Moondale

LOBO

January Allard | Subterraneo 3

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Había amanecido tan exhausta como el día anterior, con la voz del guardia sonando estruendosamente en mi oído, arrancándome de un sueño intranquilo que había estado molestándome toda la noche. Despertar no había sido mejor. La fuerte luz del fluorescente me había recordado de golpe dónde estaba y cuál era mi situación y mirar alrededor consiguió que se me cayese el alma a los pies. Por enésima vez desde que estaba allí encerrada.

El ruido del desayuno había sido el siguiente sonido en irrumpir en mi silenciosa celda. Eché un vistazo a aquella papilla gris repugnante, la olisqueé… y luego la retiré de una patada. En mi estado de semiinconsciencia, mi estómago no parecía haber salido muy bien parado. Algo revuelto, lo que menos necesitaba era que lo torturase con aquella asquerosidad.

-[b]Despierta, leches[/b] -me dije a mí misma.

Me acerqué al aseo y abriendo el grifo, llené el hueco de mis manos con agua fría y me lo eché a la cara. No me quitó el aletargamiento, pero algo me decía que nada podría hacerlo mientras estuviese allí encerrada, así que me contenté con el escaso efecto que había tenido y me fui a la cama. Fue entonces cuando ellos entraron. Varios investigadores con batas, un tipo alto que bien podía ser el dueño de la voz que había sobre abominaciones el día anterior, y algunos otros más. Me acerqué al cristal lentamente, intentando que no se fijaran en mí, y observé cómo entraban en la celda del tipo que había reconocido el día anterior, el que me había avisado cuando nos capturaron.

Le sacaron a rastras, mientras yo me acercaba al cristal, angustiada. Él se resistía, pero aquellos hombres le tenían bien sujeto. [i]¿Qué iban a hacerle?[/i] Me mordí el labio, inquieta, y me quedé allí, con el ceño fruncido, observando lo que hacían.

Vi cómo le tendían sobre la mesa, cómo le ataban. Pude distinguir rápidamente quién era la persona que estaba al cargo, una mujer bastante joven, de rostro impasible, que parecía dar órdenes como si nada. De pronto, el prisionero comenzó a sacudirse entre espasmos de dolor. [i]¿Qué demonios…?[/i] Los espasmos eran cada vez más salvajes. Él estaba en estado de pura tensión sobre la mesa y en lo poco que podía ver de su rostro se apreciaba el dolor. Inconscientemente, aporreé el cristal gritándoles que pararan, hasta que fui consciente de lo que hacía y me frené en seco, justo antes de que la investigadora rubia se girara para mirarme.

-[b]Monstruos…[/b]

[i]Monstruos, monstruos, ¡monstruos![/i] Me dejé caer al suelo observando aún lo que ocurría en lo que parecía ser oficialmente la sala de torturas. Pero lo que vi excedió todas mis expectativas. El joven comenzó a cambiar mientras se revolvía de dolor. De pronto, toda mi angustia pasó a convertirse en la mayor incredulidad que había sentido en toda mi vida. Sobre la mesa ya no estaba el joven hombre de antes, sobre la mesa había un…

-[b]Lobo.[/b]

Entonces los recuerdos volvieron a asaltarme. Me llevé una mano a la cicatriz de mi brazo izquierda de forma involuntaria, mientras iba reviviendo por enésima la noche del ataque. La criatura que me había arrastrado por la hierba y el tipo sin rostro que me la había sacado de encima. La criatura… la criatura increíblemente parecida a la que estaba tendida sobre la tabla de tortura. La única diferencia destacable era el color del cabello, pero en esencia…

-[b]¿Qué narices eres tú?[/b]

Sin darme cuenta me había ido alejando del cristal, lentamente, mientras intentaba inútilmente atar cabos en mi cabeza. Lo único que era capaz de entender, sin embargo, es que aquellos monstruos disfrazados de investigadores gustaban de jugar a las torturas y que aquel tipo… aquel tipo, fuese lo que fuese, era exactamente lo mismo que me había atacado unas noches atrás. Pero, ¿qué era?

[i]Aggg[/i]. Me sentía frustrada. John parecía saber mucho más que yo. Parecía entender por qué estaba allí y tomárselo con mucha más calma. Quizás también supiera qué era aquel tipo. Por qué… por qué de repente parecía un enorme lobo y cómo era posible aquello. Me acerqué el agujero de ventilación de la pared, dispuesta a preguntarle… pero en lugar de eso, me senté en el suelo, la espalda apoyada contra la pared, encogida sobre mí misma y ocultando la cara entre las rodillas. Ni siquiera sabía si quería saberlo.

[spoiler]Bronto!Post patrocinado por Laeryn x_D Pronto vendrá otro post que espero que no sea tan bronto!post de Zoë. Si es que… ¡se me acumula el trabajo! 🙁 [/spoiler]

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