~ Sylver Faith Wolfe | Subterraneo tres ~

Aquel habia sido sin duda el mejor sueño que habia tenido desde que me encerraron en aquella celda, descaradamente. Si se pudiesen presentar los sueños a algun tipo de concurso, el mio habria sido el ganador por ser el más original. Incluso saldría en las noticias, y abrirían una página en Wikipedia con todos los detalles.

Todo era bonito, o bueno, al menos para mi. Las luces se habian apagado, se escuchaba algun grito de fondo, junto a otro que intenté borrar rápidamente de mi cabeza. Luego el sonido de un cristal deslizándose, murmullos, sorpresa, y la vuelta de la luz, pero esta vez tenue. En mi sueño yo me levantaba de aquel suelo frío, miraba a los desconocidos con una gran sonrisa en la cara y por alguna extraña razón sentí que era libre, que se me había abierto una puerta al final del callejón sin salida.

Tardé exactamente dos segundos en darme cuenta que aquello no era un sueño…sino la realidad. Y entonces todo me vino de golpe, como una buena bofetada fría en la mañana del Lunes. Aquel grito que habia intentado evadir, aquel desgarro de vida, aquellas suplicas de una chica, aquel tormento. A pesar de estar encerrada en mi celda, podia sentir todo como si fuese yo la protagonista. Mi abuela me dijo una vez que era demasiado empática, y que eso no me llevaría a buen puerto.

Los guardias estaban asombrados, tanto o más que yo. Uno de ellos, el que pareció que más rápido ordenó sus ideas, se acercó a mi con la pistola y me ordenó que no me moviese. Como una niña pequeña criada en un colegio de monjas, obedecí.

De todas maneras, en mi cabeza estaban pasando muchas más cosas que en lo que supuse que era la «realidad». Intentaba diferenciar entre lo que habia soñado de lo que no, porque, en un último esfuerzo, habia optado por cerrar los ojos y no volver a abrirlos. Todo me llevó a la misma conclusión: soy libre. Ya no tenía ese odioso cristal encerrándome. Con él habia entrado un ráfaga de aire nuevo y fresco que me hizo espabilar y, más que la comida que nos dan, me alimenté de él y volví a abrir los ojos.

Aproveché un momento en el que el guardia me desatendió, y con alguna extraña fuerza que sigo sin saber de dónde saqué, le di una patada en sus partes genitales. El grito de dolor fue alto y grave. El guardia cayó al suelo de rodillas y con la cabeza gacha.

-[b]Prueba a tener la regla y sabrás qué es el dolor…[/b]- le dije.

Al salir de aquella celda todo estaba más caótico de lo que imaginé: habian más personas como yo recien salidas de sus respectivas celdas, algunos corrían por la sala..y entre todo aquello, yo estaba quieta, sin saber cómo reaccionar, si gritar, luchar por salir o cantar. Me pegué un tortazo en la cabeza para desaturar mi cabeza y lanzarme a la acción.

Un brazo me acarició el cuello y acto seguido se enredó en él cual serpiente. Aquello me cogió por sorpresa y pataleé para soltarme, sin éxito. Me faltaba el aire, y el brazo era muy fuerte. Me desesperé y lanzé codazos a diestro y siniestro, hasta que uno de ellos dio en el blanco y me pude soltar. Cuando me giré, averigué que era el mismo guardia de antes, pero esta vez con cara de enfadado. Ya casi no tenia fuerzas, todo el forcejeo me habia debilitado, y la última alternativa que me quedaba era escapar de alli como fuese…

[spoiler]Post Silverio, que la pobre tiene ganas de salir. No he querido poner más detalles por si acaso me meto en algo de la trama, y tampoco he querido herir demasiado al guardia, que Sylver se pone agresiva en circunstancias asi. Si alguien se la quiere encontrar, ahi la tiene, que es buena luchando xD[/spoiler]