Murtagh | Club Silver
Después de despertar en este extraño lugar lo primero que había visto era una chica rubia que tenía delante, después de que cruzaran un par de frases se había ido, quedando Murtagh igual de desorientado.
No sabía dónde podía estar, pero una magia capaz de hacer algo así sólo podía ser conjurada por el rey Galbatorix, parece que al final las incursiones de Murtagh en el imperio habían llamado su atención y lo había considerado un enemigo potencial, quizá tenía demasiada información.
Echó un vistazo alrededor y vio seres muy distintos, la mayoría no podían considerarse humanos, entonces se dio cuenta de que si bien no sabía donde estaba, no era en Alagaësia.
Muchos de los seres se encontraban luchando entre sí, sin embargo, un grupo apartado de los demás entonaba una canción, el grupo parecía estar dividido en tres, y tenían su propia competición, quizá su canto era una invocación mágica que no conocía, los versos de unos decían algo así cómo «single lady…», mientras que otros cantaban «We should be lovers…», los terceros parecían acompañar su canto con una especie de baile frenético, recitaban algo así como «Grease lightning…». Decidió apartarse de ellos y de la masa de peleas para reflexionar, no podía estar desorientado en una batalla como esa.
Mientras se alejaba se topo de frente con un grupo de gente pálida, con ojos rojos y colmillos afilados, uno de ellos se lanzó hacia Murtagh, pero este con años de aprendizaje con la espada la desenfundó rápidamente y le cercenó la cabeza de un tajo.
– ¡Ha matado a James! Te voy a mostrar lo que es el dolor. – exclamó la mujer pálida con el cabello pelirrojo antes de abalanzarse con sobrenatural velocidad sobre él. Murtagh la esquivó en el último momento y le golpeó en la nuca con la empuñadura de la espada, mientras se lanzaba contra el tercer acompañante, el único que no era pálido y que se encontraba en posición de alerta esperando para atacar. Murtagh le atravesó el pecho con la espada pero pareció no afectarle.
– [b]¿Qué demonios sois?[/b] – exclamó mientras sacaba su espada y se alejaba unos pasos de ellos. La pelirroja se lanzó sobre él por sorpresa, y cuando parecía que iba a alcanzarle, una espada la partió por la mitad limpiamente, quien quiera que lo hubiera hecho tenía una enorme fuerza. Cuando pudo fijarse, vio a un hombre alto, negro, con gabardina negra de cuero y una katana en la mano.
– Aléjate de aquí muchacho, estos chupasangre son cosa mía. – dijo el hombre, Murtagh se convenció a regañadientes, sin duda ese tipo parecía saber más de esas criaturas.
Mientras se alejaba, vio a la mujer junto a la que apareció en este mundo alejándose de la multitud con un tipo enmascarado. Se abrió paso entre la multitud con dificultades, y vio a lo lejos como entraban en una sala, seguidos al poco de un ser de piel verde. Esquivó un par de rayos que cruzaron el aire, había demasiada magia, tenía que tener cuidado.
Tras un buen rato atravesando la zona con cautela, y con unos cuantos espadazos, llegó a la sala a la que habían entrado. Sacó su arco, preparo una flecha y entró.
Su aparición sorprendió a todos, y más aún cuando su arco se tensó más y preguntó:
– [b]¿Cómo me ha traído Galbatorix aquí?[/b] – preguntó a la chica rubia.
[spoiler]
Murtagh ha sido controlado por mí, así como los grupos de canto diabólico, los vampiros pencos de Mierdúsculo y Blade[/spoiler]
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