Edward MaClay | Casa de Christopher
MAÑANA
Me quede unos segundos paralizados tras la marcha de Christopher, no esperaba que se quedara conmigo ayudándome con Diana, eso era algo que necesitaba hacer yo solo. Pero todo fue tan rápido que mi cerebro necesito un momento para procesarlo.
Me acerque hasta las escaleras y comencé a subir despacio y sin hacer ruido, no es que intentara sobresaltar a Diana y darle un susto, el problema es que las piernas me temblaban demasiado, tanto como para tener que ayudarme apoyando las manos en la pared.
Tras llegar hasta la segunda planta me detuve un momento para aclarar mis ideas, había pensando mucho en ese momento, miles de modos de cómo llevar la conversación, pero tras llegar allí mi mente se había nublado por completo, notaba el corazón tan acelerado que me retumbaba en los oídos. Termine de dar los pocos pasos que me separaban hasta la puerta entreabierta del dormitorio y volví a detenerme.
– [Ed]¿Diana…?.-[/Ed] Pregunte sin asomarme, aun podía estar arreglándose y la disculpa sería mucho más difícil. O peor, que asomara la cabeza y me chamuscara la cabeza con una bola de fuego.
– [Diana]Hmmm[/Diana].- Le escuche farfullar. No me había dicho que pudiese pasar, pero tampoco que no, lo bueno de los ruidos guturales, que están a interpretación de cada uno, y en mi caso necesitaba que fuera un puedes pasar.
– [Ed]Yo… ¿puedo pasar?.-[/Ed] Pregunte mientras asomaba un poco la cabeza, mentiría si dijese que no cerré los ojos esperando a que el pelo empezara a arderme. Abrí poco a poco los ojos para ver como Diana se encogía de hombros y movía los labios como si estuviera mordiéndose la lengua. – [Ed]Yo… no sé por dónde empezar… y tengo la sensación de que un simple lo siento no será suficiente.-[/Ed] Añadí nervioso echándome contra la puerta cerrándola, no era algo que hubiese pensando, pero echado contra la puerta de salida podía evitar que Diana se marchase.
– [Diana]Empieza por donde quieras[/Diana].- Dijo mirando en mi dirección, pero sabía que no me estaba mirando, sus ojos se movían de un lado a otro sin centrarse en mi.
– [Ed]Tenía que marcharme Diana, todo me recordaba demasiado a ella.- [/Ed] No parecía el inicio más prometedor, pero tenía que empezar por algún sitio, que mejor que por el principio. Es cierto que el ver a Diana y Sarah todos los días hubiese sido doloroso, pero alejado de ellos, era igual o peor incluso. Ahora sabía que no hay que alejar a las personas que más te importan en los peores momentos, el dolor y la pena se hace más llevadero con amigos, y sobre todo con la familia.
– [Diana]¿Tenías que irte y no llamar, ni mandar un mensaje, ni aparecer por aquí para decir que estabas vivo? No me parece justo que utilices la muerte de mi hermana para excusarte[/Diana].- Añadió visiblemente molesta mientras se sujetaba la barriga con ambas manos. No me gustaba lo que estaba haciendo, no el disculparme con Diana, sino el alterarla de esa manera, invadiendo su espacio de paz y felicidad.
– [Ed]No es excusa. Parece que tiendo a alejarme de las personas que más me importan en los peores momentos.-[/Ed] Los recuerdos de mi vida pasada no eran más que eso, recuerdos. Sueños que cada día parecía ir olvidando más y más, pero había algunos de esos que no podía olvidar, esos estarían siempre conmigo.
– [Diana]¿Has conseguido algo con eso?[/Diana]- Me pregunto, estaba vez si fijando su mirada en mi. Tenía los ojos vidriosos como si estuviera a punto de echarse a llorar, pero no lo iba a hacer, Diana era fuerte, como Sarah.
– [Ed]Nada aparte de más dolor.-[/Ed] Se hizo el silencio por unos segundos que me parecieron eternos. Aproveche el momento para echar un vistazo a mi alrededor, había varios peluches y ropita de bebé, sin duda Christopher y Diana iban a ser unos padres maravilloso.
– [Diana]Se va a llamar Amy, por si te lo estabas preguntando, aunque ya lo sabrás por la visión[/Diana].- Dijo finalmente señalándose la barriga.
– [Ed]Si.-[/Ed] Añadí separándome de la puerta, acercándome un poco hacia ella. – [Ed]Parece que lo de salvar la vida de tu amigo es hereditario.-[/Ed] Amy había salvado la vida de Ezra, como Diana había hecho conmigo.
– [Diana]Creo que eran primos[/Diana].- una sonrisa se dibujo en su rostro y no pude evitar sonreír tampoco.- [Diana]Vas a tener que explicarle que no es muy normal que te guste tu prima[/Diana].
– [Ed]Creo que se debe a que ambos son licantropos, cosa de los lobos… ya sabes.-[/Ed] Dije intentando explicarme. Los licántropos al igual que los lobos se movían en manadas. El caso de Christopher era una excepción porque el licántropo que lo convirtió había muerto, pero con el tiempo encontró otra manada, como el resto.
– [Diana]Eso espero, porque no quiero ser tu consuegra[/Diana].- Se ayudo con las manos para levantarse de la cama y me abrazo con fuerza, tanta que note una patadita de la pequeña Amy. – [Diana]Había pensado un montón de insultos, de hecho creo que los tengo apuntados, pero no he sido capaz de decírtelos[/Diana].- Añadió lamentándose mientras seguíamos abrazados.
– [Ed]Bueno, tienes todo el tiempo del mundo para ir soltándomelos.-[/Ed] Todo el tiempo y toda la vida, porque no pesaba volver a marcharme de su vera, ni de la de ella, ni de la de los demás
– [Diana]Mierdaseca, bocachancla, abrazafarolas, cuerpoescombro…[/Diana]- Enumero separándose de mi sonriendo. Siempre me había parecido mágica la sonrisa de Diana, pero ahora había otra que me parecía más mágica, sin duda Diana y Lucy eran hermanas. – [Diana]Ven, vamos a desayunar, que sólo he desayunado una vez[/Diana].- dijo haciéndome una seña y me agarro por el brazo.- [Diana]Melón, cabezabuque, morroestufa, chupacables…[/Diana]
Christopher había dejado la mesa del desayuno preparada, mientras comíamos Diana siguió con su parrafada de insultos con risas por parte de ambos. Por primera vez en mucho tiempo volvía a sentirme feliz. Había recuperado mi amistad con el grupo, había encontrado de nuevo el amor, solo podía desear que durase por siempre.
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