[b][ January Allard | Residencia Universitaria Hexe | Dormitorio ][/b][/align]
La [URL=http://www.goear.com/listen/8c7a166/surfing-usa-beach-boys]sintonía del móvil[/URL] me despertó de una siesta que no había planeado. Por que sí, mis planes estaban, de hecho, cuidadosamente calculados en mi agenda; era mi nueva costumbre, recién adquirida la noche anterior al volver de ayudar a Sarah con su cita. Si lo planeaba todo de modo que estuviera ocupada de la mañana a la noche, tal vez no tendría tiempo para pensar en nada, como no lo había tenido esa tarde entre vestidos, cotilleos y risas estúpidas con sabor a osito de gominola. Así que lo primero que había hecho esa mañana había sido comprar una agenda, ir a tomar un café y planear mi día minuto a minuto. Podía avanzar temario de examen, lo cual me vendría bien; no sabría cómo afectaría el período sin clases a mis futuros exámenes y no pensaba meter la pata el último año. También podía ir de compras, dar una vuelta, comenzar con esa idea mía de estudiar español o simplemente dedicarme a ordenar el desastre que tenía por habitación
En su lugar, mi primera parada habían sido las lindes del bosque de Moondale. Había tomado el coche, dispuesta a ir a una papelería que adoraba y atiborrarme a lápices de colores y cuadernos en los que escribir canciones tontas acompañadas por dibujos aún más tontas, pero antes de darme cuenta estaba tomando el camino contrario y aparcando justo frente a los árboles. Me había costado tres minutos ser consciente de dónde estaba: exactamente en el lugar por el que había salido el día después de mi asuntillo peludo. Reprimiendo un escalofrío, había decidido que era suficiente y, en lugar de arrancar y marcharme, me había echado mi cazadora sobre los hombros y me había adentrado levemente entre los árboles.
Me hubiera gustado decir, a pesar de todo, que había sido de rehacer el camino de aquella mañana, pero apenas había dado unos pasos cuando mis pasos se frenaron en seco, recordando lo que podía esperarme unos metros más allá. ¿Seguiría allí? ¿Alguien lo habría retirado? ¿O tal vez los animales…? Tuve que sofocar una arcada ante el mero pensamiento, mientras me cubría la cara con las manos. [i]¿Qué demonios haces aquí, January?[/i], me había pregutnado a mí misma, dando vueltas en círculos. No había vuelto desde aquel día y ni yo misma entendía por qué estaba allí de nuevo. Por idiota. Por masoquista. Porque no tenía otra cosa que hacer y decidía torturarme a mí misma, tal vez.
Ya por la tarde, en cambio, estaba allí, tirada en la cama, revuelta entre las sábanas con mi viejo pijama escuchando como los Beach Boys entonaban desde mi móvil la que era mi canción favorita de la banda. Alargué la mano, perezosa, mirando brevemente quién me llamaba.
-[b]¿Sarah?[/b] -dije, notando yo misma la voz de recién despertada que había utilizado.
-[b][i]Buenos días[/b][/i] -y se rió, probablemente adivinando que acababa de despertarme.
Reí con ella, incoporándome en la cama para apoyar la espalda en la pared y alejando con la mano una nube imaginaria. Luego recordé que tenía algo que preguntarle y traté de animarme a mí misma con la perspectiva de una conversación alegre con Sarah. Siempre me alegraba, podía hacerlo hoy también. Sonreí para mis adentros, sin la alegría que le di a mis palabras al preguntar, con todas las segundas intenciones del mundo.
-[b]¿Qué tal?[/b]
-[b][i]Bien… ¿por qué lo preguntas?[/b][/i]
Así que haciéndose la loca, ¿eh?
-[b]No sé… porque seguro que te pasaste toda la noche en casa, con un horrible pijama de felpa y acariciando gatitos mientras llorabas por tu vida amorosa, ¿verdad?[/b]
-[b][i]Más bien me pasé la mejor noche de mi vida en el lago Nymeria besando a Daniel.[/b][/i]
Y su respuesta, esta vez sí, estaba tintada de entusiasmo. Lancé un gritito de emoción, de esos que me salían mucho más naturales cuando estaba recién despertada de una siesta y y sin la depresión causada por una mezcla de diversas causas que ya se valían por sí solas y a las que se añadía un posible síndrome premenstrual. [i]Yay, January, las tienes todas contigo hoy[/i], pensé, con la voz de vieja amargada que mi conciencia utilizaba de vez en cuando, antes de intentar dejar de gritar para contestar. Por deprimida que yo estuviera, Sarah y Daniel por fin, por fin, POR FIN habían dado el maldito paso. Definitivamente, espraba.
-[b]Lo sabía, ¡lo sabía! ¡LO SABÍA![/b] -exclamé, con más honestidad de la que probablemente mi voz transmitía-. [b]Sabes que me lo tendrás que contar todo, todo, TODO, ¿verdad? Bueno, todo no… [/b]-reí-[b] los detalles mejor te los guardas. [/b]
-[b][i]Mmmpf… [/b][/i] -murmuró algo ininteligible, mientras yo rodaba los ojos. Realmente me alegraba por ellos, pero [i]realmente[/i] me hacía una gracia terrible la facilidad con la que Sarah no podía evitar tener vergüenza.
-[b]Oh, no me digas que te estás poniendo roja… Un día de estos tú y yo vamos a tener una charla muy seria. En fin, ¿llamabas sólo para fardar de tu cena de ensueño con tu caballero andante? Porque para eso podríamos vernos un día de estos; se me da mejor arrancarte la información que no quieres compartir en el cara a cara. [/b]
-[b][i]Para eso no me hace falta llamarte. Quería invitarte al cumpleaños de Daniel y Diana que es el día 13 a las siete y media, pero además tengo una misión muy importante para usted, señorita January. [/b][/i]
Uh, sorpresa, eso no me lo esperaba. O no tenía claro si me lo esperaba. O… sí, bueno, podía relegarlo a la lista de cosas sobre las que no estaba muy segura. Pronto la lista podría organizar un ejército cylon y destruir las doce neuronas que vivían prósperamente en mi cerebro.
-[b]Oh, ¡estoy invitada! ¿Y cuál dices que es ésa misión tan importante, señorita Sarah?[/b] -Realmente, me hacía ilusión que me invitaran. Y me apetecía distraerme. Y lo necesitaba, probablemente.
-[b][i]Los invitados llegarán a las siete y media, tú tienes que ingeniártelas para entretener a Daniel y a Diana hasta las ocho que es cuando estaremos todos esperando para darles la sorpresa.[/b][/i]
-[b]Oh, ya sabes que por mí estupendo… pero teniendo en cuenta mi amplia amistad con tu chico y tu hermana, ¿cómo voy a conseguir distraerlos? Daniel es una monada, pero no precisamente charlatán.[/b]
-[b][i]Se te ocurrirá algo[/b][/i] -repuso con convicción-.[b][i] Sé elegir a mis amigas. [/b][/i]
-[b]Creo que sobreestimas mi diarrea verbal, pero vale, cuenta conmigo, ya se me ocurrirá algo.[/b]
-[b][i]Confío en ti[/b][/i] -[i]bien, eso hace una de nosotras[/i]-.[b][i] Por cierto, ¿tienes el teléfono de Fenris? Es… es que es amigo de Daniel y no consigo localizarlo. [/b][/i]
-[b]No sabía que fueran amigos… [/b]-más bien no tenía ni idea-. [b]Sí que lo tengo, pero en el móvil. Te lo envío por mensaje cuando colguemos.[/b]
-[b][i]Que no se te olvide, es muy importante para Daniel. Espero que nos veamos antes del día 13, te echo de menos.[/b][/i]
-[b]No te preocupes, nunca olvido una fiesta. Y no me pongas pucheritos, ¡que casi puedo visualizarlos y me haces sentir mal! [/b]-dije, adivinando sus pucheros al otro lado del teléfono y poniendo mi mejor voz de niña triste-. [b]No soy yo la que tiene una vida social increíblemente ajetreada, que yo recuerde.[/b]
-[b][i]¿Y qué me dices del guaperas?[/b][/i]
-[b]El guaperas aún no me ha llamado, así que mi agenda está de momento bastante vacía y sin cenas junto al lago Nymeria, gracias[/b] -dije, tratando de picarla, mientras imaginaba la cara que se le habría quedado a Daniel al verla con aquel vestido. Me sentía muy orgullosa, por qué no decirlo, de cómo había conseguido arreglar a Sarah para su cita.
-[b][i]Lo siento, no todas podéis tener tanta suerte[/b][/i] -bromeó-. [b][i]Creo que debería colgar antes de que mi madre piense que he vuelto a la adolescencia.[/b][/i]
-[b]Hecho. Y cuando quieras quedar, sabes que estoy a tiro de sms. Sin clases, mi vida tira a ser un aburrimiento…[/b] -y usto entonces me acordé-. [b]j¡Oye! ¿Y qué les regalo yo a Daniel y Diana? [/b]
-[b][i]Yo tengo algunas ideas, si todavía recuerdas donde vivo, pásate y te acompaño.[/b][/i]
-[b]Cuenta con ello, entonces.[/b]
-[b][i] Hasta luego [/b][/i]-y antes de colgar, añadió-: [b][i]Eres la mejor. [/b][/i]
Reí: -[b]Lo sé.[/b]
Colgué sin notar la media sonrisa que tenía pintada en la cara. Los recuerdos de mi pequeña excursión al bosque habían sido, por fin, relegados de nuevo a algún lugar recóndito de mi subconsciente donde si había suerte permanecerían mucho tiempo. No quería recordar aquello, ni rememorar escalofríos, ni plantearme qué había sido de aquel chico o cómo había muerto o por qué demonios le había quitado la dichosa llave que ahora guardaba en la mesilla de noche. En su lugar, tras enviar el número de Alexander a Sarah, se levantó de la cama, dispuesta a hacer algo con su tarde.
¿Por ejemplo? Por ejemplo comprarse algo de ropa para ponerse mona. Si dependía de ella, Sarah conseguiría que la fiesta de Daniel y Diana fuera estupenda.
[spoiler]Sarah movida por Stefy, of course, y sí, la bipolaridad de Jan es todo cosa mía, jiji.[/spoiler]
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