January Allard | Subterraneo 3

No sé cuánto estuve bajo el agua. No mucho, creo, pero resulta difícil de decir, como resultaba difícil de decir cuánto tiempo había estado en aquella celda antes de despertarme del todo. Tenía vagos recuerdos, como si me hubiera ido despertando varias veces de un sueño profundo, pero antes de lograr despejarme unas manos invisibles me hubieran arrastrado de nuevo al fondo. Era extraño y pequeños ‘flashes’ de imágenes difusas se confundían en mi mente una y otra vez. [i]No vale la pena, Jan, no ahora[/i]. No, no valía la pena, porque no iba a ayudarme a salir de allí. Ni a mí ni a los demás, fueran quienes fuesen.

Así que sólo dejé la mente en blanco, hasta que dejé de tener ganas de llorar y poco a poco el miedo fue convirtiéndose en otra cosa que no era capaz de distinguir muy bien. Desafío, quizás. Una parte de mí quería que aquel cerdo que había hablado de abominaciones y de proteger a la raza humana apareciese en mi celda para poder lanzarme sobre él. No es que fuera a hacerle mucho daño, pero al menos toda la rabia que se acumulaba dentro de mí, que se agitaba impotente en mis venas, podría emplearla en reconstruirle la cara a base de arañazos y mordiscos a ese hijo de…

[i]Para. Enfurecerte tampoco ayudará[/i]. Respiré hondo. Una, dos, tres veces. Intenté que cesara la rabia y la impotencia y volví a dejar la mente en blanco. Poco a poco fui calmándome, al menos todo lo que podía calmarme en dicha situación. Luego, cuando los temblores cesaron, me levanté y desnudé. Una ducha no me venía mal, al fin y al cabo. ¿Cuánto tiempo podía llevar allí? Por lo que a ellos respectaba, podían haberme tenido semanas allí sin lavarme siquiera. Tenía que oler a cloaca, así que durante un rato me dediqué a enjuagarme bien (porque por lo visto el jabón no iba a ser uno de mis privilegios de prisionera) y luego me puse el pijama tal cual. Fue mientras me vestía cuando me di cuenta de algo.

-[b]Las vendas…[/b]

Las vendas de mi brazo izquierdo habían desaparecido. En su lugar aparecía una horrorosa cicatriz que me provocó escalofríos. Ni siquiera era discreta, destacaba fuertemente contra la piel blanca de mi brazo. [i]Mierda…[/i] Pero no fue sólo eso. Había marcas de pinchazos y también en el otro brazo. Y si tenía esas marcas… a saber lo que habían hecho, qué clase de… de cosas habían hecho conmigo. De nuevo tuve miedo. De lo que hubieran hecho y de lo que podían hacer. Del poder que tuvieran. Me abracé a mí misma y luego canalicé todo lo que sentía, que llegado este punto no sabía qué era. Pateé el camastro, lancé patadas contra la pared y di un puñetazo contra el cristal. Obviamente, sólo sirvió para hacerme daño yo, pero no me importó. Luego fijé mi vista de nuevo en el agujero en la pared, ése que de pronto me di cuenta que tenía que comunicar con la celda de al lado. Me acerqué allí, esperanzada.

-[b]¿Hola? ¿Hay alguien ahí?[/b] -crucé los dedos: esperaba que sí.

-[b][i]Vaya, me ha tocado la lotería. Me ha tocado una mujer por vecina [/b][/i]-respondió una voz, muy bajo. Luego hubo una pausa, y volvió a hablar. Más cerca, supuse, porque si antes era más difícil entenderle, ahora le sentía como si hablase al lado mío-. [b][i]Mi nombre es Jonh Doe, encantado cherie, pero puedes llamarme como quieras.[/b][/i]

-[b]John estará bien. Soy January. Jan. También tú puedes llamarme como quieras [/b]-hice una pausa muy breve-. [b]¿Tú… sabes cuánto llevamos aquí?[/b]

-[b][i]Es dificil saberlo, las drogas son horribles cuando no las usas para divertirte, creo que algo menos de una semana[/b][/i] -calló unos segundos-.[b][i] Estaba empezando a aburrirme, pero ahora creo que me tomaré mi estancia aquí con calma.[/b][/i]

-[b]Creo que yo seguiré con la histeria, gracias[/b] -¿Es que aquel tipo no tenía miedo? Bien, era bueno encontrarse a alguien que mantuviese la calma. Quizás se debiera a que sabía algo más… Me senté en el suelo, dispuesta a hablar con él; así me entretendría y no pensaría en todo lo demás-. [b]¿Te importaría que habláramos? Estoy un poco nerviosa… Odio no saber qué hago aquí ni… [/b]-volví a mirar las marcas en mi brazo, nerviosa- [b]qué han hecho conmigo.[/b]

-[b][i]Puedo decirte que lo que han hecho contigo no es lo primero que yo tendría en mente, cherie. Lo que sí sé es por qué estás aquí, eres diferente de ellos, igual que todos los demás.[/b][/i]

-[b]¿Diferente? Es seguro que yo no soy una… [/b]-miré alrededor, callándome repentinamente. Seguramente lo estaban escuchando todo- [b]ni voy encerrando gente en mi sótano de lujo, pero… [/b]-bajé la voz, casi involuntariamente- [b]algo me dice que no te refieres a eso.[/b]

-[b][i]En absoluto. Pero parece que ni tú misma sabes lo especial que eres [/b][/i]-hizo una breve pausa-.[b][i] Ellos sin embargo, si.[/b][/i]

-[b]John…[/b] -tragué saliva, no quería parecer maleducada preguntando aquello-.[b] ¿Tú eres… ‘diferente’? ¿Cómo de diferente?[/b]

-[b][i]Tengo una habilidad que me llegó como caída del cielo. Sin ella no sería más que un estafador de poca monta.[/b][/i]

-[b]Oh. ¿Y por eso…? Dios, no entiendo nada. Pero da igual. Yo ni soy una… bueno, estafadora, ni tengo ninguna… habilidad. A no ser que cuentes como habilidad estar siempre en el centro de los problemas, que por lo visto últimamente se me da muy bien[/b] -suspiré.

-[b][i]Quizá no hayas descubierto aún lo que puedes hacer. Cuando salgamos de aquí yo te lo descubriré.[/b][/i]

Enarqué las cejas, casi divertida por todo el asunto.

-[b]Quizás. ¿Qué puedes hacer tú? ¿No puedes… no sé, usarlo para salir de aquí?[/b]

-[b][i]Digamos que mi pequeño don me permite ver las consecuencias de cada una de mis acciones, y así poder elegir la que más me conviene. Iba a salir pronto de aquí, pero ahora me estoy divirtiendo.[/b][/i]

-[b]Al menos alguien se está divirtiendo… Espero que te acuerdes de mí cuando salgas.[/b]

[spoiler]John Doe ha sido movido por Dracon, ya me he dado cuenta de que es un pedazo de bronto!post (redefino el término, me thinks) y la cicatriz sí, es la del ataque del hombre lobo. =D[/spoiler]