[b]¿¿?? | Escaleras de la Iniciativa Awaken[/b]
Imágenes. Rapidez. Oscuridad. Confusión.
Esas eran unas pocas de las múltiples palabras que me venían a la mente, que me permitían describir la escena en la que me encontraba, describir cómo me sentía, cómo me había sentido o cómo veía los sucesos.
La verdad era que había percibido un cambio respecto al momento en que desperté. Bueno, uno no, varios. Una parte de mí no se sentía tan confusa, tan desorientada como había sido con anterioridad. No quería decir que no me sintiese así, en absoluto, sino que quizás, ahora mismo veía cosas que antes no veía con mayor claridad. Aunque todo no, claro.
Cada persona que me había “rescatado” podía mostrar características parecidas, quizás similares a las mías, pero cada uno tenía algo que les hacía únicos, distintos a cualquiera, algo que les hacía [i]destacar[/i] de forma extraordinaria. Pero… ¿Yo también era así? ¿Yo también tenía algo que me diferenciaba de cualquiera?
Estas personas andaban con rapidez, con prisa, como si alguien les necesitase, como si alguien les hubiese llamado… Quizás fuese así, ya que ellos, en general, no parecían las típicas personas que se encontrarían en unas instalaciones como estas. O al menos, eso pensaba…
Después de un poco, pararon (¿paramos?) de andar, quedándose una de las mujeres, la de cabello más oscuro, alejada del resto. Su rostro no mostraba un buen estado, como si algo en su interior se removiese, como si algo hubiese hecho “clic” y le causase dolor. Quizás era en la cabeza, ya que tenía cierta impresión de que el problema que podría tener iba por ahí.
– [i]Yo tengo que quedarme aquí, pero vosotros podéis continuar si queréis.[/i]- la cabello oscuro [Abigail] había hablado con tono serio y se había quedado parada, callada, seguramente mirando lo que el resto podían contestarla.
– [b]¿Por qué?[/b] – las palabras salieron con más rapidez y fluidez que hace un rato.
La miré con duda, dudando de que me contestase. Pero al mismo tiempo, con curiosidad. Había cosas que, aunque podía entender, no lo conseguía en su plenitud. – [b]¿Por qué quieres quedarte aquí tu sola? Podrían aparecer más cosas, como esos cybors de antes.[/b] – arrugué el rostro durante unos instantes, al recordar ese momento.
– [i]Tengo que hacerlo.[/i] – dijo en tono pensativo. – [i]Nathan me lo ha pedido.[/i]
Aquellas palabras las había dicho con claridad, como si con decir únicamente eso, pudiese contestar a todas las preguntas. Aunque había algo más, ¿no? Esas palabras tan simples ocultaban algo realmente importante, algo que debía de serlo para ella.
A todo esto… ¿Quién demonios es Nathan?
– [i]Es mejor que se quede aquí. Puede ser más peligroso donde vamos ahora…[/i] – había hablado el grandote con un tono de voz un tanto grave.
– [i]¿Estarás a salvo?[/i] – preguntó la otra mujer, arqueando una ceja.
Pero… ¿realmente podíamos considerar que estaría a salvo aquí? Tenía mis dudas, pero así mismo me había sentido antes, en las escaleras. Había sentido cierto alivio al bueno, “escapar” de ese algo que me perseguía, para luego sorprenderme al ver que me equivocaba. ¿Qué era distinto esta vez?
Este sitio estaba lleno de criaturas que parecían disfrutar haciendo daño. ¿Acaso podemos decir que “aquí podemos estar a salvo”?
– [i]No puedo dejarla aquí sola, me quedaré con ella.[/i]- la mujer de antes había vuelto a hablar, pero en este caso había cruzado los brazos. La miré al rostro, y pude ver una determinación en ella que no había visto antes. O bueno, al menos eso cría. – [i]Si estamos juntas no nos harán nada.[/i]
– [i]¿Qué opinas McLeod?[/i] – el grandote, el hombre de la barba se cruzó de brazos. Instintivamente, le miré cuando había hablado… también volví a girar la cabeza cuando el resto lo hacían.
Moví mi cabeza, mis ojos. ¿Dónde estaba el sabio? ¿Dónde estaba [i]aquel que tenía las respuestas[/i]? Apareció, al poquito, subiendo las escaleras.
– [i]Las cosas están muy mal allí abajo.[/i] – le miré atentamente y pude ver como aguardaba unos segundos para continuar hablando. –[i]He escuchado parte de la conversación, se supone que debemos de quedarnos aquí con ella, pero no sé si los demás lograrán llegar sin ayuda.[/i]
Parpadeé varias veces, pero no aparté la vista. Se mostraba preocupado, quizás tuviese miedo.
Tenía la sensación de que intuía mejor que muchos en la situación que nos encontrábamos. Aunque ahora mismo, aunque sabía que había más cosas que los cybors, sólo podía imaginar algo al pensar en esta situación.
Un sitio con la mayor oscuridad posible. Y muchos ojos de cosas [i]feas, grandes y peludas[/i] mirando para comerte. Yo tampoco soy comida, ¿sabéis?…
– [i]Está bien. [/i] – el otro hombre señaló a McLeod. – [i]Vamos tu y yo a despejar un poco el camino. No sabemos a qué pueden estar enfrentándose y en qué estado llegarán hasta aquí.[/i]
Le escuchaba, escuchaba lo que había dicho, al menos, en mi cabeza pasaron esas palabras de forma momentánea. Entendí, finalmente, cómo estaban las cosas. Entendí el lugar que cada uno podría ocupar y la tarea que realizaban. Había, digamos personas, porque ignoraba quienes o qué eran, que estaban allí, intentando salir. Habrían estado encerradas, al igual que yo lo había estado. Por eso se dividieron. Por eso ellos dos fueron a “despejar” el camino y ellas dos se quedaban aquí.
Cada uno tenía su tarea, pero faltaba algo.
Faltaba yo.
– [b]¿Dónde voy yo?[/b] – les miré a todos. Primero a ellos y después a ellas. – [b]Cada uno tiene su tarea. Todos tenéis algo que hacer.[/b] – tragué saliva, les volví a mirar. – [b]Pero… ¿qué es lo que tengo que hacer? ¿Qué es lo que [i]puedo[/i] hacer?[/b]
– [i]Quédate con nosotras. Estarás más seguro.[/i] – la mujer de cabello oscuro no, la otra, la que sonreía [Diana] habló. No necesité muchos segundos para decidirme, aunque como tantas veces había hecho, busqué en sus rostros algo que me ayudase a contestarme.
Después asentí de forma leve.
– [b]Vale.[/b] – me dirigí hacia ellos, moviéndome. –[b]Tened cuidado. ¿Vale? [/b]
No entendía mucho el por qué lo había dicho. Pero hasta ahora, ellos cuatro eran las únicas personas que me había tratado como a un igual, como a un simple humano
No quería que les pasase nada, no sabía muy bien el por qué, pero no quería.
– [i]Vosotros también.[/i] – dijo el action man mientras se giraba y se adelantaba un poco.
– [i]Si pasa cualquier cosa, venid hacia nosotros.[/i] – dijo Mcleod, aunque lo último lo dijo mirando a la mujer sonriente.
– [i]Más te vale volver sano y salvo porque tenemos asuntos pendientes…[/i]- Ella se acercó a su oído… dijo algo, sí, ¿no? Pero… ¿por qué se pone nervioso? ¿Qué le habrá dicho ella para reírse?- [i]Suerte, chicos.[/i] – Dijo, ahora ya mirándolos a los dos.
Después de esa breve despedida, de esta separación, ambos se fueron perdiendo poco a poco en la oscuridad. Aquella oscuridad que aquí parecía ser interminable. Sabía que ellos no podían escucharme, pero…
– [b]Suerte…[/b]
[spoiler]Cada pj con su dueño owo, espero que no sea un horriblepost u_u[/spoiler]
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