[b]Suzanne Sommerville | Casa de las Echolls {Con Edward Maclay}[/b][/align]
Bailar con [b]Sylve[/b]r, [b]Diana[/b] y [b]Cecil[/b] es lo más divertido del mundo, o casi. Porque aquí a cada cual está más loco y aún no soy capaz de decidir cuál de nosotros se lleva la palma. La verdad, pero desde luego, estoy segura de que son ellos lo que necesito para alejar de mí los pensamientos funestos que me asaltan cada vez que bajo la guardia.
En determinado momento, mientras saltamos un poco como locos, [b]Diana[/b] se acerca a [b]McLeod[/b], y sonrío al mirarlos. No tengo muy claro el por qué, pero instintivamente sé que entre ellos hay algo mucho más fuerte de lo que se puede ver a simple vista. Y no es por la forma en que se miran, ni por sus posiciones… giro sobre mí misma, un tanto confusa, porque, aunque no tenga muy claro como explicármelo ni a mí misma… es como si algo flotase en el ambiente. Respiro profundamente, y me vuelvo a girar. No entiendo por qué a veces pasa esto (como que siento más despierto a mi pequeño amigo lobuno), pero sé que no debo asustarme. Debo aprender a vivir con ello. Convivir con el lobo. No huir de él.
De pronto, mi mirada se encuentra con [b]Ed[/b], y no puedo evitar sonreír al verlo apoyado contra la pared. Recuerdo la primera vez que hablamos, hace unos días. Yo estaba muchísimo más cortada que él, pero en estos momentos, viéndolo allí, tan solito, decido que, dado que ya he dejado atrás mi timidez inherente a los primeros momentos que paso con una persona, debo intentar animarlo, que en las fiestas todo el mundo tiene que pasárselo lo mejor posible (y dejemos a un lado el tema de [b]Ben[/b], que parece ser un caso a parte).
Me alejo de [b]Sylver[/b] y [b]Cecil[/b], que siguen dándolo todo en la pista ([b]Diana[/b] ha desparecido con [b]McLeod[/b] hace un ratito) y me acerco a él, tal vez con un poco de cautela, todo hay que decirlo, porque tras el éxito cosechado con [b]Ben[/b] y su rotunda negativa a bailar, toda precaución es poca. Lo miro con una sonrisa.
—[b][i]Bueno… intuyo que si te pregunto si vienes a bailar me vas a decir que no, así que…[/i][/b]—le digo, a modo de saludo. De segundo saludo, claro, porque ya lo he saludado antes—[b][i]… voy a tener que quedarme contigo un rato[/i][/b]—me apoyo en la pared, a su lado, y cruzo los brazos sobre mi estómago. Lo miro, ladeando la cabeza—[b][i]Al margen de que estás aquí solito… ¿qué te está pareciendo la fiesta?[/i][/b]—pregunto, como una niña pequeña que pregunta ilusionada si a alguien le gustan sus dibujos hechos a la hora del recreo.
—[b]La verdad es que ha quedado genial. No me puedo creer que Sarah haya hecho todo esto sola[/b]—me dice. Bueno, sola lo que se dice sola no, pero sí, ella es la que ha perpetrado todo esto, y yo sólo he tenido el honor de ayudarla—[b]Sobre lo de bailar, resulta que…[/b]—prosigue, algo cortado. Oh, de verdad… los hombres tímidos deberían ser conscientes de lo increíblemente abrazables que resultan—[b]… no sé bailar, bueno, sólo sé bailar lentos[/b]—añade.
Suspiro imperceptiblemente. Que sólo sepa bailar lentos lo hace aún más interesante desde mi punto de vista, porque normalmente los chicos son más dados a bailes movidos que a bailar pegados, al menos, los chicos que he conocido hasta ahora. No sé, algo me dice que hay mucho, muchísimo más en [b]Ed[/b] de lo que se puede ver a simple vista.
—[b][i]Bueno… Sarah ha tenido la ayuda de un duendecillo de Santa Claus[/i][/b]—digo, bromeando. No es que tenga la necesidad acuciante de que se reconozca lo poco que he hecho, pero si algo sale mal, quiero que sepa a quien tiene que echarle la culpa—[i][b]pero todo lo gordo lo ha hecho solita[/b][/i]—me muerdo el labio inferior, considerando ligeramente las posibilidades que tengo que bailar con él—[b][i]Pues… cuando toque una lenta…[/i][/b]—digo, un tanto dubitativa—[b][i]… me pido un baile[/i][/b]—añado, con una risita. Si se lo toma a broma bien, y si se lo toma en serio, pues bien también, o mejor. Me separo ligeramente de la pared y lo miro, un poco más seria—[b][i]¿Quieres tomar algo? ¿Te traigo algo de beber?—[/i][/b]pregunto. No debo olvidar que he venido a ayudar a [b]Sarah[/b], que ella no puede estar en todas partes a la vez, encargándose de que todo el mundo esté cómodo.
—[b]No, gracias, estoy servido[/b]—dice, mostrándome un vaso de agua que tiene en la mano—[b]Por como lo dices supongo que se duendecillo fuiste tú, sin duda eres una buena amiga[/b]—dice. Y parece más nervioso cuando añade:—[b]Vale, si Nickelback toca algo lento no pondré ninguna pega a bailar contigo.[/b]
Levanto la mano, componiendo una sonrisa de culpabilidad, y asiento con una sonrisa.
—[b][i]Duendecillo llegado desde al ladito del polo norte, sí[/i][/b]—me encojo de hombros—[b][i]no he hecho nada por Sarah que sea digno de mención, en realidad[/i][/b]—y así es cómo lo siento, ya que, al fin y al cabo ¿qué me cuesta a mí ayudar a una chica tan adorable como ella?—S[b][i]i ponen mi canción favorita y la bailas conmigo… te convertirás automáticamente en mi chico favorito de los alrededores[/i][/b]—me inclino hacia él, y añado, en tono confidencial—[b][i]pero no le digas nada a Cecil, ¿vale?[/i][/b]—suelto una risita, volviendo a incorporarme, y miro como [b]Sylver[/b] y el chico bailan. Un poco más allá veo como baila [b]Diana[/b] con [b]McLeod[/b], y no puedo evitar que una fan loca aplauda en mi interior—[b][i]¿Hace mucho que conoces a Diana?[/i][/b]—pregunto, mirándola a lo lejos, mientras [b]McLeod[/b] la inclina como en esos bailes en las pelis antiguas.
Se ven increíbles juntos.
—[b]Ayudarla con la fiesta ya es digno de mención[/b]—me dice, girándose para ver a los bailarines en la improvisada pista—[b]Desde pequeños[/b]—me responde—[b]al igual que a Sarah. Por cierto, encontré un sitio para los días de luna llena[/b]—dice. Acto seguido mis sentidos se agudizan y se ponen alerta—T[b]enía que comprobar que aquí también estaba abandonado.[/b]
Respiro hondo, manteniendo la calma. El lobo no me controla. El miedo tampoco. Yo los controlo a ambos.
—[b][i]¿Aquí?[/i][/b]—parpadeo confusa, negando con la cabeza, como si así pudiese mantener alejados los pensamientos. Ya me deprimiré más tarde, ahora vamos a los aspectos prácticos—[b][i]¿Y dónde queda, más o menos?[/i][/b]—pregunto en un susurro. Nadie entenderá nunca lo agradecida que me siento en estos momentos. He estado contando inconscientemente los días que faltan para luna llena, y me aterra. Por eso es de agradecer que haya alguien que se preocupe por ello a parte de mí—[b][i]Gracias, Ed[/i][/b]—le digo, con una sonrisa.
—[b]Está a las afueras de Moondale, a un kilómetro más o menos. Es un manicomio abandonado, espero que no te den miedo los sitios abandonados[/b]—bromea, riendo, y entre risas añade—[b]No es nada, de verdad.[/b]
No es nada, qué va. Sólo se ha preocupado por resolver un problema con el que lucho por momentos y que casi siempre consigue arrollarme.
—[b][i]¿Los sitios abandonados? Nah, no suelen darme miedo a no ser que haya un licántropo desquiciado dentro[/i][/b]—le digo, soltando una carcajada. Reírme de mí misma y de mis males ha resultado una terapia increíble—[b][i]Aunque claro, lo bueno es precisamente que esté abandonado[/i][/b]—añado, mirando momentáneamente al infinito, hablando más para mí misma que para él. Lo miro—[b][i]… espero que no sea fácil salir… porque creo que mi yo lobo tiene un alma bastante marchosa…[/i][/b]
Como la yo humana, más o menos, sólo que con continuas ganas de merendar.
—[b]Bueno… Siempre puedo tirarte un palo y tenerte toda la noche ocupada[/b]—dice riendo. De verdad este chico tiene una risa preciosa.
[i]¡Eh, no! ¡Alto ahí![/i] No estará insinuando que…
—[b][i]Espera… ¿no tendrás pensado quedarte allí, no?[/i][/b]—pregunto, dubitativa, y definitivamente aterrada, esperando que sea una broma. Porque si se pone en peligro por ayudarme y le hago daño… creo que preferiría, no sé, morirme o algo.
—[b]Claro. ¿Acaso pensabas que te iba a dejar allí sola?[/b]—me dice—[b]Estarás encerrada en una de las habitaciones acolchadas y si por alguna razón consiguieses escapar te detendría antes de que consiguieses volver a Moondale[/b]—me explica, antes de añadir, bastante más tímidamente—[b]además, alguien tendrá que darte tu ropa cuando despiertes, ¿no?
[/b]
Primero, que le den a [b]Moondale[/b]. ¿Y qué pasa con él? ¿No se ha parado a pensar que me convierto en algo mucho peor que un perro rabioso y que podría morderle o sabe dios qué? Y segundo… tal vez, y sólo tal vez saber que va a estar cerca cuando me despierte totalmente desorientada hace que la perspectiva sea mucho menos aterradora. Pero… ¡por el amor del cielo… podría hacerle daño!
—[b][i]Pero… pero… es peligroso[/i][/b]—intento razonar, llevándome la mano a la frente. Respiro profundamente, peleándome contra mí misma por mantener la calma. No voy a perder los papeles. Se lo debo a [b]Sarah[/b] y a [b]Diana[/b]. Me portaré bien. Y ya intentaré convencer a [b]Ed[/b] en otro momento—[b][i]¿Estás seguro de que no correrás un riesgo demasiado alto quedándote allí?[/i][/b]—intento apelar a su cordura. Porque la verdad, me aterra que corra esos riesgos sin motivo. Pero por otra parte, no puedo dejar de estarle agradecida para siempre, siempre—[b][i]… jo… gracias[/i][/b]—digo, abrazándolo repentinamente, sin pensar. La verdad, y teniendo en cuenta las recientes circunstancias, creo que nadie había hecho nunca nada así por mí.
—[b]No es nada, de verdad[/b]—me contesta.
Me suelto de él, dándome cuenta por primera vez de que lo había brazado así por las buenas y me muerdo el labio inferior, intentando desentrañar la maraña de sentimientos que tengo por dentro. Me doy cuenta de que la canción ha cambiado. Que es [URL=http://www.youtube.com/watch?v=1GWQ-oDMG6g]mi canción[/URL] la que está sonando, y lo miro con una sonrisa de niña pequeña.
—[b][i]¿Vienes a bailar ahora?[/i][/b]—pregunto, un tanto cohibida (por favor, acabo de soltarle un abrazo así por las buenas)—[b][i]La canción ha cambiado, y me lo prometiste[/i][/b]—añado, componiendo un pequeño puchero.
—[b]Va… vale[/b]—dice, tímidamente.
Le doy la mano y caminamos un par de pasitos hacia la pista, quedándonos en un rincón. Lo miro, me mira y sonrío. Sus manos se colocan tímidamente en mi cintura, y yo me abrazo a su cuello con suavidad.
[i]You’re never gonna be alone…[/i]
La canción me atraviesa como un dardo de música. Se convirtió en mi himno hace tiempo, cuando la descubrí, recién llegada a [b]Moondale[/b]. Y tal vez en estos momentos empezaba, realmente, a adquirir un sentido real para mí.
[i]… from this moment on…[/i]
Tengo amigas por primera vez desde que salí de [b]Vancouver[/b]: [b]Diana[/b] y [b]Sylver[/b], dos de las chicas más maravillosas que alguien se pudiese encontrar. Y [b]Sarah[/b], que es como la hermana pequeña que tengo tan lejos de mí.
[i]… if you ever feel like letting go, I won’t let you fall…[/i]
Y también está [b]Ed[/b]. Alzo la mirada y me encuentro con la suya. Sonrío. Porque es una buena persona y hace que me sienta bien aquí con él. Y está dispuesto a correr un riesgo demasiado grande por vigilarme cuando no puedo vigilarme a mí misma. Y creo que nunca me llegará el tiempo para darle las gracias.
[i]You’re never gonna be alone![/i]
Más que bailar, es como si estuviésemos abrazados en una postura extraña, meciéndonos de un lado a otro. Me mira, y me aparta parte del flequillo que me cae delante de los ojos. Vuelvo a sonreír. De repente me siento como una persona normal en una fiesta, como si todas las preocupaciones hubiesen desaparecido por unos momentos. Suspiro y apoyo la mejilla en su hombro.
[i]I’ll hold you ‘till the hurt is gone.[/i]
La música se termina, y la verdad, si de mí dependiese, habría durando mucho más, pero la nueva canción no sirve para mecerse abrazados. Me separo de él, mirándolo a los ojos, y esbozo una sonrisa mucho más tímida que de costumbre.
Cuando oigo a [b]Sarah[/b], vuelvo a la realidad de golpe. Estoy en una fiesta de cumpleaños y tengo que ayudarle a nuestra adorable anfitriona. Me giro hacia ella, que nos hace un gesto para que nos acerquemos.
—[i]¡Venid, que vamos a dar los regalos![/i]—dice, visiblemente emocionada, dando saltitos y palmaditas. Es más mona…
Miro a [b]Ed[/b], con una sonrisa, y agarrándolo de la mano que aún no le había soltado, vamos hacia donde todos se están congregando. Sí, por un momento, vuelvo a sentirme normal.
[spoiler]Ed ha sido controlado por Alph (: Los versos de canción son de la que suena en el post. Sarah manejada por Stefy :3 espero que os guste y esas cosas [/spoiler]
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.