte. – [Dom]Desde que estas aquí mejor.[/Dom]
Rebecca sonrió un poco, no solía hacerlo mucho, pero cada vez que lo hacía conseguía enamorarme más. Se giro dándome la espalda para que le abrazara. Pase un brazo por encima de ella y entrelazamos nuestras manos. Le bese en el cuello sintiendo ese aroma a fresas que quedo impregnado en la almohada como recordatorio cuando se marcho. – [Rebecca]¿Vas a entrar en la Iniciativa?[/Rebecca]
– [Dom]No lo sé.-[/Dom] Respondí con sinceridad. Aunque sabíamos que Sarah iba a entrar solo podíamos esperar que consiguiera aquello por lo que había entrado. Si no era así, nos veríamos obligados a entrar antes de que Preston pudiese ponerle las manos encimas tras lo visto en el futuro. – [Dom]Pero te puedo asegurar que no dejare que pase lo que vimos.[/Dom]
– [Rebecca]Es la primera vez que vemos a nuestros hijos y resulta que son dos asesinos controlados por Preston[/Rebecca].- Añadió con pesar y se separa de mi. Ese bastardo había intentado separarnos por todos los medios dándole un poder a Rebecca que no le permitía tocar a nadie nunca más sin infringirle un tremendo dolor. Con lo que no contaba Preston es que ese dolor no me alejo, al contrario, nos unió más, que clase de cabrón dejaría a una persona en ese momento tan vulnerable. Y ahora no solo resulta que no tenía suficiente con intentar joderle la vida a su hija, también lo había hecho con sus nietos, o intentaría. Mientras me quedase un suspiro de vida no iba a dejar que ese malnacido posara sus manos sobre ellos, sobre nuestros pequeños.
– [Dom]No es el primer futuro que veo, y los anteriores han cambiado.- [/Dom] En el de Mason estaba en una puñetera silla de ruedas con la espalda partida sin Rebecca. En el del Doctor éramos marionetas controladas a su antojo, pero sin duda el que más había dolido era este último.
– [Rebecca]Pero nunca habían aparecido…nuestros hijos[/Rebecca].- Añadió mirándome mientras se apoyaba la espalda contra el cabecero de la cama.
– [Dom]¿Acaso no…?.-[/Dom] No quise terminar la pregunta. Me incorpore y me quede sentado a su lado en silencio durante unos segundos.
– [Rebecca]¿Tú te imaginabas con hijos?[/Rebecca]- Me pregunto frunciendo el ceño, pero con una sonrisa en el rostro.
– [Dom]Hace un par de años hubiese dicho que no. Pero ahora sé exactamente lo que quiero.-[/Dom] No me agradaba recordar mis tiempos de mujeriego, podría decirse que había sentado cabeza, había encontrado a la chica adecuada, o tal vez nos habíamos encontrado mutuamente. Quería pasar el resto de mi vida con ella, aunque para eso tuviésemos que evitar un par de finales del mundo.
– [Rebecca]¿Y eso es…?[/Rebecca]- Pregunto mirándome de medio lado.
– [Dom]A ti.-[/Dom] Los ojos de Rebecca brillaron un poco, como si fuera a escapársele alguna lagrima, pero se las guardo. Se acerco hasta mi y a medida que me besaba se sentó encima mía. Se desabrocho un par de botones de la camisa mientras mis manos subían por sus muslos…
El timbre de la puerta sonó pero no le prestamos atención, no al menos las dos o tres primeras veces, en vista de que fuese quien fuese el que llamaba seguía insistiendo opte por levantarme, obviemos el chiste fácil.
– [Dom]Ya va, ya va…-[/Dom] Dije mientras me acercaba hacia la puerta. – [Dom]Lo siento no estoy interesado en cambiar de Religión… ¿Jess?.[/Dom]
– [Jess]¿Que tal hermanito? ¿Me echabas de menos?.-[/Jess] Pregunto sin dejarme tiempo a responder lanzándome las maletas encima y entrando al apartamento. Como siempre, Jess tenía el don de la inoportunidad.
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