[align=center][b]Suzanne Sommerville | Residencia Hexe [/b]
[QUOTE]- [i][b]Vale, nos vemos, guapa. Un besote.[/b][/i]- y colgué.[/QUOTE]
Acababa de despertarme con [URL=http://open.spotify.com/track/0uGps3BPhLvK3eUsShjHRz]Next Go Round[/URL] al lado de mi oreja. Y si mientras estuve hablando con [b]Sarah[/b] había estado lo suficientemente adormilada como para no darme cuenta, ahora mismo mi cerebro parece estar golpeando las paredes de mi cráneo para salir a dar un paseo. [i]Nunca más, tequila, nunca más[/i]. Cierro los ojos con fuerza, girándome sobre la cama como una croqueta para quedarme bocabajo. En mala hora se me ha olvidado cerrar las persianas. La claridad me horada los ojos. Hundo el rostro en la almohada y respiro el olor. Es como el de mi champú, que de tanto irme a dormir con el pelo húmedo debe habérsele quedado.
Son demasiadas cosas para asimilarlas todas en tan poco tiempo. Parece que ha pasado un mes desde que [b]Ed[/b] me ha dicho que soy una chica-lobo, pero solo han pasado quince horas, veinte, como mucho. Y la verdad, aún no tengo especialmente claro qué pensar al respecto. Asumido ya lo tengo, no sé, no ha sido tan terrorífico como si me hubiesen dicho que estoy en la fase terminal de alguna enfermedad. No tengo miedo, al menos, no por mí. Lo único que quiero es no hacer daño a nadie. Y para eso debo empezar por leerme el libro que [b]McLeod[/b] me dio.
Me giro sobre la cama, ahogando un bostezo, y estiro el brazo hacia el bolso que está en el suelo. Tiro de él hasta tenerlo a mi lado y saco el tomo que me prestó ayer el señor bibliotecario. Me incorporo lentamente, hasta acabar sentada, y lo dejo sobre mis piernas. La verdad, me aterra abrirlo. Sé que soy una bestia sedienta de sangre, pero hasta que no lo vea reflejado en un libro, no terminaré de creérmelo. Y no sé si quiero creérmelo.
Agarro el móvil y entro en el editor de mensajes. Voy a enviarle un SMS a [b]Diana[/b]. Sí, eso es. Primero le envío el mensaje a [b]Diana[/b] y después me informaré sobre mi condición.
“[i]¿Qué tal el despertar tras el señor tequila? Saluda a tu resaca de mi parte ^-^[/i]” escribo, entrecerrando los ojos para que no me deslumbre demasiado el brillo de la pantalla.
Vuelvo a dejar el móvil sobre mi mesita de noche y centro el cien por ciento de mi atención en el libro que descansa cerrado sobre mis piernas. Respiro hondo, apoyando la cabeza en el respaldo que me ofrece la cantidad ingente de cojines que colecciono. Cierro los ojos. Cuando era animadora, nunca tenía miedo a la hora de saltar en el aire. Confiaba en que mis compañeras me recogerían en la caída. Así que tengo que ser capaz de abrir el libro. Si en el instituto me atrevía a confiar en cuatro chicas que querían mi puesto desesperadamente para que no me dejasen caer, debo ser capaz de abrir un libro, vamos, no es para tanto.
Entreabro un ojo, mirando al libro, como si de un momento a otro fuese a soltarme un mordisco o algo por el estilo. Respiro hondo una vez más y lo abro por la primera página. Las letras bailan ante mis ojos. Maldita resaca. [i]En serio, nunca más, tequila, nunca más.[/i] Me inclino ligeramente sobre el libro, y justo en ese momento [URL=http://open.spotify.com/track/0uGps3BPhLvK3eUsShjHRz]Next Go Round[/URL] empieza a sonar a mi lado. Supongo que será [b]Diana[/b], después del SMS, pero al mirar la pantalla se me hace un nudo en el estómago y otro en la garganta.
Con la vista clavada en el libro sobre licántropos, contesto a la llamada desde mi casa.
—[b][i]¿Hola?[/i][/b]—digo, intentando sonar normal, sin que la repentina aprensión de estar a punto de hablar con la gente a la que más quiero (y a quienes no podré ir a ver hasta que sepa controlarme) delate que algo va mal.
—[i]¿Suzzie?[/i]—esa vocecita aguda, como de hada, logra que se me llenen los ojos de lágrimas. [b]Caroline[/b], mi hermana pequeña.
—[i][b]Carol, cariño, hola[/b][/i]—susurro, con los ojos cerrados, intentando no sollozar. Por algún motivo que se escapa a mi comprensión, en este momento daría cualquier cosa en el mundo por poder abrazar a mi hermana pequeña.
—[i]¿Qué tal estás, Suzzie?[/i]—pregunta mi hermana. Miro mi reloj y echo cuentas. En casa aún es muy temprano. Seguramente mis padres aún están durmiendo.
—[b][i]Yo estoy muy bien, Campanilla[/i][/b]—digo, con cariño. [b]Campanilla[/b], así la llamamos en casa—[b][i]¿Cómo me has llamado tan temprano? ¿Les ha pasado algo a mamá o papá?[/i][/b]—pregunto, aunque es poco probable, teniendo en cuenta que no dejarían a mi hermana sola de ser así, y en dicho caso me llamaría alguno de ellos.
—[i]No, Suzzie, mamá y papá están durmiendo aún[/i]—explica. Y casi puedo verla, con su pijama rosa de ositos, sentada en medio del salón con el inalámbrico en la mano—[i]Es que estoy nerviosa[/i]—me confiesa, haciendo que tenga más ganas de abrazarla aún.
—[b][i]¿Nerviosa por qué, cariño?[/i][/b]—tiene siete añitos, y una niña a esa edad no debería estar nerviosa.
—[i]Porque tengo un concurso de gimnasia rítmica hoy por la tarde y no podía dormir[/i]—dice. Puedo intuir por su tono que eso la avergüenza.
—[b][i]Ehh, Campanilla, lo vas a hacer genial, ya lo verás[/i][/b]—le digo con calidez. No lo digo para consolarla. Lo digo porque lo sé. Mi madre me manda videos de sus actuaciones, y lo hace de maravilla.
—[i]Me gustaría que estuvieses aquí, Suzzie[/i]—me dice—[i]Te quiero[/i].
—[b][i]Lo sé, Carol, lo sé. Yo también te quiero a ti.[/i][/b]
—[i]¿Vendrás a casa en Navidad, verdad?[/i]—me pregunta, repentinamente entusiasmada.
Respiro hondo. No lo sé. No quiero estar cerca de ellos si corre riesgo de que me los meriende.
—[b][i]La verdad, estoy un poco liada con los exámenes que tendré en enero…[/i][/b]—explico—[b][i]Cuando sepa algo te lo digo, ¿vale?[/i][/b]
—[i]Siiiii, y tráeme algo, porfa[/i]—dice.
—[b][i]Te llevaré muchas cosas bonitas, cariño[/i][/b]—respondo, notando como una lágrima cae por mi mejilla. Me la limpio con el dorso de la mano y respiro hondo.
—[i]Guay[/i]—la oigo mandarme un beso—[i]Me tengo que ir, tengo hambre y voy a despertar a mamá para que me encienda el hornillo[/i]—añade, hablando acelerada.
—[b][i]Vale, Campanilla. Buena suerte[/i][/b]e—le digo, con una pequeña sonrisa que ella no puede ver, pero estoy segura de que siente—[b][i]Diles a mamá y papá que les quiero mucho[/i][/b]—añado, antes de pulsar la tecla de colgar.
Dejo caer el móvil, que hace un ruido sordo contra el colchón y me tapo la cara con las manos. Me gustaría poder dejar de llorar, porque sólo hace que me sienta peor, pero no puedo. En estos momentos me gustaría tener a mi familia conmigo. Me gustaría poder abrazar a mi hermana, que mi madre me abrazase y me dijese que todo saldría bien. Y sin embargo, no puedo permitirme el lujo de perderlos.
Pese a todo, no estoy sola. Tengo a [b]Diana[/b], a [b]Sylver[/b], a [b]Jamie[/b]; a [b]McLeod[/b] y a [b]Ed[/b]. Tengo gente con la que puedo contar en caso de necesidad, en caso de que la cosa se ponga realmente fea. Pero en este momento, por infantil que suene, lo único que necesito es un abrazo.
[spoiler]Este post es un poco pointless y un poco mind!fuck de Ann, pero creo que va a necesitar mucha introspección para poder seguir adelante.
Espero que os guste Carol. Yo la quiero estrujar mucho xD[/spoiler]
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.