~ Silver F. Wolfe | Subterraneo 3 ~

Aquellos gritos desgarradores habían perdido fuerza, y me pareció lo más normal del mundo porque ningún humano sería capaz de llegar a mantenerse gritando tanto rato sin destrozarse las cuerdas vocales…

Al recordar aquello me toqué el cuello, asustada de encontrarme con cualquier marca o algún tipo de deformidad, pero al parecer mi garganta no era lo que más les interesaba a [i]ellos[/i]. Recordé aquellos escasos dias en los que estuve llendo a clases de canto, que en realidad fueron dos dias. El primero me emocioné porque por fin podría utilizar mi voz para otra cosa aparte de insultar; pero el segundo dia nos tocó cantar individualmente y fue cuando la profesora se tapó los oidos, me miró una vez acabé y me preguntó: [i]»¿Dónde coño crees que estás? ¿En una granja? ¡Te han salido más gallos que a mi tia Petunia la de la finca! Y no quiero hablar ni siquiera de la desafinación.»[/i] Lo que más me extrañó es que aquello no me molestó en absoluto, al contrario, me alegré mucho más porque eso significaba que podría apuntarme a Karate, y allí si que me lo pasé genial.

Me levanté de la cama y di otra vuelta por la estancia. No recuerdo cuántas veces lo había hecho, pero prefería eso a aburrirme. ¿Por qué no nos dan algo para pasar el tiempo? Que aburrimiento por favor. Yo que sé, ¿un pintauñas, la plancha del pelo, sombra de ojos…? Algo que hacer para arreglar al menos mi imagen, parece que nunca me he visto en el espejo. Soy la viva imagen de una no-fashion victim, y eso me repateaba.

Me acerqué al cristal y pude dislumbrar a duras penas, ya que el campo de visión era prácticamente nulo, que alguien entraba en el pasillo. Eran dos personas que llevaban a un tercero, un hombre joven, delgado y de pelo oscuro. Me acerqué tanto al cristal que mi cara quedó empotrada, y mi nariz se aplastó hasta tal punto que parecía un cerdo. ¿Una nueva víctima? ¿Otro de los [i]especiales[/i]? ¿Soy yo o todos los que estamos encerrados aquí  somos extremadamente guapos? Porque no es por nada pero el que acaba de entrar, y si mis ojos pudieron ver bien a través de la mínima visión que tuve empotrada al cristal, me pareció ver que el chico era guapo, aunque tampoco se le viese todo el rostro.

Pero por alguna extraña razón aquella idea se me vino a la cabeza, ¿y si estamos aquí encerrados porque somos demasiado guapos para la sociedad? ¿es esto acaso un secta de gente fea que se dedica a encerrar a los guapos para sentirse ellos más bellos?

[i]Por favor Silver, deja de pensar que es malo[/i], me dije, [i]Luego dices que te duele la cabeza…[/i] Y tenia razón, aquello de pensar hacía que me doliese la cabeza. Tantas preguntas y ninguna respuesta.

Iba a apartarme del cristal cuando me fijé en la cama que había en medio del pasillo. Antes la había ignorado completamente, pero ahora estaba repleta de personas alrededor de algo…¿o alguien?
En ese momento una de los investigadores (porque ni siquiera sabia qué carajos eran) se apartó y pude ver algo parecido a un cuerpo humano, pero no del todo normal. Toda su piel había sido sustituida por pelos largos, y la cara había dado lugar a las fauces de algún tipo de animal salvaje. ¿Un perro, un tigre…? ¿O era un lobo?

No, aquello no podía ser. ¿Un hombre lobo? ¿Aquella persona de ahí es un lobo? ¿Pero dónde estoy metida?

Entonces me entró el pánico. ¿Y que harán conmigo cuando me acuesten ahí? Bueno, la pregunta es, ¿he estado ahí alguna vez? ¿y si lo he estado, me han hecho esas pruebas? Quiero decir, no soy una mujer lobo, ni siquiera me gusta ese nombre, además por lo que sé nunca me han salido tantos pelos después de la dermodepilación. Así que era imposible que yo lo fuera, o al menos eso esperaba, porque no es por nada, pero la depilación me salió cara en su momento y no estoy en el mejor momento para permitirme otra…

[spoiler]Post Drama!Queen de Silver, con sus miles de preguntas rubias y ninguna respuesta[/spoiler]