Moondale

DOLOR Y TRANSFORMACION

January Allard | Subterraneo tres

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No me moví cuando los tres guardias aparecieron delante del cristal. Estaba tumbada en la cama, boca abajo, mirando por encima de la almohada cómo se acercaban a mi celda. Me quedé estática, pensando qué hacer e intentando olvidar que no podía hacer nada. Como había predicho: no había pegado ojo. Lo había intentado, pero había sido una especie de duermevela interrumpido, en el que nunca me había llegado a dormir del todo. Notaba que me picaban los ojos y el cansancio ocupaba cada célula de mi cuerpo mientras seguía viendo cómo se movía el cristal.

De repente, me levanté bruscamente, con una energía renovada, y les esperé de pie en el centro de la celda. Sin duda, ésa no era la reacción que esperaba de mí misma. Me había imaginado más bien corriendo y llorando como una niña, pero cuando me apuntaron con las armas y espetaron un seco [i]Camina[/i] levanté la cabeza y me quedé estática en el sitio. En mi cabeza una voz gritó [i]muévete[/i], pero evidentemente mi cabezonería había tomado el control.

-[b][i] Te sacaremos viva o muerta, tú decides[/b][/i] -dijo entonces uno de los guardias, apremiándome con su arma. Tragué saliva. ¿Eso que se escurría por el retrete? No era otra cosa que mi valor y cabezonería.

Aguanté las lágrimas y uno de los tipos me agarró del brazo, como si quisiera asegurarse de que no hacía tonterías. Me revolví un poco más, hasta sentir el cañón directamente en mis carnes y que se me helara la sangre. [i][b]»Tenemos orden de disparar si lo consideramos apropiado. Así que camina»[/b][/i], dijo otro de los guardias. Le hice caso y dejé que me llevaran, poniendo todo mi empeño en mostrarme impasible y dura ante los guardias. Eché una mirada de reojo a Sarah, pero la aparté rápidamente, angustiada, y caminé tan serena como pude hasta la sala de experimentación. Unos segundos después, estaba echada sobre una camilla y atada con correas. No podía creerlo.

-[b][i]Empezad con las pruebas básicas para Epsilon 9.[/b][/i]

La orden la dio una doctora con cicatrices y de nuevo, sentí el miedo cosquilleándome en cada parte del cuerpo. Sabía, por alguna razón, que la Epsilon 9 era yo y se confirmó cuando una doctora rubia se acercó a la camilla y me miró fijamente. Luego volvió a desviar la mirada y dio unas cuantas órdenes que mi cerebro no procesó. En los siguientes minutos, noté que me hacían pruebas, que [i]tomaban muestras[/i], pero mi cabeza estaba en otro lugar. Me giré levemente, echando una mirada a Sarah, que abrió los ojos y me dedicó un gesto, una especie de [i]no estás sola[/i] que se leía en sus ojos pero que no ocultaba el temor que sentía. Luego volvió a mirar al techo y yo tragué saliva. Unas palabras captaron en ese momento mi atención.

-[b][i]Revisad las correas e inyectad el Catalizador L[/b][/i].

Supe que se refería a mí porque rápidamente dos de los doctores vinieron a asegurarlas. Vi por el rabillo del ojo como la de las cicatrices apuntaba algo, y sentía la mirada de Preston sobre mí, probablemente disfrutando. De repente, mis sentidos estaban alerta y toda yo me encontraba tensa. Moví las manos casi involuntariamente, removiéndome en la camilla y girándome. Observé a la doctora rubia hasta que se acercó con una aguja y le lancé una mirada atemorizada. No sabía qué había en la jeringuilla y no me importaba. No era bueno, no podía serlo, y la única reacción lógica era salir huyendo, o gritar, o llorar y suplicar como una niña.

En lugar de eso, me quedé estática de nuevo, como mármol, mientras la doctora me miraba largamente. Intenté descifrar su expresión, pero no vi nada allí. Era una suerte de barrera infranqueable, tan dura e indiferente que ni siquiera parecía natural. Como si se esforzara. Como había tratado de hacer yo antes, pero con un inusual talento para lograrlo. Lancé una mirada de súplica; quizás ella fuera más humana.

-[b]Por favor…[/b] -musité. Ni siquiera parpadeó. Clavó suavemente la aguja en mi brazo y dejó que el líquido penetrara en mi cuerpo-. [b]Por favor…[/b]

Miré al techo y luego cerré los ojos. Definitivamente, había estado demasiado deseosa de que aquella mujer sintiese compasión por mí. La maldije en mi cabeza, mientras esperaba aterrada los efectos de lo que me habían inyectado. Tardé en sentirlos. O sentirlo. Era un dolor, al principio leve, que se fue extendiendo por todo el cuerpo y aumentando en intensidad. Se extendió rápidamente y me invadió. Dejé de pensar con claridad, pero sí sentía algo diferente. Una sensación nueva. Un dolor sordo, diferente a cualquiera que antes hubiera sentido. Algo primario nacía dentro de mí.

Durante unos minutos apreté los dientes, dolorida, pero más consciente de mi cuerpo de lo que jamás había sido. Notaba cómo cambiaba, sentía cómo mis manos, mis pies y mi propia cabeza se transformaban lentamente, pero mis ojos cerrados me impidieron ver nada. No quería. No podía verlo porque una parte de mí, la que se resistía a perder el control y dejarse caer, no quería verlo. Notaba cómo iba cayendo, mi consciencia se iba alejando y poco a poco me hundía en la oscuridad. El dolor era parte de mí en aquel momento, una parte más de mi naturaleza, y mi último pensamiento fue el más terrorífico que había tenido hasta el momento en mi vida.

[i]Lo habían hecho[/i]. Me habían hecho transformarme. En poco tiempo, sobre esa mesa habría un enorme lobo y yo no podía hacer nada para evitarlo.

-[b]No…[/b]

El grito quedó en un leve susurro con voz desgarrada y un segundo después caí. De repente, sólo hubo oscuridad.

[spoiler]Ehh. Primera vez que narro una transformación, espero que no sea un completo desastre. Cualquier personaje que no sea ‘la doctora rubia’ o Jan ha sido movido por su dueño (o sea, Stefy y Dracon xD).[/spoiler]

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