Daniel Arkkan | Subterraneo tres
La llegada de la oscuridad fue como una iluminación para mí. Todavía había luz cuando me encontraba apoyado contra la cristalera observando lo que ocurría con Sarah y con January, el equipo había abandonado la sala dejándolas solas, January estaba inconsciente en la cama después de su transformación y a Sarah le habían desatado las muñecas y miraba sorprendida hacia alguna parte de la sala con las manos debajo del cuerpo. En ese momento percibí que la cristalera empezaba a vibrar y después vi como se levantaba lentamente.
En un principio pensé que era cosa de Preston, alguna tortura innovadora para hacer sufrir más a Sarah, pero pude ver que al resto le pasaba lo mismo. No esperé más, esta era la mejor oportunidad, antes incluso que mi mente, mi cuerpo se deslizó por el espacio de puerta que ya se había levantado.
Cuando me estaba poniendo en pie, todas las luces se apagaron. Las luces de emergencia tardaron unos segundos, durante los cuales la sala se sumió en la oscuridad. Tras esos segundos, se encendieron iluminando pobremente la sala. Mis ojos tardaron otros pocos segundos en habituarse a la luz, cuando lo hicieron miré a mi alrededor. Los guardias de Preston se habían dispersado para evitar que los prisioneros escapasen.
Hacia mi izquierda pude ver a uno de los guardias apuntando a un chico de pelo oscuro. Aún no había terminado de salir de su celda, que era contigua a la de Sarah, Cecil recordé que se llamaba. Estaba con las manos levantadas y murmuraba algo. Me acerqué sigilosamente para pillar al guardia desprevenido, pero de improvisto vi como Cecil llevaba el brazo hacia delante en dirección al guardia y de él salía despedida una bola de electricidad que impactó en el guardia. Por desgracia, la rápida recuperación del guardia nos pilló por sorpresa a ambos, pero yo ya estaba lo suficientemente cerca.
Me acerqué unos pocos pasos más rápidamente hacia el guardia y le di un golpe con el canto de la mano en el cuello. Suficientemente fuerte para dejarlo inconsciente pero no tanto como para provocarle un daño grave, al fin y al cabo, según había explicado Nathan, eran inocentes.
– [b]¿Cecil verdad?[/b] – él asintió. – [b]¿Estás bien?[/b] – pregunté mientras me agachaba a recoger el arma del guardia. No me gustaban las armas de fuego, prefería combates más justos, pero yo estaba desarmado y ellos armados hasta los dientes
– [b] [i]Todo lo bien que uno puede estar aquí. [/b] [/i] – puso los ojos en blanco. Tenía una leve sonrisa en su cara. – [b] [i] Con ganas de zurrarles durante un rato, claro. [/b] [/i] – añadió.
– [b]Ya somos dos.[/b] – me coloqué el arma y añadí. – [b]Voy a buscar a Sarah. Si me acompañas serás una gran ayuda. [/b] – me giré y miré hacia la sala de experimentación, que por suerte estaba bastante cerca de las celdas. Preston no estaba allí y los investigadores se habían refugiado dentro, junto a Sarah y January. Después me giré de nuevo hacia él.
– [b][i]No lo dudes.[/b][/i] – murmuró unas palabras que no alcancé a oir y después alzó los brazos, que tenían un tenue brillo.
Comencé a caminar mientras vigilaba la zona, los guardias parecían estar ocupados y no tenía ni idea de donde estaba Preston. Inesperadamente escuché un gruñido que definitivamente no era humano, miré hacia el lugar de donde provenía el sonido, detrás de la sala de experimentación. A través de los cristales pude ver como Preston estaba enzarzado en una pelea con un demonio que no alcanzaba a distinguir. Deseé ser yo el que estuviese frente a frente con él, pero no era el momento, lo primero era lo primero, reunirme con Sarah.
[spoiler]
Cecil ha sido controlado por Eitan. El entorno ha sido controlado por mí.
– Añado un detalle de máster. En la sala de principio había ocho guardias (dos de patrulla y los seis que acompañan al grupo de experimentación) pero con el apagón el resto de guardias se dirigirán hacia la zona más problemática en esos casos, el subterráneo tres.
Post corto pero somos muchos y no quería avanzaros demasiado la trama. Así podéis usarlo de guía.
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