[b][ Ben McBeth | Satan’s Skirt [color=green]{ con Max }[/color] ][/b]
Satan’s Skirt: ése sitio que sabía que encontraría en Moondale incluso antes de recalar allí. Estaba en todas partes, aunque no en todas partes se llamara así. Las grandes ciudades tenían muchos, las más humildes se conformaban con uno, pero incluso ese pequeño pueblo al pie de la ruta 66 en el que no encontrarías ni un McDonald’s tiene un lugar como el Satan’s Skirt: un antro lleno de demonios, vampiros y brujas desviadas del camino del Señor que intentan llevarse monstruos verdes a la cama. [i]Encantador.[/i]
No era que no me gustase el sitio, pero no estaba precisamente lleno de chicas guapas y gente con clase. Eso sí, estaba lleno de contactos, era el centro neurálgico de la red de asesinos y maleantes sobrenaturales. Entrar allí era como anunciar en la portada del New York Times tu llegada a la ciudad, y era plenamente consciente cuando puse el primer pie en el antro de Moondale. Nadie se giró a mirarme, pero dos segundos después ya sabía de dos tipos que me habían reconocido. Y también sabía de un tipo que yo había reconocido.
[i]Maximilien.[/i] Sentado en la barra, un escocés entre sus manos y un coqueteo a medias con la camarera; el cretino no había cambiado nada. Podía haberle ignorado, sentarme un par de mesas más allá y disfrutar de mi propio escocés un rato, antes de marcharme y buscar un lugar donde dormir. Pero antes o después oiría que había llegado a la ciudad, así que no tenía sentido posponerlo; llegué a la barra en un par de zancadas y me apoyé a su lado.
-[b]Maximilien[/b] –dije, indicándole a la camarera lo que quería.
-[b][i]Benjamin[/b][/i] –respondió en el mismo tono-. [b][i]¿Qué te trae por aquí? Creo recordar que la última vez que nos vimos las caras… ¿era Nueva york, no? ¿O era Boston?[/b][/i]
Sonreí de medio lado: -[b]Diría que Boston, pero de eso hace mucho, así que a lo mejor me equivoco[/b] -puse un billete encima de la barra, empujándolo hacia la camarera, y me llevé el vaso a los labios-. [b]¿Qué tal te ha ido?[/b]
Sonrió contra el borde del vaso de whisky, divertido: -[b][i]¿Qué tal me ha ido? Bueno… estoy [/i]vivo[i], ¿no?[/b][/i] -contestó con sarcasmo-. [b][i]Aparentemente, por lo que he oído, hay una cazadora y ya sabes que la sangre de una cazadora es un afrodisíaco para los vampiros… ésa es la razón por la que me encuentras en Moondale, una ciudad un poco aburrida para mi gusto… no es Nueva York ni Londres.[/b][/i] -apuntó, encogiéndose de hombros.
Así que una Cazadora. Eso explicaba que la cantidad de actividad sobrenatural allí fuera tan alarmante en proporción con el tamaño y la importancia del sitio. Tanto demonio y vampiro tenía que estar allí por una razón. [i]Muy bien, has elegido la ciudad perfecta para relajarte[/i], me dije con ironía.
-[b]Ninguna ciudad es Nueva York. Y ninguna puede igualarla[/b] -apuré mi bebida e hice una seña a la camarera para que me rellenase el vaso-. [b]No sabía que había una cazadora aquí, aunque tiene sentido; los nuestros tienen la ciudad invadida, por lo que he visto.[/b]
-[b][i]Por lo que he oído…[/b][/i] -extendió el vaso hacia la camarera, encendiéndose al mismo tiempo un cigarrillo-, [b][i]la cazadora es bastante novata, lo cual es una ventaja para cualquiera de nosotros en este bar… La desventaja es Arkkan, el aesir que la sigue a todos lados…[/b][/i]
-[b]¿Aesir? Bueno, es evidente que la niña sabe elegir sus amistades, aunque no estoy seguro de que uno sólo sea una desventaja. Pequeño inconveniente, tal vez, pero salvable. Dudo que lo lleve a todas partes como si fuera su perro guardián.[/b]
-[b][i]Arkkan tiene un poder con la luz o algo así, hasta donde he entendido… Y bueno, yo soy un vampiro, por lo cual no me apetece morirme por una lucecita emanada por un aesir…[/b][/i]
-[b]Búscate una ayuda. Los demonios no podemos disfrutar la sangre de la cazadora, pero muchos estarían encantados de librarse de ella, eso te lo aseguro[/b] -saqué mi cajetilla de cigarros, me llevé uno a la boca y puse la caja sobre la barra, ofreciéndosela a Max. Encendí el cigarro y di una buena calada antes de seguir hablando-. [b]El demonio se encarga de Arkkan, tú disfrutas tu afrodisíaco, y Moondale se atiborra de orgías, timbas y borracheras de celebración[/b].
-[b][i]Lo haces sonar tan fácil…[/b][/i] -[i]es lo que tiene haberse dedicado a lo que yo me he dedicado, vampiro[/i], pensé, pero no abrí la boca. En su lugar le observé terminarse su bebida y pedir de nuevo. Chupasangres, o cómo conseguir que el alcohol apenas te afecte-. [b][i]No te olvides del vigilante y la hermana bruja… Y por lo que he oído… hay más gente con ella.[/i][/b]
Se acomodó en la barra, girándose un tanto para mirarme. Tenía bastante información, así que deduje que iba en serio eso de que quería hincarle el diente a la nueva Elegida. Es lo que tienen los no-muertos, que no se conforman con las cosas que pueden alcanzar sin arriesgar el cuello; si no consiguen la gloria eterna, no son nadie. Y no todo el mundo podía ser Angelus.
-[b][i]Hay otro aesir, varios brujos… y escucha esto…[/b][/i] -continuó, riéndose con ironía-. [b][i]Licántropos.[/b][/i]
-[b]Y tú lo haces sonar tan imposible. Es una cazadora, no un dios del inframundo. No sería la primera en caer. ¿Sabes cuál es el problema? Vampiros, colaborar no es lo vuestro. Todos queréis llevaros la gloria. Matar a la cazadora o acabar con el mundo, siempre queréis hacerlo todo solos[/b] -di un trago-. [b]Lo que no sabía era que de pronto te daban miedo los chuchos.[/b]
Reí entre dientes. Había medido aquellas palabras a la perfección. Un poco más brusco, y ya tendría que estar peleando por mi vida; un poco más suave y no habría conseguido reacción alguna. Pero ya entonces sabía yo que, en realidad, los vampiros son una de las especies más previsibles sobre la faz de la Tierra. Y Max no escapaba a eso, nunca lo había hecho, así que sacó los colmillos y me sujetó por el cuello, gruñéndome más que hablándome.
-[b][i]No tengo miedo de los licántropos… es sólo que no me llevo amablemente con esos [/i]meaárboles[i]… Y todo lo contrario, aprecio más mi no-vida que beber de la sangre de una cazadora… ¿ha quedado claro?[/b][/i]
Reí de nuevo, levantando los brazos para anunciar mi rendición: -[b]Vaya, veo que sigues teniendo el mismo sentido del humor que antes. Es bueno saberlo, me gusta caminar por terreno conocido.[/b]
Terreno conocido. El lugar por el que caminaba con más seguridad. Con un Max que conocía sabía qué temas podía tantear y qué temas no podía tantear y qué podía hacer y qué no. Si aquel hubiera cambiado tanto que no fuera el Max que había conocido años atrás, mi siguiente paso habría sido añadirlo a la lista de potenciales enemigos. Me aliviaba saber que no era así. Al fin y al cabo, la mejor lección que Leoh me dio nunca seguía siendo aquella: primero examina el terreno, luego acomódate y apróvechate de todo lo que te pueda ofrecer. Y eso estaba yo haciendo con Moondale. Y tal vez con Max.
-[b][i]Por suerte no te disloco el cuello, porque eres amigo… sino, bien jodido ibas[/i][/b] -me soltó, volvió a sentarse y miró a la camarera-. [b][i]Dos, lindura, bien cargados y puros. ¿Qué te trajo hasta Moondale?[/b][/i] -preguntó, mirándome de nuevo.
-[b]No me vengas con ésas. Amigo o no, si hubiera ido en serio, me habrías roto el cuello[/b] -hice un gesto para quitarle importancia-.[b] Tranquilo, yo también lo habría hecho[/b] -cogí el vaso que la camarera puso ante mí en la barra-. [b]No tengo ni idea de qué hago en Moondale. Adria me dijo que había suficiente actividad sobrenatural para conseguir trabajo, así que aquí estoy.[/b]
-[b][i]¿Adria?[/b][/i] -preguntó, alzando una ceja. [i]Mierda[/i], había olvidado que hacía tanto tiempo que no me encontraba con el vampiro-. [b][i]Y sí, hay demasiada actividad sobrenatural, lo que no sé es dónde conseguirás trabajo…[/b][/i]
-[b]Mi hermana. Larga historia[/b] -aclaré, sin extenderme más-. [b]Siempre hay alguien que necesita algo. Hermanas perdidas, objetos sobrenaturales que no entienden y probablemente les maten en cuanto intenten usarlos… Siempre hay alguien dispuesto a pagar por un poco de ayuda o algo de información. Ya sabes, lo típico.[/b]
-[b][i]¿Es guapa? ¿Y sigues queriendo trabajos de mercenario?[/b][/i]
-[b]Es preciosa, y también es mi hermana[/b] -contesté, acerando el tono-. [b]Nah, me he retirado del negocio. Incluso esa clase de trabajo se hace monótono. Y, oh, las manchas de sangre, lo que cuestan en salir[/b] -dije a modo de broma, señalando mi camisa.
-[b][i]¿Me ves con cara de si me importa si es tu hermana o no?[/b][/i] -[i]¿Me ves a mi con cara de poder evitar estacarte si te acercas a ella?[/i]-. [b][i]Oh, la sangre… ese líquido rojo, espeso y caliente… Se me hace agua la boca.[/b][/i]
-[b]Eh, aún es de noche, por mí no te cortes, seguro que hay muchas rubias dispuestas a dejarse morder ahí afuera[/b] -dije, riendo.
-[b][i]Sí, sólo que es día de semana, y por lo que veo, no hay muchas rubias dispuestas a dejarse morder… [/b][/i]-masculló-.[b][i] Con suerte conseguí una pelirroja antes de venir aquí.[/b][/i]
-[b]Pelirrojas. Siempre son una buena elección.[/b]
Y allí estaba yo, en Moondale, bebiendo en la barra del bar demoníaco de turno con un ex compañero de fatigas de la época que intentaba dejar atrás. Evidentemente, aquella tarea iba a ser más ardua de lo que en principio había pensado.
[spoiler]Un poco diferente del Ben que se presentó a Sylver, ¿eh? Max movido por Eugeart =)[/spoiler]
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