Diarios de Destino
De nuevo ese día el ascensor se abrió y de él salió la Dra. Saunders. Caminó con paso rápido hacia la zona de experimentación acompañada de un par de guardias y otra investigadora. Al llegar a la entrada de la zona aminoró el paso, entró y una vez estuvo dentro caminó hacia la Dra. Cooper, pasando por delante del teniente Preston sin mirarle.
– [b]¿Qué tal le ha ido señorita Cooper?[/b] – preguntó mirando directamente a la doctora.
– [b][i]Bien, todo bien. Está siendo una experiencia… fascinante.[/b][/i] – respondió la doctora.
– [b]Me alegro. ¿Ha tomado las suficientes pruebas?[/b] – preguntó Saunders.
– [b][i]Sí. Creo que con esto será suficiente.[/i][/b] – respondió la doctora Cooper.
– [b]Bien, tiene listo un laboratorio para analizar las muestras, su equipo la llevará hasta allí. Si necesita…[/b] – la frase de la doctora Saunders fue interrumpida por el teniente Preston.
– [font=times]Ahora que la doctora ha terminado, es hora de utilizar el suero.[/font] – dijo el teniente Preston.
– [b]Todavía es pronto, debemos probarlo antes, podría resultar letal si algo va mal.[/b] – respondió la doctora tajante.
– [font=times]Creo que es el mejor momento para hacer las pruebas necesarias.[/font] – el teniente esbozó una leve sonrisa que dejó claras sus intenciones, si no lo hacía la que pagaría las consecuencias sería la doctora Saunders.
– [b]Utilizad 10cc de suero BP-203.[/b] – en cuanto la doctora Saunders habló, la investigadora que había venido con ella se puso a preparar una dosis en una jeringuilla. Si alguien lo hubiera apreciado, podría haberse notado que en el impasible rostro de la doctora se formaba una mueca de odio. [b]Doctora Bailey, Doctor Richardson, será mejor que lleven a la Doctora Cooper al laboratorio.[/b] – dijo la doctora Saunders dirigiéndose al equipo de la doctora Cooper, después volvió a dirigir la mirada a su carpeta.
Tras esto, la doctora Cooper, que hasta el momento había permanecido observando durante este tiempo, y los dos miembros de su equipo salieron de la zona de experimentación hacia los laboratorios.
La investigadora ayudante de Saunders aplicó el suero en el licántropo, y durante unos minutos pareció no hacer efecto, hasta que se empezó a mover frenéticamente mientras soltaba unos tremendos alaridos. El teniente parecía encantado viendo como sufría, hasta que su alegría se desvaneció al ver que se estabilizaba y su cuerpo volvía a su forma humana lentamente.
– [b]Evey envía una muestra del suero al laboratorio de la doctora Cooper, junto con esta nota.[/b] – le entregó un papel a su ayudante, ésta lo recogió, tomó uno de los viales y se alejó en dirección al ascensor. [b]Supongo que estará contento del dolor que ha debido pasar.[/b]
– [font=times][size]Todo el dolor que puedan pasar es poco para estas aberra…[/font] – La frase del teniente se vio interrumpida por el sonido de un disparo. [font=times]¿Qué demonios…?[/font] – preguntó el teniente mientras miraba el agujero que había dejado la bala en su abdomen, que sangraba profusamente.
El teniente se llevó las manos a la herida para segundos después desplomarse en el suelo, mientras aún se debatía por su vida, se escuchó un segundo disparo.
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