Daniel Arkkan | Subterraneo tres
Ya hacia una hora que me había prometido ver todo lo que estaba ocurriendo a ese pobre licántropo, para mí siempre había sido fácil sintonizar con los demás, captar como se sentían, y pude imaginar que se sentiría impotente, completamente indefenso a las pruebas que le estaban realizando, sin posibilidad de escapar, debía ser un sufrimiento increíble tanto para el lobo como para el humano, en principio el humano no recordaría nada de lo sucedido estando transformado, pero también se suponía que un licántropo no podía transformarse a voluntad.
Hacía tiempo había escuchado de un licántropo llamado Oz que también se transformaba aunque no hubiese luna llena, lo había conseguido a base de técnicas de meditación, y la transformación se disparaba cuando perdía la calma, éste caso debía ser igual.
Por delante de mi celda pasó una de las investigadoras, tenía la cara surcada de cicatrices y parecía ser la de mayor importancia. Desvié la mirada hacia la celda de Sarah y la vi pegada a la pared intentando no mirar lo que sucedía. Durante un rato no pude evitar seguir mirándola, deseaba estar de nuevo cerca de ella, oler su perfume, verla sonreír…sabía que no era el mejor momento para pensar en eso, que había cosas más importantes como que consiguiera sacarla de allí con vida, pero no podía evitarlo. De improviso un sonido me sacó de mis pensamientos.
Fue un sonido seco, y para que se pudiese escuchar en las celdas debía haber sido muy fuerte. Me acerqué al cristal y repasé la escena, en la entrada de la zona donde estaban experimentando con el licántropo se encontraban la doctora [i]Scar[/i], varios guardias y el teniente Preston, y a unos metros por detrás un guardia apuntaba con una pistola en dirección a él. Casi sin darme tiempo a ver al guardia y asumir lo que había pasado, se escuchó un segundo ruido más fuerte, apenas un par de segundos después una bala impactó en la cabeza del guardia y este cayó hacia atrás dejando una gran mancha de sangre en el suelo. Recorrí de nuevo la escena rápidamente y vi al teniente Preston en el suelo tumbado encima de una gran mancha de sangre, eso había sido obra del guardia, así que busqué con la mirada al que había disparado al guardia, y vi a un hombre de unos cincuenta y pico años con bata de investigador sosteniendo una pistola de gran calibre.
El investigador se quitó la bata dejando al descubierto un traje gris, y después comenzó a moverse por la escena y hablar con varias personas, parecía estar dándoles órdenes. Unos minutos después se habían llevado el cuerpo del guardia, al teniente Preston y al licántropo a su celda. El investigador pulsó un botón y el desagradable ruido de los altavoces sonó de nuevo.
– [b]Bueno, parece que alguien me ha obligado a descubrirme.[/b] – el investigador hizo una pausa y continuó. – [b]Soy el verdadero Preston, el General Preston, y ése que se acaban de llevar es un simple peón con mi personalidad implantada[/b] – ¿Todo era un truco?¿Sólo han acabado con un barato imitador? [i]Maldita sea.[/i]- [b]Ésta ha sido una muestra de que no podréis libraros de mí, siempre estaré ahí acechándoos, y no descansaré hasta que todos y cada uno de vosotros desaparezcáis de la faz de la Tierra, ya sea estando recluidos, o muertos.[/b]– [i]Y yo no descansaré hasta que tú estés a dos metros bajo tierra.[/i] Mientras él siguiera por ahí Sarah no estaría a salvo, y nunca dejaría que eso pasase. – b]Deberíais sentiros orgullosos de poder aportar algo a la raza humana, tarde o temprano todos pasaréis por ésta mesa, es la única razón aparente para que hayáis nacido.[/b] – [i]No es más que escoria…[/i] Sin darme cuenta estaba apretando una mano con la otra, y de la tensión que tenía en ese momento me estaba clavando las uñas en la carne. – [b]Comed, dormid, porque mañana otro vendrá a ésta mesa.[/b] – [i]Tengo que salir ya, Sarah no puede ser la próxima.[/i]
Fui hasta la cama y me senté mirando hacia la celda de Sarah. Me acordé de ese tal Nathan, de su plan, que ya se estaba retrasando mucho, y también recordé de nuevo lo que había dicho: «en el fondo seguro que sabes lo que trató de decir”. La frase asaltó mi mente una y otra vez, y tuve que reprimir con fuerza las lágrimas de impotencia que se agolpaban en mis ojos, aún así una consiguió escapar y cayó al suelo con un ¡clac!
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Bueno para que esto no sea un megabrontopost, después de que Stefy postee con Sarah postearé de nuevo con Daniel para otra cosa que tengo que añadir.
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