[b][ Zoe Cooper | Club Silver ][/b]
No me gustaba esconderme. No me gustaba tener que ser discreta y mantenerme fuera del radar. No era precavida, nunca lo había sido, y no me gustaba medir mis actos, los lugares a los que iba o lo que decía. O la sensación de que si se proponían venir a por mí, la Colt que llevaba permanentemente escondida en el bolso iba a servir de bien poco. La inseguridad, no llevar el control de la situación; [i]eso[/i] era lo que me estaba matando, devorándome por dentro.
La primera noche había sido desconcertante, sobre todo porque no entendía nada. Tenía una vida. Un trabajo, un buen sueldo, un mundo fascinante por descubrir. Y un mamonazo por jefe. Y de repente, le había disparado y me había dejado a mí misma a merced de un grupo de desconocidos con habilidades recién sacadas de la última temporada de Heroes. Habíamos escapado, me odiaban, uno de ellos había prometido que respondería por mis actos. ¿Qué actos, de todas maneras? Si creían que sabía mucho más de todo aquello que ellos mismos, es que se habían pasado de la ralla con el LSD.
De una patada había destrozado toda la vida que me había construido. [i]Otra vez[/i]. Era como rebobinar unos años y recordar los gritos y las discusiones. Recordar a Claudia recordándome una y otra y otra vez que estaba haciendo una locura, que no pensaba con claridad, que iba a destrozarlo todo. Bien, lo había hecho, y lo había vuelto a hacer. Suspiré, dejando caer la vista sobre la copa de brandy que tenía entre las manos; [i]al menos esta vez no había nadie que pudiese recordarme que yo era la única culpable[/i]. Di un trago largo al brandy, intentando olvidar la sensación de deja-vu que me provocaba aquello.
-[b][i]Quiero una cerveza y espero que no sea esa basura americana que le estáis sirviendo a los demás[/b][/i] -dijo justo en ese instante una voz autoritaria junto a mí. No pude evitar sonreír, con la mirada perdida en la pared cubierta de estantes y botellas que tenía delante:
-[b]Acento extranjero y, aún mejor, exigencias respecto a la cerveza. Deduzco que no eres de por aquí[/b] -se me escapó, antes de que pensar siquiera en ello. Luego me giré para mirarla: pelirroja, de rasgos marcados y ojos probablemente verdes.
-[b][i]Perspicaz y con un acento un poco menos… horrible que el del resto[/b][/i] -respondió, alzando una ceja y sonriendo con suficiencia-. [b][i]Deduzco que tú tampoco eres de por aquí. [/b][/i]
Di un trago largo a mi bebida, antes de apuntar lo evidente: -[b]No, por suerte.[/b]
Su cerveza llegó justo en ese momento, a tiempo para que ella la cogiera, la levantara en mi dirección, apoyando un codo en la barra, y hablara de nuevo.
-[b][i]Por las forasteras como nosotras[/b][/i].
Acerqué yo también mi copa para brindar: -[b]Por las forasteras, entonces[/b] -me llevé el borde de cristal a los labios, saboreando un leve sorbo de brandy-. [b]¿Puedo saber de dónde es ese acento?[/b]
-[b][i]Sidney. Y no me preguntes cómo he acabado en este agujero porque no quiero ponerme de mal humor[/b][/i] -voz tajante, tono calmado… era la clase de personas a cuya compañía podría acostumbrarme-. [b][i]¿Y tú[/b][/i]
-[b]La Gran Manzana. No llevo dos meses aquí y ya la echo de menos[/b] -me lo pensé un segundo antes de extender la mano hacia ella-. [b]Zoë Cooper.[/b]
-[b][i]Mercy Sheppard[/b][/i] -contestó con una leve sonrisa-. [b][i]Y que no te confunda mi nombre de princesa de cuento, porque lo mío no es apiadarme de la gente. [/b][/i]
Y a eso llamaba yo ir por la vida causando impresión. Sonreí, girándome un poco en el taburete, con todos mis anteriores pensamientos desaparecidos en el revuelo de la conversación, y apuré las últimas gotas de alcohol para dejar el vaso sobre la barra antes de seguir con la conversación. El mundo necesitaba más Mercy Sheppards, por lo visto.
[spoiler]Mercy Sheppard manejada por su roler.[/spoiler]
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