Desconocido| Escaleras de la Iniciativa Awaken
El suelo estaba frío, la oscuridad continuaba allí, latente, como si fuera algo perpetuo, constante de este mundo tan sombrío.
No quería moverme del suelo, de estar apoyado en la puerta por la que no hacía mucho acababa de entrar. No quería que… [i]lo que fuera eso[/i] consiguiese entrar aquí. ¿Acaso era tan difícil desear no estar en un lugar tan horrible como este? ¿Un poco de luz, de calor… de algo? Ignoraba cuál había sido la última persona con la que había estado, con la que había hablado.
No me gustaba la oscuridad, no me gustaba [i]esa[/i] oscuridad. Me hacía sentirme débil, sólo, impotente y perdido, muy perdido…
– [b]Es una suerte que estés de vuelta. [/b]
Parpadeé varias veces, miré a mi alrededor o al menos, aquello que mi vista podía alcanzar. Esa voz había sonado cercana, muy cercana. No lo suficiente, por desgracia mía, pero la tranquilidad que trasmitía esa voz, la sinceridad con la que había hablado… me era, al menos, algo reconfortante.
Me levanté, moviéndome un poco hacia adelante, intentando captar algo más entre el ruido, algo de esa voz o voces que hablaban no muy lejos de mí. Quería ir, quería ver si no eran malos, sino querían llevarme otra vez dentro a dormir. Me moví un poco más, pero algo me golpeó en la espalda con fuerza, algo que hizo que me golpease contra algo y se escuchase un fuerte ruido sordo allí. Rodé por el suelo, choqué contra la dura pared y me encogí, cual niño pequeño fuera. No veía lo que era, pero quizás había sido lo que me había perseguido. O quizás no. De cualquier forma, no podía hacer nada.
– [b]¿Estás bien?[/b] – alguien se me acercó, al parecer era una mujer, joven. Me tocó el hombro y me sonrió.
Alguien se me había acercado entre las sombras, entre aquel momento caótico. Era una mujer, definitivamente joven. Me tocó el hombro y me sonrió. No parecía una de ellos, ni ellos lo parecían. Aunque uno no puede parecerlo y ser realmente. Había más personas junto a ella. Había un hombre a lo lejos, agachado, examinando lo que había salido del pasillo. Otro estaba cerca de el, golpeando a uno de esos seres. La persona que estaba más apartada también era una mujer, aunque apenas pude verla el rostro.
– [b]No te vamos a hacer nada, confía en mí.[/b] – repitió la que tenía más cerca, manteniendo las distancias, para corroborar de que no eran los [i]malos[/i].
Parpadeé, la miré a los ojos. Después movería la cabeza hacia uno, hacia otro, simplemente, durante un corto espacio de tiempo les observaba, como si ellos fuesen el experimento y no yo. Como si en alguno de ellos pudiese encontrar el mínimo rasgo o atisbo para dejarme ver que no era lo que temía ser.
Me acerqué a uno de ellos, al que estaba agachado. Pude ver mejor lo que me había golpeado, ahora prácticamente inutilizado.
– [b]¿Era…era esto lo que me perseguía?[/b] – pregunté con lentitud, con vacilación.
Alcé la cabeza y una vez más, como había hecho antes les miré. Esta vez pude ver desde más cerca a uno de los dos hombres, el cual no debía de afeitarse desde hacía días.
– [b]Sí, son cyborgs. Parece que este sitio oculta más cosas de las que pensaba.[/b] – el varón más adulto se incorporó, poniéndose de pie, su rostro se veía pensativo y su voz, como antes, calmada.
– [b]¿Cyborgs?[/b]
Les miré con cierto nerviosismo, confusión. Así era como me sentía. Pero… ¿desde hacía cuanto? ¿Desde que me golpearon? ¿Desde que me golpeé? Sabía lo que eran esos cybors, aunque ignoraba el por qué poseía dicho conocimiento, simplemente estaba en mi interior y esa información salía a una velocidad que en aquel instante no podía seguir a pleno rendimiento.
– [b]Sí, seres mitad humano mitad máquina. Es una atrocidad lo que les han hecho.[/b] – el hombre continuó hablando, aunque ahora se le veía enfadado.
– [b]No podían conformarse con muñecas hinchables, ¿no? Tenían que ponerles pilas.[/b]- Aquella mujer, la que inicialmente se me había acercado, comentó con cierto resentimiento, aunque su comentario hizo que al menos, de forma leve, sacase una pequeña y momentánea sonrisa.
¿Quizás por eso me sentía tan raro? ¿Por eso estaba en ese tanque durmiendo? ¿Yo también era un cyborg? O al menos, ¿uno más humano que máquina? ¿Por qué sino iba a saber cosas que no tendría por qué saber? ¿Por qué iba a saberlas si ni siquiera recuerdo quien era antes de estar metido aquí dentro?
¿Acaso había una razón, cualquiera, que me dijese que era humano? ¿Un simple humano como ellos?
Porque la verdad era esa. Muy humano no me sentía. Ignoraba lo que me habían hecho, ignoraba tantas cosas que no podía decir con certeza nada respecto a mí.
– [b]Soy…[/b] – comencé a preguntar, titubeando. – [b]¿Yo también soy un cyborg?[/b]
– [b]Yo diría que no, pero si quieres lo compruebo.[/b] – Aquella mujer y su particular forma de hablar así en situaciones como esta.
La miré, pero rápidamente sentí como uno de ellos, el que apenas emitía palabra y tenía barba de unos cuantos días, se me acercaba y me pellizcaba en el rostro. Instintivamente me puse la mano en el moflete, frunciendo el entrecejo al ver lo que había hecho.
– [b]No, no lo eres.[/b] –respondió él al ver mi reacción. Parpadeé un poco, respiré, pero no relajé el rostro al mirarle. Esa respuesta podría tranquilizarme algo y en parte. Eran muchas las preguntas que tenía, muchos misterios y dudas que resolver…
– [b]Por la edad yo creo que ya lo ha comprobado sólo.[/b] – el [i]sabio[/i] y el que parecía que movilizaba a todos ellos habló con cierta sonrisa en el rostro. Había dicho algo que no alcanzaba a comprender, ¿qué era?
– [b]¿Qué edad tengo?[/b] – le pregunté, ya que parecía que él poseía las respuestas.
– [b]Yo diría que unos diecisiete.[/b] – me respondió una vez más, esta vez mirándome con curiosidad.
¿Quizás se había dado cuenta de que no era como ellos? O al menos, ¿no exactamente igual?
– [b]No lo sé.[/b] – respondí, tras un largo silencio. –[b]No sé cuánto tiempo llevo durmiendo, pero ya no sé ni quién soy.[/b]
– [b]Bueno…[/b]- el otro hombre comenzó a hablar, con los brazos cruzados.-[b]No pareces una amenaza, solo tu podrás saber en qué acabaras convirtiéndote.[/b]
[i]¿Acabar convertido?[/i] ¿Eso quiere decir que puedo decidir lo que puedo hacer? ¿O quién quiero ser? Pero, ¿cómo voy a saber quien quiero ser si ni siquiera sé lo que soy?
– [b]Bill tiene razón, por ahora preocúpate de salir aquí con vida.[/b] – ¿Entonces el otro se llama Bill? – [b]Puedes venir con nosotros, estarás más seguro.[/b]
Fruncí las cejas, los ojos, le miré durante un momento. ¿Cómo podía estar tan calmado? Parecía como si supiese lo que tenía o debía hacer en todo momento, pero, ¿por qué tenía la sensación de que, más allá del enfado que él podía tener, también tenía dudas y miedos como otros?
– [b]Chicos, siento interrumpir pero creo que ha llegado el momento de que nos vayamos.[/b] – La mujer de cabello oscuro había hablado con un tono bastante serio. El resto de ellos se movieron, aunque fuese por unos centímetros. Por inercia, yo también lo hice. Le toqué el brazo a aquel que parecía tener todas las respuestas. Miré al suelo, esta vez no les veía el rostro a ninguno.
– [b]… Quiero irme de aquí, por favor.[/b]
[spoiler]Cada personaje con su dueño uwu muchas thnks[/spoiler]
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.